Visitas por países (actualizando)

Flag Counter

Bienvenida

Agradecemos su visita

Este blog ha sido creado para brindar un espacio donde queremos compartir el mensaje de la Palabra de Dios mediante diversas herramientas: texto, audio, video, entre otras.

La Iglesia Cristiana Sión tiene como misión el predicar el evangelio a toda criatura y en todas las naciones. Además, la tarea es hacer discípulos auténticos que sigan a Cristo y reflejen su carácter.

Le invitamos a participar con sus comentarios y opiniones

Mayor informes:

Barrio Robledo Parque - Medellín, Colombia

Alejandro Ocampo -2646825 - 3122958775

Barrio El Playón - Medellín, Colombia

Juan Carlos Sánchez -4619040 - 3136619531

jueves, 23 de octubre de 2014

Los efectos de un conocimiento genuino de Dios Parte III


4. Más confianza en la suficiencia de Dios.

Cuando ponemos nuestra confianza en alguna cosa o en alguna persona por encima de Dios, esto se convierte en un “dios” para nosotros. Precisamente, lo que caracteriza a todos los no regenerados por el Espíritu Santo (mediante las Escrituras) es que se apoyan sobre un brazo de carne (Jer. 17:5). Sin embargo, cuando conocemos a Cristo de verdad por la gracia de Dios, nuestro corazón es libre de esta mentalidad, para apoyarnos solamente en el Dios vivo. Por tanto, el lenguaje del creyente fiel es:

“A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado” (Sal. 25:1, 2).

“De manera que podemos decir confiadamente: el Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Heb. 13:6).

El creyente verdadero confía en Dios para que le proteja, le bendiga y le provea de lo necesario. Su mirada está puesta sobre una fuente invisible que nunca cesa de otorgar gracia y favor.

Esta fe nace, crece y se fortalece por el oír la palabra de Dios (Rom. 10:17). Así que, cuando se medita en la Escritura y se reciben sus promesas de corazón, la fe es reforzada, la confianza en Dios es aumentada y la seguridad en él se profundiza. De este modo, podemos descubrir si estamos beneficiándonos o no de nuestro estudio de la Biblia.

5. Mayor deleite en las perfecciones de Dios.

Cuando el hombre pone su mirada en algo por encima de Dios para convertirlo en la fuente principal de su satisfacción, se constituye en un “dios” para él. La persona no convertida a Cristo busca su satisfacción en sus placeres y en sus posesiones (ignorando al Dios del cielo y de la tierra). Sin embargo, el verdadero cristiano se deleita en las maravillosas perfecciones de Dios. El reconocer y honrar a Dios (no solo de labios sino de hecho y en verdad) es amarle más que al mundo (y todo lo que hay en él) y valorarle por encima de todo lo demás y sobre todas las personas. Se necesita tener una comprensión por experiencia de la expresión: “amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas” (Mr. 12:33). Los que conocen a Dios (a través de las Escrituras, por la obra de Cristo y por la iluminación del Espíritu Santo) reciben de Dios un gozo inexplicable, el cual nadie puede obtener por sí mismo ni lo puede hallar en otro ser humano ni lo puede encontrar en los placeres del mundo (Rom. 5:11).

Las cosas espirituales no son atractivas para la naturaleza pecaminosa de la carne pero el creyente que se delita en Dios puede decir: “en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien” (Sal. 73:28).

El hombre que vive según la carne tiene muchos deseos y ambiciones pero el alma regenerada por Dios y que vive según el Espíritu, declara: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra” (Sal. 73:25). Cuando el corazón no se ha acercado a Dios ni se deleita en Dios, es porque está vacío de él, y está muerto en delitos y pecados (Ef. 2:1).
El lenguaje de los creyentes fieles es: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos… aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales;  con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar” (Hab. 3:17-19).

El cristiano genuino puede regocijarse aún cuando el viento es contrario y las tempestades se levantan; veamos dos ejemplos extremos en las Escrituras:
- Cuando todas sus posesiones materiales le son quitadas (Heb. 10:34).
- Cuando es azotado, maltratado y privado de la libertad por causa de Cristo (Hch. 16:22-25).

En síntesis, cuando comprendemos que Dios es la fuente de toda felicidad y el deleite más grande que pueda existir, todo lo demás pasa a un segundo plano, pero esta experiencia solo se disfruta mediante un conocimiento personal y una relación más profunda con Dios a través de las Escrituras.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario