La Iglesia del NT está fundada sobre bases administrativas
A través de los siglos han
existido conceptos opuestos a todo tipo de gobierno eclesiástico, argumentando
que cuando se establecen reglas o sistemas organizacionales se obstaculiza la
expresión del Espíritu Santo y no se sigue la voluntad de Dios sino la de los
hombres; es más, algunos consideran que las denominaciones son diabólicas o que
las iglesias deberían solo existir en las casas y no en locales públicos. La
Biblia y la experiencia de ministerios e iglesias en diferentes lugares han
demostrado en distintas ocasiones que la única libertad que perdura y
fructifica es la que surge de una organización equilibrada, donde los derechos
humanos son respetados, reina el orden y la justicia, hay funciones
administrativas y una autoridad clara. Es verdad que existen denominaciones que
han creado sistemas corruptos para enriquecer a quienes los fundan o los
lideran, pero también hay denominaciones que han hecho un trabajo espiritual
digno y con un buen testimonio (no se debe generalizar). Así pues, el orden y
la excelencia dan sentido y propósito pero la ausencia de orden y la corrupción
traen confusión y muchos conflictos.
El NT establece las bases
para una administración equitativa. No se puede hallar en la Biblia cada
detalle del programa administrativo de las iglesias del primer siglo pero sí se
hallan principios y métodos saludables para el establecimiento de iglesias,
líderes, ministerios, colaboradores, objetivos, proyectos, normas y sanciones.
La Iglesia es la agrupación
de cristianos cuyo desarrollo doctrinal y práctico depende de la Biblia y del
Espíritu Santo a través de la participación y la utilización de todos los
recursos humanos y materiales.
El maestro de la
administración es Cristo y es la cabeza de la Iglesia; él sentó las bases de
una organización universal y todavía sigue siendo la cabeza de autoridad que la
gobierna. Notemos que, aunque el Señor predicó y llamó a las multitudes,
escogió un pequeño grupo de doce para comisionarles la continuidad de la obra
que él había iniciado y este liderazgo fue reconocido por los creyentes que
oyeron el evangelio y luego fue compartido con aquellos que Dios llamó al
ministerio, dando como resultado cientos de iglesias en muchos lugares del
mundo antiguo. Este mismo principio de autoridad espiritual y servicio debe ser
imitado por aquellos que hemos sido llamados por el Señor en este tiempo.
Como ilustración, veamos
que Pablo en la carta a los Corintios enfatiza que el siervo de Dios debe ser
un buen administrador (1 Cor. 4:1, 2); en este pasaje se establecen tres
hechos:
- Primero: para ser
administrador de los misterios de Dios es necesario ser un SERVIDOR.
- Segundo: los misterios de
Dios, el evangelio y la iglesia con todos sus factores divinos y humanos, son
elementos que deben ser administrables (ADMINISTRACIÓN).
- Tercero: el requisito por
excelencia para participar en la administración es la FIDELIDAD.
En síntesis, Dios ha concedido
a la iglesia los dones para presidir y administrar (Rom. 12:8), y él mismo dará
testimonio de quién debe asumir esta función primordial, siempre y cuando tenga
los dones correspondientes y una vida consagrada al Señor; en otras palabras,
los que sirven con fidelidad son los llamados a administrar en un espíritu de
humildad, ejemplo y amor genuino, pero quienes tengan un espíritu de grandeza
humana, prepotencia, egoísmo, codicia y materialismo no deben ser puestos ni
aceptados en cargos de liderazgo porque traerán dolores de cabeza y problemas a
la obra del Señor. Guárdenos Dios de caer tan bajo y traicionar los principios
de su palabra; sería mejor no ejercer ningún ministerio y que otros tomen
nuestro lugar para hacer las cosas según el diseño de Dios.
Cada iglesia es una
agrupación humana que debe administrarse
Cada iglesia local está
integrada por tres componentes:
- Recursos humanos: el
elemento humano es la parte vital de la iglesia y constituye el factor primario
en la administración. Aunque se dice que tratar con gente es la tarea más
difícil, el hecho de tratar con la gente (el pueblo) de Dios, aplicando
principios bíblicos como un verdadero líder cristiano, resulta una experiencia
especial e inspiradora (a pesar de las adversidades y de la ingratitud de
muchos). Además, se descubren talentos, se preparan personas y se les ocupa en
la obra del Señor.
- Recursos materiales: para
el desarrollo de sus múltiples actividades, cada iglesia adquiere propiedades,
inmuebles, edificios, sillas, equipos y materiales. El pueblo de Dios ha
poseído siempre este tipo de herramientas para cumplir su misión y se puede
comprobar en la Biblia, con el pueblo de Israel, con la iglesia primitiva y a
lo largo de la historia del Cristianismo.
- Sistemas de gobierno: la
iglesia debe instituir manuales, reglamentos, estatutos legales, etc., pero la
base de su gobierno y disciplina es la Biblia. Estos sistemas son normas de
conducta que le permiten tener una orientación clara de su visión, su misión y
los valores que promueve en su funcionamiento y en la sociedad (a fin de ser la
luz del mundo que Cristo hace brillar con un testimonio de amor, santidad, fe y
verdad).
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