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martes, 13 de junio de 2017

Los Ministerios de Dios Parte XIV

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II. Ministerio de visitación

El ministerio de visitación es un llamamiento noble dentro de la iglesia porque se dedica a compartir y ofrecer el amor de Dios a todos aquellos que se encuentren en necesidad espiritual, material, física y social. Quienes tienen esta tarea aceptan el compromiso de ser instrumentos de Dios en su proceso de ayudar, servir y restaurar a otros.

Todo creyente debería participar en la visitación y tener un tiempo para compartir con otros el amor de Dios, pero definitivamente no todos tienen la pasión y la actitud para este ministerio.

Cristo nos dio ejemplo para servir con esta actitud como dice la Escritura: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor” (Lc. 4:18, 19).

¿Qué caracteriza a quien desarrolla este ministerio?

- Es una persona que ha aceptado el llamamiento del Señor Jesucristo de servir a la humanidad en un espíritu de amor, entrega y dedicación.
- Puede ejercen su labor en instituciones públicas y privadas (asilos, cárceles, hospitales, orfanatos y diversas instalaciones) representando a Cristo y su mensaje, como un consejero espiritual y un servidor dispuesto.
- No espera que la gente venga a la iglesia con sus necesidades, sino que va a buscar a los necesitados en donde estén.
- Está atento a oír las penas y temores de la gente, comparte sus alegrías y esperanzas y los alienta en medio de los fracasos.
- Por su interés personal, su disposición de compartir con la gente en lo bueno y en lo malo, y por el socorro que les da, la gente siente el amor de Dios. Su compañía les da fortaleza para seguir adelante un día a la vez, manteniendo la vista en Cristo.
- Con su labor, le recuerda a la gente que solamente hay vida en Jesucristo y que nuestra vida solamente tiene sentido en él.
- Con su consejo, le recuerda a la gente la importancia de seguir los principios de vida establecidos por Dios en la Biblia y les ayuda a utilizar sus recursos espirituales, y a tomar decisiones de acuerdo con la voluntad de Dios. Oye a la gente y les comparte la sabiduría de parte de Dios.
- Al empezar su ministerio, tiene que buscar la dirección de Dios en cuanto al tipo de institución en la que desea ministrar. Dependemos de Dios para abrir las puertas a estas instituciones y tocar los corazones de las personas que los administran. Es de suma importancia conseguir permiso para entrar y luego hay que seguir las reglas de la institución al pie de la letra, reconociendo la autoridad y respetando el conducto regular.
- Es bueno tener un corazón generoso pero éste no es un trabajo para débiles de carácter porque siempre habrá gente que quiere abusar de la confianza, aprovecharse, pedir dinero y favores, explotar a otros, etc.
- Es puntual, serio, responsable y congruente con los compromisos que asume y las palabras que dice. No debe prometer lo que no sabe o lo que no puede cumplir. Al ver su sinceridad y fidelidad, y el bien que usted hace a la gente, más confianza le tendrán y más oportunidades le serán dadas. Siempre ministre a las necesidades de toda la gente sin tomar en cuenta su religión, su condición social o económica.
- Utiliza los servicios sociales ya existentes en su comunidad. Quizás usted no tiene los recursos para ayudar, pero puede informar y llevar a la gente a donde se puede conseguir ayuda. Se puede servir de intermediario y a la vez dar un testimonio de Dios. Esté seguro de que está recomendando a la gente a un buen lugar. De igual manera establezca una relación con la gente que maneja estas agencias para que tomen en cuenta a las personas que usted recomienda. Por lo general, los trabajadores sociales tienen muy buen corazón, pero como todos, trabajan con recursos limitados.
- Quizá llegará el día que Dios engrandezca su ministerio y visión, y usted puede establecer una institución de carácter social, una fundación o una corporación. Comparta su visión con todas las personas que conozca y confíe en la gracia de Dios para mover el corazón a apoyar su trabajo.
- Si le encantan los niños y jóvenes considere trabajar con esta población.
- Cuando se brinda ayuda a una persona en necesidad y se comparte el evangelio, Dios puede abrir las puertas para llegar a más vidas.

III. Ministerio de alabanza

La música es una creación y un regalo de Dios para sus criaturas; es un vehículo para comunicar ideas y sentimientos y una herramienta para el disfrute y el goce de los sentidos. Uno de los propósitos de la música es alabar a Dios y en la Biblia encontramos múltiples referencias al respecto. La música siempre ha estado relacionada con el culto a Dios en su pueblo. En el AT leemos de los músicos y cantores del templo y de los instrumentos que se tocaban dentro del ministerio levítico establecido por Dios. De igual forma, en el NT la música sigue vigente como un ministerio pero ya no es exclusivo de una tribu; en realidad, Dios dota a creyentes de dones y talentos para tocar instrumentos y cantar bien, pero ellos también deben prepararse, estudiar, ensayar y buscar la excelencia en su oficio.

Aparte del evangelismo, la enseñanza bíblica y todas las actividades que realizan en la iglesia, necesitamos hombres y mujeres que tengan la facultad para alabar al Señor y guiar a la congregación de forma agradable y ordenada. Con la música, todo el pueblo puede adorar a Dios, proclamar sus atributos, presentar verdades espirituales contenidas en las canciones, promover el crecimiento espiritual y expresarle a Dios su amor y compromiso de fidelidad.

¿Qué caracteriza a un verdadero ministro de alabanza?

- Debe tener la convicción de ser salvo y con una nueva vida en Cristo, demostrada en santidad y frutos dignos del evangelio.
- Debe ser de buen testimonio, espiritual, humilde, sencillo, entregado al Señor y obediente a su palabra. Dios tiene que ser lo primero en todo porque este ministerio suele ser muy atacado con adulaciones o críticas debido al valor que tiene la música y el canto en la vida devocional de la iglesia.
- Debe mantener una relación estrecha con el Señor, con oración y lectura bíblica, para ser un instrumento útil de Dios como ministro del evangelio. Tiene que conocer al Dios que sirve y pasar tiempo en su presencia para que esto sea una realidad en su persona y en su ministerio.
- Su estilo de vida debe ser diferente al del músico o cantante secular. Debe llevar una vida limpia, ejemplo del mensaje de sus cantos y del poder de Dios de transformar vidas porque predica y recuerda la Palabra de Dios a través de las letras de cada canción. De lo contrario, estará cantando y ministrando algo que no comprende ni siente ni vive porque no tiene una experiencia genuina de caminar con Dios.
- Promueve la comunión con Dios por medio de la adoración.
- Dirige el pueblo a la presencia de Dios.
- Debe cultivar una personalidad y un comportamiento agradable a Dios y a los demás. No se debe olvidar que su propósito es ministrar, no sobresalir o ser una estrella que busca fama y gloria de los hombres. El único digno de la gloria es Dios.
- Participa en diversos eventos de la iglesia: cultos, campañas evangelísticas, bodas, funerales, entre otros.
- Coordina para tocar con otros músicos y cantores; para ello, debe establecerse un horario de ensayo con quienes ya tienen la capacidad de tocar en grupo. En estos ensayos se hará un programa definido de cánticos y demás actividades relacionadas con la música, la proyección de las letras y otros recursos complementarios.
- Es puntual y responsable en los ensayos programados.
- Se prepara seriamente por medio de la oración y reflexión antes de cada servicio.
- Puede ser invitado a otras iglesias y eventos donde desarrolle su ministerio de forma adecuada. Además, puede asistir a eventos o campañas con un evangelista o un predicador a fin de ministrar a través de la música.
- Puede realizar grabaciones y comercializarlas en diferentes formatos para edificación de los oyentes.
- Debe escoger un repertorio que se ajuste a los principios bíblicos, que promueva verdades divinas basadas en la Escritura y que sea armónico con la vida espiritual.
- No todos los músicos y cantantes componen música, pero en el ministerio de alabanza deben pedir a Dios cántico nuevo e inspiración para componer música fresca que el Señor imparta para edificar y enriquecer a otros.
- Cuida su estado de ánimo y pone a un lado sus dificultades antes del servicio.
- Llega antes de la hora del culto o el evento donde va a participar para preparar los equipos y la logística que requiera su interpretación.
- Cuida su presentación personal y escoge ropa modesta de buen gusto, decorosa y digna de los valores del reino de Dios.
- Cuando ministra (en el altar o donde le toque) muestra en su porte una actitud de respeto, devoción y humildad.
- Habla con prudencia, sencillez y cuida su vocabulario.
- Mantiene el orden y la decencia; no busca hacer un show, aparentar lo que no es o estar por encima del predicador o de las autoridades espirituales que están al frente del programa a realizar (en una iglesia o en un evento).
- Es conciso en su presentación y respeta el tiempo asignado en el programa establecido.
- Invita de forma adecuada a la congregación a cantar y a participar en la alabanza; sin regañar ni atacar a nadie.
- Saluda y se despide de la congregación en forma humilde y respetuosa.

En la iglesia local debe crearse un semillero de músicos y cantores que estén en proceso de formación musical, ministerial y espiritual para que cuando tengan un nivel óptimo se les dé la oportunidad de tocar canciones especiales, servir por turnos y adquirir experiencia progresivamente. En este aspecto, se pueden crear varios grupos de música (niños, adolescentes, jóvenes, damas, caballeros, coros, orquesta, entre otros). No todos los músicos y cantores tienen el gusto y la facultad para enseñar y dirigir grupos, pero siempre habrá personas idóneas para asumir estas actividades y ellos mismos se evidenciarán con sus frutos y talentos.

PARA REFLEXIONAR
Se ha dicho que existe una diversidad de ministerios y que el Señor es quien llama y capacita para la obra a cada uno. En este material no se ha hecho un estudio al detalle de cada ministerio porque no habría espacio en un solo libro pero en otras publicaciones se ampliará cada ministerio de tal forma que cada creyente tenga herramientas, recursos y pautas bíblicas para desarrollar al máximo el potencial que Dios ha provisto para servir con amor, alegría, sabiduría y excelencia en su reino.

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