E. Jesús y la
salvación
Para un hindú, Jesús podría
ser un buen hombre, un profeta, incluso alguno de los muchos dioses, pero él no
es el único Hijo de Dios, único entre todos los demás dioses hindúes. Desde que
un hindú piense que se salva a sí mismo a través de una vida cada más perfecta
(en el ciclo de reencarnaciones), no ve la necesidad de un salvador.
Para un hindú, la salvación
podría entenderse como alcanzar el nirvana, es decir, la liberación de la
existencia terrenal y del ciclo de reencarnaciones causado por el karma (la
consecuencia de las acciones pasadas, en esta vida o en vidas anteriores).
En el Hinduismo existen cuatro metas de vida permisibles para los
hindúes. El Hinduismo reconoce que en el curso de las muchas vidas las personas
pueden dedicarse legítimamente a cualquiera de estas metas. La primera meta es
la del placer o disfrute, particularmente a través del amor y del deseo sexual.
Esto se llama kama. La segunda meta legítima en la vida es la riqueza y el éxito. Esto se
llama artha. La tercera meta es el deber moral o
dharma. Aquel que se
entrega al dharma renuncia al placer y al poder personal, buscando el bien
común. La meta final de la vida, sin embargo, es el moksha-la liberación del ciclo de vidas en este mundo
material, y la entrada al nirvana.
En síntesis, el pensamiento hinduismo se puede abreviar en lo siguiente: la única realidad es
el Absoluto, Brahma, y la aparente existencia de todo el universo de mente y
cuerpo (como el hombre lo experimenta) es tan solo maya (ilusión). Así, toda la
actual rueda de la existencia es una ilusión, la individualidad misma es un
mal, y el karma es la implacable ley de causa y efecto. Para poder llegar a la
liberación es preciso alcanzar primero la conciencia de que el Yo individual no
es diferente del Yo Absoluto de Brahma, y que uno forma parte de una totalidad
de la que no se diferencia de nada.
Para el Hinduismo, la
solución al problema del ser humano es la liberación de la ilusión y de la
ignorancia. Ahora bien, los medios para la solución de este problema es luchar
para desprenderse de uno mismo (el ego) y buscar ser consciente de la propia
unidad con lo divino a través del esfuerzo propio.
El resultado de la
solución es fundirse en la Unidad y el individuo desaparece.
El yoga (en su
esencia) no es en absoluto un ejercicio para conservar una buena forma física,
sino la parte central del Hinduismo para alcanzar la salvación, que significa
la unión con Brahma mediante la autorrealización porque Brahma es el Yo
impersonal trascendente eterno, y de esta manera se puede conseguir salir de la
fútil rueda de la existencia, con sus múltiples, temidas y aborrecidas
reencarnaciones debidas al karma.
El yoga comporta la
meditación en el sentido oriental de introspección, de liberación de la mente
de todo pensamiento voluntario o racional, conduciendo a la contemplación del
interior del ser y de la pasividad, para alcanzar la entrada en la conciencia
de la unidad con Brahma. Comporta también, en último término, cortar con todos
los vínculos externos de este mundo, que no es nada más que maya, la apariencia
externa tal como el hombre la ve.
EL PECADO
Para el
Hinduismo, el pecado es fallar en hacer lo que es correcto o mejor ante Dios o
ante alguna parte de la creación; el pecado no puede ser perdonado por Dios
porque no es considerado como una persona. Sencillamente, lo que se siembra se
cosecha y es necesario aprender a corregir los errores en el transcurso de
muchas vidas mediante la reencarnación, hasta llegar al nirvana. Así pues, el problema de la humanidad es la ignorancia.
CRISTIANISMO BÍBLICO
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- Jesús es el
único Hijo de Dios, completamente divino y completamente humano; y es el
Salvador del mundo (Col. 1:15-17; Jn. 1:1, 14; 8:24;
14:6, 11; Mt. 17:5; 2 Jn. 1:7; 1 Jn. 2:22).
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- En la Biblia se plantea que Dios es el Creador del hombre y que éste
pecó en el principio y continúa pecando contra su Creador, al alejarse de sus
leyes y normas de moral. El pecado es
desobedecer los mandatos de Dios y esto arruina la creación y la vida del
hombre ante Dios; por tanto, el pecado hace al hombre enemigo de Dios, lo
separa de la comunión con él y lo lleva al eterno castigo de la condenación
del alma después de la muerte (Mt. 5:48; Jos. 4:17
Rom.3:23; 6:23; Is. 59:2). Así pues, el problema de la humanidad es la rebelión
moral del género humano contra sus leyes porque todos somos pecadores ante
Dios (Rom. 3:9-20), y somos dignos del justo juicio de Dios, y no podemos
salvarnos ni cambiarnos a nosotros mismos; sin embargo, el Padre envió al
Hijo (Jesucristo), quien tomó forma de hombre y vino al mundo a morir por nuestros
pecados, dándonos la oportunidad de reconciliarnos con Dios y alcanzar el
perdón de nuestros pecados, la salvación y la vida eterna si creemos en su
obra en la cruz a nuestro favor. Este mensaje es el evangelio y fue
confirmado y sigue siendo confirmado con el poder de Dios, manifestado en
vidas cambiadas, liberaciones de posesiones demoniacas, milagros, sanidades y
señales que evidencian la gracia de Dios para los que creen.
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- En otras palabras, la solución al problema del ser humano es el
perdón del pecado y la reconciliación con Dios a través de Cristo. Ahora
bien, los medios para la solución de este problema es creer de todo corazón en
la obra completa y sustitutiva de Jesucristo, y esto lleva a un verdadero
arrepentimiento y a una conversión genuina (Rom. 4:5; Ef. 2:8, 9). El
resultado de la solución es la comunión eterna con Dios a través de Cristo
porque el creyente desarrolla una relación personal y restaurada con Dios, en
la cual puede conocer más de sus atributos y perfecciones (Jn. 17:3).
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- El contenido
fundamental del Hinduismo es radicalmente diferente del mensaje de un Dios
personal que llama a los hombres al arrepentimiento y a la reconciliación con
él; mientras el sistema de creencias del Hinduismo habla de una deidad
impersonal a la que es preciso llegar a través de una vida de rituales y
ceremonias externas y de experiencias místicas, durante un ciclo de muchas
reencarnaciones y con la opción de adorar a muchos dioses, la Biblia nos
muestra un solo camino y es Jesucristo, quien es Dios justo, misericordioso,
perdonador, lleno de amor y compasión, y él dice: “Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la
puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Ap. 3:20).
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- En contraste con el karma y su rueda de reencarnaciones en el Hinduismo,
Jesucristo muestra que existe el pecado, la enemistad contra Dios y contra el
prójimo, y con todas las consecuencias personales y sociales que ello
conlleva: egoísmo, odios, luchas, homicidios, avaricia, impureza, etc. Y la mayor
consecuencia es que, según la Biblia, “…está
establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el
juicio…” (Heb. 9:27). Así, Dios se encarnó una sola vez, haciéndose
miembro de la raza humana, en la persona del Hijo. Por medio de esta
verdadera encarnación, como verdadero Hombre pero siendo a la vez Dios, el
Hijo, enviado por iniciativa del Padre por amor a los hombres y como
provisión divina, pagó las culpas de los hombres, habiendo venido a formar
parte de su raza, pero siendo él sin culpa ni pecado.
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- El camino de la
salvación, según la Biblia, fue anunciado por los profetas del A.T. y
proclamado por los apóstoles en el N.T.; su mensaje es Cristo y es necesario
aceptar el don del amor de Dios, porque Jesucristo lo ha hecho todo por
nosotros en la cruz, al morir en lugar de nosotros, llevando nuestra
culpabilidad y nuestro castigo, para que mediante la fe en la palabra de Dios
y su obra, seamos reconciliados con Dios y tengamos paz. ¿Dónde quedan las
obras? Según el N.T., tienen desde luego su lugar pero no son el camino de la
salvación, sino el camino de aquel que ha recibido la salvación, porque la
salvación es «no por obras», pero «para buenas obras». Las obras no son la
causa, sino la consecuencia de una salvación recibida y vivida (Ef. 2:8-10).
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- En conclusión,
todo ser humano es pecador y necesita creer de verdad en Cristo
como Salvador y Abogado ante el Padre, reconociendo que solo Cristo llevó una
vida perfecta y conforme a la justicia de Dios; por esta fe y por gracia
divina el hombre es justificado en Cristo, es reconciliado con Dios y escapa del
juicio de Dios por el pecado; además, puede vivir eternamente con Dios (Rom.
5:1, 9, 10; 1 Ts. 4:17, 18; Ap. 7:9). Según la Biblia,
nuestra necesidad espiritual es de liberación del juicio de Dios sobre
nuestro pecado y de restauración a una vida bajo su dirección y cuidado. Esta
salvación puede ser provista solo mediante el amor inmerecido de Dios en
beneficio nuestro.
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- Según la Biblia,
en el plano físico, Dios le da al hombre una sola vida y una sola muerte. El
alma es inmortal y fue creada para la eternidad pero ésta será salva o
condenada si pone o no la confianza en Cristo como Salvador. Para aquellos
que vivieron en épocas anteriores a Cristo o que vivieron en cualquier
periodo de la historia y nunca escucharon el evangelio, Dios juzgará a cada
hombre según su conciencia, sus motivaciones y él será el único juez para
determinar si el alma está en la gloria de Dios, esperando la resurrección de
los muertos o en el infierno, esperando el día del juicio final.
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CÓMO COMPARTIR EL
EVANGELIO EN ESTE CONTEXTO CULTURAL Y RELIGIOSO
Qué hacer
- Permita que los
hindúes le brinden una explicación de sus creencias y prácticas particulares.
- Educadamente
comparta historias de la Biblia que ilustran el amor y el perdón de Dios.
- Enfatice el perdón
exclusivo encontrado solo en Jesús a través de la fe.
- Esté consciente de
las concepciones erróneas que pueden tener los hindúes acerca del Cristianismo
debido al desconocimiento de la Biblia.
Qué no hacer
- Preguntarle a un
hindú a qué casta pertenece.
- Asumir que todos
los hindúes creen o practican las mismas cosas.
- Hacer chistes de
las prácticas o creencias hindúes tales como el politeísmo, los rituales, las ceremonias
en los templos, etc.
- Invitarlos a comer
y ofrecerles carne o comer carne delante de ellos.
PARA REFLEXIONAR
Existen testimonios
de hindúes y gurús (líderes reconocidos en esta religión) convertidos a Cristo los
cuales han tenido una experiencia personal con Cristo y han podido abandonar
este sistema religioso humano. Lamentablemente, muchos de ellos sufren
desprecios, difamaciones, persecuciones, agresiones físicas con armas de todo
tipo y hasta muerte, por causa de su fe en Cristo; otros han perdido sus
viviendas y sus templos porque los extremistas hindúes los han incendiado (aún
con los creyentes adentro); otros han tenido que huir de sus poblaciones y
buscar refugio en otros lugares, pasando necesidades y frío; todo esto lo
sufren con la amenaza de renunciar a su fe en Cristo y volver al Hinduismo; sin
embargo, como seguidores de Cristo, es nuestro deber llevarles el evangelio
según la oportunidad que Dios nos dé (internet, televisión, radio, literatura o
trabajo misionero en los lugares donde ellos viven). Es un proceso difícil pero
para Dios no hay nada imposible cuando el corazón se dispone a creer en la
Palabra de Dios. Por tanto, oremos al Señor por todas las personas que viven
bajo este sistema de creencias y pidamos a Dios que el evangelio llegue a miles
y millones de hindúes, que conozcan a Cristo y que sean libres de la esclavitud
espiritual en la que se encuentran.
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