¿En qué consiste la
ceremonia de presentación de niños?
- Por medio de esta
dedicación, los padres y adultos responsables establecen un compromiso con Dios
(delante de la familia y de la iglesia como testigos) de que harán todo lo
posible para que este niño venga al conocimiento del Señor a una temprana edad,
y para que crezca en el Señor, de acuerdo a los principios y valores de la
Palabra de Dios. A partir de este acto, los padres deben esforzarse por ser un
ejemplo en la vida del pequeño.
- La presentación de niños
no tiene ninguna relación con el bautismo católico de los niños porque en dicho
bautismo no hay base bíblica (como se explicó antes).
- Cuando Dios bendice con
niños a una familia, sus padres quieren que la iglesia tenga interés y por eso
es que presenta a ese niño en la iglesia. Así pues, para los padres, un paso
clave para dar testimonio de su deseo de guiar a su hijo en los caminos de
Dios, es presentarlo públicamente, a través de una ceremonia de presentación.
Dios los ha puesto bajo su responsabilidad para que sean encaminados por el bien,
con valores bíblicos, hasta que lleguen a tomar su propia decisión de recibir a
Cristo en su vida. Con esta mentalidad y con este compromiso, no solo se puede
ganar a los hijos para Cristo, sino también a otras generaciones que vendrán
después (2 Tim. 3:14, 15).
- Dedicar a los hijos ante
el Señor es algo serio y merece respeto. Generalmente, en las iglesias no es
una obligación hacerlo ni tampoco ello acredita una vida de felicidad para el
niño; sin embargo, recordemos que Dios tomará en cuenta cada una de nuestras
acciones y esto también incluye la forma como hemos encaminado a los que están
bajo nuestra responsabilidad (Rom. 14:12).
- Ten por seguro que Dios
ve con mayor agrado a aquellos padres que sin haber dedicado a sus hijos en una
ceremonia, éstos fueron criados y encaminados de acuerdo a su voluntad, en
comparación con aquellos padres que habiendo dedicado a sus hijos, más bien
descuidaron su responsabilidad y éstos se extraviaron de la fe (en parte,
porque los padres no cumplieron la promesa que hicieron en el altar frente a la
congregación). ¿Se imaginan cuánto más se gozará el Señor si los padres que
dedican a sus niños cumplen sus promesas?
- En todo tiempo tenemos
que enseñarles a nuestros hijos quién es Dios, cuán precioso es, cuán poderoso
y soberano es, cómo ha provisto salvación en la persona de Cristo por su
sacrificio en la cruz, y cómo nos ha llenado de su presencia por medio del
Espíritu Santo. En la sabiduría de Dios, somos llamados a guiar a nuestros
hijos a ver su necesidad de arrepentimiento de pecado y poner su fe en el
Salvador. En la presentación de nuestros hijos, estamos reconociendo estas
verdades espirituales desde tan temprana edad porque estamos aceptando ante
Dios y ante los testigos que nosotros no podemos solos, que no somos sus
salvadores, que no somos perfectos, que no somos fuertes en nosotros mismos, y
que necesitamos de Dios para cumplir con nuestros deberes como padres. Al
presentar a nuestros hijos, el enfoque está en nuestro compromiso como padres
con Dios, y en el compromiso como cuerpo de Cristo en apoyar a los padres en su
llamado de modelar y enseñar de Dios a sus hijos.
- Cuando presentamos niños
muy pequeños ellos no tienen la capacidad de entender el valor de este acto
pero en el trayecto de la vida les recordaremos que fueron consagrados a Dios y
que él tiene un propósito especial para sus vidas.
Elementos esenciales para
cumplir el plan de Dios como padres
- La dedicación de niños no
es un acto público solamente sino que demanda un acompañamiento integral a los
menores en su proceso de crecimiento espiritual para que sigan a Cristo.
- Primeramente, siempre
debemos mantenernos contentos con la oportunidad de enseñarles a ellos la
verdad de Dios (como sacerdotes del hogar). A veces no es fácil hacer esto. Hay
padres que son negativos y en su mente están derrotados porque no confían en el
poder de la palabra de Dios; por eso, no tienen la gracia y la sabiduría para
enseñar a sus hijos. Dios no bendecirá esta clase de espíritu y esta manera de
pensar y actuar. Sin importar las circunstancias, sembremos la palabra que es
la verdad y Dios hará su parte, en su tiempo y en su voluntad. No hay
satisfacción más grande que ver la obra de Dios en aquellos que viven en la
verdad y más cuando son nuestros hijos, sean espirituales o de sangre (3 Jn.
1:4).
- La Biblia le dice a los
padres: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las
repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el
camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Dt. 6:6, 7). Así pues, la
instrucción comienza en el corazón de los padres en el hogar, quienes deben
estudiar la Biblia y orar a Dios con devoción a diario.
- Enseñe a su hijo
diligentemente la Palabra de Dios y procure que sus consejos estén respaldados
por la Escritura. Lea la Biblia con ellos frecuentemente. Ayúdeles a memorizar
la Biblia y enséñeles las grandes historias que ella relata. Ore con ellos, y
por ellos. Permita que ellos mismos dirijan en oración. Escúcheles hablar con
Dios. Como padres, vivamos la verdad de Dios frente a ellos cada día (con un
testimonio limpio y coherente con lo que profesamos).
- La Biblia también le dice
a los padres: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino
criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Ef. 6:4).
- La Biblia le dice a todos
(padres, líderes, iglesias y creyentes): “Instruye al niño en su camino, y aun
cuando fuere viejo no se apartará de él” (Pr. 22:6).
- Guiemos a nuestros hijos
fielmente a asistir a la iglesia local (dándoles ejemplo con alegría, amor y
constancia); que en ese lugar se practique y se enseñe la Biblia de forma
integral y saludable, y que juntos busquemos el reino de Dios y su justicia
(Mt. 6:33).
¿Qué propósitos tiene la
dedicación de un hijo al Señor?
- Agradecer a Dios por la
vida de nuestro hijo y dar testimonio de que Dios es quien formó y creó cada
parte de su cuerpo y que todos los días de su vida están en sus manos (Sal.
139:15-17).
- Reconocer la soberanía de
Dios sobre la criatura humana, quién es Dios como Creador y Señor de la vida, y
quiénes somos nosotros como instrumentos en sus manos para la formación de su
carácter.
- Buscar la bendición de
Dios sobre la vida del niño en oración y ruego.
- Que los padres hagan un
compromiso serio (delante de Dios y de los testigos presentes en la
dedicación), para criar a su hijo en el camino del Señor y que la iglesia
también se comprometa a apoyar esta tarea.
- Desear lo que el Señor
desea para ese niño. Soltar a los hijos es algo muy difícil, pero para poder
entregarle nuestros hijos a Dios, espiritualmente debemos de ponerlos en sus
manos en oración para que él cumpla su plan en ellos. Esto debe continuar por
el resto de sus vidas, si confiamos sinceramente que la voluntad de Dios es lo
mejor para ellos.
Requisitos para la
presentación de niños
- Sería ideal que la
persona (o pareja) que presenta a su hijo tenga frutos en el evangelio, aunque
no es un requisito que sea miembro en plena comunión de la iglesia todavía.
Debería haber ya tomado la decisión de seguir a Cristo, tener un nuevo
nacimiento y un cambio de vida y congregarse en dicha iglesia con regularidad
para contar con el acompañamiento espiritual necesario de parte de la iglesia
para la formación de su hijo en el camino del Señor.
- Cuando usted presenta su
hijo a Dios, usted asiente que está dispuesto a colaborar con Dios y la iglesia
para criar a su hijo en cooperación con los planes de Dios. Para esta
asociación con la iglesia, uno o ambos padres deben comprometerse con la
doctrina bíblica y la visión de la iglesia, para que puedan ser uno con la
iglesia. Cuando usted elige convertirse en miembro de una iglesia, usted afirma
que está de acuerdo con los principios y valores que la iglesia promueve, y que
desea que ésta sea su iglesia.
- Los padres (a alguno de
ellos) deberían primero tener una relación personal con Jesucristo. Quien no ha
recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, no podrá guiar a sus hijos en
los caminos de Dios. En este caso, se debe declinar a la petición de padres no
creyentes en la dedicación, no por rechazo sino por un acto de protección a no
pecar haciendo promesas delante de Dios si no van a cumplirlas de verdad (quien
no obedece a Dios, entregando su vida a Cristo de corazón, jamás obedecerá a
Dios para guiar a sus hijos por la senda de sus mandamientos).
- Orientar a los padres del
niño antes de la fecha de la dedicación. Es importante que los padres reciban
lecciones claras de parte del pastor o de un líder de la iglesia para dicha
ceremonia y deben basarse en material bíblico correspondiente (por ejemplo, en
la información bíblica y espiritual que se está presentando en este capítulo).
- Hay gente que se
pregunta: ¿una madre soltera puede presentar a su hijo? En la actualidad es muy
común ver madres solteras por diversas razones, pero esto no es un impedimento
para presentar sus hijos al Señor ya que todo creyente fiel debe guiar a sus
hijos en la voluntad de Dios y así cumplir con su responsabilidad espiritual
(sea un padre o una madre soltera; aunque es más frecuente ver madres
solteras). Dicha persona necesita hacer un esfuerzo adicional para criar a un
niño (especialmente, cuando el padre o la madre está distante y no asume su
función como tal). Como iglesia, debemos estar comprometidos en apoyar a padres
y madres solteras, proveyéndoles apoyo y fundamento bíblico para la crianza de sus
hijos.
Errores asociados a la
presentación de niños
- Hay padres que consideran
que al dedicar a su niño, el pequeño tendrá una vida segura y feliz, y que el
simple acto se hará cargo de su vida espiritual. Personalmente, he sido testigo
de parejas no creyentes que llegan a la iglesia, y antes de iniciar el culto
solicitan a los dirigentes dedicar a su bebé, a lo que el Pastor y la Directiva
acceden a dicha petición para luego realizar los votos correspondientes por
parte de los padres. Lo más triste es no volver a ver a los padres en los
servicios ni mucho menos al niño. Lógicamente, en este caso se cometen dos
graves errores:
* Llevar a las personas a
que hagan votos y promesas a la ligera delante de Dios (Mt. 5:33; Lv. 19:12;
Ecl. 5:4, 5). Se debe tener mucho cuidado de que los padres de los niños hagan
votos si es que luego no van a poder cumplir (debido a que todavía no están
decididos a seguir a Cristo para honrar a Dios en su compromiso espiritual como
padres). Luego no vayan a culpar al pastor diciendo que los obligó a hacer
compromisos sin antes haberles advertido.
* No preparar a los padres
para guiar a su niño en el camino del Señor: Jesús dijo: “¿Acaso puede un ciego
guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? El discípulo no es superior a
su maestro; pero todo el que sea perfeccionado, será como su maestro” (Lc.
6:39). Los padres son los primeros maestros de sus hijos y si están bien
preparados, serán efectivos para encaminarlos correctamente en la voluntad de
Dios.
- Tengo conocimiento de
ciertos casos de hermanos que proponen a su hijo no creyente (hombre o mujer) a
dedicar a su nieto, a lo que acceden (de buena voluntad o por hacer sentir bien
a sus padres). Sin embargo, tengamos presente que los que deben hacer los votos
son los padres y no los abuelos (o cualquier otro familiar); la excepción sería
que dichos familiares tengan la custodia legal de los niños y los padres
acepten que otros asuman la función de criarlos y sustentarlos.
- Una justificación
incorrecta de parte de los líderes eclesiásticos cuando suceden estos casos, es
poner como pretexto el versículo bíblico de Mr. 10:14 que dice: “dejad a los
niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de
Dios”. Si se dan cuenta, es muy distinto traer a los niños a la iglesia para
que oren por ellos (y cuando tengan edad, reciban la palabra junto con sus
padres y familiares) porque todos los niños son valiosos para Dios, pero cuando
hablamos de dedicarlos tiene que existir un compromiso formal delante de Dios y
de los testigos correspondientes; de lo contrario, qué valor tiene delante de
Dios y delante de la iglesia y de la familia, si es un acto que no implica
compromiso consciente, maduro, sincero y fiel.
¿A qué edad un niño puede
ser presentado al Señor?
- En la Biblia no hay un
requisito de edad establecido para la presentación de niños; este acto puede
realizarse desde su nacimiento hasta los primeros años de vida (este criterio
lo pueden acordar los líderes en la iglesia local); sin embargo, hay casos donde
los padres conocen a Cristo, dan frutos y le siguen; antes de esto, ellos no
habían presentado a sus hijos cuando eran bebés y quieren hacerlo con sus hijos
más grandes; aquí lo importante es consagrarlos al Señor en oración y
comprometerse a guiarlos en el evangelio.
¿Qué función tiene la
iglesia local en relación con los niños?
- La congregación juega un
importante papel en la presentación, porque en este acto, los miembros afirman
que, tanto los padres como ellos, se comprometen a orar, enseñar y guiar a los
niños en el conocimiento de Dios. La congregación ora por los padres y les
envía en su tarea de discipular a sus hijos, recordándoles que aunque es su
responsabilidad, la iglesia está ahí para animarles, apoyarles y unir fuerzas,
dependiendo de la gracia de Dios en Cristo y por medio del Espíritu Santo.
- Muchos padres tienen
ansiedad y temor de cómo guiar a sus hijos al Señor, y como congregación
podemos ayudarles para que juntos veamos la poderosa mano del Señor sobre ellos
(1 Ped. 5:6, 7).
- La congregación asume el
papel de testigo de los votos hechos por los padres y esto exige que interceda
en oración y apoye a la familia en este proceso.
- La dedicación de un niño
al Señor es una buena oportunidad para recordar a todos los padres presentes (y
a los adultos que cuidan y crían niños) de su responsabilidad de encaminar a
los menores en el Señor, y de afirmar la responsabilidad de la iglesia de
fortalecer a las familias que hacen parte de la congregación.
CÓMO CELEBRAR UNA
PRESENTACIÓN DE NIÑOS
Preparación:
- La presentación de niños
puede ser una ceremonia sencilla y no se requiere mucho tiempo para realizarla;
sin embargo, debe haber una organización previa para que este acto se realice
con excelencia, orden y en un ambiente espiritual favorable.
Oficiante:
- El ministro que oficia
este acto debe ser un pastor o líder consagrado al Señor, de buen testimonio,
que lleve una vida ejemplar.
- Los padres o adultos
responsables de los menores solicitan al pastor local que presente al menor.
- El ministro que oficia la
ceremonia debe conocer a los padres (o a la persona que corresponda: padre
soltero, madre soltera, otro familiar) y estar claro que tienen un deseo
sincero de seguir a Cristo. La dedicación de los hijos para Dios no es juego;
es un acto que requiere seriedad, madurez y responsabilidad para con Dios y los
testigos que están dando fe de este compromiso.
- Este acto tiene gran
valor para toda la familia, por lo cual hay que reconocer a los presentes e
invitarles a participar en la ceremonia, orando por ellos de forma especial.
Lugar:
- La ceremonia puede
realizarse en un templo o en un lugar acordado y adecuado.
Acompañantes:
- Los padres (y adultos
responsables de los menores) deben estar presentes. Además, es esencial contar
con testigos que pueden ser hermanos en la fe o familiares que siguen a Cristo,
quienes deben estar dispuestos a ser ejemplo para esta familia y brindar el
consejo y la ayuda espiritual que necesiten.
Protocolo:
- Antes de la presentación,
los padres expresan su deseo de presentar a un niño o a una niña y recibirán
orientación bíblica y espiritual al respecto antes de dar este paso. Se
acordará la fecha y la hora para realizar la presentación. En esa fecha y hora,
los padres y el niño o la niña se presentarán en la iglesia (en una reunión
pública de la congregación) y junto a ellos estarán los líderes. Uno de ellos
tomará la palabra para explicar a la asamblea que no se trata de un bautizo,
sino simplemente de una ocasión en la cual los padres presentarán el niño al Señor
(mencionando algunas citas bíblicas correspondientes).
- Se acostumbra que los
padres (o adultos responsables) estén puestos de pie ante el ministro; el líder
encargado tomará a la criatura en sus brazos, dirigirá algunas palabras a los
padres del niño pidiendo un compromiso delante del Señor para criar ese niño en
disciplina y amonestación del Señor. Luego dirigirá algunas palabras a la
asamblea pidiendo también de ellos un compromiso delante del Señor para cuidar
a ese niño en el aspecto espiritual. Inmediatamente, orará al Señor por ese
niño o por esa niña encomendándole al poder de la gracia de Dios junto a todos
los presentes, rogando la bendición de Dios para él y para su familia. De esta
manera, el niño quedará presentado.
- El ministro debe preparar
sus palabras de forma anticipada y en este sentido, existen muchos manuales
para celebrar esta ceremonia que darán recomendaciones sobre las frases más
indicadas para esta ocasión; sin embargo, todo debe hacerse con naturalidad,
autenticidad y bajo la guianza del Señor. En estos casos siempre es recomendable
orar a Dios por su gracia y favor para que todo salga muy bien en cada
ceremonia y que la bendición del Señor sea sobre todos (especialmente, sobre el
menor y su familia).
Vestido:
- Esta ceremonia no exige
un traje formal para la familia o el niño; sin embargo, el ministro y los
participantes deben usar un vestido adecuado para la ocasión.