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domingo, 2 de agosto de 2015

El sostenimiento financiero de la iglesia local Parte VII


- Los botines de guerra tampoco fueron incluidos en el diezmo de la Ley. En Números 31 los hijos de Israel pelearon con los Madianitas, y el Señor dio a Moisés instrucciones especiales acerca del botín que habían tomado. Si el diezmar era un principio universal y eterno en el reino de Dios, entonces no se hubiera necesitado ninguna instrucción especial para este tipo de incrementos financieros. En vez de eso, al pueblo simplemente se le hubiera dicho que trajera el diezmo, pero Dios les dijo que hicieran algo muy diferente. En cuanto al botín de guerra en el libro de Números, había cuatro categorías que debían ser divididas de cierta manera: ovejas, ganado, asnos, y mujeres vírgenes, pero el botín del oro y las joyas no fueron incluidos en las ofrendas ordenadas.

Todo el botín de las primeras cuatro categorías fueron divididos por la mitad. La mitad fue para los hombres que fueron a la batalla, y la otra mitad al resto de la congregación. De la mitad que correspondía a los guerreros, una parte de quinientas (1/500) fue dada a Eleazar el sacerdote para la ofrenda mecida al Señor. De la mitad que correspondía a la congregación, una parte de cincuenta (1/50) fue dada a los levitas. Así que el sumo sacerdote obtuvo un décimo del 1 por ciento del total del botín y los levitas obtuvieron el 1 por ciento del total del botín. Estas fueron instrucciones especiales del Señor y no tienen nada que ver con el 10%.

Los hombres que pelearon en la batalla estuvieron agradecidos de que ningún israelita haya perdido la vida; así que también trajeron una ofrenda voluntaria al Señor de joyas, oro, brazaletes, anillos, aros, y ornamentos. No hubo ningún porcentaje o cantidad. De todo lo requerido y de lo que fue voluntariamente ofrecido del botín de esta batalla, nada fue incluido en la Ley en relación con el diezmo. Este pasaje de la Escritura es una confirmación extra de que el diezmo no es un principio universal y eterno en el reino de Dios, y que antes de la Ley, Abraham no estaba siguiendo algún principio no escrito cuando dio el diezmo del botín a Melquisedec.

- Aparte de los 4 tipos de diezmos establecidos por Dios en la Ley, encontramos las ofrendas instituidas en la Ley.

Recordemos que una ofrenda es señal de reconocimiento y respeto ante Dios; en el A.T. existieron ofrendas de animales (holocaustos, expiaciones y ofrendas de paz), de granos, cereales, frutas y dinero.
  
En la Ley de Moisés encontramos varios tipos de ofrendas según la ocasión:

* Ofrenda a Jehová: la expresión “ofrenda quemada a Jehová” aparece con frecuencia en los libros del A.T. y se refiere a los holocaustos ofrecidos a Dios (Éx. 29:18; Lv. 8:21; Núm. 10:10). La palabra holocausto se refiere a quemar completamente una víctima animal en sacrificio ante Dios y el simbolismo de este acto es la entrega de algo que tenemos a Aquel que es el dueño de todo. En realidad, la lección que Dios nos da es el desprendernos de algo que realmente no nos pertenece porque todo es de Dios. En este caso nadie podía tomar del sacrificio porque era completamente consumido por el fuego.
* Ofrenda de paz (o comunión): era un sacrificio que primero se ofrecía a Dios y que luego se distribuía entre el ofrendante, su familia y los allegados. Como comida del pacto, simbolizaba la unión entre Dios y su pueblo porque era consumido delante de Dios (Núm. 7:17).
* Ofrenda de granos: éste era un sacrificio de harina, pan horneado o simplemente granos como cebada o trigo con aceite, incienso y sal (Lv. 2:1-16), acompañados de vino (Lv. 23:13) pero no se debía usar levadura ni miel (Lv. 2:11). En este sacrificio, se quemaba una porción como ofrenda a Dios y el resto se daba al sacerdote en el templo. Cuando se daba el caso que los ofrendantes fuesen personas muy pobres, este tipo de ofrendas podía reemplazar la ofrenda expiatoria (Lv. 5:11).
* Ofrenda expiatoria: era una ofrenda especial por diversos pecados contra Dios y contra el prójimo (Lv. 5:14-6:7; 17:11). Este acto simbolizaba la muerte que el pecador merecía pero que recaía sobre un animal inocente para que el pecador fuese perdonado aunque no era digno. Este es un anticipo de la muerte de Cristo, el Cordero de Dios, santo, inocente y sin pecado, el cual daría su vida voluntariamente por amor a nosotros para salvarnos del justo castigo de Dios a causa de nuestros pecados, aunque ninguno de nosotros merece el perdón de Dios. En los casos de ofensa al prójimo, se debía ofrecer como reparación un carnero sin defecto, además de una especie de restitución que incluía una quinta parte de lo defraudado o perdido.
* Ofrenda mecida: según el sacrificio, una parte del animal o del cereal que se ofrecía debía mecerse (balancearse) delante de Dios y después de ese acto se ofrecía a Dios en sacrificio (Lv. 7:30; 8:29; Éx. 29:24).
* Ofrenda voluntaria: este tipo de ofrecimiento tendría que ser el de mayor agrado ante los ojos de Dios porque era una ofrenda personal de gratitud, de carácter voluntario y por lo tanto, era diferente de todos los sacrificios hechos en el templo (Lv. 7:16; 22:21-23; Dt. 12:6, 17). Además, estas ofrendas eran comidas por los sacerdotes como parte de la provisión de Dios para su sustento.

Si hacemos una comparación con el tiempo antes de la Ley, algunas de estas ofrendas son muy similares a los sacrificios de animales ofrecidos por los patriarcas según el libro de Génesis.

Es interesante que en el A.T. se acentúe tanto el término VOLUNTARIO; notemos algunos pasajes bíblicos en cuanto a este punto:

“De los hijos de Israel, así hombres como mujeres, todos los que tuvieron corazón voluntario para traer para toda la obra, que Jehová había mandado por medio de Moisés que hiciesen, trajeron ofrenda voluntaria a Jehová” (Éx. 35:29).

“Y tomaron de delante de Moisés toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio del santuario, a fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole ofrenda voluntaria cada mañana” (Éx. 36:3).

“Y harás la fiesta solemne de las semanas a Jehová tu Dios; de la abundancia voluntaria de tu mano será lo que dieres, según Jehová tu Dios te hubiere bendecido” (Dt. 16:10).

“Pero lo que hubiere salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca” (Dt. 23:23).

“Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre” (1 Crón. 28:9).

“oro, pues, para las cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y para toda la obra de las manos de los artífices. ¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová?” (1 Crón. 29:5).

“además de esto, el holocausto continuo, las nuevas lunas, y todas las fiestas solemnes de Jehová, y todo sacrificio espontáneo, toda ofrenda voluntaria a Jehová” (Esd. 3:5).

“Y les dije: Vosotros estáis consagrados a Jehová, y son santos los utensilios, y la plata y el oro, ofrenda voluntaria a Jehová Dios de nuestros padres” (Esd. 8:28).

Realmente, aquí hay un principio divino y eterno que tendría su mayor énfasis cuando el Hijo de Dios viniera voluntariamente a entregar su vida en la cruz aunque también lo hizo en obediencia al Padre que le envió. De Cristo debemos aprender a entregarlo todo por amor a Dios y al prójimo.

- Durante la Ley había una diferencia entre las ofrendas voluntarias y aquellas que eran requeridas como una ordenanza de parte de Dios. El diezmo, el cual era requerido, no era realmente una dádiva u ofrenda; era un impuesto y una responsabilidad nacional para Israel, mientras que las ofrendas voluntarias eran expresiones personales de amor a Dios que venían del corazón. Por otra parte, están las ofrendas no voluntarias mencionadas anteriormente y relacionadas con el cumplimiento de la Ley de Moisés.

“Y cuando ofreciereis sacrificio de acción de gracias a Jehová, lo sacrificaréis de manera que sea aceptable” (Lv. 22:29).

En Éxodo tenemos el relato de una ofrenda voluntaria que fue recibida con el propósito de construir el tabernáculo y todos sus implementos. Fue completamente voluntaria aunque Dios motivó al pueblo y guío el corazón de cada ofrendador a través de Moisés:

“Dí a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda” (Éx. 25:2).

“Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado: Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová” (Éx. 35:4, 5).

El pueblo comenzó a traer sus ofrendas y fue algo sorprendente: “Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las sagradas vestiduras. Vinieron así hombres como mujeres, todos los voluntarios de corazón, y trajeron cadenas y zarcillos, anillos y brazaletes y toda clase de joyas de oro; y todos presentaban ofrenda de oro a Jehová. Todo hombre que tenía azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, o pieles de tejones, lo traía. Todo el que ofrecía ofrenda de plata o de bronce traía a Jehová la ofrenda; y todo el que tenía madera de acacia la traía para toda la obra del servicio. Además todas las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos, y traían lo que habían hilado: azul, púrpura, carmesí o lino fino. Y todas las mujeres cuyo corazón las impulsó en sabiduría hilaron pelo de cabra. Los príncipes trajeron piedras de ónice, y las piedras de los engastes para el efod y el pectoral, y las especias aromáticas, y el aceite para el alumbrado, y para el aceite de la unción, y para el incienso aromático. De los hijos de Israel, así hombres como mujeres, todos los que tuvieron corazón voluntario para traer para toda la obra, que Jehová había mandado por medio de Moisés que hiciesen, trajeron ofrenda voluntaria a Jehová” (Éx. 35:21-29).

Las ofrendas continuaron mientras el pueblo traía más y más cada mañana: “Y tomaron de delante de Moisés toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio del santuario, a fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole ofrenda voluntaria cada mañana” (Éx. 36:3).

Finalmente, ya hubo demasiado y el pueblo tuvo que ser detenido de dar: “y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga. Entonces Moisés mandó pregonar por el campamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más; pues tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba” (Éx. 36:5-7).

Esta es la gracia de Dios operando y es un principio eterno que nunca terminará porque Dios sigue moviendo el corazón de los creyentes para dar con generosidad y con amor de forma voluntaria y no por imposición ni por miedo.

LA GRACIA SIEMPRE SOBREPASA A LA LEY, CADA VEZ Y EN TODA MANERA. Cuando los servidores, los predicadores, los pastores, los evangelistas y la iglesia piden diezmos, esto es contraproducente y muchos inconversos (y creyentes) quedan resentidos, defraudados y afectados por este manejo financiero cuando se dan cuenta de lo que la Biblia enseña. Por ende, NI LAS AMENAZAS NI LAS PROMESAS MALINTERPRETADAS CON PASAJES DE LA BIBLIA QUE SE PRESENTAN CON EL MENSAJE DE DIEZMAR PUEDEN MOTIVAR AL PUEBLO A DAR MÁS QUE LO QUE HARÍA UN CORAZÓN MOVIDO POR DIOS, AGRADECIDO Y GENEROSO.

Gloria a Dios porque él llama y él provee; él elije y él suple lo necesario; él prepara y él respalda el cumplimiento de sus propósitos; como Dios, él nunca ha necesitado de dinero pero él sabe suplir para las necesidades de cada iglesia local y de cada ministerio que se dedica a predicar el evangelio y les da aún más allá de la medida que el diezmo podría ofrecer. Mientras muchos dependen de diezmos, hay otros (muy pocos en realidad) que no necesitan exigir más allá de lo que la Biblia enseña como principio eterno y es la ofrenda voluntaria de un corazón tratado por Dios; por ende, es suficiente con enseñar a los creyentes que ofrenden con alegría y que apoyen financieramente para la expansión del evangelio, el discipulado y la salvación en Cristo a través del trabajo de cada iglesia local y mediante cada ministerio cristiano que se dedica a servir a la gente. Si le creemos a Dios, él motivará el corazón de cada creyente según su gracia infinita que es más que suficiente y que es superior a la medida del diezmo.

Conclusiones:
- La Escritura es clara en cuanto a que el diezmo no es un principio universal; de igual forma, se debe entender para el tiempo de la gracia. El “diezmo” en la Ley era la décima parte de las cosas antes descritas (productos de la tierra y de los animales) y nada más. La amplia variedad de otras actividades comerciales y fuentes de ganancia financiera que eran parte de la economía, como el comercio, los servicios profesionales, los oficios, las artes, las rentas y las herencias, no estaban incluidas. Si Dios hubiese querido incluirlos los hubiera nombrado específicamente en la Biblia; por eso, cuando Dios dice cualquiera, cada, o todo, significa precisamente eso. La Ley permitía la ofrenda voluntaria de otras fuentes pero no eran llamados el “diezmo”.
- ¿En dónde dice el A.T. que se diezmaba de los “ingresos” o “entradas”? No lo dice. Especifica solo los productos relacionados con la tierra y los animales. Esta conexión a la tierra de Israel es muy importante cuando se analiza el tema del diezmo a través de la base de la teología bíblica. La razón primordial de que Dios requiera de una décima parte de ciertos productos de la tierra se debe a que Dios mismo proporcionó la tierra para Israel y él es su dueño absoluto. Si un israelita tenía una entrada o un ingreso de oro, plata o monedas, eso no estaba conectado a la tierra, y no hay nada en el A.T. que diga que los judíos debían diezmar sobre eso o que lo hicieran ni siquiera una vez. Por lo tanto, si un israelita hacía un arado para alguien y se le pagaba 10 monedas de plata, no tenía que diezmar 1 moneda de plata porque ese ingreso no estaba conectado a la tierra. En tercer lugar, mientras que Israel era principalmente una sociedad agrícola, su economía no dependía exclusivamente de este tema. Por otra parte, el libro del Génesis contiene docenas de referencias al dinero y a diversos sistemas de intercambio monetario. En otras palabras, Israel usó el dinero desde Génesis y por tanto, no solo se ocuparon de la agricultura, y luego también de la ganadería, sino que usaron el dinero para su desarrollo social y económico, pero la Biblia nunca habla de diezmar oro, plata, dinero, monedas o algo similar a esto.
- Alguien podría decir que Israel era una sociedad agrícola y que por este motivo solo podía diezmar de esta labor; no obstante, quien plantee este argumento está desconociendo que desde el capítulo 4 del libro de Génesis se habla de diversos artes y oficios diferentes a la agricultura o a la ganadería (Gn. 4:22). Obviamente, en Israel hubo toda clase de actividades laborales que generaban ingresos para los hebreos pero nunca la Biblia señala que el diezmo fuese ordenado por Dios en relación con los ingresos económicos sino exclusivamente en relación con la tierra, la agricultura y la ganadería.
- Existen iglesias y predicadores que enseñan a los creyentes que deben diezmar de la venta de sus propiedades y de las herencias que reciben; esto es un asco. ¿Cómo es posible que se haga de esta manera con el pueblo del Señor o con personas que simpatizan con el evangelio? Realmente es una actitud abominable el hecho de querer sacar provecho de cualquier bendición que el Señor da a las personas. Me avergüenza pensar en los que dicen ser cristianos, predicadores o pastores y que toman la fe como una fuente de ganancia; por eso, la posición de la Iglesia Cristiana Sión es radical y definitiva con respecto a la integridad en las finanzas y aquellos que profesamos ser cristianos (o predicadores) debemos tener como máxima prioridad que la gente vea a Cristo en nosotros en cada aspecto; por ende, jamás queremos aprovecharnos de la nobleza, de la fe o de la confianza de los creyentes sino que queremos enseñar con amor y sencillez la palabra de Dios con limpia conciencia y sin ser un tropiezo en el tema económico para nadie; de lo contrario, es mejor no predicar el evangelio.
- Si alguien todavía piensa que el diezmo de dinero es un principio eterno de Dios, no debe asumirlo como una deducción sino que debe probarlo con argumentos válidos. Sin embargo, la idea de dar el 10% de los ingresos es un concepto totalmente ajeno a la Escritura.
- Diezmar es una de las doctrinas que se enseñan en muchas iglesias cristianas y púlpitos pero este concepto se contradice a sí mismo porque está basado en una mala interpretación de las Escrituras que son tomadas fuera de contexto como se ha demostrado antes.

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