Visitas por países (actualizando)

Flag Counter

Bienvenida

Agradecemos su visita

Este blog ha sido creado para brindar un espacio donde queremos compartir el mensaje de la Palabra de Dios mediante diversas herramientas: texto, audio, video, entre otras.

La Iglesia Cristiana Sión tiene como misión el predicar el evangelio a toda criatura y en todas las naciones. Además, la tarea es hacer discípulos auténticos que sigan a Cristo y reflejen su carácter.

Le invitamos a participar con sus comentarios y opiniones

Mayor informes:

Barrio Robledo Parque - Medellín, Colombia

Alejandro Ocampo -2646825 - 3122958775

Barrio El Playón - Medellín, Colombia

Juan Carlos Sánchez -4619040 - 3136619531

martes, 18 de abril de 2017

Los Ministerios de Dios Parte III

Resultado de imagen para Los Ministerios de Dios

d. ¿Qué ministerios de la Biblia están vigentes para la Iglesia de Cristo en el NT?

Si queremos entender la voluntad de Dios con respecto a este tema, tengamos en cuenta que todo servicio a Dios que esté en armonía con las Escrituras siempre estará en acción y disposición para la Iglesia de Cristo pero no podemos asumir que un ministerio está vigente tomando pasajes aislados de la Biblia o haciendo interpretaciones personales.

¿Cuántos ministerios existen en la Biblia? La respuesta correcta a esta pregunta depende de una revisión amplia del AT y del NT, poniendo como fundamento a Cristo. Todo supuesto ministerio que no sea congruente con las enseñanzas de Cristo y de los escritores bíblicos, no está en vigencia para la Iglesia del Señor. Por ejemplo, miremos algunas observaciones:
- El sacerdocio levítico ya no está vigente porque Cristo vino a ser nuestro sumo sacerdote y todos los creyentes somos llamados sacerdotes y reyes para Dios (Ap. 1:6).
- El ministerio apostólico y el ministerio profético ya no están vigentes porque su ciclo terminó con el cierre del canon bíblico y con la era de los apóstoles que fueron testigos oculares de la muerte y resurrección de Cristo, y de los profetas que fueron inspirados para escribir el NT y dejar un fundamento sólido para la Iglesia (Ef. 2:20). Este punto será ampliado posteriormente.

Quienes argumentan que los cincos ministerio están vigentes los comparan con las cinco columnas que había en el lugar santo del tabernáculo de Moisés (Éx. 26:36, 37), los asocian con el aceite de la santa unción que estaba compuesto por cinco ingredientes (Éx. 30:22-25); ellos dicen que este aceite fue derramado sobre la cabeza de Aarón el cual cayó sobre sus vestiduras (Éx. 30:30) y que esto representa a los cinco ministerios cubriendo a todo el cuerpo de Cristo. Debido a estas alegorías sacadas de su propia imaginación y que la Biblia no respalda ni plantea, ellos dicen que cada congregación debe de ser ministrada por los cinco ministerios pero como veremos en este estudio, tal afirmación es falsa y antibíblica.

Para estudiar sobre los ministerios en el NT, muchos toman la cita de Ef. 4:11 para hablar de 5 ministerios y otros lo llaman el ministerio quíntuple. En esta cita, Pablo afirma que Cristo mismo “constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros”; aquí hay cinco nombres de ministerios pero no están enumerados en un orden de importancia ni tampoco se muestra una relación de autoridad ni se dice quiénes fueron más importantes ni se dice que son solo 5 ministerios (simplemente se nombran). Del mismo modo, en ningún pasaje de la Biblia se enumeran 5 ministerios ni se dice que hay 5 ministerios (mucho menos se clasifica a uno mayor que otro). Tristemente, muchos han caído en el colmo de atribuirse el título de apóstol o profeta, dando mayor relevancia a estos ministerios para su propio provecho ya que se encuentran de primeros en la lista pero esto no implica que sean superiores. Además, según esta interpretación moderna, se desconoce el contexto y se usan pretextos para manipular versículos con un interés propio.

Debemos tener la humildad y la sabiduría para reconocer cualidades ministeriales en nuestros hermanos en Cristo pero también debemos tener el discernimiento y el conocimiento bíblico porque precisamente uno de los propósitos de que existan ministerios sanos, bíblicos y de buen testimonio en la Iglesia del Señor es que no seamos llevados por cualquier viento de doctrina y estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error (Ef. 4:14) y esto incluye falsos ministros y falsas enseñanzas que tuercen las Escrituras, las cuales la mayoría de las veces están ligadas con el ego humano, el afán de renombre y la búsqueda de riquezas materiales, usando la fe, los asuntos espirituales y las necesidades de la gente como excusa, lo cual es vergonzoso y abominable ante los ojos de Dios. Con esa actitud ya podremos sacar conclusiones de cuál es el carácter de quienes se hacen a sí mismos grandes ante los demás.

e. ¿Qué relación tienen los ministerios en el NT?

Se ha debatido mucho la relación precisa entre la misión original y absoluta de los apóstoles y evangelistas, por un lado, y el ministerio permanente y local de los pastores, maestros, administradores y ayudantes, por el otro. Algunos creen que esta última clase era generalmente designada por la primera, pero si tomamos Hch. 6 como descriptivo de una ordenación típica, vemos que la elección colectiva ocupaba también un lugar en la selección de los candidatos. Presumiblemente, Rom. 12 y 1 Cor. 12 dan a entender que la Iglesia, como comunidad llena del Espíritu, produce sus propios órganos de ministerio; por otra parte, Ef. 4:11 asegura que el ministerio le es dado a la Iglesia por Cristo y no a unos individuos en particular. Podría sugerirse que, aunque Cristo es la fuente de toda autoridad, y el modelo de todos los tipos de servicio, la Iglesia en conjunto es la que recibe su comisión divina para administrar sus actividades, ministerios y propósitos. De todos modos, el NT no se ocupa de indicar los posibles canales de transmisión (quién escogió a quién, quién tenía mayor autoridad); su principal preocupación es, en este sentido, ofrecer una prueba doctrinal de la enseñanza ministerial. Por ende, debemos orar a Dios y pedir dirección para que él de testimonio de cada creyente y respalde los dones y ministerios que otorga a quienes él llama.

Vemos que a los apóstoles y sus ayudantes se los designa como ministros de Dios (2 Cor. 6:4; 1 Ts. 3:2), de Cristo (2 Cor. 11:23; Col. 1:7; 1 Tim. 4:6), del evangelio (Ef. 3:7; Col. 1:23), del nuevo pacto (2 Cor. 3:6), de la Iglesia (Col. 1:25) o como servidores en sí (1 Cor. 3:5; Ef. 6:21; Col. 4:7).

Es interesante anotar en el libro de los Hechos que en la iglesia primitiva se nombró a los siete para servir a las mesas (diakonein trapezais, Hch. 6:2); es poco probable que en este caso se haya usado el término para describir un cargo técnico, ya que inmediatamente después (v. 4) se lo contrasta con la diakonia de la palabra de los apóstoles, y en realidad Esteban y Felipe cumplieron más bien funciones de evangelistas que de diáconos; además, parecería que la ayuda a los pobres de Jerusalén estuvo a cargo de ancianos y no de diáconos (Hch. 11:30). Sin embargo, en cierto modo los siete pueden haber servido de prototipo para los posteriores ayudantes de los obispos mencionados en Fil. 1:1. Su deber primordial aparentemente no era la enseñanza, sino la de visitar casa por casa y ayudar a los pobres y los enfermos; en esa forma, los diáconos venían a ser los agentes principales por medio de los cuales la iglesia expresaba su confraternidad mutua en el servicio. Por otro lado, es posible que también ayudaran en el culto colectivo.

Resulta difícil determinar si 1 Tim. 3:11 se refiere a las esposas de los diáconos o a diaconisas; sin embargo, en otros versículos bíblicos se describe a Febe (Rom. 16:1, 2) como diaconisa de la iglesia en Cencrea, lo cual podría significar que era ayudante de otro líder espiritual o que tenía algún cargo oficial; en este sentido, existen referencias históricas de dos ministras que menciona Plinio en su carta a Trajano las cuales pueden haber sido diaconisas, pero hasta el siglo III no estaba plenamente determinado este cargo.

Hay un principio de orden interesante en la Biblia y es que aquellos que se dedican al ministerio de la palabra, con un liderazgo comprobado, con un testimonio limpio y con el respaldo de Dios, deben asumir una autoridad delegada de parte del Señor, al guiar a los creyentes a través de la verdad divina y al tomar la iniciativa en la organización de cada congregación local. Este principio lo vemos en las siguientes situaciones que la Biblia relata:

- Moisés fue orientado por su suegro Jetro para delegar funciones en otras personas idóneas a fin de atender todas las necesidades del pueblo (Éx. 18:13-27).
- Los apóstoles estaban dedicados a la oración y al ministerio de la palabra, y delegaron a los siete (escogidos en acuerdo y aprobación por la comunidad de creyentes a los cuales ellos mismos lideraban) para cumplir funciones específicas de servicio (Hch. 6:1-7). Los ministros de la palabra tenían que dedicar mayor tiempo a la oración y a la Escritura a fin de ejercer su responsabilidad ante Dios y ante los creyentes, y no podían descuidar este trabajo espiritual. Ahora bien, esto no implica que un ministro de la palabra se limite solo a esta labor pues debe ser ejemplo en todo y sacar tiempo para todo lo que demanda el trabajo en la obra del Señor pero tampoco es un hombre orquesta y debe saber delegar y asignar a otros que tienen el llamado y las capacidades para ejercer diversos ministerios.
- En el NT se habla del término obispo (1 Tim. 3:1, 2) y significa vigilante, inspector o superintendente. Esta expresión se usaba en sentido secular muchos años antes de Cristo y se adoptó en el vocabulario cristiano. En el transcurso de los años llegó a significar el puesto de un alto jerarca eclesiástico… algo muy distinto del sentido del NT porque el obispo era un hombre llamado y dotado por Dios para cuidar de la iglesia local (Hch. 20:28). Ser obispo se consideraba como una buena obra (1 Tim. 3:1) pero demandaba tener cualidades de maestro, pastor y administrador (1 Tim. 3:2-7; Tito 1:5-9). Posteriormente, se ampliará este tema en el concepto del pastorado.

Este principio de orden y organización en el pueblo de Dios no tiene como fin establecer una jerarquía de poderes sino asignar responsabilidades y permitir que otros se capaciten para el servicio; una generación pasa y viene la siguiente para tomar su lugar; ningún ministerio es para siempre ni es indispensable. Por ende, cada iglesia local debe crear un semillero de ministerios en cada actividad que realiza, teniendo siempre un reemplazo y un suplente para cada persona, sea un líder, un ministro de alabanza, un evangelista, un pastor, un maestro, una secretaria, un tesorero, etc. Sea por motivos de enfermedad, por el carácter voluble del ser humano, por faltas que cometan los creyentes y los líderes, siempre debemos promover el desarrollo integral de cada ministerio para la edificación del cuerpo de Cristo que es la Iglesia, dando oportunidades a otros (hombres y mujeres) que tengan el llamado y el compromiso de amar, honrar y obedecer a Cristo.

Al leer el NT, podríamos afirmar que hubo ministerios muy diversos: hubo creyentes llamados por Dios que tuvieron un ministerio fijo en un lugar (lo que se asemeja al ministerio pastoral para el cuidado del rebaño) y hubo otros creyentes que Dios levantó para movilizarse a varios lugares; no obstante, en las Escrituras se promovió el orden, el sometimiento a la autoridad delegada por Dios, la armonía y la cooperación mutua entre los hermanos en la fe. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario