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miércoles, 23 de agosto de 2017

La administración de la iglesia local Parte VII

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V. Sistema de gobierno en la Iglesia Cristiana Sión

- La IGLESIA CRISTIANA SIÓN es una organización sin ánimo de lucro, y la visión es predicar el evangelio y hacer discípulos donde el Señor abra puertas y nos permita cumplir la Gran Comisión. En este sentido, Dios puede levantar congregaciones en diferentes territorios y se hace necesario estar unidos en el Señor y bajo una personería jurídica con el fin de tener un orden, un programa conjunto y metas comunes. Por ende, se ha optado por usar principios bíblicos con tres enfoques de gobierno eclesial de forma equilibrada: episcopal, presbiteriano y congregacional.
- El gobierno es EPISCOPAL porque reconoce que Dios llama hombres y mujeres al ministerio pastoral y les dota de dones para presidir y administrar congregaciones; en este aspecto, no debemos caer en el error de exaltar a quienes ocupan cargos administrativos o permitir una pirámide de poder o abusos al cuerpo de líderes o pastores que se vaya estableciendo cuando hay crecimiento en las congregaciones.
- El gobierno es PRESBITERIANO porque reconoce que se requieren diversos ministerios para dar un orden a cada iglesia local, pero el pastor debe formar un equipo de líderes con hermanos y hermanas de buen testimonio, conocimiento bíblico doctrinal integral, fidelidad al Señor y amor por la obra, que cooperen al buen funcionamiento de la iglesia. El pastor no podrá salirse de los principios bíblicos y debe dar cuenta a este equipo (junta local), quien está facultado para velar por la salud de cada ministerio (incluido el ministerio pastoral); el mismo pastor debe hacer parte de esta junta, aunque no debe perder cierta autonomía en decisiones concretas que lo requieran.
- El gobierno es CONGREGACIONAL porque reconoce que cada creyente tiene el derecho y el deber de manifestar opiniones, sugerencias, propuestas e ideas que aporten al buen funcionamiento de la iglesia local.
- Todo sistema administrativo es humano y ninguno de ellos garantiza que todo se administre bien pero debemos tener principios y normas claras, además de procedimientos definidos para cuando ocurren faltas, malos manejos, abusos y dificultades con la iglesia (este tema se ampliará cuando se explique la disciplina bíblica).
- El pastor no debe manipular a la iglesia ni a la junta ni viceversa; la máxima autoridad es Cristo y la Escritura debe prevalecer sobre toda opinión y conducta. No deben existir intereses personales y deber primar el bien común, el bienestar de los creyentes y la obediencia a la palabra sobre la búsqueda de cargos, puestos o beneficios particulares.
- Todo acto de manipulación, maltrato o abuso de autoridad por parte del pastor o del liderazgo de la iglesia debe ser corregido o sancionado de forma clara sin prejuicios y sin acepción de personas.
- Se debe prever todo intento de división y por este motivo, la iglesia necesita reglas y sanciones por escrito para amonestar, disciplinar y aún destituir temporal o definitivamente a quienes asuman actitudes y conductas contrarias a la voluntad de Dios.
- Humanamente, es seguro que vamos a cometer errores y debemos aprender también de ellos; sin embargo, el tiempo y la experiencia nos darán mayor claridad sobre todos estos temas administrativos y Dios nos dará sabiduría para tomar medidas apropiadas para cada caso.
- Es posible que la IGLESIA CRISTIANA SIÓN se formara como una agrupación de iglesias independientes pero debido a los antecedentes vistos en muchas iglesias, las posibles divisiones que se suelen presentar, las diferencias en el manejo administrativo, los cambios de opinión en cuanto a la doctrina bíblica y otros asuntos que afectan el buen funcionamiento de las iglesias, se ha decidido conformar una organización que establezca iglesias que hagan parte de una sola obra (bajo una sola personería jurídica) a fin de darle mayor identidad y solidez al trabajo de plantación de iglesias. Esta obra se podría considerar como una denominación cristiana que agrupa iglesias locales, las cuales deben funcionar con los mismos parámetros bíblicos, administrativos, ministeriales y espirituales. Cada iglesia tiene cierta autonomía en asuntos que no comprometan la identidad doctrinal y los principios bíblicos pero debemos tener criterios comunes, normas, reglas, sanciones uniformes y manejo de recursos para poder promover todos los valores cristianos de forma definida.
- Esta obra tiene una JUNTA GENERAL que asume el liderazgo de la organización y cada iglesia tiene una JUNTA LOCAL, pero jamás podrán estar por encima de Cristo ni de la Biblia; además, está regida por un manual de procedimientos basado en la Escritura y congruente con las virtudes de Cristo; de lo contrario, las iglesias deben reclamar su derecho y su deber para solicitar un cambio en el liderazgo para elegir personas que cumplan con dicha función de manera integral.
 - Toda decisión administrativa que se tome en la junta general y en cada junta local, debe estar respaldada por la Escritura y puesta en oración, buscando siempre la dirección de Dios en todo asunto.
- Las iglesias deben trabajar en equipo, hacer programas juntas, apoyarse mutuamente y así verán mayores resultados en el Reino de Dios.
- La IGLESIA CRISTIANA SIÓN tendrá una personería jurídica en Colombia con la figura de iglesia, fundación o corporación, dependiendo de los beneficios que la ley estipule (aspecto tributario, proyectos sociales, contratación con el Estado y permisos de construcción), pero en un futuro puede expandirse según la voluntad a otros países para cumplir la Gran Comisión de Cristo.
- Cada iglesia local que se constituya bajo esta personería jurídica pondrá todos los inmuebles a nombre de la denominación (terrenos, construcciones y otros), junto con todos los utensilios, equipos de amplificación, herramientas, libros y demás elementos que se adquieran con el aporte voluntario de los creyentes. Ningún líder debe apropiarse de nada; si en un futuro decide retirarse de la obra, dicha persona es libre y tendrá el derecho de entregar su cargo pero no debe dividir la iglesia ni ejercer presión sobre los creyentes para que se retiren de la denominación. Si el líder considera que hay motivos por los cuales no debe continuar, es respetable y las iglesias pueden escuchar sus motivos; asimismo, cada junta local y la junta general pueden escuchar sus motivos; es más, si existen situaciones para corregir y efectuar cambios en la denominación y en la administración, todos debemos estar abiertos a sugerencias y propuestas, en tanto no contradigan los principios bíblicos.
- La prioridad de Cristo son los creyentes y debemos darle el mayor valor por encima de las cosas materiales; no obstante, ¿a nombre de quién deben figuran las propiedades, los inmuebles y demás equipos de cada iglesia? Si decimos que la iglesia (los miembros de la congregación) es la que administra, todo se somete a votación y no siempre la mayoría estará del lado correcto; si decimos que la junta local decide, puede tener un efecto similar; si decimos que cada pastor asume la administración de todo (aparte de la obra), cuando él decida no continuar con la organización, puede quedarse con todo y ¿dónde quedará el fruto del trabajo de años?
- Por estos motivos, es más conveniente que la obra (bajo una personería jurídica legal y representada en cada iglesia, con el apoyo de todos los ministerios) asuma la administración y lidere las iglesias y los pastores locales, porque así se tendrá más control de todo y se hará mejor el trabajo. Obviamente, ningún sistema garantiza que todo se hará bien pero se pueden manejar mejor las divisiones y los problemas si tomamos medidas de forma sabia.
- Tanto la junta directiva de la obra como cada junta local con sus pastores procurarán armonía, acuerdos y sometimiento a Cristo y a los principios bíblicos que se fijen en los estatutos legales. Por eso, todas las juntas y ministerios estarán bajo la verificación de cada iglesia.
- Para integrar cada junta se debe tener un testimonio limpio, frutos en el ministerio, experiencia en el camino del Señor, doctrina bíblica, humildad, respeto a la autoridad espiritual, excelente comunicación y una vida de fe y amor por el Señor y la iglesia.
- Se debe evaluar el desempeño de cada ministerio y de cada junta con objetividad, mansedumbre y respeto.
- Todo miembro de la iglesia tiene derecho a expresar sus opiniones y sugerencias.
- En temas polémicos se debe recurrir a la oración, a la Biblia como guía y al aporte de todos los hermanos de buen testimonio en cada iglesia local y en la obra.
- No deben existir jerarquías de poder humano pero sí debe primar el orden, el respeto y la obediencia a Dios y a las autoridades que él pone para presidir según el llamado y los dones que cada uno manifiesta en el Señor.
- Dios llama pero la iglesia comisiona y nombra con su reconocimiento público; cada pastor local es quien otorga el nombramiento bajo la aprobación de la iglesia y de la junta local. Además, cada iglesia, junto a su pastor principal, elige la junta local y el liderazgo que administre todas las actividades que realiza.
- Todos los recursos económicos y materiales que las iglesias adquieren tienen como principio bíblico esencial el concepto de la ofrenda voluntaria para crear fondos en beneficio de los programas que desarrolle; sin embargo, se pueden realizar ventas y servicios de manera equilibrada en acuerdo con la iglesia (sin abusar, sin cargas pesadas, sin volver el templo un negocio).
- Todos los recursos económicos que se adquieran tienen como fin suplir para el funcionamiento de la iglesia: sillas, púlpito, mesas, equipos de amplificación, instrumentos musicales, computadores, muebles de oficina, pago de arriendos, compra de terrenos y propiedades, adecuación de templos y locales, etc. Cada líder tendrá un plan de acción y coordinará los ingresos y los egresos con la ayuda de un tesorero de confianza que lleve las cuentas por escrito. Este es un proceso de años de trabajo y Dios bendecirá la iglesia.
- Cuando los ingresos de la iglesia local permitan tener lo necesario para el funcionamiento de la misma iglesia, se debe hacer un contrato de prestación de servicios donde el pastor haga un compromiso formal de trabajo. En la primera etapa de desarrollo de la iglesia, el aspirante a pastor (obrero probante o colaborador) es un voluntario y no recibe ingresos ni beneficios económicos (esto le permitirá probar su verdadero interés al servir en el ámbito pastoral), a no ser que las circunstancias ameriten y creyentes, pastores, iglesias o la misma obra tengan la capacidad para darle un apoyo temporal para iniciar la iglesia (este tiempo se acordará dependiendo de cada caso). En la segunda etapa de la iglesia, cuando la congregación ha crecido numéricamente, los creyentes han sido enseñados en la Escritura y entienden el principio de la ofrenda voluntaria, y la iglesia ya tiene lo necesario para su funcionamiento, el pastor firmará un contrato de prestación de servicios de carácter legal para recibir un pago digno y justo de honorarios mensuales variables (de acuerdo a los ingresos de la iglesia y según las actividades que realice); en cuanto al pago de prestaciones sociales, cada pastor debe pagar sus prestaciones de forma independiente (salud y pensión) como lo hacen millones de trabajadores en el mundo. La obra no es una empresa sino una entidad sin ánimo de lucro; por lo tanto, no tiene la capacidad financiera para este asunto.
- Cuando se envía un obrero para atender una iglesia (como aspirante a pastor, obrero probante o colaborador), él ejerce las funciones que se le asignen y tiene autonomía pero está sujeto a Cristo, a la Biblia, a los principios que la obra defina para su ministerio según las Escrituras y a las autoridad que presiden en la obra.
- La organización puede recaudar fondos para programas y gastos que se consideren útiles (obra social, medios de comunicación, pagos de nómina, contadores, abogados, asesores, viáticos, transporte y otros) pero siempre en armonía y acuerdo con los pastores y las iglesias.
- El pastor puede laborar de forma independiente o como empleado en otro ámbito o tener negocios y propiedades que le generen ingresos para su sostenimiento (o el de su familia) sin descuidar su ministerio pero su estilo de vida debe ser sobrio, moderado y sencillo ante Dios y ante los hombres como testimonio de seguir a Cristo y que su carácter sea formado en él.
- Cada iglesia local desarrollará cada ministerio y podrá organizar programas que les permitan a los ministros formarse mejor y servir en diferentes áreas; sin embargo, cuando se invita a un ministro de otra iglesia es recomendable darle una ofrenda proporcional a los viáticos, los gastos de transporte y honorarios por su servicio.
- Cada iglesia local organizará sus programas de capacitación, seminarios, conferencias, talleres, clases para niños, adolescentes, jóvenes, adultos, clases de música, etc.
- La contabilidad debe ser manejada por varias personas diferentes al pastor o a su familia para garantizar mayor trasparencia. Quizás al principio, cuando la iglesia está empezando no hay creyentes de confianza para este cargo, pero luego Dios nos guiará para preparar y delegar personas responsables y honradas que asuman dicha función.
- La iglesia debería tener un plan financiero definido: metas, presupuesto, ingresos, gastos, balance mensual y periódico, honorarios, pago de servicios públicos, cuentas por pagar y por cobrar, etc.
- Todos los ingresos y egresos deben estar debidamente respaldados por una contabilidad en todos los ministerios (cuadernos, libros, balances) a fin de que el Estado, la obra, la junta general, la junta local, el pastor o cualquier miembro de la iglesia tenga acceso a esta información cuando se requiera.
- En un culto no se deben pedir varias ofrendas; cuando la iglesia crezca más y se realicen diversos programas y proyectos es mejor diseñar sobres para que la contribución voluntaria se haga de forma específica a un propósito: ofrenda iglesia, obra social, protemplo, escuela de música, etc.
- El voluntariado será un principio aplicado con sabiduría y amor porque no sería posible retribuir económicamente a todos los ministerios y dones (porteros, aseo, músicos, ingeniero de sonido, etc.)
- El equipo de alabanza será liderado por un músico o cantante que tenga la capacidad para este ministerio; en esta área es importante contar con cancioneros, himnarios, libros, material por escrito, partituras, etc. Además, será ideal que exista un director musical que elabore partituras, repertorio y prepare ensayos para el ensamble del grupo.
- Si se requiere personal de tiempo completo o con muchas funciones (secretaria, mensajero, contador u otro cargo similar), se establecerá un honorario justo por las funciones y el tiempo laborado (según la capacidad financiera de la iglesia).
- Cuando existan ministerios a tiempo completo o medio tiempo debido al crecimiento de la obra y se requieran honorarios específicos, se analizara cada caso.
- Estas observaciones están sujetas a revisión, mejoras y correcciones para implementar las medidas más efectivas en la administración de cada iglesia local.
- Cuando se realicen compras de terrenos y construcciones es indispensable revisar muy bien el marco legal vigente, el plan de ordenamiento territorial, los proyectos del gobierno en el sector y buscar asesoría suficiente antes de tomar decisiones al respecto.
- Todos las actividades de tipo social y humanitario serán financiadas mediante donaciones especificas para este fin (canasta de amor, apoyo a familias con necesidades especiales, fondos comunes para un propósito, etc.). Sin embargo, se evaluará cada caso en particular porque hay muchas personas que engañan, aparentan necesidades, abusan, son conchudas y pícaras.

Membrecía de la iglesia local y nombramiento de ministerios
- Debe darse un periodo de observación y verificación de frutos y un discipulado para recibir a nuevos miembros en plena comunión de la iglesia local (recién convertidos y creyentes de otras iglesias).
- Para que un creyente sea recibido en plena comunión también debe ser bautizado en las aguas; luego de cumplir con estos requisitos, entonces podrá tomar la Cena del Señor (o la Santa Cena) y participar activamente en el ministerio de manera oficial.
- Todo creyente puede servir en la congregación en actividades generales (evangelizar en los programas de la iglesia, realizar aseo y logística y colaborar en ventas); sin embargo, solo los miembros en plena comunión podrán servir en actividades oficiales (la predicación, el canto, la interpretación de un instrumento, el servicio de portería y el comité de bienvenida).
- Cada creyente tiene un llamado de parte de Dios para un ministerio específico y puede servir con base en los dones que el Señor le ha concedido, pero la iglesia debe proveer un espacio de formación ministerial y establecer un periodo de tiempo para observar y verificar los frutos y el buen testimonio para los aspirantes a un ministerio antes de un nombramiento oficial.
- Todo ministerio debe estar sujeto a Cristo, a las autoridades que Dios pone en la iglesia y a la congregación; por tanto, deben existir normas y sanciones que regulen el comportamiento y el desempeño de cada ministro, sin acepción de personas y sin preferencias por vínculo sentimental, por antigüedad o por cualquier logro obtenido por la gracia de Dios.
- Cada ministerio está sujeto a la Escritura y al equipo ministerial (al pastor local, a la junta local y a todos los demás ministerios que operan en la iglesia).

El pastorado
- Cada iglesia tiene un proceso de formación y el pastor no es nombrado hasta no tener un buen testimonio comprobado, frutos de un grupo sólido de discípulos bautizados en las aguas y en plena comunión.
- Cada iglesia tiene un pastor principal y un equipo ministerial que cuenta con todos los ministerios que la Biblia establece.
- El pastor hace parte de la junta local y es quien tiene el llamado y la vocación de parte de Dios como administrador de la congregación.
- Cada pastor hace parte de la asamblea de ministros de la obra y está sujeto a la junta general.
- Cada ministerio al interior de la iglesia local es constituido por los dones de cada creyente y es la iglesia, el pastor y la junta local quienes los nombran y los promueven, buscando la dirección de Dios y mirando los requisitos bíblicos que cada ministerio posee.
- Cuando un ministerio sale del contexto de la iglesia local y se desarrolla en otras iglesias de la obra, debe tener la aprobación de la iglesia local y de su liderazgo, pero también debe tener la aprobación del liderazgo de la obra.
- Como se dijo antes: quien no desea continuar en el ministerio pastoral en la iglesia local bajo el liderazgo de la obra puede exponer sus razones y entregar el cargo pero ningún pastor se debe apropiar de los bienes materiales ni de las personas a quienes lidera porque solo es un administrador; la obra es la administradora de los recursos que se adquieran en cabeza de la junta general, de la junta local y de cada iglesia local. Sin embargo, cuando haya casos en los cuales la mayoría de la congregación no desea continuar vinculada a la obra, se hará una reunión con la junta local, el pastor y la congregación para dialogar y conocer la posición que tienen y buscar soluciones; si no se llega a un acuerdo, se respetará su decisión, permitiendo que la iglesia continúe su labor (fuera de la obra) y sin tomar actitudes irrespetuosas o denigrantes. Sin embargo, cuando se perciben casos donde el pastor o el liderazgo han obrado de forma deshonesta y quieren dividir la congregación, se orará a Dios para proceder de forma eficaz y conforme a la ley del gobierno. Dios nos guíe a proceder con sabiduría en estos casos porque la prioridad no son las cosas materiales sino las personas. Por estos motivos, se debe evaluar cada situación y considerar si el pastor ha incurrido en faltas y manipulaciones para dividir y sacar ventaja de forma deshonesta, debido a su posición de liderazgo. Si dejamos todo en las manos de Dios, él avergonzará a los que no proceden conforme a su voluntad y honrará a los que le aman y le sirven sin intereses materialistas.
- En situaciones donde un ministerio comete faltas que requieren corrección o sanción o decide no continuar y afecta la congregación, es la junta general, la junta local, el liderazgo y la iglesia quienes evalúan estos casos para orar a Dios, pedir dirección y obrar de acuerdo a los principios de la Biblia.
- El pastor no debe tomar decisiones en contra de los principios de la Biblia y siempre debe exponer propuestas en unidad con la junta y la iglesia local.
- La iglesia es una familia y somos hermanos en Cristo pero el pastor no debe proceder como si fuera el papá (lo mismo aplica cuando la mujer pastorea).
- La iglesia no es un negocio pero debe funcionar de forma organizada, con reglas y sanciones, con métodos, estrategias y metas claras, evaluando el desempeño y corrigiendo lo deficiente, para tener un mejoramiento continuo y excelencia en todos sus procesos. En este sentido, las organizaciones humanas nos dan ejemplo de orden y excelencia y debemos aplicar principios sabios que sean acordes con la Escritura.
- Cada iglesia local debe tener un pastor principal remunerado o un equipo de pastores  remunerados, según la capacidad y el crecimiento numérico de la congregación. Además, en la junta deben nombrarse personas (voluntarias y sin remuneración) que ejerzan funciones pastorales para apoyar este ministerio y suplir la ausencia del pastor principal cuando éste falte de forma temporal o permanente.
- Cuando la obra crezca y sean muchas iglesias, se requieren supervisores (líderes) que brinden acompañamiento a cada iglesia local en diferentes zonas o sectores; este cargo debería ser remunerado (ofrendas voluntarias y honorarios justos que le permitan desplazarse y atender las necesidades de los pastores y las iglesias).

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