- Los botines de
guerra tampoco fueron incluidos en el diezmo de la Ley. En Números 31 los hijos
de Israel pelearon con los Madianitas, y el Señor dio a Moisés instrucciones
especiales acerca del botín que habían tomado. Si el diezmar era un principio
universal y eterno en el reino de Dios, entonces no se hubiera necesitado
ninguna instrucción especial para este tipo de incrementos financieros. En vez
de eso, al pueblo simplemente se le hubiera dicho que trajera el diezmo, pero
Dios les dijo que hicieran algo muy diferente. En cuanto al botín de guerra en
el libro de Números, había cuatro categorías que debían ser divididas de cierta
manera: ovejas, ganado, asnos, y mujeres vírgenes, pero el botín del oro y las
joyas no fueron incluidos en las ofrendas ordenadas.
Todo el botín de
las primeras cuatro categorías fueron divididos por la mitad. La mitad fue para
los hombres que fueron a la batalla, y la otra mitad al resto de la
congregación. De la mitad que correspondía a los guerreros, una parte de
quinientas (1/500) fue dada a Eleazar el sacerdote para la ofrenda mecida al
Señor. De la mitad que correspondía a la congregación, una parte de cincuenta
(1/50) fue dada a los levitas. Así que el sumo sacerdote obtuvo un décimo del 1
por ciento del total del botín y los levitas obtuvieron el 1 por ciento del
total del botín. Estas fueron instrucciones especiales del Señor y no tienen
nada que ver con el 10%.
Los hombres que
pelearon en la batalla estuvieron agradecidos de que ningún israelita haya
perdido la vida; así que también trajeron una ofrenda voluntaria al Señor de
joyas, oro, brazaletes, anillos, aros, y ornamentos. No hubo ningún porcentaje
o cantidad. De todo lo requerido y de lo que fue voluntariamente ofrecido del
botín de esta batalla, nada fue incluido en la Ley en relación con el diezmo.
Este pasaje de la Escritura es una confirmación extra de que el diezmo no es un
principio universal y eterno en el reino de Dios, y que antes de la Ley,
Abraham no estaba siguiendo algún principio no escrito cuando dio el diezmo del
botín a Melquisedec.
- Aparte de los
4 tipos de diezmos establecidos por Dios en la Ley, encontramos las ofrendas
instituidas en la Ley.
Recordemos que
una ofrenda es señal de reconocimiento y respeto ante Dios; en el A.T.
existieron ofrendas de animales (holocaustos, expiaciones y ofrendas de paz),
de granos, cereales, frutas y dinero.
En la Ley de
Moisés encontramos varios tipos de ofrendas según la ocasión:
* Ofrenda a
Jehová: la expresión “ofrenda quemada a Jehová” aparece con frecuencia en los
libros del A.T. y se refiere a los holocaustos ofrecidos a Dios (Éx. 29:18; Lv.
8:21; Núm. 10:10). La palabra holocausto
se refiere a quemar completamente una víctima animal en sacrificio ante Dios y
el simbolismo de este acto es la entrega de algo que tenemos a Aquel que es el
dueño de todo. En realidad, la lección que Dios nos da es el desprendernos de
algo que realmente no nos pertenece porque todo es de Dios. En este caso nadie
podía tomar del sacrificio porque era completamente consumido por el fuego.
* Ofrenda de paz
(o comunión): era un sacrificio que primero se ofrecía a Dios y que luego se
distribuía entre el ofrendante, su familia y los allegados. Como comida del
pacto, simbolizaba la unión entre Dios y su pueblo porque era consumido delante
de Dios (Núm. 7:17).
* Ofrenda de
granos: éste era un sacrificio de harina, pan horneado o simplemente granos
como cebada o trigo con aceite, incienso y sal (Lv. 2:1-16), acompañados de
vino (Lv. 23:13) pero no se debía usar levadura ni miel (Lv. 2:11). En este
sacrificio, se quemaba una porción como ofrenda a Dios y el resto se daba al
sacerdote en el templo. Cuando se daba el caso que los ofrendantes fuesen
personas muy pobres, este tipo de ofrendas podía reemplazar la ofrenda
expiatoria (Lv. 5:11).
* Ofrenda
expiatoria: era una ofrenda especial por diversos pecados contra Dios y contra
el prójimo (Lv. 5:14-6:7; 17:11). Este acto simbolizaba la muerte que el
pecador merecía pero que recaía sobre un animal inocente para que el pecador
fuese perdonado aunque no era digno. Este es un anticipo de la muerte de Cristo,
el Cordero de Dios, santo, inocente y sin pecado, el cual daría su vida
voluntariamente por amor a nosotros para salvarnos del justo castigo de Dios a
causa de nuestros pecados, aunque ninguno de nosotros merece el perdón de Dios.
En los casos de ofensa al prójimo, se debía ofrecer como reparación un carnero
sin defecto, además de una especie de restitución que incluía una quinta parte
de lo defraudado o perdido.
* Ofrenda
mecida: según el sacrificio, una parte del animal o del cereal que se ofrecía
debía mecerse (balancearse) delante de Dios y después de ese acto se ofrecía a
Dios en sacrificio (Lv. 7:30; 8:29; Éx. 29:24).
* Ofrenda
voluntaria: este tipo de ofrecimiento tendría que ser el de mayor agrado ante
los ojos de Dios porque era una ofrenda personal de gratitud, de carácter
voluntario y por lo tanto, era diferente de todos los sacrificios hechos en el
templo (Lv. 7:16; 22:21-23; Dt. 12:6, 17). Además, estas ofrendas eran comidas
por los sacerdotes como parte de la provisión de Dios para su sustento.
Si hacemos una
comparación con el tiempo antes de la Ley, algunas de estas ofrendas son muy
similares a los sacrificios de animales ofrecidos por los patriarcas según el
libro de Génesis.
Es interesante
que en el A.T. se acentúe tanto el término VOLUNTARIO; notemos algunos pasajes
bíblicos en cuanto a este punto:
“De los hijos de Israel, así hombres como mujeres,
todos los que tuvieron corazón voluntario para traer para toda la obra, que
Jehová había mandado por medio de Moisés que hiciesen, trajeron ofrenda
voluntaria a Jehová”
(Éx. 35:29).
“Y tomaron de delante de Moisés toda la ofrenda que
los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio del santuario, a
fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole ofrenda voluntaria cada mañana” (Éx. 36:3).
“Y harás la fiesta solemne de las semanas a Jehová
tu Dios; de la abundancia voluntaria de tu mano será lo que dieres, según
Jehová tu Dios te hubiere bendecido” (Dt. 16:10).
“Pero lo que hubiere salido de tus labios, lo
guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová tu Dios, pagando la
ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca” (Dt. 23:23).
“Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu
padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová
escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos.
Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para
siempre” (1
Crón. 28:9).
“oro, pues, para las cosas de oro, y plata para las
cosas de plata, y para toda la obra de las manos de los artífices. ¿Y quién
quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová?” (1 Crón. 29:5).
“además de esto, el holocausto continuo, las nuevas
lunas, y todas las fiestas solemnes de Jehová, y todo sacrificio espontáneo,
toda ofrenda voluntaria a Jehová” (Esd. 3:5).
“Y les dije: Vosotros estáis consagrados a Jehová, y
son santos los utensilios, y la plata y el oro, ofrenda voluntaria a Jehová
Dios de nuestros padres” (Esd. 8:28).
Realmente, aquí
hay un principio divino y eterno que tendría su mayor énfasis cuando el Hijo de
Dios viniera voluntariamente a entregar su vida en la cruz aunque también lo
hizo en obediencia al Padre que le envió. De Cristo debemos aprender a
entregarlo todo por amor a Dios y al prójimo.
- Durante la Ley
había una diferencia entre las ofrendas voluntarias y aquellas que eran
requeridas como una ordenanza de parte de Dios. El diezmo, el cual era
requerido, no era realmente una dádiva u ofrenda; era un impuesto y una
responsabilidad nacional para Israel, mientras que las ofrendas voluntarias
eran expresiones personales de amor a Dios que venían del corazón. Por otra
parte, están las ofrendas no voluntarias mencionadas anteriormente y
relacionadas con el cumplimiento de la Ley de Moisés.
“Y cuando ofreciereis sacrificio de acción de gracias
a Jehová, lo sacrificaréis de manera que sea aceptable” (Lv. 22:29).
En Éxodo tenemos
el relato de una ofrenda voluntaria que fue recibida con el propósito de
construir el tabernáculo y todos sus implementos. Fue completamente voluntaria
aunque Dios motivó al pueblo y guío el corazón de cada ofrendador a través de
Moisés:
“Dí a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda;
de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda” (Éx. 25:2).
“Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos
de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado: Tomad de entre vosotros
ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová” (Éx. 35:4, 5).
El pueblo
comenzó a traer sus ofrendas y fue algo sorprendente: “Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su
espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de
reunión y para toda su obra, y para las sagradas vestiduras. Vinieron así
hombres como mujeres, todos los voluntarios de corazón, y trajeron cadenas y
zarcillos, anillos y brazaletes y toda clase de joyas de oro; y todos
presentaban ofrenda de oro a Jehová. Todo hombre que tenía azul, púrpura,
carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, o
pieles de tejones, lo traía. Todo el que ofrecía ofrenda de plata o de bronce
traía a Jehová la ofrenda; y todo el que tenía madera de acacia la traía para
toda la obra del servicio. Además todas las mujeres sabias de corazón hilaban
con sus manos, y traían lo que habían hilado: azul, púrpura, carmesí o lino
fino. Y todas las mujeres cuyo corazón las impulsó en sabiduría hilaron pelo de
cabra. Los príncipes trajeron piedras de ónice, y las piedras de los engastes
para el efod y el pectoral, y las especias aromáticas, y el aceite para el
alumbrado, y para el aceite de la unción, y para el incienso aromático. De los
hijos de Israel, así hombres como mujeres, todos los que tuvieron corazón
voluntario para traer para toda la obra, que Jehová había mandado por medio de
Moisés que hiciesen, trajeron ofrenda voluntaria a Jehová” (Éx. 35:21-29).
Las ofrendas
continuaron mientras el pueblo traía más y más cada mañana: “Y tomaron de delante de Moisés toda la
ofrenda que los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio del
santuario, a fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole ofrenda voluntaria cada
mañana” (Éx. 36:3).
Finalmente, ya
hubo demasiado y el pueblo tuvo que ser detenido de dar: “y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo que se
necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga. Entonces Moisés mandó
pregonar por el campamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la
ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más; pues tenían
material abundante para hacer toda la obra, y sobraba” (Éx. 36:5-7).
Esta es la
gracia de Dios operando y es un principio eterno que nunca terminará porque
Dios sigue moviendo el corazón de los creyentes para dar con generosidad y con
amor de forma voluntaria y no por imposición ni por miedo.
LA GRACIA
SIEMPRE SOBREPASA A LA LEY, CADA VEZ Y EN TODA MANERA. Cuando los servidores,
los predicadores, los pastores, los evangelistas y la iglesia piden diezmos,
esto es contraproducente y muchos inconversos (y creyentes) quedan resentidos,
defraudados y afectados por este manejo financiero cuando se dan cuenta de lo
que la Biblia enseña. Por ende, NI LAS AMENAZAS NI LAS PROMESAS
MALINTERPRETADAS CON PASAJES DE LA BIBLIA QUE SE PRESENTAN CON EL MENSAJE DE
DIEZMAR PUEDEN MOTIVAR AL PUEBLO A DAR MÁS QUE LO QUE HARÍA UN CORAZÓN MOVIDO
POR DIOS, AGRADECIDO Y GENEROSO.
Gloria a Dios
porque él llama y él provee; él elije y él suple lo necesario; él prepara y él
respalda el cumplimiento de sus propósitos; como Dios, él nunca ha necesitado
de dinero pero él sabe suplir para las necesidades de cada iglesia local y de
cada ministerio que se dedica a predicar el evangelio y les da aún más allá de
la medida que el diezmo podría ofrecer. Mientras muchos dependen de diezmos,
hay otros (muy pocos en realidad) que no necesitan exigir más allá de lo que la
Biblia enseña como principio eterno y es la ofrenda voluntaria de un corazón
tratado por Dios; por ende, es suficiente con enseñar a los creyentes que
ofrenden con alegría y que apoyen financieramente para la expansión del
evangelio, el discipulado y la salvación en Cristo a través del trabajo de cada
iglesia local y mediante cada ministerio cristiano que se dedica a servir a la
gente. Si le creemos a Dios, él motivará el corazón de cada creyente según su
gracia infinita que es más que suficiente y que es superior a la medida del
diezmo.
Conclusiones:
- La Escritura
es clara en cuanto a que el diezmo no es un principio universal; de igual
forma, se debe entender para el tiempo de la gracia. El “diezmo” en la Ley era
la décima parte de las cosas antes descritas (productos de la tierra y de los
animales) y nada más. La amplia variedad de otras actividades comerciales y
fuentes de ganancia financiera que eran parte de la economía, como el comercio,
los servicios profesionales, los oficios, las artes, las rentas y las
herencias, no estaban incluidas. Si Dios hubiese querido incluirlos los hubiera
nombrado específicamente en la Biblia; por eso, cuando Dios dice cualquiera,
cada, o todo, significa precisamente eso. La Ley permitía la ofrenda voluntaria
de otras fuentes pero no eran llamados el “diezmo”.
- ¿En dónde dice
el A.T. que se diezmaba de los “ingresos” o “entradas”? No lo dice. Especifica
solo los productos relacionados con la tierra y los animales. Esta conexión a
la tierra de Israel es muy importante cuando se analiza el tema del diezmo a
través de la base de la teología bíblica. La razón primordial de que Dios
requiera de una décima parte de ciertos productos de la tierra se debe a que
Dios mismo proporcionó la tierra para Israel y él es su dueño absoluto. Si un
israelita tenía una entrada o un ingreso de oro, plata o monedas, eso no estaba
conectado a la tierra, y no hay nada en el A.T. que diga que los judíos debían
diezmar sobre eso o que lo hicieran ni siquiera una vez. Por lo tanto, si un
israelita hacía un arado para alguien y se le pagaba 10 monedas de plata, no
tenía que diezmar 1 moneda de plata porque ese ingreso no estaba conectado a la
tierra. En tercer lugar, mientras que Israel era principalmente una sociedad
agrícola, su economía no dependía exclusivamente de este tema. Por otra parte,
el libro del Génesis contiene docenas de referencias al dinero y a diversos
sistemas de intercambio monetario. En otras palabras, Israel usó el dinero
desde Génesis y por tanto, no solo se ocuparon de la agricultura, y luego
también de la ganadería, sino que usaron el dinero para su desarrollo social y
económico, pero la Biblia nunca habla de diezmar oro, plata, dinero, monedas o
algo similar a esto.
- Alguien podría
decir que Israel era una sociedad agrícola y que por este motivo solo podía
diezmar de esta labor; no obstante, quien plantee este argumento está
desconociendo que desde el capítulo 4 del libro de Génesis se habla de diversos
artes y oficios diferentes a la agricultura o a la ganadería (Gn. 4:22).
Obviamente, en Israel hubo toda clase de actividades laborales que generaban
ingresos para los hebreos pero nunca la Biblia señala que el diezmo fuese
ordenado por Dios en relación con los ingresos económicos sino exclusivamente
en relación con la tierra, la agricultura y la ganadería.
- Existen
iglesias y predicadores que enseñan a los creyentes que deben diezmar de la
venta de sus propiedades y de las herencias que reciben; esto es un asco. ¿Cómo
es posible que se haga de esta manera con el pueblo del Señor o con personas
que simpatizan con el evangelio? Realmente es una actitud abominable el hecho
de querer sacar provecho de cualquier bendición que el Señor da a las personas.
Me avergüenza pensar en los que dicen ser cristianos, predicadores o pastores y
que toman la fe como una fuente de ganancia; por eso, la posición de la Iglesia
Cristiana Sión es radical y definitiva con respecto a la integridad en las
finanzas y aquellos que profesamos ser cristianos (o predicadores) debemos
tener como máxima prioridad que la gente vea a Cristo en nosotros en cada
aspecto; por ende, jamás queremos aprovecharnos de la nobleza, de la fe o de la
confianza de los creyentes sino que queremos enseñar con amor y sencillez la
palabra de Dios con limpia conciencia y sin ser un tropiezo en el tema
económico para nadie; de lo contrario, es mejor no predicar el evangelio.
- Si alguien
todavía piensa que el diezmo de dinero es un principio eterno de Dios, no debe
asumirlo como una deducción sino que debe probarlo con argumentos válidos. Sin
embargo, la idea de dar el 10% de los ingresos es un concepto totalmente ajeno
a la Escritura.
- Diezmar es una
de las doctrinas que se enseñan en muchas iglesias cristianas y púlpitos pero
este concepto se contradice a sí mismo porque está basado en una mala
interpretación de las Escrituras que son tomadas fuera de contexto como se ha
demostrado antes.
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