Visitas por países (actualizando)

Flag Counter

Bienvenida

Agradecemos su visita

Este blog ha sido creado para brindar un espacio donde queremos compartir el mensaje de la Palabra de Dios mediante diversas herramientas: texto, audio, video, entre otras.

La Iglesia Cristiana Sión tiene como misión el predicar el evangelio a toda criatura y en todas las naciones. Además, la tarea es hacer discípulos auténticos que sigan a Cristo y reflejen su carácter.

Le invitamos a participar con sus comentarios y opiniones

Mayor informes:

Barrio Robledo Parque - Medellín, Colombia

Alejandro Ocampo -2646825 - 3122958775

Barrio El Playón - Medellín, Colombia

Juan Carlos Sánchez -4619040 - 3136619531

domingo, 21 de mayo de 2017

Los Ministerios de Dios Parte IX

Resultado de imagen para leer la biblia

n. El ministerio del profeta

La palabra hebrea usada para profeta es nabi; su significado es incierto pero la Septuaginta emplea un término equivalente que es prophetes (compuesto del verbo femi, "decir", el prefijo pro y la terminación tes, que no se relaciona con predecir el futuro, sino, hablar en lugar de otro). Este sentido se evidencia en la resistencia de Moisés a hablar debido a su poca facilidad de palabra, por lo cual se designa a Aarón, su hermano, quien hablaría en lugar de Moisés (Éx. 4:10-17).

El título de profeta es aplicado a muchos personajes del AT: Enoc (Jud. 1:14, 15), Abraham (Gn. 20:7), Moisés (Dt. 18:15; 34:10), Samuel (1 Sam. 3:20), Gad (1 Sam. 22:5), Natán (2 Sam. 7:2), Ahías (1 Rey. 11:29), Jehú (1 Rey. 16:7), Elías (1 Rey. 18:22), Eliseo (1 Rey. 19:16), Jonás (2 Rey. 14:25), Isaías (2 Rey. 19:2), Semaías (2 Crón. 12:5), Iddo (2 Crón. 13:22), Azarías (2 Crón. 15:8), Hageo (Esd. 6:14), Zacarías (Esd. 6:14), Jeremías (Jer. 1:5), Ezequiel (2:5), Habacuc (Hab. 3:1) y muchos otros. Además, se usa en mujeres que tuvieron este ministerio (Éx. 15:20; Jue. 4:4; 2 Rey. 22:14 Is. 8:3).

Los profetas no siempre tuvieron la misión exclusiva de pronosticar el futuro, pero siempre su prioridad fue proclamar la voluntad de Dios. Al proclamar la voluntad de Dios, hasta cierto punto, tenían que anunciar cosas futuras, porque anunciaban las consecuencias que traería el obedecer o desobedecer esa voluntad. Su mensaje no era el resultado de su pensamiento o estudio, sino que les era revelado directamente por el Espíritu Santo.

Cuando se menciona a un profeta, muchos se imaginan a una persona más grande de lo normal, alguien con una espiritualidad fuera de serie. Sin embargo, éste era el oficio de aquellos que tenían la función de ser voceros de Dios:

- Manifestar pruebas fehacientes del cuidado de Dios sobre los suyos.
- Demostrar de parte de Dios con hechos que sus palabras se cumplirían; de lo contrario, su ministerio sería rechazado.
- Actuar de acuerdo a los estatutos y mandatos divinos.
- Dar a conocer el consejo de Dios con la claridad, la energía y la autoridad que proceden de la conciencia de estar hablando en nombre de Dios, y de haber recibido directamente de él un mensaje que entregar (Dt. 18:18; Ez. 2).
- Promover la verdadera adoración al Dios de Israel y oponerse radicalmente a toda forma de idolatría.
- Confrontar individuos, comunidades, reyes y naciones que desviaban y corrompían a su pueblo.
- Llamar al pueblo al arrepentimiento y a la conversión.
- Fortalecer al justo y señalar el camino de la restauración a los descarriados.
- Interceder ante Dios a favor del pueblo, de la nación o del rey.

Por otra parte, los profetas dejaron por escrito en el AT la voluntad de Dios para su pueblo; algunos de sus anuncios se cumplieron, otros se van a cumplir y especialmente, anunciaron la venida del Mesías (1 Ped. 1:10-12; Hch. 3:18).

Todas estas actividades les acarrearon oprobio, persecuciones, sufrimiento, maltrato físico y hasta la muerte pero el verdadero profeta de Dios nunca profetizó con la finalidad de satisfacer la curiosidad humana, o de promoverse vaticinando augurios de paz y prosperidad. Su profecía estaba regida por la voluntad y el propósito divino para una circunstancia o condición existente; lamentablemente, algunos sucumbieron a la tentación de ser honrados por los hombres y desobedecieron, apostatando y recibiendo el pago de sus pecados (Is. 28:7, Jer. 23).

Siempre se han levantado falsos profetas pero Dios advierte a su pueblo que no les hagan caso, que los rechace y que no les tema porque él ha decretado sobre ellos su juicio (Dt. 18:20-22).

Además, desde la antigüedad han existido personas que practican la adivinación y el ocultismo en diferentes culturas y lugares (1 Sam. 6:2), lo cual Dios abomina y prohíbe a su pueblo (Dt. 18:9-14; Jer. 29:8, 9). De igual forma, sobre ellos viene el juicio de Dios (Miq. 3:7).

Los profetas de Dios manifestaron dones sobrenaturales como el discernimiento de espíritus, la palabra de ciencia y la palabra de sabiduría para conocer cosas que solo Dios podría saber; además, Dios hizo milagros y sanidades a través de algunos de ellos (estos dones sobrenaturales serán explicados con mayor detalle en otro capítulo).

Quienes tuvieron el don de profecía en el NT también se les llamó profetas (Hch. 13:1; 21:9, 10; 1 Cor. 14:37) pero cuando se expliquen los dones espirituales se expondrá también el don de profecía y en qué se diferencia del ministerio del profeta en el contexto del NT.

La culminación de este ministerio lo vemos en Cristo (Heb. 1:1-4), la máxima expresión del profeta y el mayor profeta de todos, un hombre sin extravagancias ni fastuosidades, quien tuvo en su humanidad todos los dones sobrenaturales como evidencia de su carácter y propósito.

El ministerio del profeta en el NT es vital para la iglesia, en su conjunto, con los otros ministerios para perfeccionar a los santos y obviamente es una tarea que demandaba dirección de Dios y valor para proclamar la verdad divina en medio de oposición y persecución. En el NT, el ministerio de profeta giró en torno a dos aspectos:
- La aparición del Mesías: se menciona a la profetisa Ana (Lc. 2:36), quien dio testimonio de Cristo cuando era niño y al profeta Juan el Bautista (Mt. 11:9), quien preparó el camino para que Cristo viniera.
- La inspiración escritural que sentaría las bases para la edificación de la Iglesia de Cristo (Ef. 2:20). En este caso, los escritores del NT cumplieron un ministerio profético.

Así pues, cuando se cerró el canon del NT, el oficio del profeta también terminó.

¿Qué caracteriza a la mayoría de los que pretenden ser profetas hoy?

Hoy en día, muchos se hacen llamar profetas y argumentan que el ministerio del profeta sigue vigente; sin embargo, debemos tener en cuenta que la mayoría de las sectas de error y religiones apóstatas han surgido a partir de alguien que se autodenominó profeta: por ejemplo, Mahoma (Islam), Joseph Smith (Mormones), Charles Russell (Testigos de Jehová), William Branham (quien fundó una iglesia que sigue sus enseñanzas heréticas), entre otros.

La verdad es que los que se autoproclaman profetas…
- Buscan entronizar el ministerio profético en menoscabo de otros ministerios porque se creen superiores y que sin ellos la iglesia y los otros ministerios no funcionan bien.
- Algunos mal llamados profetas dicen que el canon y la revelación especial de Dios sobre los que la iglesia se rige en materia de fe y conducta no están cerrados sino que hay revelaciones nuevas a través de los supuestos profetas de hoy.
- Algunos mal llamados profetas tienen en poco el testimonio profético de la Escritura como la palabra profética más segura a la cual debemos estar atentos (2 Ped. 1:19).

CONCLUSIONES:
- A pesar de que por muchos siglos el titulo de profeta estuvo ausente en la Iglesia de Cristo, hay quienes en las últimas décadas lo han revivido (igual lo hacen con el título de apóstol). Hay quienes se auto-proclaman profetas hoy. Lo peor es que al reclamar hablar la Palabra misma de Dios, consecuentemente sus supuestas “profecías” se toman con el mismo valor que la Biblia misma, pues reclama ser un mensaje de Dios mismo. Si el profeta habla por Dios, ay de aquel que desobedezca la Palabra del Señor. Muchos le llaman a las palabras proféticas de supuestos profetas modernos “Palabras frescas de Dios” (como si las de la Biblia estuvieran muertas o pasadas de moda). Muchos inclusive toman las palabras de estos profetas por encima de la Biblia misma, cuando sus enseñanzas son contrarias a la Escritura.
- Al igual que con los apóstoles, tras la muerte del último apóstol, Juan, la historia de la Iglesia por diecinueve siglos es muda en cuanto a la existencia de profetas como un oficio continuo en la Iglesia de Cristo. A lo largo de dos mil años en la historia de la iglesia sí han existido individuos que se autodenominaron a sí mismos profetas, pero todos éstos han sido falsos profetas, individuos sectarios o herejes, no verdaderos profetas.
- Los profetas del NT fueron portavoces o voceros de Dios en relación con la manifestación del Mesías y mediante la inspiración de las Escrituras; ellos recibieron revelaciones directas del Señor y las transmitieron a los oyentes en el contexto del NT. Lo que ellos dijeron o escribieron de parte del Espíritu Santo quedó registrado como la palabra de Dios.
- En un sentido primario ya no tenemos profetas; su ministerio finalizó cuando quedó puesto el fundamento de la Iglesia y cuando se completó el canon del NT. Ya hemos enfatizado que en Ef. 4:11 Pablo está refiriéndose a profetas del NT. Fueron dados por Cristo después de su ascensión. Considerarlos como profetas del AT sería un error de interpretación bíblica.
- En el caso de los profetas, al ser completado el NT, su oficio dejó de existir como tal. Lo mismo ocurrió con los profetas del AT, quienes desaparecieron con la culminación de ese testamento unos 400 años antes de Cristo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario