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miércoles, 24 de mayo de 2017

Los Ministerios de Dios Parte X

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o. Ministerio del evangelista

La Iglesia de Cristo es el cuerpo escogido de personas a quienes Dios ha llamado para que lleven el mensaje de salvación a todos los habitantes del mundo; delegarlo exclusivamente a los evangelistas, sería un fracaso en este propósito primordial. Así pues, si revisamos la vida de Cristo en la tierra, nos damos cuenta que él es el modelo más extraordinario para imitar que tiene todo creyente fiel que evangeliza y todo evangelista llamado para este ministerio.

Todo creyente que ha conocido a Cristo debe hacer la labor del evangelista y compartir con otras personas de su fe en el evangelio, dando buen testimonio y ejemplo en su casa, en su vecindario, en el trabajo, en el estudio y en todo lugar donde vaya pero no todo creyente tiene un ministerio de evangelista.

En el NT, el “evangelista” ejercía un ministerio enfocado en apoyar la Gran Comisión de Cristo; por ejemplo, Felipe (originalmente uno de los siete diáconos de Hch. 6), fue llamado por Dios a ser evangelista (Hch. 21:8).

Timoteo fue un creyente que se formó como un hijo espiritual al lado del apóstol Pablo (1 Tim. 1:2); Dios usó a Pablo para encargar a Timoteo de varias funciones pastorales como corregir a otros (1 Tim. 1:3, 4), equipar a otros para la enseñanza (2 Tim. 2:2); a pesar de que Timoteo claramente fue un pastor de una o varias congregaciones, el mismo Pablo le anima a hacer la obra del evangelista (2 Tim. 4:5). Definitivamente, un pastor que no trabaja en el área evangelística no tendrá autoridad para mover a los creyentes a ganar almas y mucho menos verá el crecimiento integral de la iglesia donde pastorea.

El evangelismo puede ser personal o colectivo:
- Es personal cuando se tiene una conversación con alguien acerca del destino de su alma y su relación con Dios. En este diálogo se debe confrontar a la persona con su condición perdida en pecado y enseñarle que el perdón que Dios le ofrece es por medio de Cristo y la obra que él efectuó en la cruz. Es dar a la persona una oportunidad de poner su fe en Jesucristo y recibir el perdón de pecados y la vida eterna.
- Es colectivo cuando congregamos varias personas o tenemos la oportunidad de compartir nuestra fe con un grupo.

La mayoría de la gente está demasiado ocupada para pensar en las cosas de Dios. Peor aún, tienen poca preocupación por su salvación. Es nuestro trabajo, al encontrar una persona sin preocupación por la salvación de su alma, producir en ella esa preocupación.

El ministerio de evangelismo tiene sus principios en el establecimiento de la iglesia primitiva y se desarrolló especialmente en los viajes misioneros del apóstol Pablo por Asia Menor y Europa. Todavía al mencionar a un evangelista nos llega a la mente una persona que viaja mucho y predica en diferentes iglesias. Aunque es cierto, el mismo caso de Pablo, es un ejemplo de un ministro de Dios que se detuvo en muchos lugares donde evangelizaba hasta poder establecer una iglesia. En Filipo duró unos escasos tres meses, mientras que en Éfeso estuvo dos años.

Hay quienes afirman que todo evangelista debe tener dones de sanidades y milagros para predicar el evangelio con poder y demostración de parte de Dios a fin de confirmar la palabra que predica; sin embargo, los dones no son exclusivos de un ministerio y las señales fueron prometidas a todo aquel que cree (Mr. 16:17, 18). Además, en ninguna parte de la Escritura se condiciona un ministerio a tener ciertas manifestaciones del Espíritu Santo porque él da a quien quiere, como quiere, cuando quiere y donde quiere (1 Cor. 12:11); lógicamente, todo creyente debe orar y recibir poder de Dios para servir mejor y ver su respaldo en toda labor que emprenda para la gloria de Dios (1 Ped. 4:11).

¿Cómo desarrollar el evangelismo en una iglesia local y en nuevos campos de trabajo?

Existen diversas estrategias para presentar el evangelio a la gente; miremos algunas de ellas:

- Folletos, volantes y tratados: no todas las personas están dispuestas a entrar en una iglesia y oír una predicación, ni toman tiempo para platicar con un predicador del evangelio (sea un creyente de la iglesia, un líder, un colaborador o un ministro ordenado); por ende, a bajo costo se puede comprar o diseñar una cantidad considerable de materiales impresos para distribuir en muchos lugares donde está la gente. No se preocupe usted si la gente lee o no el folleto porque en ese momento tuvieron la oportunidad de pensar en Dios, en su llamado al arrepentimiento o en la salvación; la obra la hace el Espíritu Santo; nosotros debemos orar y sembrar el evangelio. Existen muchos testimonios de personas que se entregaron a Cristo tiempo después de leer un folleto porque Dios los movió al arrepentimiento y encontraron bajo la guía del Espíritu Santo un lugar o una persona idónea para enseñarles mejor el camino del Señor. Si el creyente no es experto en la predicación, cada vez que entrega un folleto, es igual que si predicara porque hay un mensaje de parte de Dios para quien lo lee. Por otra parte, es importante poner en el folleto los datos de contacto de la iglesia, el lugar y los horarios de reuniones para invitar a la gente. Si alguien muestra interés en el evangelio, se pueden tomar sus datos para visitarle y compartir con más tiempo la palabra de Dios en un proceso de discipulado en una iglesia local; esta parte es fundamental para darle apoyo espiritual a los nuevos creyentes que quieran seguir a Cristo de verdad; sembremos la palabra de Dios y él dará el crecimiento en corazones fértiles (Mt. 13:1-23).
- Películas y videos evangelísticos: otra forma de presentar el evangelio es ver películas y videos evangelísticos en casas, locales y lugares públicos.
- Evangelismo en la calle: predicar en la calle es una tarea que requiere valor y dedicación, pero sobre todo se requiere de amor por el pecador y una convicción de que Cristo puede cambiar vidas. Por lo general se predica casa por casa, cuadra por cuadra, en lugares públicos o parques donde es permitido, pero debe hacerse con prudencia, respeto y consideración.
- Evangelismo al aire libre, en carpas o en salones rentados: se puede constituir un equipo de trabajo para hacer campañas evangelísticas en colaboración con una iglesia local o con varias iglesias en un sector más amplio. Con este equipo se requiere buena música, películas cristianas, actividades dinámicas y una predicación relacionada con el mensaje de salvación. El punto es que la iglesia o las iglesias que se unen den apoyo espiritual a las decisiones de fe y brinden un discipulado integral a los interesados en seguir a Cristo.
- Evangelismo en radio y televisión: Aunque la radio y la televisión son ministerios costosos de operar, alcanzan a mucha gente. Sin gastar dinero, usted puede aceptar invitaciones para estar en un programa religioso o secular y hablar de algún tema de interés, aportando una perspectiva espiritual y presentando el evangelio de forma efectiva. Oremos a Dios para que sea abran puertas grandes y eficaces.
- Evangelismo por internet y en redes sociales: Es una forma para alcanzar a mucha gente sin gastar mucho dinero. Para tener resultados es indispensable investigar bien, asesorarse y crear sitios web y cuentas en redes sociales que tengan visibilidad. En estos sitios se pueden desarrollar temas de interés general, presentar el evangelio de manera clara, montar videos, predicaciones, música cristiana, etc. Este es un recurso evangelístico tanto para predicadores como para escritores y tiene un gran potencial pero requiere creatividad, paciencia y tiempo para ver frutos, esperando en la gracia de Dios.
- La obra misionera: todo creyente puede ser un misionero en su barrio (o donde se encuentre) porque cumple la gran comisión del Señor de predicar el evangelio a muchas personas pero hay hombres y mujeres que Dios llama para abrir una obra en un lugar donde no hay un centro de predicación del evangelio; el misionero así llamado por Dios va a donde él lo envíe (sin importar la distancia, las costumbres, el tipo de comida, etc.); puede tener la vocación exclusiva de abrir una obra hasta que se ponga a un encargado de pastorear y luego va a otro lugar a abrir nuevas iglesias… o puede ser un llamado a abrir dicha obra y pastorearla. Ambos casos son comunes en el medio cristiano. Esta persona puede encontrar un trabajo o una actividad económica que le permita suplir para sus necesidades o puede contar con el apoyo temporal de una iglesia local que desee darle un impulso mientras logra estabilidad con un grupo de personas que se congreguen y apoyen esta labor.

¿Qué caracteriza a un verdadero evangelista llamado por Dios?

- Debe aprender cómo guiar a una persona a Cristo. Si usted no lo puede hacer, su ministerio no tiene futuro porque usted no tiene nada que ofrecerle a la gente. Usted, como ministro, no puede hacer nada por la gente, pero Cristo ya ha hecho todo en la cruz del Calvario, y sigue transformando las vidas de “todo aquel que en él cree” (Jn. 3:16). Usted, como ministro del evangelio, necesita saber cómo orientar a una persona para que entienda que está perdida en pecado, antes de que pueda ser salvo en Cristo. Si una persona no se ve a sí misma como perdida en su pecado jamás va a pedir ser salva. Enfrentar a la persona con su realidad espiritual no es un tema de mal gusto ni de incomodar o atacar a la gente… es llegar a su conciencia a través de la Ley de Dios (expresada en los 10 mandamientos), es hacerles conscientes de que son pecadores y necesitan reconciliarse con Dios, es contarles que Cristo es la solución al pecado y es el único que puede salvarnos y perdonarnos, es contarles la historia de amor más grande del mundo: que aun siendo pecadores Cristo murió por nosotros (Rom. 5:8).
- Debe demostrar que la falta de fe en Cristo es ofensiva a Dios y que no hay pecado más grande que rechazar la obra de Cristo porque es la medicina de Dios para nuestros pecados (Jn. 3:18, 19; Hch. 2:36, 37). Sin fe es imposible acercarse a Dios y agradarle (Heb. 11:6). Si el pecador no se acerca con fe a Dios, entonces nunca tendrá esperanza de recibir perdón (Jn. 8:21, 24).
- Debe traer luz donde hay oscuridad por falta de conocimiento del amor de Dios. Debe ofrecer una esperanza de una nueva vida, presentándole a Cristo a la gente, quien es la luz del mundo.
- Debe enseñar a la gente que no han puesto a Dios en primer lugar en sus vidas y que algún día tendrán que rendir cuentas a Dios por sus acciones (Mt. 22:37, 38; Rom. 14:12).
- Debe demostrar por las Escrituras las horribles consecuencias del pecado y explicar claramente el significado literal, espiritual y eterno de la muerte (Is. 57:21; Rom. 6:23).
- Debe demostrar a la gente que lo único que se tiene que hacer para estar perdido es rechazar la salvación que Dios ofrece (Heb. 2:3; 1 Ped. 2:25) y enseñarle que no solo quien está hundido en vicios o en delitos escandalosos se encuentra separado de Dios (Jn. 3:36; Rom. 2:4).
- Debe enseñar a otros creyentes que ya siguen a Jesús a compartir también su fe con otros.
- El trabajo del evangelista es vital para el ánimo y el crecimiento espiritual y numérico de la iglesia.
- El ministerio de evangelismo requiere de una persona versátil y creativa que esté dispuesta a aprender y a desarrollar diversas actividades y herramientas para llevar el evangelio a muchas personas.
- Necesita estar atento a la dirección de Dios para sembrar el evangelio y debe tener claro el tiempo y el lugar donde Dios lo quiere usar; por tanto, sería recomendable que esté asociado a una iglesia o a varias iglesias que apoyen su ministerio o que haga parte de una congregación y apoyar el trabajo ministerial de la iglesia, enfocado en el don que ha recibido. Otra opción, es que él abra una obra con el apoyo de hermanos en la fe, y luego se delegue a una persona idónea para atender la nueva congregación. Según el dicho, “el que mucho abarca, poco aprieta”; por eso, es importante orar a Dios y pedir su guía en este ministerio evangelístico porque hay muchos que van de iglesia en iglesia, sin estabilidad espiritual, sin una autoridad delegada por Dios que los guíe, sin un liderazgo bíblico que los oriente, no dan frutos ni tienen un testimonio limpio, sino que muestran ambición por el dinero, afán de ser reconocidos y búsqueda de fama, lo cual trae descrédito al ministerio del evangelista que debe ser honorable y conforme a las Escrituras. No obstante, aunque el evangelista no tenga que dar cuentas por su trabajo ante una congregación, como lo hace un pastor, de todas maneras es responsable delante de Dios por su ministerio y sus logros, y debería tener una congregación y un pastor que lo orienten.
- Hay casos en los que Dios llama a un creyente con este ministerio de evangelista para abrir una obra, una iglesia y no cuenta con el apoyo de ninguna iglesia, pero en su vida hay pasión por Cristo, obediencia a la Biblia, buen testimonio, amor por las almas y motivaciones correctas. Dios mostrará su propósito y se levantará una congregación; Dios llamará a otros ministerios y habrá un orden bíblico, frutos y la gracia del Señor sobreabundará. Recordemos que toda iglesia tiene un principio: a veces comienza con una familia, otras veces empieza un creyente solo, en otras ocasiones hay un grupo de personas en una comunidad, y Dios da el crecimiento y la consolidación a su obra. Todo es cuestión de tiempo, trabajo, perseverancia y fidelidad a Dios.

¿Cuál es el mensaje del evangelio?

- Enseñar a la gente que Jesús llevó nuestros pecados en su cuerpo en la cruz (2 Cor. 5:21) y nos puede dar el perdón de nuestros pecados (Is. 53:6); todos somos pecadores y no hay un solo justo (Rom. 3:9-26; Jn. 3:16).
- Demostrar que Jesús es el Salvador que murió y resucitó; solo él nos puede salvar completamente y nos puede hacer verdaderos hijos de Dios (Jn. 14:6; Hch. 4:12; Jn. 1:12).
- Invitar a la gente a confesar a Cristo de forma personal, recibirle como Salvador y pedirle perdón por sus pecados de forma clara en una oración sincera (Rom. 10:9, 10).
- Instruir a la gente en la gracia y la facultad de Cristo, no solo para darnos perdón de pecados, sino también para librarnos del poder del pecado a fin de que vivamos en victoria sobre la tentación y en santidad, obedeciendo los principios de la palabra de Dios (Heb. 7:25; Jud.1:24).
- Presentar a Jesús como el Señor (Hch. 2:36). Aunque somos salvos por gracia y no por obras (Ef. 2:8, 9), él preparó buenas obras para que andemos en ellas y seamos luz en el mundo y ejemplo para todos los que nos observan; por esto, no es suficiente conocer a Cristo como nuestro Salvador… él debe ser también Señor de nuestra vida para que le glorifiquemos en todo mientras vivimos sobre la tierra.
- Estimular en el oyente que cree de verdad la seguridad de su salvación en Cristo (Jn. 3:36; Mt. 10:32).
- Llevar a la gente a un proceso de discipulado cristiano donde pueda aprender a caminar con Dios en una nueva vida. No es suficiente que la persona reciba a Cristo; hay que enseñarle a dar pasos de maduración en la fe (1 Ped. 2:2; Is. 40:31). En este discipulado debe aprender a orar (1 Ts. 5:17), a estudiar la Biblia, memorizarla y practicarla (Sal. 119:11).

¿Cómo empezar un ministerio de evangelismo?

El creyente que es llamado a ser evangelista muestra pasión por predicar el evangelio, amor por los perdidos, compromiso de servir a Dios y a los hermanos en la fe, preparación bíblica
adecuada para enseñar una sana doctrina, humildad y espíritu de mansedumbre, y sometimiento a las autoridades que Dios ponga en cada congregación.

- La formación del evangelista comienza en el evangelismo personal porque comparte su fe con la gente de forma espontánea y constante; busca oportunidades para hablar de Cristo y es prudente para presentar el mensaje de salvación.
- El evangelista también puede ser invitado a una actividad de evangelismo casa por casa, en un parque o en un lugar público; además, puede ser invitado a visitar junto a otros hermanos en la fe a personas que están interesadas en el evangelio.
- A medida que Dios va capacitando al evangelista, puede ser invitado para predicar en una iglesia o en un evento de evangelismo masivo; su mensaje obviamente se enfoca en la salvación de aquellos que no conocen al Señor pero Dios también le usa para edificar, estimular y enriquecer al liderazgo espiritual de la iglesia y a todos los hermanos en la fe que asistan a esta actividad.
- En síntesis, el evangelista tiene que saber cómo guiar a una persona o a varias personas a Cristo, según las circunstancias que se presenten.

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