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jueves, 9 de noviembre de 2017

Ceremonias, sacramentos y sepultura de los muertos Parte VII


II. La Cena del Señor

Según las Escrituras, la ordenanza de la Cena fue instituida por Cristo mismo la noche antes de su crucifixión (Mt. 26:17-29); por ende, es un mandamiento, y como tal debe guardarse con temor y reverencia, pero también es un privilegio sagrado porque es una representación simbólica de la participación del creyente en los beneficios de la muerte de Cristo para salvación. Es una ilustración del sacrificio y muerte de Jesucristo, nuestro Salvador, por el pecado del mundo. Por lo cual, se debe celebrar con dignidad, al recordar la obra de expiación en la cruz.

En un sentido, la Cena tiene relación con la Pascua que los judíos han celebrado permanentemente desde su salida de Egipto, la cual fue establecida por Dios en la Ley de Moisés para conmemorar la liberación de la esclavitud egipcia.

¿Qué propósitos tiene la Cena del Señor?
- Leamos Lc. 22:19, 20 y notemos que Cristo dice: “haced esto en memoria de mí”. Así pues, la Cena del Señor es un recordatorio de la obra de Cristo y de su amor incomparable; nos recuerda el sacrificio perfecto de Cristo para nuestra salvación eterna y para perdonar todos nuestros pecados (los pasados, los presentes y los futuros).
- Notemos que Jesús dijo a sus discípulos que el pan representaba su cuerpo el cual sería sacrificado por ellos. Ellos debían observar este acto durante su ausencia en memoria de Cristo hasta su regreso. Cristo declaró que la copa de vino era el nuevo pacto en su sangre; al beber de la copa recordarían a Cristo, especialmente en su muerte. Asimismo, Pablo se refiere a este tema (1 Cor. 11:23-25).
- La Cena se realiza en memoria del cuerpo quebrantado y de la sangre derramada de Jesucristo. Es un acto muy sencillo; hasta un niño puede comprender lo que sucede en la misma. Sin embargo, es tan profunda que los hombres supuestamente más educados nunca han podido comprender todo su significado.
- La Santa Cena tiene como fin agradecer al Señor por su obra (1 Cor. 11:24).
- La Santa Cena también nos recuerda la segunda venida de Jesucristo y por eso, en ella proclamamos la muerte del Señor hasta que él venga (1 Cor. 11:26).
- La Cena del Señor debe servir para ablandar el corazón, humillarnos en arrepentimiento ante Cristo y proceder a un cambio real.
- En la Cena del Señor el propósito no es predicar un mensaje como de costumbre; esto se puede hace en otro momento para edificación de la iglesia (por ejemplo, antes de la Cena), pero la Cena es un tiempo especial de recogimiento, meditación, adoración y entrega que no debe ser alterado con otras actividades.
- En la Cena del Señor el propósito no es venir a comer para saciar el hambre o la sed. En otra ocasión podríamos reunirnos para comer y compartir como hermanos.
- La Santa Cena es un acto de comunión simbólica con Cristo y con nuestros hermanos porque como creyentes somos miembros del cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
- Como un mismo cuerpo, nos amamos, nos apoyamos, nos ayudamos, nos perdonamos, nos preocupamos los unos por los otros, y nos gozamos juntos. Así pues, la Cena se debe observar como un cuerpo unido y no como personas individuales.
- Los participantes en la Cena deben estar de acuerdo entre sí y ser uno en el Señor, uno en fe, uno en devoción a Cristo. Como el pan se compone de muchos granos de trigo, así el cuerpo de participantes debe ser un solo cuerpo de adoradores en el Señor. Llegamos a ser “un pan” al participar todos del mismo pan simbólico que es Cristo.

Controversias relacionadas con la Cena del Señor
La historia del Cristianismo ha visto interminables controversias en torno a la Cena del Señor. Miremos algunos conceptos incorrectos y la posición bíblica para contrarrestarlos:

Errores
Posición bíblica
- Algunos han enseñado que cuando se celebra la Cena, Cristo en ese momento vuelve a ser sacrificado y muerto.
- El sacrificio de Cristo no se repite cada vez que se celebra la Cena (Heb. 10:11­14).

- La iglesia católica enseña que el pan y el vino literalmente se convierten en el cuerpo y la sangre del Señor cuando el sacerdote los bendice. Este concepto se llama transubstanciación y es anti bíblico. Esta teoría se basa supuestamente en las declaraciones de Jesús en cuanto a la Cena: “Esto es mi cuerpo... esto es mi sangre”.
- En la Cena, el pan es el cuerpo y la copa es la sangre de Cristo en sentido figurado (como símbolos). El pensar que es algo literal es una invención humana que pretende otorgar poder a quien reparta el pan y el vino y así manipular a los oyentes. No hay virtud alguna ni en el pan ni en la copa en sí; tan solo son símbolos. La persona está participando en ellos y sus sentidos pueden reconocer que los elementos siguen siendo pan y vino.
- Otra teoría anti bíblica es la consubstanciación la cual afirma que en la Cena está la presencia real del cuerpo y de la sangre del Señor, pero dice que coexisten con los elementos naturales. Según esta teoría, el pan, aunque sea realmente pan, también contiene el cuerpo físico del Señor. Y el fruto de la vid, además de ser jugo de uva, es la sangre de Cristo. Los que enseñan así creen que este cambio se efectúa sin la consagración del sacerdote.
- Esta teoría está sujeta a los mismos errores de la anterior. En cuanto a las cualidades físicas del pan y de la copa, son símbolos; y en cuanto a la presencia de Cristo en la Cena, es completamente espiritual.

- La Cena nos hace más santos y más espirituales ante Dios y ante los hombres.
- El crecimiento y la espiritualidad del creyente no dependen de tomar o no la Cena. El crecimiento del cristiano depende de su alimentación de la Palabra de Dios y de un corazón humilde para obedecer la voluntad de Dios en su vida.
- La Cena es algo que unos se merecen y otros no. Es muy común en las iglesias pensar que algunas personas son dignas de tomar la Cena y otras no lo son. Generalmente, se piensa que si un cristiano ha pecado no es digno de tomarla.
- La realidad es que todos pecamos de una manera u otra, pero precisamente es el mensaje de la Cena lo que nos da esperanza y confianza a participar de ella mientras que reconocemos nuestros pecados y faltas; sin embargo, Pablo advierte que no debemos tomarla indignamente (sin respeto, de forma desordenada o practicando el pecado reiteradamente).

CONCLUSIÓN BÍBLICA
La única interpretación correcta a la luz de las Escrituras es que la Cena del Señor es una conmemoración de su muerte sin que ocurra ningún cambio sobrenatural en los elementos, los cuales solo simbolizan la obra de Cristo y son más bien un reconocimiento de su ausencia. Por este motivo es que la Cena del Señor debe ser celebrada hasta que él venga.

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