La Biblia es un libro, pero
también está compuesto de muchos libros elaborados por no menos de cuarenta
(40) diferentes escritores, a través de un período de 1,500 años
aproximadamente, muchos de los cuales nunca se conocieron entre sí. Sin
embargo, su unidad y continuidad son tan evidentes que es fácil pensar que tuvo
un solo autor - y ese no es otro que Dios mismo.
De los 66 diferentes libros
de la Biblia, los autores de cincuenta y cinco (55) son fácilmente
identificados por tradición e historia. Los once (11) libros, de los cuales los
autores son desconocidos son: Jueces, Rut, 1 y 2 de Samuel, 1 y 2 de Reyes, 1 y
2 de Crónicas, Ester, Job y Hebreos. Algunos libros, tales como Génesis,
Jueces, 1 y 2 de Reyes, 1 y 2 de Crónicas, cubren períodos tan largos de la historia
que es posible que sean colecciones de antiguos archivos que han sido reunidos
y editados, hacia el final del período descrito en el libro, por algún
individuo elegido por Dios. Los Salmos y Proverbios ambos tienen varios
escritores.
Todos los escritores,
exceptuando posiblemente a Lucas, fueron judíos y se enfocaron especialmente en
el contexto de la cultura judía. Sin embargo, las palabras que ellos
escribieron han causado más atracción e interés, a personas de todas las
naciones, que todas las otras palabras jamás escritas.
Es sumamente interesante
notar la variedad de antecedentes ocupacionales representados por los escritores
conocidos:
Dos de los escritores eran reyes – David y Salomón
Dos eran sacerdotes – Jeremías y Ezequiel
Lucas era un médico
Dos eran pescadores – Pedro y Juan
Dos eran pastores – Moisés y Amós
Pablo era un fariseo y un teólogo
Daniel era un gobernador
Mateo era un recaudador de impuestos
Josué era un soldado
Esdras era un escriba
Nehemías era un mayordomo
*Los antecedentes y las
ocupaciones de los otros son en su mayoría desconocidos.
Hay dos pasajes en el NT
que tratan específicamente con el tema de la inspiración. El primero es 2 Timoteo 3:16: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. La frase -inspirada
por Dios- es una sola palabra en el griego, teopneustos, y significa
literalmente, respirado por Dios. Esto quiere decir que la Sagrada Escritura
fue dada por Dios y recibida por los escritores a través de la obra del
Espíritu Santo.
El segundo pasaje es 2 Pedro 1:21: “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
La segunda mitad del versículo quiere decir literalmente, -sino que impulsados
por el Espíritu Santo hablaron los hombres de parte de Dios-. Los escritores
humanos de la Biblia fueron elevados por el Espíritu Santo a un nivel más alto
de entendimiento espiritual, a fin de impartirles la verdad divina que para que
pudieran comunicarla.
Santiago Arminio, un
teólogo holandés que nació en 1560 y murió en 1609, escribió respecto a la
Biblia: “Solamente en las Escrituras tenemos la infalible palabra de Dios, y en
ningún otro lugar”. En seguida hace esta muy útil declaración: “La causa
primaria de estos libros es Dios, en su Hijo, a través del Espíritu Santo. Las
causas instrumentales son los santos hombres de Dios, quienes no por su propia
voluntad, ni para agradarse a sí mismos, sino movidos e inspirados por el
Espíritu Santo, escribieron estos libros, sea que las palabras fueron
inspiradas en ellos, o dictadas a ellos, o administradas a ellos bajo la
dirección divina”.
Así pues, existen tres
grados de inspiración para las diferentes partes de la Biblia:
1) Primero está la verdad
eterna que el intelecto humano no podría llegar a conocer por ninguna otra
manera (inspirado en); es decir, exhalada por Dios e inhalada por los corazones
y mentes de los escritores.
2) En segundo lugar,
algunas porciones de las Escrituras evidentemente fueron dictadas palabra por
palabra, como sucedió con la ley dada a Moisés en el Sinaí.
3) En tercer lugar, otras
partes de la Biblia fueron solamente administradas a ellos bajo la dirección
divina.
En el siglo XVIII Juan
Wesley echó mano a la teología de Santiago Arminio y la convirtió en una fuerza
poderosa para empezar el más grande avivamiento espiritual que jamás ha
presenciado Inglaterra. En el prefacio a sus Notas Explicativas Sobre el NT,
dice de las Sagradas Escrituras: “Cada parte de ellas es digna de Dios, y todas
en conjunto son un cuerpo entero en el cual no hay ningún defecto ni ninguna
parte superflua”.
Tratando del mismo asunto
escribe: “El lenguaje de sus mensajeros además es exacto en el más alto grado,
porque las palabras que fueron dadas a ellos correspondieron con precisión a
las impresiones hechas en sus mentes”.
Con referencia a 2 Timoteo
3:16, Wesley escribe: “El Espíritu de Dios no solamente inspiró una vez a los
que escribieron (las Escrituras), sino que continuamente inspira y ayuda
sobrenaturalmente a los que las leen con ferviente oración”.
El más eminente teólogo
wesleyano del siglo pasado fue W. B. Pope. En su Compendio de la Teología
Cristiana en tres tomos, publicada por primera vez en 1875-76, dedica 37
páginas al tema de la inspiración de la Biblia. Con respecto a la Biblia
escribe Pope: “La inspiración plenaria de las Sagradas Escrituras la convierten
en autoridad absoluta y final, la norma suprema de la fe, el manual de la
moralidad, y la Carta Magna de los privilegios de Dios”.
Naturalmente, no cabe en el
Libro de Revelaciones Divinas ninguna cosa que no sea la verdad. Pero su
infabilidad se relaciona especialmente con la verdad espiritual. Después de
todo, es un conjunto de documentos humanos y divinos a la vez; la relación
exacta entre lo humano y lo divino en la Biblia ha llamado mucho la atención, y
aunque no se ha resuelto del todo la naturaleza de tal relación, puede que se
resuelva de una manera adecuada en el futuro. Pero en el campo de la verdad espiritual
y el reino de Dios entre los hombres, su reclamo de autoridad y suficiencia es
absoluto.
La teología arminiana más
sobresaliente del siglo XX fue escrita por el finado Dr. H. Orton Wiley. El
define así la inspiración: “Por la inspiración queremos decir la energía del
Espíritu Santo mediante la cual hombres santos fueron citados para recibir la
verdad espiritual y comunicarla a otros sin error”.
El Dr. Wiley sostiene que
la Biblia fue inspirada plenamente. Declara que las Escrituras fueron dadas por
inspiración plenaria, de tal manera y en grado suficiente que la Biblia llega a
ser la palabra infalible de Dios y la regla autoritativa de fe y práctica en la
Iglesia.
Esta es una buena
descripción de lo que queremos decir cuando hablamos de la inspiración plenaria
dinámica.
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