A pesar del sufrimiento humano y la maldad que existe en el mundo, la Biblia y la realidad de la vida humana siempre han demostrado que Dios es generoso y concede a los hombres diversos dones en el ámbito terrenal (Mt. 5:45; Sal. 136:25; 145:16; Stg. 1:17); asimismo, Dios es bondadoso y poderoso para otorgar dones ministeriales (como se estudió en el capítulo anterior) y dones espirituales o sobrenaturales (1 Cor. 12:1; 14:12), y en este capítulo nos centraremos en ellos ya que tienen un carácter especial y trascienden las bendiciones que todo ser humano podría disfrutar como criatura sobre la tierra según la misericordia de Dios.
En general, en el griego se usan tres términos muy similares para hablar de los dones que el Señor otorga:
- Doma: presente, dadiva, don (Mt. 7:11; Lc. 11:13; Ef. 4:8, 11).
- Carisma: gracia, don, dádiva, facultad, regalo (Rom. 11:29; 1 Tim. 4:14; 2 Tim.1:6).
- Dorea: dádiva, regalo (Hch. 2:38; 8:20; 10:45, 11:17; 2 Cor. 9:15; Ef. 3:7; 4:7; Heb. 6:4).
Al estudiar bien el NT podríamos encontrar 3 tipos de dones divinos:
- Dones de gracia: son los regalos que Dios concede por su gracia (Mt. 7:11; Rom. 11:29; 2 Cor. 9:15; Heb. 6:4); por ejemplo, la voluntad de Dios a favor del hombre (Jn. 4:10); el don de Dios en Cristo para salvación de los que creen (Jn. 3:16; Rom. 5:15, 16); el regalo de la vida eterna (Rom. 6:23); el don del Espíritu Santo, su presencia, su morada y su operación en el creyente (Lc. 11:13; Hch. 2:38); el favor de Dios para alguien en situaciones específicas (2 Cor. 1:11); el don de continencia para no casarse o el don de casarse y tener una familia (1 Cor. 7:1-9; Mt. 19:10-12; Pr. 18:22).
- Dones ministeriales: son las capacidades que Dios da para la edificación de todos los creyentes. Así pues, cada ministerio es un don de Dios para quien lo recibe (Ef. 3:7; 4:7, 8). A su vez, cada ministerio es un don (un regalo) de Dios para la iglesia (Ef. 4:11, 12).
- Dones espirituales o sobrenaturales: son facultades extraordinarias que Dios da para testimonio de su poder y para beneficio de la iglesia y la humanidad en general.
En ocasiones, la Biblia presenta los diversos tipos de dones en listas y combinados (Rom. 12:6-8; 1 Cor. 12) pero es nuestro deber investigar, diferenciar, buscar y desarrollar con la gracia de Dios los dones que él ha provisto para bendición de su pueblo. Ningún don nos hace mejores o superiores; lo importante es usarlos con humildad, buen testimonio, amor y fidelidad al Señor. Cada creyente tiene la responsabilidad de servir a sus hermanos conforme al don o dones que Dios le ha concedido (1 Ped. 4:10, 11).
La Biblia habla de muchos dones pero no hay un pasaje que contenga una lista completa de los dones otorgados por Dios a los creyentes; más bien hay diversas listas, referencias y citas bíblicas que mencionan los dones. Queda en nosotros leer las Escrituras, investigar, orar a Dios y reconocer qué talentos, habilidades y dones tenemos de parte de Dios para el servicio de los demás. Aún si la Biblia no mencionara un talento o una habilidad por nombre propio en el lenguaje actual, sería fácil encontrarla asociada al servicio, la enseñanza, el liderazgo, la administración, la atención a los necesitados, etc.
A continuación se ampliarán los dones ministeriales y los dones espirituales o sobrenaturales para tener una perspectiva más detallada:
a. Dones ministeriales
Aunque ya se ha explicado este tema, recordemos algunos aspectos y desarrollemos otros:
- Los dones ministeriales fueron parte del fruto de la victoria de Cristo al morir y resucitar entre los muertos para proclamar su reino y traer salvación a todos los que crean en él (Ef. 4:8).
- Apóstoles y profetas: ya no están vigentes porque su propósito culminó con el cierre del canon del NT como fundamento doctrinal para la Iglesia de Cristo.
- Evangelistas, pastores y maestros: todavía están vigentes porque su propósito es llevar el evangelio y hacer discípulos en todas las naciones.
- Consejería.
- Visitación.
- Músicos y cantores.
- Porteros.
- Entre otros.
En la Biblia encontramos varios dones ministeriales indispensables para la iglesia:
- Servicio (Rom. 12:7). Este don aplica a todas las actividades que requieran tiempo, atención y dedicación en beneficio de otros.
- Hacer misericordia (Rom. 12:8). Este don aplica a todas las actividades que involucran el ayudar, socorrer, apoyar y dar la mano a quien la necesita.
- Ayuda (1 Cor. 12:28). Este don aplica a todas las actividades que requieran ayuda y apoyo en beneficio de otros.
- Repartir (Rom. 12:8). La palabra repartir viene del griego metadídomi que significa entregar, compartir, dar y repartir. Este don aplica a todas las actividades que requieran el dar o mover a otros a dar para necesidades específicas con liberalidad (sinceridad y generosidad).
- Enseñanza (Rom. 12:7). Este don aplica a todas las actividades que requieran conocimiento, experiencia, orientación y consejo al servicio de los demás.
- Exhortación (Rom. 12:8). La palabra exhortar viene del griego parakaléo que significa invitar, llamar, alentar, animar, amonestar, confortar, consolar y exigir. Este don aplica a todas las actividades que requieran el uso de la palabra, la consolación, la amonestación y la motivación hacia otras personas.
- Presidir (Rom. 12:8). La palabra presidir viene del griego proístemi que significa estar delante, gobernar, ocuparse y presidir. Este don aplica a todas las actividades que requieran liderazgo, estar a cargo y asumir responsabilidad (con solicitud) en asuntos que implican manejo de personas.
- Administración (1 Cor. 12:28). La palabra administrar viene del griego kubérnesis que significa dirigir, gobernar y administrar. Este don aplica a todas las actividades que requieran manejar personas, liderar y planificar.
Hay creyentes que tienen una mayor inclinación o pasión por determinado don y esto se hace evidente en su conducta, en sus gustos, en cómo emplean su tiempo, en sus preferencias y en su vida diaria, pero los valores y principios que cada don promueve son indispensables en aquellos que tienen la vocación y el llamado del Señor a fin de que sean útiles, provechosos y de bendición en donde quiera que estén. No es posible servir con excelencia a Dios y a los hombres si no tenemos una actitud abierta para ayudar, apoyar, hacer misericordia, dar, animar, enseñar y cuando se requiera, asumir un liderazgo, tomar iniciativas y mover a otros a hacer la voluntad de Dios. Todos necesitamos la oportunidad para descubrir, usar y desarrollar más todo lo que Dios nos ha dado. Seamos proactivos y no pasivos; hagamos que las cosas pasen y no esperemos que pasen; hagamos la diferencia… que no tengan que empujarnos, que tengamos las pilas puestas y el compromiso de obedecer siempre al Señor y ser útiles a toda la gente que nos necesite.
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