c. ¿Cómo conocer y desarrollar los dones espirituales?
La persona que se interesa
en conocer, entender, experimentar y disfrutar los dones espirituales:
- Debe ser un fiel seguidor
de Cristo, que ora, lee la Biblia, obedece al Señor, se congrega en una iglesia
de sana doctrina, es discipulado de forma sistemática en la iglesia local, se
preocupa por su vida espiritual, lucha contra el pecado y vence la tentación
con la gracia de Dios.
- Debe creer, conocer,
experimentar y buscar el poder de Dios y sus manifestaciones a la luz de la
Escritura.
- Debe estar dispuesto a
servir en un área de la iglesia local y debe enfocarse en los talentos, las
capacidades y las cosas que le apasionan de verdad en la obra del Señor.
- Debe estar abierto a
aprender y desarrollar nuevas habilidades en el servicio.
- Debe estar activo y
constante para usar los dones que va descubriendo en la medida que va sirviendo
al Señor y a otras personas con humildad, sencillez y buen testimonio.
- Debe estudiar la Biblia
en relación con los dones y los ejemplos que haya de cómo se manifiestan.
- Debe saber cuál es la
posición oficial de la iglesia local donde se congrega en cuanto a los dones y
compararla con las Escrituras.
- Debe leer todo lo que
pueda sobre los dones espirituales y conversar con personas que los entiendan
por la Biblia, los hayan evidenciado en la iglesia, los estén usando y
desarrollando, con el fin de estimularse mutuamente. Obviamente, no todos los
creyentes tienen los mismos dones pero pueden compartir conocimientos bíblicos
y experiencias en el Señor.
- Debe testificar a otros
de cómo está usando sus dones, con el fin de estimular a otros a descubrirlos y
usarlos también.
- Debe vivir en oración,
meditación y comunión íntima con Dios para usar los que tiene en la actualidad
y pedir a Dios por los que no posee.
- Debe examinar siempre sus
sentimientos, motivaciones e intenciones para tener y usar los dones a fin de
purificarse en la presencia de Dios y con la Escritura de todo motivo egoísta y
pecaminoso que haya en su corazón.
- Debe vencer todo temor
que surja en el proceso y sentirse pleno y en paz al usarlos con la gracia de
Dios.
- Debe autoevaluarse y
juzgar si el uso que da a los dones es bíblico, espiritual, genuino y honesto.
- Debe ver resultados en el
uso de los dones, confirmación de personas que son beneficiadas, señales y
frutos de carácter sobrenatural. Cuando los verdaderos dones están operando,
Dios muestra resultados.
- Debe tener el respaldo de
los hermanos en la fe, la aprobación del liderazgo que Dios puso en la iglesia
y un testimonio limpio que evidencie la integridad del creyente que posee los
dones. Seguramente, Dios permitirá que, siendo fiel el creyente y genuino el
don, encuentre oposición y desaprobación (de parte de creyentes y no creyentes,
aún de líderes y ministros del evangelio), pero Dios mismo le dará la victoria.
Como los dones son otorgados para ser usados en el contexto del cuerpo de Cristo,
es necesario que otros miembros del cuerpo confirmen los dones. En ese proceso,
el creyente debe ser probado y hallado fiel.
- Debe aceptar el don o los
dones que Dios otorga con humildad y agradecimiento para usarlos al máximo de sus posibilidades.
- Debe ejercer el control
sobre los dones que posee y hacerse responsable de su uso (1 Cor. 14:32, 33).
Así pues, debe promoverse el orden, la dirección de Dios y la paz, y rechazarse
el desorden y la confusión.
Ahora revisemos algunas
conclusiones generales…
- La Biblia nos muestra que
Dios otorga los dones como quiere; por tanto, nadie puede dictar o decidir
cuándo será utilizado el don de parte de Dios; el Espíritu es el encargado de
que los dones espirituales trabajen a través de vasos dispuestos en sus manos
(1 Cor. 12:11).
- Los dones espirituales
que Dios da son para provecho de la Iglesia de Cristo, de la humanidad en
general y para crecimiento espiritual de quien los posee, los usa y los
desarrolla de forma adecuada (1 Cor. 12:7). Además, contribuyen a confirmar en
la fe de los que siguen a Cristo (Rom. 1:11).
- Pablo recomienda a los
creyentes que los conozcan (1 Cor. 12:1), que los procuren en abundancia (1
Cor. 14:12) y que los anhelen (1 Cor. 14:12).
- Ninguno de estos dones
sobrenaturales nos hace superiores ni más espirituales; los dones no tienen
relación con la salvación ni dan méritos para entrar al cielo (Mt. 7:21-23);
sencillamente, somos útiles en la medida de la gracia de Dios para bendición de
otras personas. Recordemos que existen dones de gracia, dones ministeriales y
dones espirituales o sobrenaturales; pidamos a Dios que nos conceda sus dones
según su soberana voluntad y entonces seremos un instrumento en sus manos para
servir mejor al Señor y al prójimo.
- Los dones que Dios ha
puesto en nosotros y los que hemos de recibir, tienen como fin ser utilizados
en beneficio de los demás y para la gloria del Señor. Dios nos los da por
gracia; nosotros no los merecemos; sin embargo, Dios nos los da por amor a su
pueblo y por amor de nosotros; es más, ellos mismos son herramientas que Dios
usa para moldear nuestra personalidad.
- Pablo siempre puso como
prioridad la salvación en Cristo y la comunión estrecha que deben tener los
creyentes con él y la obediencia a su palabra, por encima de dones y
ministerios (1 Cor. 1:4-9).
- Resulta evidente que a la
luz de las Escrituras, no se le da primacía a ningún ministerio o don porque la
diversidad de dones no destruye la unidad del cuerpo de Cristo pero sí se ve
afectada cuando un ministerio o un don se trata de imponer sobre los demás. No
se puede deducir de los listados de Pablo que exista tampoco una especie de
jerarquía de ministerios o dones porque todos somos iguales ante Dios.
- Hay dones espirituales
que son más útiles según el propósito de Dios para la iglesia y Pablo hace énfasis
en el don de profecía debido a su utilidad (1 Cor. 14); por ejemplo, Pablo
compara el don de lenguas con el don de interpretación de lenguas y con el de
profecía, dando mayor valor práctico a profetizar ya que edifica a los oyentes,
mientras que el don de lenguas en sí mismo puede edificar al que lo tiene pero
no siempre es entendible para todos (a no ser que haya quien interprete o que
el oyente conozca el idioma porque ya está establecido en el mundo).
- Debido a que Dios nos ha
creado con libre albedrío, podemos escoger usar los dones apropiadamente o ser
negligentes con ellos y abusar de ellos. Para poder escoger utilizar estos
dones de acuerdo a la voluntad de Dios, es importante tener un entendimiento
claro de lo que son y de cómo funcionan.
- Es realmente lamentable
que en la mayoría del pueblo de Dios (creyentes, predicadores y ministros del
evangelio) exista tanto desconocimiento o desinformación acerca de las
enseñanzas y de la operación de los dones del Espíritu Santo. Puesto que la
labor de la Iglesia en el mundo es fundamentalmente una labor espiritual y
sobrenatural, se requiere poseer facultades espirituales y sobrenaturales para
la adecuada realización de esa labor (Ef. 6:12; 2 Cor. 10:4). Por tanto, los
dones del Espíritu Santo son esas capacidades y facultades espirituales y
sobrenaturales. Sin los dones del Espíritu Santo, la Iglesia carece del equipo
necesario para su cabal ministerio, su defensa, su conflicto y triunfo contra
los poderes del mal en el mundo.
- Es la voluntad de Dios
que todos estos dones estén en plena operación en la Iglesia aunque no todos
los creyentes tienen los mismos dones. Ahora bien, para recibir y manifestar
los dones debemos orar (1 Cor. 14:13), ejercitar la fe (Rom. 12:6) y tener
motivos puros (Hch. 8:20).
- Al mismo tiempo que los
dones están en continua operación en la Iglesia, no debemos olvidar el amor y
todos los demás frutos del Espíritu Santo. Dones sin amor es címbalo que
retiñe; amor sin dones es parálisis que mata porque necesitamos la diversa manifestación
del Espíritu Santo. Seamos completos, balanceados y lleguemos a la unidad de la
fe y el conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
edad de la plenitud de Cristo (Ef. 4:13). En Cristo hubo amor, toda virtud y
buen ejemplo, pero también hubo poder, señales, prodigios y toda manifestación
del Espíritu Santo.
- La ignorancia no es
ninguna bendición. ¿Quién necesita saber acerca de los dones espirituales?
Usted necesita saber: Si es cristiano, si cree que Jesús es su Salvador y
quiere amarle y servirle de la mejor manera y si quiere que su iglesia sea
sana, atractiva, poderosa y que muestre el amor, el poder y la realidad de Dios
a la gente.
- La iglesia de Corinto, a
la que Pablo escribía sobre los dones espirituales, estaba en verdadera
necesidad de instrucción sobre este tema. En esta iglesia estaban sucediendo
cosas sorprendentes por medio del Espíritu Santo pero en ocasiones hubo
confusión, engaño, entusiasmo humano, por lo cual Dios inspiró a Pablo para
instruir correctamente a los creyentes y por eso, él dedica una buena parte
para hablar sobre las verdaderas manifestaciones del Espíritu Santo.
- Tenemos que aprender una
gran lección: no son los dones y ministerios de Dios en sí mismos los que
pueden salvar, transformar, equipar y edificar a las personas; es la gracia, el
amor, el poder y el respaldo de Cristo que están presentes en todos sus dones
pero que no dependen de ellos, sino de su soberana voluntad que nos abre
puertas, nos capacita y nos usa como instrumentos de honra para glorificar
únicamente su nombre. Dependamos 100% de Dios y veremos cómo sus dones se
multiplican y traen fruto abundante en su reino.
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