II. Ministerio de visitación
El ministerio de visitación
es un llamamiento noble dentro de la iglesia porque se dedica a compartir y
ofrecer el amor de Dios a todos aquellos que se encuentren en necesidad
espiritual, material, física y social. Quienes tienen esta tarea aceptan el compromiso
de ser instrumentos de Dios en su proceso de ayudar, servir y restaurar a
otros.
Todo creyente debería
participar en la visitación y tener un tiempo para compartir con otros el amor
de Dios, pero definitivamente no todos tienen la pasión y la actitud para este
ministerio.
Cristo nos dio ejemplo para
servir con esta actitud como dice la Escritura: “El Espíritu del Señor está
sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha
enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los
cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar
el año agradable del Señor” (Lc. 4:18, 19).
¿Qué caracteriza a quien desarrolla este ministerio?
- Es una persona que ha
aceptado el llamamiento del Señor Jesucristo de servir a la humanidad en un
espíritu de amor, entrega y dedicación.
- Puede ejercen su labor en
instituciones públicas y privadas (asilos, cárceles, hospitales, orfanatos y
diversas instalaciones) representando a Cristo y su mensaje, como un consejero
espiritual y un servidor dispuesto.
- No espera que la gente
venga a la iglesia con sus necesidades, sino que va a buscar a los necesitados
en donde estén.
- Está atento a oír las
penas y temores de la gente, comparte sus alegrías y esperanzas y los alienta
en medio de los fracasos.
- Por su interés personal,
su disposición de compartir con la gente en lo bueno y en lo malo, y por el
socorro que les da, la gente siente el amor de Dios. Su compañía les da
fortaleza para seguir adelante un día a la vez, manteniendo la vista en Cristo.
- Con su labor, le recuerda
a la gente que solamente hay vida en Jesucristo y que nuestra vida solamente
tiene sentido en él.
- Con su consejo, le
recuerda a la gente la importancia de seguir los principios de vida
establecidos por Dios en la Biblia y les ayuda a utilizar sus recursos
espirituales, y a tomar decisiones de acuerdo con la voluntad de Dios. Oye a la
gente y les comparte la sabiduría de parte de Dios.
- Al empezar su ministerio,
tiene que buscar la dirección de Dios en cuanto al tipo de institución en la
que desea ministrar. Dependemos de Dios para abrir las puertas a estas
instituciones y tocar los corazones de las personas que los administran. Es de
suma importancia conseguir permiso para entrar y luego hay que seguir las
reglas de la institución al pie de la letra, reconociendo la autoridad y
respetando el conducto regular.
- Es bueno tener un corazón
generoso pero éste no es un trabajo para débiles de carácter porque siempre
habrá gente que quiere abusar de la confianza, aprovecharse, pedir dinero y
favores, explotar a otros, etc.
- Es puntual, serio,
responsable y congruente con los compromisos que asume y las palabras que dice.
No debe prometer lo que no sabe o lo que no puede cumplir. Al ver su sinceridad
y fidelidad, y el bien que usted hace a la gente, más confianza le tendrán y
más oportunidades le serán dadas. Siempre ministre a las necesidades de toda la
gente sin tomar en cuenta su religión, su condición social o económica.
- Utiliza los servicios
sociales ya existentes en su comunidad. Quizás usted no tiene los recursos para
ayudar, pero puede informar y llevar a la gente a donde se puede conseguir
ayuda. Se puede servir de intermediario y a la vez dar un testimonio de Dios.
Esté seguro de que está recomendando a la gente a un buen lugar. De igual
manera establezca una relación con la gente que maneja estas agencias para que
tomen en cuenta a las personas que usted recomienda. Por lo general, los
trabajadores sociales tienen muy buen corazón, pero como todos, trabajan con
recursos limitados.
- Quizá llegará el día que
Dios engrandezca su ministerio y visión, y usted puede establecer una
institución de carácter social, una fundación o una corporación. Comparta su
visión con todas las personas que conozca y confíe en la gracia de Dios para
mover el corazón a apoyar su trabajo.
- Si le encantan los niños
y jóvenes considere trabajar con esta población.
- Cuando se brinda ayuda a
una persona en necesidad y se comparte el evangelio, Dios puede abrir las
puertas para llegar a más vidas.
III. Ministerio de alabanza
La música es una creación y
un regalo de Dios para sus criaturas; es un vehículo para comunicar ideas y
sentimientos y una herramienta para el disfrute y el goce de los sentidos. Uno
de los propósitos de la música es alabar a Dios y en la Biblia encontramos
múltiples referencias al respecto. La música siempre ha estado relacionada con
el culto a Dios en su pueblo. En el AT leemos de los músicos y cantores del
templo y de los instrumentos que se tocaban dentro del ministerio levítico
establecido por Dios. De igual forma, en el NT la música sigue vigente como un
ministerio pero ya no es exclusivo de una tribu; en realidad, Dios dota a
creyentes de dones y talentos para tocar instrumentos y cantar bien, pero ellos
también deben prepararse, estudiar, ensayar y buscar la excelencia en su
oficio.
Aparte del evangelismo, la
enseñanza bíblica y todas las actividades que realizan en la iglesia,
necesitamos hombres y mujeres que tengan la facultad para alabar al Señor y
guiar a la congregación de forma agradable y ordenada. Con la música, todo el
pueblo puede adorar a Dios, proclamar sus atributos, presentar verdades
espirituales contenidas en las canciones, promover el crecimiento espiritual y
expresarle a Dios su amor y compromiso de fidelidad.
¿Qué caracteriza a un verdadero ministro de alabanza?
- Debe tener la convicción
de ser salvo y con una nueva vida en Cristo, demostrada en santidad y frutos
dignos del evangelio.
- Debe ser de buen
testimonio, espiritual, humilde, sencillo, entregado al Señor y obediente a su
palabra. Dios tiene que ser lo primero en todo porque este ministerio suele ser
muy atacado con adulaciones o críticas debido al valor que tiene la música y el
canto en la vida devocional de la iglesia.
- Debe mantener una
relación estrecha con el Señor, con oración y lectura bíblica, para ser un
instrumento útil de Dios como ministro del evangelio. Tiene que conocer al Dios
que sirve y pasar tiempo en su presencia para que esto sea una realidad en su
persona y en su ministerio.
- Su estilo de vida debe
ser diferente al del músico o cantante secular. Debe llevar una vida limpia,
ejemplo del mensaje de sus cantos y del poder de Dios de transformar vidas
porque predica y recuerda la Palabra de Dios a través de las letras de cada
canción. De lo contrario, estará cantando y ministrando algo que no comprende
ni siente ni vive porque no tiene una experiencia genuina de caminar con Dios.
- Promueve la comunión con
Dios por medio de la adoración.
- Dirige el pueblo a la
presencia de Dios.
- Debe cultivar una
personalidad y un comportamiento agradable a Dios y a los demás. No se debe
olvidar que su propósito es ministrar, no sobresalir o ser una estrella que
busca fama y gloria de los hombres. El único digno de la gloria es Dios.
- Participa en diversos
eventos de la iglesia: cultos, campañas evangelísticas, bodas, funerales, entre
otros.
- Coordina para tocar con
otros músicos y cantores; para ello, debe establecerse un horario de ensayo con
quienes ya tienen la capacidad de tocar en grupo. En estos ensayos se hará un
programa definido de cánticos y demás actividades relacionadas con la música,
la proyección de las letras y otros recursos complementarios.
- Es puntual y responsable
en los ensayos programados.
- Se prepara seriamente por
medio de la oración y reflexión antes de cada servicio.
- Puede ser invitado a
otras iglesias y eventos donde desarrolle su ministerio de forma adecuada.
Además, puede asistir a eventos o campañas con un evangelista o un predicador a
fin de ministrar a través de la música.
- Puede realizar
grabaciones y comercializarlas en diferentes formatos para edificación de los
oyentes.
- Debe escoger un
repertorio que se ajuste a los principios bíblicos, que promueva verdades
divinas basadas en la Escritura y que sea armónico con la vida espiritual.
- No todos los músicos y
cantantes componen música, pero en el ministerio de alabanza deben pedir a Dios
cántico nuevo e inspiración para componer música fresca que el Señor imparta
para edificar y enriquecer a otros.
- Cuida su estado de ánimo
y pone a un lado sus dificultades antes del servicio.
- Llega antes de la hora
del culto o el evento donde va a participar para preparar los equipos y la
logística que requiera su interpretación.
- Cuida su presentación
personal y escoge ropa modesta de buen gusto, decorosa y digna de los valores
del reino de Dios.
- Cuando ministra (en el
altar o donde le toque) muestra en su porte una actitud de respeto, devoción y humildad.
- Habla con prudencia,
sencillez y cuida su vocabulario.
- Mantiene el orden y la
decencia; no busca hacer un show, aparentar lo que no es o estar por encima del
predicador o de las autoridades espirituales que están al frente del programa a
realizar (en una iglesia o en un evento).
- Es conciso en su
presentación y respeta el tiempo asignado en el programa establecido.
- Invita de forma adecuada
a la congregación a cantar y a participar en la alabanza; sin regañar ni atacar
a nadie.
- Saluda y se despide de la
congregación en forma humilde y respetuosa.
En la iglesia local debe
crearse un semillero de músicos y cantores que estén en proceso de formación
musical, ministerial y espiritual para que cuando tengan un nivel óptimo se les
dé la oportunidad de tocar canciones especiales, servir por turnos y adquirir
experiencia progresivamente. En este aspecto, se pueden crear varios grupos de
música (niños, adolescentes, jóvenes, damas, caballeros, coros, orquesta, entre
otros). No todos los músicos y cantores tienen el gusto y la facultad para
enseñar y dirigir grupos, pero siempre habrá personas idóneas para asumir estas
actividades y ellos mismos se evidenciarán con sus frutos y talentos.
PARA REFLEXIONAR
Se ha dicho que existe una
diversidad de ministerios y que el Señor es quien llama y capacita para la obra
a cada uno. En este material no se ha hecho un estudio al detalle de cada
ministerio porque no habría espacio en un solo libro pero en otras
publicaciones se ampliará cada ministerio de tal forma que cada creyente tenga
herramientas, recursos y pautas bíblicas para desarrollar al máximo el
potencial que Dios ha provisto para servir con amor, alegría, sabiduría y
excelencia en su reino.
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