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domingo, 24 de septiembre de 2017

Ceremonias, sacramentos y sepultura de los muertos Parte IV

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¿En qué consiste la ceremonia de presentación de niños?
- Por medio de esta dedicación, los padres y adultos responsables establecen un compromiso con Dios (delante de la familia y de la iglesia como testigos) de que harán todo lo posible para que este niño venga al conocimiento del Señor a una temprana edad, y para que crezca en el Señor, de acuerdo a los principios y valores de la Palabra de Dios. A partir de este acto, los padres deben esforzarse por ser un ejemplo en la vida del pequeño.
- La presentación de niños no tiene ninguna relación con el bautismo católico de los niños porque en dicho bautismo no hay base bíblica (como se explicó antes).
- Cuando Dios bendice con niños a una familia, sus padres quieren que la iglesia tenga interés y por eso es que presenta a ese niño en la iglesia. Así pues, para los padres, un paso clave para dar testimonio de su deseo de guiar a su hijo en los caminos de Dios, es presentarlo públicamente, a través de una ceremonia de presentación. Dios los ha puesto bajo su responsabilidad para que sean encaminados por el bien, con valores bíblicos, hasta que lleguen a tomar su propia decisión de recibir a Cristo en su vida. Con esta mentalidad y con este compromiso, no solo se puede ganar a los hijos para Cristo, sino también a otras generaciones que vendrán después (2 Tim. 3:14, 15).
- Dedicar a los hijos ante el Señor es algo serio y merece respeto. Generalmente, en las iglesias no es una obligación hacerlo ni tampoco ello acredita una vida de felicidad para el niño; sin embargo, recordemos que Dios tomará en cuenta cada una de nuestras acciones y esto también incluye la forma como hemos encaminado a los que están bajo nuestra responsabilidad (Rom. 14:12).
- Ten por seguro que Dios ve con mayor agrado a aquellos padres que sin haber dedicado a sus hijos en una ceremonia, éstos fueron criados y encaminados de acuerdo a su voluntad, en comparación con aquellos padres que habiendo dedicado a sus hijos, más bien descuidaron su responsabilidad y éstos se extraviaron de la fe (en parte, porque los padres no cumplieron la promesa que hicieron en el altar frente a la congregación). ¿Se imaginan cuánto más se gozará el Señor si los padres que dedican a sus niños cumplen sus promesas?
- En todo tiempo tenemos que enseñarles a nuestros hijos quién es Dios, cuán precioso es, cuán poderoso y soberano es, cómo ha provisto salvación en la persona de Cristo por su sacrificio en la cruz, y cómo nos ha llenado de su presencia por medio del Espíritu Santo. En la sabiduría de Dios, somos llamados a guiar a nuestros hijos a ver su necesidad de arrepentimiento de pecado y poner su fe en el Salvador. En la presentación de nuestros hijos, estamos reconociendo estas verdades espirituales desde tan temprana edad porque estamos aceptando ante Dios y ante los testigos que nosotros no podemos solos, que no somos sus salvadores, que no somos perfectos, que no somos fuertes en nosotros mismos, y que necesitamos de Dios para cumplir con nuestros deberes como padres. Al presentar a nuestros hijos, el enfoque está en nuestro compromiso como padres con Dios, y en el compromiso como cuerpo de Cristo en apoyar a los padres en su llamado de modelar y enseñar de Dios a sus hijos.
- Cuando presentamos niños muy pequeños ellos no tienen la capacidad de entender el valor de este acto pero en el trayecto de la vida les recordaremos que fueron consagrados a Dios y que él tiene un propósito especial para sus vidas.

Elementos esenciales para cumplir el plan de Dios como padres
- La dedicación de niños no es un acto público solamente sino que demanda un acompañamiento integral a los menores en su proceso de crecimiento espiritual para que sigan a Cristo.
- Primeramente, siempre debemos mantenernos contentos con la oportunidad de enseñarles a ellos la verdad de Dios (como sacerdotes del hogar). A veces no es fácil hacer esto. Hay padres que son negativos y en su mente están derrotados porque no confían en el poder de la palabra de Dios; por eso, no tienen la gracia y la sabiduría para enseñar a sus hijos. Dios no bendecirá esta clase de espíritu y esta manera de pensar y actuar. Sin importar las circunstancias, sembremos la palabra que es la verdad y Dios hará su parte, en su tiempo y en su voluntad. No hay satisfacción más grande que ver la obra de Dios en aquellos que viven en la verdad y más cuando son nuestros hijos, sean espirituales o de sangre (3 Jn. 1:4).
- La Biblia le dice a los padres: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Dt. 6:6, 7). Así pues, la instrucción comienza en el corazón de los padres en el hogar, quienes deben estudiar la Biblia y orar a Dios con devoción a diario.
- Enseñe a su hijo diligentemente la Palabra de Dios y procure que sus consejos estén respaldados por la Escritura. Lea la Biblia con ellos frecuentemente. Ayúdeles a memorizar la Biblia y enséñeles las grandes historias que ella relata. Ore con ellos, y por ellos. Permita que ellos mismos dirijan en oración. Escúcheles hablar con Dios. Como padres, vivamos la verdad de Dios frente a ellos cada día (con un testimonio limpio y coherente con lo que profesamos).
- La Biblia también le dice a los padres: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Ef. 6:4).
- La Biblia le dice a todos (padres, líderes, iglesias y creyentes): “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Pr. 22:6).
- Guiemos a nuestros hijos fielmente a asistir a la iglesia local (dándoles ejemplo con alegría, amor y constancia); que en ese lugar se practique y se enseñe la Biblia de forma integral y saludable, y que juntos busquemos el reino de Dios y su justicia (Mt. 6:33).

¿Qué propósitos tiene la dedicación de un hijo al Señor?
- Agradecer a Dios por la vida de nuestro hijo y dar testimonio de que Dios es quien formó y creó cada parte de su cuerpo y que todos los días de su vida están en sus manos (Sal. 139:15-17).
- Reconocer la soberanía de Dios sobre la criatura humana, quién es Dios como Creador y Señor de la vida, y quiénes somos nosotros como instrumentos en sus manos para la formación de su carácter.
- Buscar la bendición de Dios sobre la vida del niño en oración y ruego.
- Que los padres hagan un compromiso serio (delante de Dios y de los testigos presentes en la dedicación), para criar a su hijo en el camino del Señor y que la iglesia también se comprometa a apoyar esta tarea.
- Desear lo que el Señor desea para ese niño. Soltar a los hijos es algo muy difícil, pero para poder entregarle nuestros hijos a Dios, espiritualmente debemos de ponerlos en sus manos en oración para que él cumpla su plan en ellos. Esto debe continuar por el resto de sus vidas, si confiamos sinceramente que la voluntad de Dios es lo mejor para ellos.

Requisitos para la presentación de niños
- Sería ideal que la persona (o pareja) que presenta a su hijo tenga frutos en el evangelio, aunque no es un requisito que sea miembro en plena comunión de la iglesia todavía. Debería haber ya tomado la decisión de seguir a Cristo, tener un nuevo nacimiento y un cambio de vida y congregarse en dicha iglesia con regularidad para contar con el acompañamiento espiritual necesario de parte de la iglesia para la formación de su hijo en el camino del Señor.
- Cuando usted presenta su hijo a Dios, usted asiente que está dispuesto a colaborar con Dios y la iglesia para criar a su hijo en cooperación con los planes de Dios. Para esta asociación con la iglesia, uno o ambos padres deben comprometerse con la doctrina bíblica y la visión de la iglesia, para que puedan ser uno con la iglesia. Cuando usted elige convertirse en miembro de una iglesia, usted afirma que está de acuerdo con los principios y valores que la iglesia promueve, y que desea que ésta sea su iglesia.
- Los padres (a alguno de ellos) deberían primero tener una relación personal con Jesucristo. Quien no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, no podrá guiar a sus hijos en los caminos de Dios. En este caso, se debe declinar a la petición de padres no creyentes en la dedicación, no por rechazo sino por un acto de protección a no pecar haciendo promesas delante de Dios si no van a cumplirlas de verdad (quien no obedece a Dios, entregando su vida a Cristo de corazón, jamás obedecerá a Dios para guiar a sus hijos por la senda de sus mandamientos).
- Orientar a los padres del niño antes de la fecha de la dedicación. Es importante que los padres reciban lecciones claras de parte del pastor o de un líder de la iglesia para dicha ceremonia y deben basarse en material bíblico correspondiente (por ejemplo, en la información bíblica y espiritual que se está presentando en este capítulo).
- Hay gente que se pregunta: ¿una madre soltera puede presentar a su hijo? En la actualidad es muy común ver madres solteras por diversas razones, pero esto no es un impedimento para presentar sus hijos al Señor ya que todo creyente fiel debe guiar a sus hijos en la voluntad de Dios y así cumplir con su responsabilidad espiritual (sea un padre o una madre soltera; aunque es más frecuente ver madres solteras). Dicha persona necesita hacer un esfuerzo adicional para criar a un niño (especialmente, cuando el padre o la madre está distante y no asume su función como tal). Como iglesia, debemos estar comprometidos en apoyar a padres y madres solteras, proveyéndoles apoyo y fundamento bíblico para la crianza de sus hijos.

Errores asociados a la presentación de niños
- Hay padres que consideran que al dedicar a su niño, el pequeño tendrá una vida segura y feliz, y que el simple acto se hará cargo de su vida espiritual. Personalmente, he sido testigo de parejas no creyentes que llegan a la iglesia, y antes de iniciar el culto solicitan a los dirigentes dedicar a su bebé, a lo que el Pastor y la Directiva acceden a dicha petición para luego realizar los votos correspondientes por parte de los padres. Lo más triste es no volver a ver a los padres en los servicios ni mucho menos al niño. Lógicamente, en este caso se cometen dos graves errores:
* Llevar a las personas a que hagan votos y promesas a la ligera delante de Dios (Mt. 5:33; Lv. 19:12; Ecl. 5:4, 5). Se debe tener mucho cuidado de que los padres de los niños hagan votos si es que luego no van a poder cumplir (debido a que todavía no están decididos a seguir a Cristo para honrar a Dios en su compromiso espiritual como padres). Luego no vayan a culpar al pastor diciendo que los obligó a hacer compromisos sin antes haberles advertido.
* No preparar a los padres para guiar a su niño en el camino del Señor: Jesús dijo: “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero todo el que sea perfeccionado, será como su maestro” (Lc. 6:39). Los padres son los primeros maestros de sus hijos y si están bien preparados, serán efectivos para encaminarlos correctamente en la voluntad de Dios.
- Tengo conocimiento de ciertos casos de hermanos que proponen a su hijo no creyente (hombre o mujer) a dedicar a su nieto, a lo que acceden (de buena voluntad o por hacer sentir bien a sus padres). Sin embargo, tengamos presente que los que deben hacer los votos son los padres y no los abuelos (o cualquier otro familiar); la excepción sería que dichos familiares tengan la custodia legal de los niños y los padres acepten que otros asuman la función de criarlos y sustentarlos.
- Una justificación incorrecta de parte de los líderes eclesiásticos cuando suceden estos casos, es poner como pretexto el versículo bíblico de Mr. 10:14 que dice: “dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios”. Si se dan cuenta, es muy distinto traer a los niños a la iglesia para que oren por ellos (y cuando tengan edad, reciban la palabra junto con sus padres y familiares) porque todos los niños son valiosos para Dios, pero cuando hablamos de dedicarlos tiene que existir un compromiso formal delante de Dios y de los testigos correspondientes; de lo contrario, qué valor tiene delante de Dios y delante de la iglesia y de la familia, si es un acto que no implica compromiso consciente, maduro, sincero y fiel.

¿A qué edad un niño puede ser presentado al Señor?
- En la Biblia no hay un requisito de edad establecido para la presentación de niños; este acto puede realizarse desde su nacimiento hasta los primeros años de vida (este criterio lo pueden acordar los líderes en la iglesia local); sin embargo, hay casos donde los padres conocen a Cristo, dan frutos y le siguen; antes de esto, ellos no habían presentado a sus hijos cuando eran bebés y quieren hacerlo con sus hijos más grandes; aquí lo importante es consagrarlos al Señor en oración y comprometerse a guiarlos en el evangelio.

¿Qué función tiene la iglesia local en relación con los niños?
- La congregación juega un importante papel en la presentación, porque en este acto, los miembros afirman que, tanto los padres como ellos, se comprometen a orar, enseñar y guiar a los niños en el conocimiento de Dios. La congregación ora por los padres y les envía en su tarea de discipular a sus hijos, recordándoles que aunque es su responsabilidad, la iglesia está ahí para animarles, apoyarles y unir fuerzas, dependiendo de la gracia de Dios en Cristo y por medio del Espíritu Santo.
- Muchos padres tienen ansiedad y temor de cómo guiar a sus hijos al Señor, y como congregación podemos ayudarles para que juntos veamos la poderosa mano del Señor sobre ellos (1 Ped. 5:6, 7).
- La congregación asume el papel de testigo de los votos hechos por los padres y esto exige que interceda en oración y apoye a la familia en este proceso.
- La dedicación de un niño al Señor es una buena oportunidad para recordar a todos los padres presentes (y a los adultos que cuidan y crían niños) de su responsabilidad de encaminar a los menores en el Señor, y de afirmar la responsabilidad de la iglesia de fortalecer a las familias que hacen parte de la congregación.

CÓMO CELEBRAR UNA PRESENTACIÓN DE NIÑOS

Preparación:
- La presentación de niños puede ser una ceremonia sencilla y no se requiere mucho tiempo para realizarla; sin embargo, debe haber una organización previa para que este acto se realice con excelencia, orden y en un ambiente espiritual favorable.

Oficiante:
- El ministro que oficia este acto debe ser un pastor o líder consagrado al Señor, de buen testimonio, que lleve una vida ejemplar.
- Los padres o adultos responsables de los menores solicitan al pastor local que presente al menor.
- El ministro que oficia la ceremonia debe conocer a los padres (o a la persona que corresponda: padre soltero, madre soltera, otro familiar) y estar claro que tienen un deseo sincero de seguir a Cristo. La dedicación de los hijos para Dios no es juego; es un acto que requiere seriedad, madurez y responsabilidad para con Dios y los testigos que están dando fe de este compromiso.
- Este acto tiene gran valor para toda la familia, por lo cual hay que reconocer a los presentes e invitarles a participar en la ceremonia, orando por ellos de forma especial.

Lugar:
- La ceremonia puede realizarse en un templo o en un lugar acordado y adecuado.

Acompañantes:
- Los padres (y adultos responsables de los menores) deben estar presentes. Además, es esencial contar con testigos que pueden ser hermanos en la fe o familiares que siguen a Cristo, quienes deben estar dispuestos a ser ejemplo para esta familia y brindar el consejo y la ayuda espiritual que necesiten.

Protocolo:
- Antes de la presentación, los padres expresan su deseo de presentar a un niño o a una niña y recibirán orientación bíblica y espiritual al respecto antes de dar este paso. Se acordará la fecha y la hora para realizar la presentación. En esa fecha y hora, los padres y el niño o la niña se presentarán en la iglesia (en una reunión pública de la congregación) y junto a ellos estarán los líderes. Uno de ellos tomará la palabra para explicar a la asamblea que no se trata de un bautizo, sino simplemente de una ocasión en la cual los padres presentarán el niño al Señor (mencionando algunas citas bíblicas correspondientes).
- Se acostumbra que los padres (o adultos responsables) estén puestos de pie ante el ministro; el líder encargado tomará a la criatura en sus brazos, dirigirá algunas palabras a los padres del niño pidiendo un compromiso delante del Señor para criar ese niño en disciplina y amonestación del Señor. Luego dirigirá algunas palabras a la asamblea pidiendo también de ellos un compromiso delante del Señor para cuidar a ese niño en el aspecto espiritual. Inmediatamente, orará al Señor por ese niño o por esa niña encomendándole al poder de la gracia de Dios junto a todos los presentes, rogando la bendición de Dios para él y para su familia. De esta manera, el niño quedará presentado.
- El ministro debe preparar sus palabras de forma anticipada y en este sentido, existen muchos manuales para celebrar esta ceremonia que darán recomendaciones sobre las frases más indicadas para esta ocasión; sin embargo, todo debe hacerse con naturalidad, autenticidad y bajo la guianza del Señor. En estos casos siempre es recomendable orar a Dios por su gracia y favor para que todo salga muy bien en cada ceremonia y que la bendición del Señor sea sobre todos (especialmente, sobre el menor y su familia).

Vestido:

- Esta ceremonia no exige un traje formal para la familia o el niño; sin embargo, el ministro y los participantes deben usar un vestido adecuado para la ocasión.

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