d. ¿Qué ministerios de la
Biblia están vigentes para la Iglesia de Cristo en el NT?
Si queremos entender la
voluntad de Dios con respecto a este tema, tengamos en cuenta que todo servicio
a Dios que esté en armonía con las Escrituras siempre estará en acción y
disposición para la Iglesia de Cristo pero no podemos asumir que un ministerio está
vigente tomando pasajes aislados de la Biblia o haciendo interpretaciones
personales.
¿Cuántos ministerios
existen en la Biblia? La respuesta correcta a esta pregunta depende de una
revisión amplia del AT y del NT, poniendo como fundamento a Cristo. Todo
supuesto ministerio que no sea congruente con las enseñanzas de Cristo y de los
escritores bíblicos, no está en vigencia para la Iglesia del Señor. Por
ejemplo, miremos algunas observaciones:
- El sacerdocio levítico ya
no está vigente porque Cristo vino a ser nuestro sumo sacerdote y todos los
creyentes somos llamados sacerdotes y reyes para Dios (Ap. 1:6).
- El ministerio apostólico
y el ministerio profético ya no están vigentes porque su ciclo terminó con el
cierre del canon bíblico y con la era de los apóstoles que fueron testigos
oculares de la muerte y resurrección de Cristo, y de los profetas que fueron
inspirados para escribir el NT y dejar un fundamento sólido para la Iglesia
(Ef. 2:20). Este punto será ampliado posteriormente.
Quienes argumentan que los
cincos ministerio están vigentes los comparan con las cinco columnas que había
en el lugar santo del tabernáculo de Moisés (Éx. 26:36, 37), los asocian con el
aceite de la santa unción que estaba compuesto por cinco ingredientes (Éx.
30:22-25); ellos dicen que este aceite fue derramado sobre la cabeza de Aarón
el cual cayó sobre sus vestiduras (Éx. 30:30) y que esto representa a los cinco
ministerios cubriendo a todo el cuerpo de Cristo. Debido a estas alegorías
sacadas de su propia imaginación y que la Biblia no respalda ni plantea, ellos
dicen que cada congregación debe de ser ministrada por los cinco ministerios
pero como veremos en este estudio, tal afirmación es falsa y antibíblica.
Para estudiar sobre los
ministerios en el NT, muchos toman la cita de Ef. 4:11 para hablar de 5
ministerios y otros lo llaman el ministerio quíntuple. En esta cita, Pablo
afirma que Cristo mismo “constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a
otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros”; aquí hay cinco nombres de
ministerios pero no están enumerados en un orden de importancia ni tampoco se
muestra una relación de autoridad ni se dice quiénes fueron más importantes ni
se dice que son solo 5 ministerios (simplemente se nombran). Del mismo modo, en
ningún pasaje de la Biblia se enumeran 5 ministerios ni se dice que hay 5
ministerios (mucho menos se clasifica a uno mayor que otro). Tristemente,
muchos han caído en el colmo de atribuirse el título de apóstol o profeta,
dando mayor relevancia a estos ministerios para su propio provecho ya que se
encuentran de primeros en la lista pero esto no implica que sean superiores.
Además, según esta interpretación moderna, se desconoce el contexto y se usan
pretextos para manipular versículos con un interés propio.
Debemos tener la humildad y
la sabiduría para reconocer cualidades ministeriales en nuestros hermanos en
Cristo pero también debemos tener el discernimiento y el conocimiento bíblico
porque precisamente uno de los propósitos de que existan ministerios sanos, bíblicos
y de buen testimonio en la Iglesia del Señor es que no seamos llevados por
cualquier viento de doctrina y estratagema de hombres que para engañar emplean
con astucia las artimañas del error (Ef. 4:14) y esto incluye falsos ministros
y falsas enseñanzas que tuercen las Escrituras, las cuales la mayoría de las
veces están ligadas con el ego humano, el afán de renombre y la búsqueda de
riquezas materiales, usando la fe, los asuntos espirituales y las necesidades
de la gente como excusa, lo cual es vergonzoso y abominable ante los ojos de
Dios. Con esa actitud ya podremos sacar conclusiones de cuál es el carácter de
quienes se hacen a sí mismos grandes ante los demás.
e. ¿Qué relación tienen los
ministerios en el NT?
Se ha debatido mucho la
relación precisa entre la misión original y absoluta de los apóstoles y
evangelistas, por un lado, y el ministerio permanente y local de los pastores,
maestros, administradores y ayudantes, por el otro. Algunos creen que esta
última clase era generalmente designada por la primera, pero si tomamos Hch. 6
como descriptivo de una ordenación típica, vemos que la elección colectiva
ocupaba también un lugar en la selección de los candidatos. Presumiblemente,
Rom. 12 y 1 Cor. 12 dan a entender que la Iglesia, como comunidad llena del
Espíritu, produce sus propios órganos de ministerio; por otra parte, Ef. 4:11
asegura que el ministerio le es dado a la Iglesia por Cristo y no a unos
individuos en particular. Podría sugerirse que, aunque Cristo es la fuente de
toda autoridad, y el modelo de todos los tipos de servicio, la Iglesia en
conjunto es la que recibe su comisión divina para administrar sus actividades,
ministerios y propósitos. De todos modos, el NT no se ocupa de indicar los
posibles canales de transmisión (quién escogió a quién, quién tenía mayor
autoridad); su principal preocupación es, en este sentido, ofrecer una prueba
doctrinal de la enseñanza ministerial. Por ende, debemos orar a Dios y pedir
dirección para que él de testimonio de cada creyente y respalde los dones y
ministerios que otorga a quienes él llama.
Vemos que a los apóstoles y
sus ayudantes se los designa como ministros de Dios (2 Cor. 6:4; 1 Ts. 3:2), de
Cristo (2 Cor. 11:23; Col. 1:7; 1 Tim. 4:6), del evangelio (Ef. 3:7; Col.
1:23), del nuevo pacto (2 Cor. 3:6), de la Iglesia (Col. 1:25) o como
servidores en sí (1 Cor. 3:5; Ef. 6:21; Col. 4:7).
Es interesante anotar en el
libro de los Hechos que en la iglesia primitiva se nombró a los siete para
servir a las mesas (diakonein trapezais, Hch. 6:2); es poco probable que en
este caso se haya usado el término para describir un cargo técnico, ya que
inmediatamente después (v. 4) se lo contrasta con la diakonia de la palabra de
los apóstoles, y en realidad Esteban y Felipe cumplieron más bien funciones de
evangelistas que de diáconos; además, parecería que la ayuda a los pobres de
Jerusalén estuvo a cargo de ancianos y no de diáconos (Hch. 11:30). Sin
embargo, en cierto modo los siete pueden haber servido de prototipo para los
posteriores ayudantes de los obispos mencionados en Fil. 1:1. Su deber
primordial aparentemente no era la enseñanza, sino la de visitar casa por casa
y ayudar a los pobres y los enfermos; en esa forma, los diáconos venían a ser
los agentes principales por medio de los cuales la iglesia expresaba su
confraternidad mutua en el servicio. Por otro lado, es posible que también
ayudaran en el culto colectivo.
Resulta difícil determinar
si 1 Tim. 3:11 se refiere a las esposas de los diáconos o a diaconisas; sin
embargo, en otros versículos bíblicos se describe a Febe (Rom. 16:1, 2) como
diaconisa de la iglesia en Cencrea, lo cual podría significar que era ayudante
de otro líder espiritual o que tenía algún cargo oficial; en este sentido,
existen referencias históricas de dos ministras que menciona Plinio en su carta
a Trajano las cuales pueden haber sido diaconisas, pero hasta el siglo III no
estaba plenamente determinado este cargo.
Hay un principio de orden
interesante en la Biblia y es que aquellos que se dedican al ministerio de la
palabra, con un liderazgo comprobado, con un testimonio limpio y con el
respaldo de Dios, deben asumir una autoridad delegada de parte del Señor, al
guiar a los creyentes a través de la verdad divina y al tomar la iniciativa en
la organización de cada congregación local. Este principio lo vemos en las
siguientes situaciones que la Biblia relata:
- Moisés fue orientado por
su suegro Jetro para delegar funciones en otras personas idóneas a fin de
atender todas las necesidades del pueblo (Éx. 18:13-27).
- Los apóstoles estaban
dedicados a la oración y al ministerio de la palabra, y delegaron a los siete
(escogidos en acuerdo y aprobación por la comunidad de creyentes a los cuales
ellos mismos lideraban) para cumplir funciones específicas de servicio (Hch.
6:1-7). Los ministros de la palabra tenían que dedicar mayor tiempo a la
oración y a la Escritura a fin de ejercer su responsabilidad ante Dios y ante
los creyentes, y no podían descuidar este trabajo espiritual. Ahora bien, esto
no implica que un ministro de la palabra se limite solo a esta labor pues debe
ser ejemplo en todo y sacar tiempo para todo lo que demanda el trabajo en la
obra del Señor pero tampoco es un hombre orquesta y debe saber delegar y
asignar a otros que tienen el llamado y las capacidades para ejercer diversos
ministerios.
- En el NT se habla del
término obispo (1 Tim. 3:1, 2) y significa vigilante, inspector o
superintendente. Esta expresión se usaba en sentido secular muchos años antes
de Cristo y se adoptó en el vocabulario cristiano. En el transcurso de los años
llegó a significar el puesto de un alto jerarca eclesiástico… algo muy distinto
del sentido del NT porque el obispo era un hombre llamado y dotado por Dios
para cuidar de la iglesia local (Hch. 20:28). Ser obispo se consideraba como
una buena obra (1 Tim. 3:1) pero demandaba tener cualidades de maestro, pastor
y administrador (1 Tim. 3:2-7; Tito 1:5-9). Posteriormente, se ampliará este
tema en el concepto del pastorado.
Este principio de orden y
organización en el pueblo de Dios no tiene como fin establecer una jerarquía de
poderes sino asignar responsabilidades y permitir que otros se capaciten para
el servicio; una generación pasa y viene la siguiente para tomar su lugar;
ningún ministerio es para siempre ni es indispensable. Por ende, cada iglesia
local debe crear un semillero de ministerios en cada actividad que realiza,
teniendo siempre un reemplazo y un suplente para cada persona, sea un líder, un
ministro de alabanza, un evangelista, un pastor, un maestro, una secretaria, un
tesorero, etc. Sea por motivos de enfermedad, por el carácter voluble del ser
humano, por faltas que cometan los creyentes y los líderes, siempre debemos
promover el desarrollo integral de cada ministerio para la edificación del
cuerpo de Cristo que es la Iglesia, dando oportunidades a otros (hombres y
mujeres) que tengan el llamado y el compromiso de amar, honrar y obedecer a
Cristo.
Al leer el NT, podríamos
afirmar que hubo ministerios muy diversos: hubo creyentes llamados por Dios que
tuvieron un ministerio fijo en un lugar (lo que se asemeja al ministerio
pastoral para el cuidado del rebaño) y hubo otros creyentes que Dios levantó para
movilizarse a varios lugares; no obstante, en las Escrituras se promovió el
orden, el sometimiento a la autoridad delegada por Dios, la armonía y la
cooperación mutua entre los hermanos en la fe.
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