Dios nos ha dejado en la
Biblia suficiente información y revelación para comprender acerca del
ministerio que debe desarrollarse en la Iglesia del NT conforme a una sana
interpretación; lamentablemente, muchos que se hacen llamar ministros o
servidores de Dios han tergiversado muchos pasajes de la Escritura para enseñar
conceptos erróneos que han estado ligados a prácticas contrarias a la voluntad
de Dios y que han traído descrédito al Cristianismo pues salen a la luz las
verdaderas motivaciones de quienes dicen seguir a Jesús y predicar el evangelio.
Por ende, se hace indispensable conocer, entender y enseñar de forma integral
acerca de este tema, a los creyentes en general, a quienes aspiran servir a
Dios según su llamamiento y a quienes ya están sirviendo en la actualidad para
que todos hablemos un mismo idioma y nos pongamos de acuerdo (1 Cor. 1:10).
a. ¿Qué es el ministerio?
La palabra MINISTERIO
siempre se ha asociado al servicio de Dios y de los hombres; de igual forma,
todo trabajo y servicio realizado por una persona, lo convierte en un siervo o
servidor en relación con otros. En la actualidad, este término se relaciona
también con las actividades que realiza un funcionario público en un gobierno
por el bien de una comunidad en particular. Sin embargo, a continuación veremos
cómo se presenta este concepto en el AT y NT.
b. ¿Cómo se desarrolló el ministerio en el AT?
Al estudiar el AT,
encontramos la palabra ministerio en diferentes contextos; por ejemplo, para
expresar la idea de ministerio sacerdotal o profesional, el AT normalmente
emplea el verbo šāraṯ y el término leitourgein, mientras que ˓āḇaḏ o latreuein
se refiere más bien al servicio de toda la congregación o de un individuo. Ya
en el AT se ve que Dios llama a la nación de Israel a ser un reino de
sacerdotes y gente santa, consagrada al servicio suyo (Éx. 19:6).
En general, el ministerio
es el servicio que rinde una persona a otras y a Dios, que en sentido bíblico
usualmente es relación personal, y no un simple trabajo manual. Por este
motivo, vemos múltiples referencias al servicio:
- Dios escogió al sumo
sacerdote y a los sacerdotes para el ministerio (Éx. 39:1).
- Dios escogió a los
levitas como siervos suyos en el trabajo diario del tabernáculo (Núm. 3:7;
8:15).
- Dios es el dueño de cada
ministerio y quien otorga al pueblo de Israel las personas que han de servir;
ellos son un don de Dios (Núm. 18:6).
- Dios diseñó un orden en
el ministerio del AT (Núm. 4:27).
- Cada ministerio tenía un
oficio y pertenecía a un grupo específico donde se desempeñaban las actividades
correspondientes (2 Crón. 31:16; Neh. 12:9).
- En el ministerio, cada
servidor tenía participación por turnos (1 Crón. 6:32; 24:3).
- Dios estableció el diezmo
y la ofrenda como un sistema de remuneración y mantenimiento del ministerio
(Núm. 18:21, 31). Aunque en el NT solo se aplica la ofrenda.
- Dios estableció el
principio de autoridad para el ministerio y hubo personas encargadas de guiar y
dirigir a la congregación y a cada servidor (Núm. 4:33; 7:5; 1 Crón. 6:48;
23:28; Esd. 8:20).
- El Señor preparó hombres
muy eficaces en la obra del ministerio en la casa de Dios (1 Crón. 9:13). En el
hebreo, el término eficaz es guibbor que significa poderoso, esforzado,
guerrero, de gran vigor y valiente.
- Dios dio a cada
ministerio un encargo, una actividad, unas tareas específicas y unos recursos
para cumplirlas (Núm. 7:7, 8).
- Cada ministerio estaba a
cargo de los utensilios que usaban; los contaban, los cuidaban, los guardaban
en lugares adecuados y pertenecían al pueblo de Dios, pero todo se guardaba
bajo principios de autoridad y orden de acuerdo a lo establecido por Dios en su
palabra (1 Crón. 9:28; 23:32; 24:19; 28:21; 2 Crón. 35:15).
- El liderazgo del
ministerio se encargaba de ordenar y establecer a cada servidor (Núm. 8:11, 19,
22).
- Dios puso reglas en
cuanto a la edad para empezar y terminar el ministerio (Núm. 8:24, 25).
- La música fue parte del
ministerio en el AT y los líderes del pueblo (David y los jefes del ejército)
apartaron para el ministerio a hombres idóneos para este fin (1 Crón. 25:1).
- En el ministerio de la
alabanza hubo un orden específico para todo; por ejemplo, hubo directores que
guiaban a músicos y cantores, y estos directores estaban bajo autoridad en el
ministerio del templo de Dios (1 Crón. 25:6).
- La música usada en el
ministerio de la alabanza tenía un carácter espiritual, bíblico y glorificaba a
Jehová (2 Crón. 7:6).
- Hubo hombres impíos que
excluyeron del ministerio a quienes Dios había establecido (2 Crón. 11:14).
- Hubo líderes que Dios
levantó para poner y confirmar los ministerios que el Señor había llamado (2
Crón. 35:2).
- Moisés fue un servidor de
Dios pero el Señor puso a su lado personas que también le apoyaran y le
sirvieran como es el caso de Josué, un joven que estuvo cerca y aprendió
principios y lecciones que formaron su carácter para luego tomar el lugar de
Moisés (Jos. 1:1-9). Notemos que Josué estuvo con Moisés cerca del monte Sinaí
cuando él recibió las tablas de la Ley de Dios (Éx. 24:13) y estuvo siempre en
medio del tabernáculo (Éx. 33:11).
- Eliseo «servía» a Elías
(1 Rey. 19:21).
- Los reyes y los príncipes
tenían servidores, aunque solamente algunos servían a la mesa real (1 Rey. 4:5;
10:5).
- “La benevolencia del rey
es para con el servidor entendido; mas su enojo contra el que lo avergüenza”
(Pr. 14:35). Aquel que sirve a un líder con entendimiento y responsabilidad
recibe su favor y confianza pero el que procede de forma negligente y lo hace
quedar mal, verá que el líder reaccionará de acuerdo a sus actos, lo corregirá
y quizás perderá su credibilidad; esto aplica al ámbito humano porque los
hombres ven las buenas acciones y las premian, o ven las malas acciones y las
sancionan; igualmente, esto aplica al ámbito espiritual porque Dios es justo y
recompensa a cada uno según sea su obra, buena o mala, excelente o mediocre.
- Los
ángeles son ministros de Jehová (Sal. 103:21).
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