b. Dones espirituales o sobrenaturales
Algunos llaman a estos
dones los dones de manifestación puesto que Pablo utilizó la palabra griega
fanérosis, la cual significa exhibición, expresión y manifestación. En otras
palabras, Pablo define estos dones como manifestaciones sobrenaturales del Espíritu
Santo que obra a través de los creyentes.
En relación con los dones
espirituales o sobrenaturales existen dos conceptos que debemos comprender a la
luz de la Biblia: el poder y la revelación de Dios.
Conceptos errados
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Respuesta bíblica
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Para muchos el poder y la revelación de Dios se manifestaron exclusivamente en
los tiempos bíblicos (AT y NT) para confirmar el mensaje divino, respaldar y tratar
a los patriarcas, los profetas, los apóstoles, los escritores bíblicos, la
nación de Israel, la iglesia primitiva y naciones gentiles en su contexto,
pero hoy no es necesario ver la demostración sobrenatural de Dios en
revelaciones, lenguas, interpretación de lenguas, profecías, milagros,
sanidades, prodigios, etc.
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El poder y la revelación de Dios se manifestaron en los tiempos bíblicos pero
se siguen manifestando porque Dios es inmutable y soberano. Si Dios trató con
diferentes naciones, con Israel y con la iglesia primitiva, usando su poder y
su revelación, él no ha cambiado y sigue siendo libre y creativo para tratar
con el ser humano. Obviamente, la Biblia es la herramienta primordial que su
pueblo debe usar para juzgar cada caso porque también existen muchos abusos,
falsos predicadores y falsas manifestaciones espirituales en diferentes
lugares del mundo. El verdadero cristianismo se basa en la Escritura y evalúa
lo que es de Dios, del hombre o del diablo.
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Otros consideran que Dios podría manifestar su poder pero no su revelación
porque él no puede revelar nada más aparte de su revelación escrita, la cual
ya quedó establecida en la Biblia.
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Es verdad que el canon de la Escritura está cerrado y que Dios no dará nuevas
revelaciones especiales en relación con la verdad bíblica que ya reveló (Jud.
1:3; 2 Tim. 3:16, 17) pero Dios puede y sigue revelando a los hombres asuntos
particulares para necesidades específicas en armonía con su revelación
especial que es la Biblia (1 Cor. 14:26; Fil. 3:15). En ningún pasaje de la
Escritura se hace referencia a la cesación de la manifestación divina en su
soberanía con los hombres y con su pueblo; no pretendamos poner a Dios en un
molde o limitar su propósito.
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Otros creen que su poder solo se manifestó en los tiempos bíblicos.
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No tratemos de limitar el poder de Dios porque él es soberano, libre y auto
determinante para hacer su voluntad de manera creativa.
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Muchos afirman que los dones sobrenaturales relatados en el NT (o algunos de
ellos) solo tuvieron lugar en el periodo de transición de la Ley y la Gracia
(el primer siglo o el tiempo de la iglesia primitiva) a fin de llevar y
confirmar con señales el mensaje del evangelio en esa época ya que no tenían
la palabra de Dios completa. Cuando ellos iban predicando el evangelio, su
mensaje era confirmado por el uso de los dones como señal. Ahora que tenemos
las Escrituras no necesitamos estos dones para confirmar el mensaje de Dios;
por tanto, ya no están vigentes.
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En al AT se manifestaron la mayoría de los dones sobrenaturales (y en este
estudio se van a presentar pruebas bíblicas). Además, en la historia del
cristianismo después del año 100 hay múltiples referencias y antecedentes de
su manifestación; aún en la actualidad Dios sigue operando bajo estos dones
que tienen un carácter sobrenatural.
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En realidad, existen
conceptos errados sobre los dones y a veces de definen de una manera incorrecta
y usando pasajes bíblicos fuera de contexto; así pues, mediante este estudio,
se pretende establecer una posición bíblica objetiva y revisando el contexto
general de la Escritura a fin de no hacer interpretaciones personales.
A la hora de definir estos
dones, tengamos en cuenta que no todos los creyentes reciben las mismas
facultades pues el Espíritu las concede a quien él quiera de forma soberana (1
Cor. 12:11); sin embargo, todos los creyentes deben aprender sobre los dones y
pedirlos para que Dios los otorgue según su propósito (1 Cor. 12:1, 31). En el
caso de que un creyente haga un mal uso de los dones o pretenda mostrar un don
que no posee, tal persona debe ser orientada y corregida con la palabra de Dios
para que sea irreprensible y fiel (esto es responsabilidad de la iglesia y de
los líderes); si no se corrige, entonces se debe orar a Dios y pedir dirección
para tomar medidas al respecto y disciplinar a dicho creyente (el tema de la
disciplina bíblica se ampliará en otro capítulo de este libro).
A la luz de la Biblia,
hallamos 9 dones espirituales o sobrenaturales y podríamos agruparlos en 3
clases: dones de revelación (palabra de sabiduría, palabra de ciencia y
discernimiento de espíritus); dones de inspiración (lenguas, interpretación de
lenguas y profecía); dones de poder (fe, sanidades y milagros).
En muchas ocasiones, los
dones se manifiestan al mismo tiempo y se complementan; sin embargo, debemos
entenderlos y diferenciarlos.
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