II. La Cena del Señor
Según las Escrituras, la
ordenanza de la Cena fue instituida por Cristo mismo la noche antes de su
crucifixión (Mt. 26:17-29); por ende, es un mandamiento, y como tal debe
guardarse con temor y reverencia, pero también es un privilegio sagrado porque
es una representación simbólica de la participación del creyente en los
beneficios de la muerte de Cristo para salvación. Es una ilustración del
sacrificio y muerte de Jesucristo, nuestro Salvador, por el pecado del mundo.
Por lo cual, se debe celebrar con dignidad, al recordar la obra de expiación en
la cruz.
En un sentido, la Cena
tiene relación con la Pascua que los judíos han celebrado permanentemente desde
su salida de Egipto, la cual fue establecida por Dios en la Ley de Moisés para
conmemorar la liberación de la esclavitud egipcia.
¿Qué propósitos tiene la
Cena del Señor?
- Leamos Lc. 22:19, 20 y
notemos que Cristo dice: “haced esto en memoria de mí”. Así pues, la Cena del
Señor es un recordatorio de la obra de Cristo y de su amor incomparable; nos
recuerda el sacrificio perfecto de Cristo para nuestra salvación eterna y para
perdonar todos nuestros pecados (los pasados, los presentes y los futuros).
- Notemos que Jesús dijo a
sus discípulos que el pan representaba su cuerpo el cual sería sacrificado por
ellos. Ellos debían observar este acto durante su ausencia en memoria de Cristo
hasta su regreso. Cristo declaró que la copa de vino era el nuevo pacto en su
sangre; al beber de la copa recordarían a Cristo, especialmente en su muerte.
Asimismo, Pablo se refiere a este tema (1 Cor. 11:23-25).
- La Cena se realiza en
memoria del cuerpo quebrantado y de la sangre derramada de Jesucristo. Es un
acto muy sencillo; hasta un niño puede comprender lo que sucede en la misma.
Sin embargo, es tan profunda que los hombres supuestamente más educados nunca
han podido comprender todo su significado.
- La Santa Cena tiene como
fin agradecer al Señor por su obra (1 Cor. 11:24).
- La Santa Cena también nos
recuerda la segunda venida de Jesucristo y por eso, en ella proclamamos la
muerte del Señor hasta que él venga (1 Cor. 11:26).
- La Cena del Señor debe
servir para ablandar el corazón, humillarnos en arrepentimiento ante Cristo y
proceder a un cambio real.
- En la Cena del Señor el
propósito no es predicar un mensaje como de costumbre; esto se puede hace en
otro momento para edificación de la iglesia (por ejemplo, antes de la Cena),
pero la Cena es un tiempo especial de recogimiento, meditación, adoración y
entrega que no debe ser alterado con otras actividades.
- En la Cena del Señor el
propósito no es venir a comer para saciar el hambre o la sed. En otra ocasión
podríamos reunirnos para comer y compartir como hermanos.
- La Santa Cena es un acto
de comunión simbólica con Cristo y con nuestros hermanos porque como creyentes
somos miembros del cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
- Como un mismo cuerpo, nos
amamos, nos apoyamos, nos ayudamos, nos perdonamos, nos preocupamos los unos
por los otros, y nos gozamos juntos. Así pues, la Cena se debe observar como un
cuerpo unido y no como personas individuales.
- Los participantes en la
Cena deben estar de acuerdo entre sí y ser uno en el Señor, uno en fe, uno en
devoción a Cristo. Como el pan se compone de muchos granos de trigo, así el
cuerpo de participantes debe ser un solo cuerpo de adoradores en el Señor.
Llegamos a ser “un pan” al participar todos del mismo pan simbólico que es
Cristo.
Controversias relacionadas
con la Cena del Señor
La historia del
Cristianismo ha visto interminables controversias en torno a la Cena del Señor.
Miremos algunos conceptos incorrectos y la posición bíblica para
contrarrestarlos:
Errores
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Posición bíblica
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- Algunos
han enseñado que cuando se celebra la Cena, Cristo en ese momento vuelve a
ser sacrificado y muerto.
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- El
sacrificio de Cristo no se repite cada vez que se celebra la Cena (Heb.
10:1114).
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- La
iglesia católica enseña que el pan y el vino literalmente se convierten en el
cuerpo y la sangre del Señor cuando el sacerdote los bendice. Este concepto
se llama transubstanciación y es anti bíblico. Esta teoría se basa
supuestamente en las declaraciones de Jesús en cuanto a la Cena: “Esto es mi
cuerpo... esto es mi sangre”.
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- En
la Cena, el pan es el cuerpo y la copa es la sangre de Cristo en sentido
figurado (como símbolos). El pensar que es algo literal es una invención
humana que pretende otorgar poder a quien reparta el pan y el vino y así
manipular a los oyentes. No hay virtud alguna ni en el pan ni en la copa en
sí; tan solo son símbolos. La persona está participando en ellos y sus
sentidos pueden reconocer que los elementos siguen siendo pan y vino.
|
-
Otra teoría anti bíblica es la consubstanciación la cual afirma que en la Cena
está la presencia real del cuerpo y de la sangre del Señor, pero dice que
coexisten con los elementos naturales. Según esta teoría, el pan, aunque sea
realmente pan, también contiene el cuerpo físico del Señor. Y el fruto de la
vid, además de ser jugo de uva, es la sangre de Cristo. Los que enseñan así
creen que este cambio se efectúa sin la consagración del sacerdote.
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-
Esta teoría está sujeta a los mismos errores de la anterior. En cuanto a las
cualidades físicas del pan y de la copa, son símbolos; y en cuanto a la
presencia de Cristo en la Cena, es completamente espiritual.
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- La
Cena nos hace más santos y más espirituales ante Dios y ante los hombres.
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-
El crecimiento y la espiritualidad del creyente no dependen de tomar o no la
Cena. El crecimiento del cristiano depende de su alimentación de la Palabra
de Dios y de un corazón humilde para obedecer la voluntad de Dios en su vida.
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- La
Cena es algo que unos se merecen y otros no. Es muy común en las iglesias
pensar que algunas personas son dignas de tomar la Cena y otras no lo son.
Generalmente, se piensa que si un cristiano ha pecado no es digno de tomarla.
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-
La realidad es que todos pecamos de una manera u otra, pero precisamente es
el mensaje de la Cena lo que nos da esperanza y confianza a participar de
ella mientras que reconocemos nuestros pecados y faltas; sin embargo, Pablo
advierte que no debemos tomarla indignamente (sin respeto, de forma
desordenada o practicando el pecado reiteradamente).
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CONCLUSIÓN BÍBLICA
La única interpretación
correcta a la luz de las Escrituras es que la Cena del Señor es una
conmemoración de su muerte sin que ocurra ningún cambio sobrenatural en los
elementos, los cuales solo simbolizan la obra de Cristo y son más bien un
reconocimiento de su ausencia. Por este motivo es que la Cena del Señor debe
ser celebrada hasta que él venga.
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