¿Quiénes deben participar
de la Cena del Señor?
- Pablo ratifica el valor
de la Cena del Señor como una ordenanza de Cristo y da instrucciones a la
iglesia para su realización (1 Cor. 11:23-32). En los principios que establece
Pablo habla del orden, de la motivación y de la conducta de quienes participan.
Sin embargo, hay normas que la iglesia local debe poner para que este acto se
realice con excelencia y honra ante Dios y ante los hombres.
- Según la Biblia,
solamente los que tienen una plena unidad en Cristo deben participar juntos en
la Santa Cena. Creemos que la iglesia y sus líderes tienen la responsabilidad
de decidir quiénes deben participar y quiénes no. Esto es bíblico por las siguientes
razones:
* Está conforme a los
requisitos bíblicos de la unidad. Los participantes han de ser un cuerpo unido
en Cristo (1 Cor. 10:15-17) y la Cena expresa la unión espiritual de los
participantes.
* Basa la Santa Cena en la
unidad y en la comunión cristiana, y no en la amistad social o en vínculos
sentimentales.
* Permite que la iglesia
mantenga pura la Cena del Señor. Aún las personas que parecen estar de acuerdo
con la Biblia y se congregan pero están contaminadas con pecados secretos, no
deben participar (1 Cor. 11:27-29). Por eso, cada persona debe examinarse a sí
mismo antes de participar en la Santa Cena (1 Cor. 11:28; 2 Cor. 13:5).
* Hace posible que la
iglesia sea fiel a Cristo y que rechace toda práctica pecaminosa para honrar en
todo la voluntad de Dios (1 Cor. 10:20).
- Es importante saber que
la Cena del Señor no otorga salvación, perdón de pecados o un cambio de vida;
como se ha dicho, es un acto de conmemoración de la obra de Cristo por nosotros
para salvación. Por tanto, quienes toman de la Cena ya han experimentado la
salvación y se han bautizado en obediencia a Cristo.
- La Cena del Señor es un
medio a través del cual los creyentes en Cristo tienen comunión con su Señor y
conmemoran Su muerte. El Bautismo es una importante señal de identificación de
los creyentes en Cristo. Alguien que nunca ha sido bautizado puede ser un
creyente salvo, pero todavía no se ha identificado públicamente como seguidor
de Cristo ni ha tomado este primer paso de obediencia a Cristo.
- En el AT, el pueblo de Dios
recibió del Señor dos ordenanzas que se asemejan mucho al Bautismo en las aguas
y a la Cena del Señor: la circuncisión y la celebración de la Pascua. Estas dos
prácticas iban ligadas porque todo judío debía ser circuncidado desde temprana
edad como una señal de identidad con Dios y con la nación de Israel. Asimismo,
en el NT vemos que el Bautismo es un acto de obediencia que da identidad al
creyente con Cristo y con la Iglesia. En este sentido, se ha acostumbrado en
muchas iglesias cristianas que para recibir a un creyente como miembro en plena
comunión de la iglesia, éste debe ser bautizado primero y luego podrá
participar de la Cena del Señor.
- Estas dos ordenanzas (las
del AT y las del NT) son señales visibles del pueblo de Dios y son utilizadas
para demostrar verdades espirituales. La primera (el bautismo-la circuncisión)
representa una identidad como parte del pueblo de Dios y la segunda (la cena
del Señor-la Pascua) representa la comunión en la fe con Dios y con su pueblo.
Quien no obedece la primera señal, no debe participar en la segunda.
- Miremos lo que dice la
Ley de Moisés al respecto (Éx. 12:43-48). En la celebración de la Pascua, Dios
exigió que solo quienes se habían circuncidado podían tomar parte.
- En el NT, Pablo dice que
Cristo es nuestra Pascua, que fue muerto por nosotros, y esto es representado
por medio de la celebración de la Cena del Señor la cual debemos de observar
con mucho respeto y celo de Dios. No cualquier persona debe tomar la Cena: solo
aquellos que han probado obediencia al Señor en todo, han creído en Cristo, se
arrepintieron de sus pecados, han dado frutos de un verdadero cambio, han
nacido de nuevo, han sido discipulados en la doctrina bíblica, están de acuerdo
con las verdades bíblicas y las practican. Por tanto, la mejor manera de probar
si un creyente es obediente en todo es darle un tiempo de observación,
formación bíblica y transformación espiritual, hasta que decida bautizarse;
entonces, podrá tomar de la Cena del Señor.
- La iglesia del NT respetó
este orden como vemos en Hch. 2:41, 42. Solo después del Bautismo, los nuevos
creyentes tomaron de la Cena del Señor.
- En la Gran Comisión (Mt.
28:19, 20) vemos que Cristo nos manda a predicar el evangelio y a hacer
discípulos, los cuales deben ser bautizados y entonces serán partícipes de
todas las enseñanzas que Cristo nos dejó (incluyendo la Cena del Señor).
Obviamente, todos los apóstoles y los primeros discípulos siguieron fielmente
este patrón y no había ninguno en las iglesias del NT que pudiese estar tomando
la Cena sin antes haber sido bautizado. El Bautismo era el primer paso.
- Los niños no deben
tampoco tomar la Cena hasta que sean discipulados y bautizados en las aguas;
además, ellos necesitan madurez psicológica, emocional y espiritual para tomar
la decisión de seguir a Cristo, bautizarse y luego ser miembros en plena
comunión de una iglesia local.
- Las personas inconversas
que vienen a la congregación de visita o en compañía de hermanos en la fe no
deben participar de la Cena del Señor porque ellos no conocen a Cristo, no
entienden sobre su obra en la cruz, no han experimentado el perdón de sus
pecados, no han recibido la salvación en Cristo y no han nacido de nuevo; por
ende, darles de la Cena es ilógico ya que no tomarán en serio este acto ni
honrarán al Señor. Si revisamos 1 Cor. 10:14-22, notamos que Pablo establece
que aquellos que practican el pecado no deben tomar la Santa Cena. En este
sentido, toda persona nueva le toma un tiempo despojarse del pecado y de
ciertas prácticas que desagradan a Dios; es mejor darles tiempo para que
crezcan primero en el camino del Señor. Mientras esto sucede, tenemos que
explicarles con sabiduría y argumentos bíblicos que ellos todavía no deben
participar de la Cena y mostrarles a Cristo como Salvador, señalarles la necesidad
de arrepentirse y convertirse al Señor, nacer de nuevo, dar frutos para Dios,
bautizarse y entonces tendrán la oportunidad de tomar la Cena del Señor. Si no
hay personas inconversas en el momento de la Cena, dichas explicaciones sobran.
- Si leemos 1 Cor. 10:
27-34, nos damos cuenta que Pablo enseña que todo aquel que va a participar
debe hacerse un autoexamen. Esta acción no es posible realizarla de forma
correcta cuando no hay una madurez psicológica y emocional (en el caso de los
niños) ni cuando la persona no ha tenido un nuevo nacimiento espiritual (en el
caso de los inconversos).
- Se está hablando de un
examen, antes de tomar la Santa Cena… ¿usted cree que una persona inconversa o
un niño tienen discernimiento para saber lo que están tomando y tienen
capacidad para probarse con base en las Escrituras? En el pasaje anterior, está
tratando de algo muy íntimo, y por ello, quien lo toma debe tener conocimiento
de lo que se trata, y debe llevar una vida recta, recordando al mismo tiempo
que si algo cometió y se arrepiente sinceramente, la sangre de Cristo le
limpia, pero no puede llevar una vida de pecado continuada (1 Jn. 3:8).
- La Cena del Señor demanda
de los participantes una vida santa y apartada del pecado (1 Cor. 10:20, 21;
11.27-29). Si hay algo que estorbe la comunión entre nosotros y el Señor o
entre nosotros y otro hermano, debemos arreglar eso para que podamos participar
bien en la Santa Cena.
- Humanamente hablando,
ninguno de nosotros es digno de Cristo y de su muerte en la cruz pero por su
sangre hemos sido justificados si creemos en él y le seguimos en obediencia.
Igualmente, ninguno de nosotros es digno de tomar la Cena del Señor pero la
instrucción de Pablo es cuidarnos de tomar INDIGNAMENTE de la Cena, es decir,
de una manera que deshonre al Señor. Entonces, no se trata de que los niños,
los inconversos o los hermanos no bautizados aún, sean indignos sino que
tengamos un orden basado en principios bíblicos y que cuando ellos participen,
lo hagan conforme a la Escritura y con un compromiso integral de obediencia a
Dios; para esto, ellos necesitan creer en Cristo para salvación, arrepentirse,
convertirse, congregarse constantemente en una iglesia local, bautizarse en las
aguas, perseverar en la fe, vivir en santidad y fidelidad a la palabra de Dios.
- Quien todavía no se
siente apto o sus frutos no lo hacen idóneo para el Bautismo, no debe tomar la
Cena del Señor. Asimismo, quien rechaza el Bautismo o lo posterga
indefinidamente, tampoco debe tomar la Cena del Señor. Todo tiene su tiempo.
- Entonces, ¿quiénes deben
tomar la Cena del Señor?
* Solamente aquel creyente
que aprecia el sacrificio de Cristo, mostrando un verdadero arrepentimiento, un
nuevo nacimiento y obediencia para bautizarse en las aguas (esta última
ordenanza está plenamente ligada a la Cena del Señor porque los símbolos que
refleja son la obra de Cristo en la cruz y el propósito de salvarnos).
Recordemos que el Bautismo es una ordenanza de Cristo y él mismo nos dio
ejemplo, dejando que Juan el Bautista le bautizara en las aguas (Mt. 3:13-17).
* Solamente aquel cristiano
que honra al Salvador en su corazón, que reconoce en el pan un símbolo del
cuerpo humano que fue habitación de Dios, aquel cuerpo humano que conoció la
tristeza, el dolor, el cansancio, el hambre, la sed, y la angustia de la muerte
por una razón: salvarnos a nosotros, pecadores indignos.
* Solamente aquel cristiano
que por fe reconoce en el fruto de la vid aquella sangre preciosa, como de un
cordero sin mancha y sin contaminación que le rescató de su vana manera de
vivir.
* Solamente aquel discípulo
fiel que da buen testimonio y vive para ser cada día más como Cristo.
- La Cena del Señor debe
observarse con la debida reverencia y después de un auto examen, un momento de
confesión de pecados y de restauración en comunión con Cristo (1 Cor. 11:28).
El que participa de la Cena de una manera descuidada o indigna acarrea
condenación sobre sí. Dios trae juicio sobre aquellos que toman de la Cena
indignamente (sin respeto y practicando el pecado). Pablo menciona que en la
iglesia de Corinto había creyentes enfermos, otros débiles, y que algunos
habían muerto por esta causa (1 Cor. 11:29-32).
- Los creyentes de otras
congregaciones (y que sean bautizados según las Escrituras) que vengan de
visita a la iglesia local tomarán la Cena del Señor pero, como todos, deben ser
advertidos sobre las consecuencias de participar de la Cena indignamente; a
ellos no los conocemos pero ellos dicen estar en la fe bíblica, caminar con
Cristo y obedecer su palabra. Ellos darán cuentas a Dios si su vida no es
acorde con sus mandamientos.
- Se debe orientar a las
personas que se están congregando de forma sabia y prudente a través de las
Escrituras (nuevos creyentes, simpatizantes o personas que vienen de otras
congregaciones) para que primero arreglen su condición espiritual, personal o
conyugal antes de tomar la Cena del Señor (por ejemplo, si viven en
fornicación, adulterio, recasamiento, malos hábitos, etc.).
- Un concepto errado es
pretender que la Cena del Señor es de participación abierta y cualquier persona
que se sienta digna de participar tiene la oportunidad, pero ya hemos visto
quiénes no deben tomar la Cena y argumentos bíblicos claros. Hay iglesias que
admiten en la Santa Cena a toda clase de personas con tal que profesen ser cristianos
pero la Cena del Señor requiere comunión e implica unión esencial de fe y
conducta.
- Cristo tomó la Santa Cena
en la intimidad con sus discípulos (los que estaban más comprometidos con el
evangelio) pero todavía el Señor no les había dado la Gran Comisión en donde
menciona el Bautismo en las aguas para los nuevos creyentes. Es muy probable
que todos ellos (o algunos de ellos) fueran bautizados en el bautismo de Juan
Bautista porque eran judíos y conocían este bautismo en las aguas, el cual
preparó el camino del Mesías y era válido ante Dios porque él fue quien llamó a
Juan. Sin embargo, uno de ellos en esa noche tomó la Santa Cena indignamente,
que fue Judas y dice la Biblia que después de tomar un bocado de pan, Satanás
entró en él (Jn. 13:26, 27). Claro está que Jesús sabía la condición de Judas y
por su propósito, le concedió participar en la Cena, pero éste es un caso
específico de la soberanía de Dios y no es una regla el dejar que cualquiera
tome la Cena. Ya hemos visto principios en el NT para la participación en la
Cena.
- En cuanto a los creyentes
que sí pueden participar por los motivos expuestos antes, cada uno se debe auto
examinar delante de Dios; se trata de una prueba aplicada por la iglesia ni por
los pastores, los predicadores o alguna otra persona; es una prueba personal,
un sincero examen a conciencia. Si el creyente encuentra algún error en su
actitud, la debe cambiar en el momento, debe pedir perdón y arrepentirse de
corazón. Si hay pecados hacia Dios o hacia el prójimo que ameriten no tomar la
Cena y primero hacer ajustes en la vida personal y reconciliarse con otras personas,
es mejor esperar y no participar.
- Si el pastor local, un
líder de la iglesia o un creyente ven a una persona que es miembro en plena
comunión de la iglesia y está participando indignamente y tienen pruebas en su
contra, deben amonestar ese creyente y ayudarle espiritualmente (entre tanto la
persona lo permita); si su pecado es reiterativo, entonces se debe proceder
conforme a los principios de la disciplina bíblica (este tema se ampliará en el
siguiente capítulo).