6. Una mayor
sumisión a la providencia de Dios.
Es
muy común que nos quejemos cuando las cosas van mal, pero es más sabio cuando
oramos, confiando en la soberanía de Dios y meditamos en las Escrituras para
tener luz en medio de la oscuridad de nuestras dificultades… cuando no
comprendemos aún sus propósitos en medio de las tormentas que se levantan a
nuestro alrededor. Dios es el alfarero, tú y yo somos barro en sus manos, y él
nos está moldeando conforme a su imagen y según el diseño que pensó para
nosotros.
Es
muy frecuente quedar decepcionado cuando nuestros planes fracasan, pero es más
sabio buscar el rostro de Dios y pedir su dirección y su perfecta voluntad.
Es
muy habitual buscar nuestra voluntad, pero es más sabio decirle a Dios: “hágase
tu voluntad y no la mía”.
Es
natural sentirse abatido cuando perdemos algo (un familiar que muere, una
oportunidad que pasó, un recurso material, un trabajo, un vehículo, etc.), pero
es más sabio decir como Job: “Jehová dio,
y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21). Cuando Dios es
verdaderamente lo más importante en nuestra vida, aprendemos a admirar su
sabiduría, y a conocer que él hace todas las cosas bien. Así el corazón se
mantiene en completa paz, como dice Is. 26:3: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera;
porque en ti ha confiado”.
Aquí,
pues, hay otra prueba segura: si tu estudio bíblico te enseña que el camino de
Dios es mejor (la voluntad de Dios), si te lleva a rendir tus conceptos
personales y tus planes humanos ante la soberanía de Dios, si eres capaz de
darle gracias por todas las cosas (Ef. 5:20), entonces estás sacando un gran beneficio
sin la menor duda.
7. Una alabanza
más ferviente por la bondad de Dios.
La
alabanza es lo que sale del corazón que encuentra satisfacción en Dios. El
lenguaje del creyente fiel es: “bendeciré
a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca” (Sal.
34:1). Así pues, hay múltiples razones para alabar al Señor en todo tiempo…
-
Somos amados por Dios de forma incondicional y eterna
-
Somos hijos de Dios y herederos de su reino
-
Todas las cosas obran juntamente para bien en nosotros porque le amamos
-
Toda necesidad es provista y si algo falta, el Señor nos dará su bendición a su
tiempo
-
Pero especialmente, tenemos en Cristo una eternidad de gloria y paz después de
la muerte.
El
verdadero cristiano que lee y estudia las Escrituras se convierte en un
adorador ferviente del Señor y entre más le conoce, más le rinde alabanza,
dándole gracias y obedeciéndole en todo.
Este
es otro beneficio maravilloso del estudio constante, profundo y sincero de la
Biblia; obviamente, hay muchas más ventajas y bendiciones que se alcanzan, pero
sigamos adelante con el Señor para que obtengamos nuestra corona en la
eternidad.
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