Visitas por países (actualizando)

Flag Counter

Bienvenida

Agradecemos su visita

Este blog ha sido creado para brindar un espacio donde queremos compartir el mensaje de la Palabra de Dios mediante diversas herramientas: texto, audio, video, entre otras.

La Iglesia Cristiana Sión tiene como misión el predicar el evangelio a toda criatura y en todas las naciones. Además, la tarea es hacer discípulos auténticos que sigan a Cristo y reflejen su carácter.

Le invitamos a participar con sus comentarios y opiniones

Mayor informes:

Barrio Robledo Parque - Medellín, Colombia

Alejandro Ocampo -2646825 - 3122958775

Barrio El Playón - Medellín, Colombia

Juan Carlos Sánchez -4619040 - 3136619531

martes, 28 de noviembre de 2017

Ceremonias, sacramentos y sepultura de los muertos Parte VIII



Resultado de imagen para la Cena del Señor

¿Quiénes deben participar de la Cena del Señor?
- Pablo ratifica el valor de la Cena del Señor como una ordenanza de Cristo y da instrucciones a la iglesia para su realización (1 Cor. 11:23-32). En los principios que establece Pablo habla del orden, de la motivación y de la conducta de quienes participan. Sin embargo, hay normas que la iglesia local debe poner para que este acto se realice con excelencia y honra ante Dios y ante los hombres.
- Según la Biblia, solamente los que tienen una plena unidad en Cristo deben participar juntos en la Santa Cena. Creemos que la iglesia y sus líderes tienen la responsabilidad de decidir quiénes deben participar y quiénes no. Esto es bíblico por las siguientes razones:
* Está conforme a los requisitos bíblicos de la unidad. Los participantes han de ser un cuerpo unido en Cristo (1 Cor. 10:15-17) y la Cena expresa la unión espiritual de los participantes.
* Basa la Santa Cena en la unidad y en la comunión cristiana, y no en la amistad social o en vínculos sentimentales.
* Permite que la iglesia mantenga pura la Cena del Señor. Aún las personas que parecen estar de acuerdo con la Biblia y se congregan pero están contaminadas con pecados secretos, no deben participar (1 Cor. 11:27-29). Por eso, cada persona debe examinarse a sí mismo antes de participar en la Santa Cena (1 Cor. 11:28; 2 Cor. 13:5).
* Hace posible que la iglesia sea fiel a Cristo y que rechace toda práctica pecaminosa para honrar en todo la voluntad de Dios (1 Cor. 10:20).
- Es importante saber que la Cena del Señor no otorga salvación, perdón de pecados o un cambio de vida; como se ha dicho, es un acto de conmemoración de la obra de Cristo por nosotros para salvación. Por tanto, quienes toman de la Cena ya han experimentado la salvación y se han bautizado en obediencia a Cristo.
- La Cena del Señor es un medio a través del cual los creyentes en Cristo tienen comunión con su Señor y conmemoran Su muerte. El Bautismo es una importante señal de identificación de los creyentes en Cristo. Alguien que nunca ha sido bautizado puede ser un creyente salvo, pero todavía no se ha identificado públicamente como seguidor de Cristo ni ha tomado este primer paso de obediencia a Cristo.
- En el AT, el pueblo de Dios recibió del Señor dos ordenanzas que se asemejan mucho al Bautismo en las aguas y a la Cena del Señor: la circuncisión y la celebración de la Pascua. Estas dos prácticas iban ligadas porque todo judío debía ser circuncidado desde temprana edad como una señal de identidad con Dios y con la nación de Israel. Asimismo, en el NT vemos que el Bautismo es un acto de obediencia que da identidad al creyente con Cristo y con la Iglesia. En este sentido, se ha acostumbrado en muchas iglesias cristianas que para recibir a un creyente como miembro en plena comunión de la iglesia, éste debe ser bautizado primero y luego podrá participar de la Cena del Señor.
- Estas dos ordenanzas (las del AT y las del NT) son señales visibles del pueblo de Dios y son utilizadas para demostrar verdades espirituales. La primera (el bautismo-la circuncisión) representa una identidad como parte del pueblo de Dios y la segunda (la cena del Señor-la Pascua) representa la comunión en la fe con Dios y con su pueblo. Quien no obedece la primera señal, no debe participar en la segunda.
- Miremos lo que dice la Ley de Moisés al respecto (Éx. 12:43-48). En la celebración de la Pascua, Dios exigió que solo quienes se habían circuncidado podían tomar parte.
- En el NT, Pablo dice que Cristo es nuestra Pascua, que fue muerto por nosotros, y esto es representado por medio de la celebración de la Cena del Señor la cual debemos de observar con mucho respeto y celo de Dios. No cualquier persona debe tomar la Cena: solo aquellos que han probado obediencia al Señor en todo, han creído en Cristo, se arrepintieron de sus pecados, han dado frutos de un verdadero cambio, han nacido de nuevo, han sido discipulados en la doctrina bíblica, están de acuerdo con las verdades bíblicas y las practican. Por tanto, la mejor manera de probar si un creyente es obediente en todo es darle un tiempo de observación, formación bíblica y transformación espiritual, hasta que decida bautizarse; entonces, podrá tomar de la Cena del Señor.
- La iglesia del NT respetó este orden como vemos en Hch. 2:41, 42. Solo después del Bautismo, los nuevos creyentes tomaron de la Cena del Señor.
- En la Gran Comisión (Mt. 28:19, 20) vemos que Cristo nos manda a predicar el evangelio y a hacer discípulos, los cuales deben ser bautizados y entonces serán partícipes de todas las enseñanzas que Cristo nos dejó (incluyendo la Cena del Señor). Obviamente, todos los apóstoles y los primeros discípulos siguieron fielmente este patrón y no había ninguno en las iglesias del NT que pudiese estar tomando la Cena sin antes haber sido bautizado. El Bautismo era el primer paso.
- Los niños no deben tampoco tomar la Cena hasta que sean discipulados y bautizados en las aguas; además, ellos necesitan madurez psicológica, emocional y espiritual para tomar la decisión de seguir a Cristo, bautizarse y luego ser miembros en plena comunión de una iglesia local.
- Las personas inconversas que vienen a la congregación de visita o en compañía de hermanos en la fe no deben participar de la Cena del Señor porque ellos no conocen a Cristo, no entienden sobre su obra en la cruz, no han experimentado el perdón de sus pecados, no han recibido la salvación en Cristo y no han nacido de nuevo; por ende, darles de la Cena es ilógico ya que no tomarán en serio este acto ni honrarán al Señor. Si revisamos 1 Cor. 10:14-22, notamos que Pablo establece que aquellos que practican el pecado no deben tomar la Santa Cena. En este sentido, toda persona nueva le toma un tiempo despojarse del pecado y de ciertas prácticas que desagradan a Dios; es mejor darles tiempo para que crezcan primero en el camino del Señor. Mientras esto sucede, tenemos que explicarles con sabiduría y argumentos bíblicos que ellos todavía no deben participar de la Cena y mostrarles a Cristo como Salvador, señalarles la necesidad de arrepentirse y convertirse al Señor, nacer de nuevo, dar frutos para Dios, bautizarse y entonces tendrán la oportunidad de tomar la Cena del Señor. Si no hay personas inconversas en el momento de la Cena, dichas explicaciones sobran.
- Si leemos 1 Cor. 10: 27-34, nos damos cuenta que Pablo enseña que todo aquel que va a participar debe hacerse un autoexamen. Esta acción no es posible realizarla de forma correcta cuando no hay una madurez psicológica y emocional (en el caso de los niños) ni cuando la persona no ha tenido un nuevo nacimiento espiritual (en el caso de los inconversos).
- Se está hablando de un examen, antes de tomar la Santa Cena… ¿usted cree que una persona inconversa o un niño tienen discernimiento para saber lo que están tomando y tienen capacidad para probarse con base en las Escrituras? En el pasaje anterior, está tratando de algo muy íntimo, y por ello, quien lo toma debe tener conocimiento de lo que se trata, y debe llevar una vida recta, recordando al mismo tiempo que si algo cometió y se arrepiente sinceramente, la sangre de Cristo le limpia, pero no puede llevar una vida de pecado continuada (1 Jn. 3:8).
- La Cena del Señor demanda de los participantes una vida santa y apartada del pecado (1 Cor. 10:20, 21; 11.27-29). Si hay algo que estorbe la comunión entre nosotros y el Señor o entre nosotros y otro hermano, debemos arreglar eso para que podamos participar bien en la Santa Cena.
- Humanamente hablando, ninguno de nosotros es digno de Cristo y de su muerte en la cruz pero por su sangre hemos sido justificados si creemos en él y le seguimos en obediencia. Igualmente, ninguno de nosotros es digno de tomar la Cena del Señor pero la instrucción de Pablo es cuidarnos de tomar INDIGNAMENTE de la Cena, es decir, de una manera que deshonre al Señor. Entonces, no se trata de que los niños, los inconversos o los hermanos no bautizados aún, sean indignos sino que tengamos un orden basado en principios bíblicos y que cuando ellos participen, lo hagan conforme a la Escritura y con un compromiso integral de obediencia a Dios; para esto, ellos necesitan creer en Cristo para salvación, arrepentirse, convertirse, congregarse constantemente en una iglesia local, bautizarse en las aguas, perseverar en la fe, vivir en santidad y fidelidad a la palabra de Dios.
- Quien todavía no se siente apto o sus frutos no lo hacen idóneo para el Bautismo, no debe tomar la Cena del Señor. Asimismo, quien rechaza el Bautismo o lo posterga indefinidamente, tampoco debe tomar la Cena del Señor. Todo tiene su tiempo.
- Entonces, ¿quiénes deben tomar la Cena del Señor?
* Solamente aquel creyente que aprecia el sacrificio de Cristo, mostrando un verdadero arrepentimiento, un nuevo nacimiento y obediencia para bautizarse en las aguas (esta última ordenanza está plenamente ligada a la Cena del Señor porque los símbolos que refleja son la obra de Cristo en la cruz y el propósito de salvarnos). Recordemos que el Bautismo es una ordenanza de Cristo y él mismo nos dio ejemplo, dejando que Juan el Bautista le bautizara en las aguas (Mt. 3:13-17).
* Solamente aquel cristiano que honra al Salvador en su corazón, que reconoce en el pan un símbolo del cuerpo humano que fue habitación de Dios, aquel cuerpo humano que conoció la tristeza, el dolor, el cansancio, el hambre, la sed, y la angustia de la muerte por una razón: salvarnos a nosotros, pecadores indignos.
* Solamente aquel cristiano que por fe reconoce en el fruto de la vid aquella sangre preciosa, como de un cordero sin mancha y sin contaminación que le rescató de su vana manera de vivir.
* Solamente aquel discípulo fiel que da buen testimonio y vive para ser cada día más como Cristo.
- La Cena del Señor debe observarse con la debida reverencia y después de un auto examen, un momento de confesión de pecados y de restauración en comunión con Cristo (1 Cor. 11:28). El que participa de la Cena de una manera descuidada o indigna acarrea condenación sobre sí. Dios trae juicio sobre aquellos que toman de la Cena indignamente (sin respeto y practicando el pecado). Pablo menciona que en la iglesia de Corinto había creyentes enfermos, otros débiles, y que algunos habían muerto por esta causa (1 Cor. 11:29-32).
- Los creyentes de otras congregaciones (y que sean bautizados según las Escrituras) que vengan de visita a la iglesia local tomarán la Cena del Señor pero, como todos, deben ser advertidos sobre las consecuencias de participar de la Cena indignamente; a ellos no los conocemos pero ellos dicen estar en la fe bíblica, caminar con Cristo y obedecer su palabra. Ellos darán cuentas a Dios si su vida no es acorde con sus mandamientos.
- Se debe orientar a las personas que se están congregando de forma sabia y prudente a través de las Escrituras (nuevos creyentes, simpatizantes o personas que vienen de otras congregaciones) para que primero arreglen su condición espiritual, personal o conyugal antes de tomar la Cena del Señor (por ejemplo, si viven en fornicación, adulterio, recasamiento, malos hábitos, etc.).
- Un concepto errado es pretender que la Cena del Señor es de participación abierta y cualquier persona que se sienta digna de participar tiene la oportunidad, pero ya hemos visto quiénes no deben tomar la Cena y argumentos bíblicos claros. Hay iglesias que admiten en la Santa Cena a toda clase de personas con tal que profesen ser cristianos pero la Cena del Señor requiere comunión e implica unión esencial de fe y conducta.
- Cristo tomó la Santa Cena en la intimidad con sus discípulos (los que estaban más comprometidos con el evangelio) pero todavía el Señor no les había dado la Gran Comisión en donde menciona el Bautismo en las aguas para los nuevos creyentes. Es muy probable que todos ellos (o algunos de ellos) fueran bautizados en el bautismo de Juan Bautista porque eran judíos y conocían este bautismo en las aguas, el cual preparó el camino del Mesías y era válido ante Dios porque él fue quien llamó a Juan. Sin embargo, uno de ellos en esa noche tomó la Santa Cena indignamente, que fue Judas y dice la Biblia que después de tomar un bocado de pan, Satanás entró en él (Jn. 13:26, 27). Claro está que Jesús sabía la condición de Judas y por su propósito, le concedió participar en la Cena, pero éste es un caso específico de la soberanía de Dios y no es una regla el dejar que cualquiera tome la Cena. Ya hemos visto principios en el NT para la participación en la Cena.
- En cuanto a los creyentes que sí pueden participar por los motivos expuestos antes, cada uno se debe auto examinar delante de Dios; se trata de una prueba aplicada por la iglesia ni por los pastores, los predicadores o alguna otra persona; es una prueba personal, un sincero examen a conciencia. Si el creyente encuentra algún error en su actitud, la debe cambiar en el momento, debe pedir perdón y arrepentirse de corazón. Si hay pecados hacia Dios o hacia el prójimo que ameriten no tomar la Cena y primero hacer ajustes en la vida personal y reconciliarse con otras personas, es mejor esperar y no participar.
- Si el pastor local, un líder de la iglesia o un creyente ven a una persona que es miembro en plena comunión de la iglesia y está participando indignamente y tienen pruebas en su contra, deben amonestar ese creyente y ayudarle espiritualmente (entre tanto la persona lo permita); si su pecado es reiterativo, entonces se debe proceder conforme a los principios de la disciplina bíblica (este tema se ampliará en el siguiente capítulo).

jueves, 9 de noviembre de 2017

Ceremonias, sacramentos y sepultura de los muertos Parte VII


II. La Cena del Señor

Según las Escrituras, la ordenanza de la Cena fue instituida por Cristo mismo la noche antes de su crucifixión (Mt. 26:17-29); por ende, es un mandamiento, y como tal debe guardarse con temor y reverencia, pero también es un privilegio sagrado porque es una representación simbólica de la participación del creyente en los beneficios de la muerte de Cristo para salvación. Es una ilustración del sacrificio y muerte de Jesucristo, nuestro Salvador, por el pecado del mundo. Por lo cual, se debe celebrar con dignidad, al recordar la obra de expiación en la cruz.

En un sentido, la Cena tiene relación con la Pascua que los judíos han celebrado permanentemente desde su salida de Egipto, la cual fue establecida por Dios en la Ley de Moisés para conmemorar la liberación de la esclavitud egipcia.

¿Qué propósitos tiene la Cena del Señor?
- Leamos Lc. 22:19, 20 y notemos que Cristo dice: “haced esto en memoria de mí”. Así pues, la Cena del Señor es un recordatorio de la obra de Cristo y de su amor incomparable; nos recuerda el sacrificio perfecto de Cristo para nuestra salvación eterna y para perdonar todos nuestros pecados (los pasados, los presentes y los futuros).
- Notemos que Jesús dijo a sus discípulos que el pan representaba su cuerpo el cual sería sacrificado por ellos. Ellos debían observar este acto durante su ausencia en memoria de Cristo hasta su regreso. Cristo declaró que la copa de vino era el nuevo pacto en su sangre; al beber de la copa recordarían a Cristo, especialmente en su muerte. Asimismo, Pablo se refiere a este tema (1 Cor. 11:23-25).
- La Cena se realiza en memoria del cuerpo quebrantado y de la sangre derramada de Jesucristo. Es un acto muy sencillo; hasta un niño puede comprender lo que sucede en la misma. Sin embargo, es tan profunda que los hombres supuestamente más educados nunca han podido comprender todo su significado.
- La Santa Cena tiene como fin agradecer al Señor por su obra (1 Cor. 11:24).
- La Santa Cena también nos recuerda la segunda venida de Jesucristo y por eso, en ella proclamamos la muerte del Señor hasta que él venga (1 Cor. 11:26).
- La Cena del Señor debe servir para ablandar el corazón, humillarnos en arrepentimiento ante Cristo y proceder a un cambio real.
- En la Cena del Señor el propósito no es predicar un mensaje como de costumbre; esto se puede hace en otro momento para edificación de la iglesia (por ejemplo, antes de la Cena), pero la Cena es un tiempo especial de recogimiento, meditación, adoración y entrega que no debe ser alterado con otras actividades.
- En la Cena del Señor el propósito no es venir a comer para saciar el hambre o la sed. En otra ocasión podríamos reunirnos para comer y compartir como hermanos.
- La Santa Cena es un acto de comunión simbólica con Cristo y con nuestros hermanos porque como creyentes somos miembros del cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
- Como un mismo cuerpo, nos amamos, nos apoyamos, nos ayudamos, nos perdonamos, nos preocupamos los unos por los otros, y nos gozamos juntos. Así pues, la Cena se debe observar como un cuerpo unido y no como personas individuales.
- Los participantes en la Cena deben estar de acuerdo entre sí y ser uno en el Señor, uno en fe, uno en devoción a Cristo. Como el pan se compone de muchos granos de trigo, así el cuerpo de participantes debe ser un solo cuerpo de adoradores en el Señor. Llegamos a ser “un pan” al participar todos del mismo pan simbólico que es Cristo.

Controversias relacionadas con la Cena del Señor
La historia del Cristianismo ha visto interminables controversias en torno a la Cena del Señor. Miremos algunos conceptos incorrectos y la posición bíblica para contrarrestarlos:

Errores
Posición bíblica
- Algunos han enseñado que cuando se celebra la Cena, Cristo en ese momento vuelve a ser sacrificado y muerto.
- El sacrificio de Cristo no se repite cada vez que se celebra la Cena (Heb. 10:11­14).

- La iglesia católica enseña que el pan y el vino literalmente se convierten en el cuerpo y la sangre del Señor cuando el sacerdote los bendice. Este concepto se llama transubstanciación y es anti bíblico. Esta teoría se basa supuestamente en las declaraciones de Jesús en cuanto a la Cena: “Esto es mi cuerpo... esto es mi sangre”.
- En la Cena, el pan es el cuerpo y la copa es la sangre de Cristo en sentido figurado (como símbolos). El pensar que es algo literal es una invención humana que pretende otorgar poder a quien reparta el pan y el vino y así manipular a los oyentes. No hay virtud alguna ni en el pan ni en la copa en sí; tan solo son símbolos. La persona está participando en ellos y sus sentidos pueden reconocer que los elementos siguen siendo pan y vino.
- Otra teoría anti bíblica es la consubstanciación la cual afirma que en la Cena está la presencia real del cuerpo y de la sangre del Señor, pero dice que coexisten con los elementos naturales. Según esta teoría, el pan, aunque sea realmente pan, también contiene el cuerpo físico del Señor. Y el fruto de la vid, además de ser jugo de uva, es la sangre de Cristo. Los que enseñan así creen que este cambio se efectúa sin la consagración del sacerdote.
- Esta teoría está sujeta a los mismos errores de la anterior. En cuanto a las cualidades físicas del pan y de la copa, son símbolos; y en cuanto a la presencia de Cristo en la Cena, es completamente espiritual.

- La Cena nos hace más santos y más espirituales ante Dios y ante los hombres.
- El crecimiento y la espiritualidad del creyente no dependen de tomar o no la Cena. El crecimiento del cristiano depende de su alimentación de la Palabra de Dios y de un corazón humilde para obedecer la voluntad de Dios en su vida.
- La Cena es algo que unos se merecen y otros no. Es muy común en las iglesias pensar que algunas personas son dignas de tomar la Cena y otras no lo son. Generalmente, se piensa que si un cristiano ha pecado no es digno de tomarla.
- La realidad es que todos pecamos de una manera u otra, pero precisamente es el mensaje de la Cena lo que nos da esperanza y confianza a participar de ella mientras que reconocemos nuestros pecados y faltas; sin embargo, Pablo advierte que no debemos tomarla indignamente (sin respeto, de forma desordenada o practicando el pecado reiteradamente).

CONCLUSIÓN BÍBLICA
La única interpretación correcta a la luz de las Escrituras es que la Cena del Señor es una conmemoración de su muerte sin que ocurra ningún cambio sobrenatural en los elementos, los cuales solo simbolizan la obra de Cristo y son más bien un reconocimiento de su ausencia. Por este motivo es que la Cena del Señor debe ser celebrada hasta que él venga.