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lunes, 3 de agosto de 2015

El sostenimiento financiero de la iglesia local Parte VIII


b. ¿Cómo fue el sostenimiento financiero del ministerio de Cristo y de la iglesia del primer siglo en el N.T.?

Mientras que el A.T. no contiene ningún argumento convincente que demuestre que el diezmo continúa en el Nuevo Pacto, los defensores del diezmo plantean diversos argumentos y usan versículos fuera de contexto en el N.T.

Debemos reconocer que el N.T. es la autoridad final para la fe y la práctica de los cristianos; por ende, si el N.T. contiene un mandato para los cristianos de dar el diezmo, entonces los cristianos deben diezmar pero si no lo tiene, entonces la conclusión final debe ser que el diezmo ya no aplica para la Iglesia de Cristo y si alguien lo quiere aplicar mediante argumentos humanos (no bíblicos) está malinterpretando las Escrituras.

Así pues, solo podemos tener dos posiciones: o estamos a favor del diezmo en el Nuevo Pacto (sea voluntario u obligatorio) o estamos en contra del diezmo en el Nuevo Pacto.

En este capítulo miraremos si el Señor Jesucristo, los apóstoles o la iglesia del N.T. ratifican el diezmo o si nos muestran algo diferente con respecto al sostenimiento financiero de la Iglesia y de los ministerios que él llama.

Para lograr este objetivo se exponen los siguientes tópicos:

- No hay un solo pasaje del N.T. que confirme si el mismo Señor Jesucristo recibió el diezmo; además, si vamos a la Ley de Moisés y a la genealogía de Cristo, a él no le correspondía porque no era de la tribu de Leví sino de la tribu de Judá.

“Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio” (Heb. 7:14).

Lo mismo podríamos decir de los apóstoles y de todas las iglesias que se mencionan en el N.T.; ninguno de los apóstoles, predicadores, pastores o ministros del N.T. enseñó ni cobró el diezmo porque no eran levitas ni estaban autorizados para ello; por estos motivos, el diezmo no aplica para la Iglesia sino exclusivamente para el pueblo de Israel, según el Antiguo Pacto. 

- Los defensores del diezmo pueden decir: “Jesús nunca fue acusado de no dar el diezmo que se estableció en la Ley de Moisés. Los fariseos resistían comer con un transgresor de la Ley, incluyendo a alguien que no diezmara. Dado que los fariseos comieron con Jesús, esto demuestra que él no transgredía la ley del diezmo. Puesto que Jesús diezmó, así también deben hacer los cristianos”.

Esta es una deducción llena de especulación e imaginación humana pero no tiene ningún respaldo bíblico. Es cierto que Jesús nunca fue acusado de ser un transgresor de la Ley en lo que se refiere a los diezmos; sin embargo, algunos aspectos de la definición del diezmo bajo la ley mosaica se deben recordar: primero, el diezmo completo era del 23% al año, y en segundo lugar, solo se diezmaba de los cultivos en Israel y del ganado. Entonces, si Jesús diezmó, es necesario recordar que pagó cerca del 23% y no el 10%. Si este argumento es válido, entonces los cristianos de hoy también deben pagar el 23% cada año, y no solo el 10%.

Si estudiamos bien la Biblia, Jesús solo estaría obligado a pagar el diezmo de las cosechas y el ganado pero ¿cuál era la profesión de Jesús? Jesús era un carpintero (o constructor), quien trabajó con madera y con otros materiales. La Biblia no dice si él trabajó en la agricultura, con cultivos o ganado pero sí nos muestra su oficio. Por lo tanto, basándonos exclusivamente en lo que dice la Biblia y no es suposiciones ficticias, cualquier ingreso que Jesús recibió de este trabajo no estaría sujeto al diezmo. En la Ley, varias profesiones y varios tipos de personas no tenían que pagar el diezmo de sus ingresos, incluidos los artesanos, los pescadores, los comerciantes, los sacerdotes y los pobres (que no poseían tierras ni animales), porque en la Ley estaban exentos de diezmos.

En síntesis, los fariseos habrían comido con alguien de la profesión de Jesús sin tener que preocuparse acerca de su práctica del diezmo ya que normalmente no habría participado del diezmo por su profesión. En otras palabras, la ausencia de una acusación escrita en el N.T. contra Jesús en cuanto a pagar diezmos es irrelevante e innecesaria para especular acerca del tema.

Por otra parte, la profesión de varios de los discípulos de Jesús también estaba excluida de los diezmos porque algunos eran pescadores y tenían diversas profesiones; si solo se dedicaron a la pesca, al recaudo de impuestos o a otros oficios aparte de la agricultura y la ganadería, entonces tenemos que asegurar por la Biblia que tampoco pagaban diezmos porque la Ley así lo define. Es más, no hay un solo versículo del N.T. que evidencie que al menos uno de los discípulos diezmara.

- La declaración que el diezmo sigue vigente “después de la Ley” no es cierta ni está basada en una interpretación acertada de la Biblia. Parte del error viene por no considerar cuándo terminó el Antiguo Pacto y cuando empezó el Nuevo Pacto. Cuando Cristo se refirió al diezmo, la Ley todavía estaba en efecto. No terminó hasta que él murió en la cruz. Jesús vivió durante la Ley y hablaba al pueblo que estaba bajo la Ley.

En cuanto al diezmo, la Biblia muestra tres versículos en los que Jesús mencionó este tema en el N.T. pero siempre están relacionados con los judíos y con la ley mosaica (nunca están relacionados con sus discípulos o con la Iglesia) y esto será probado ampliamente a continuación.

Miremos primero dos de estas citas bíblicas (aunque realmente son dos relatos del mismo suceso)

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” (Mt. 23:23).

“Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello” (Lc. 11:42). 

Note a quiénes habló Jesús. El habló a JUDÍOS SUJETOS A LA LEY que estaban todavía bajo el ANTIGUO PACTO (porque el Nuevo Pacto no empezó hasta que Jesús murió y resucitó). Entonces lo que Jesús dijo fue correcto para ellos, pero no aplica para la Iglesia de Cristo (ni en el primer siglo ni en ninguna otra época).

Los promotores del diezmo toman la frase: “Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”  pero ni siquiera este pasaje permite una aplicación a los cristianos del Nuevo Pacto.

En estos dos relatos de la Biblia, Jesús reconoció que los fariseos diezmaban porque debían hacerlo como judíos en el contexto de la Ley. El describió cómo ellos diezmaban hasta la más mínima cantidad de sus hierbas (u hortalizas), pero les reprendió por descuidar lo más importante de la Ley: la justicia y el amor de Dios. El no estaba enseñando la importancia del diezmar para los cristianos; él estaba condenando la corrupción de un corazón que se olvida de las prioridades de Dios y que se justifica con orgullo por sus actos.

La TERCERA mención de Jesús sobre el diezmo está en Lc. 18:9-14, donde habló acerca del fariseo que diezmaba. Nuevamente, él estaba reprendiendo al fariseo por el orgullo que mostraba en sus diezmos pero elogió el arrepentimiento sincero del publicano (recaudador de impuestos). Uno de los pecados del fariseo era vanagloriarse de sus diezmos y uno de los pecados del publicano era usar mal el dinero con el que trabajaba (porque los publicanos tenían fama de ladrones y corruptos). La diferencia es que el publicano estaba arrepentido de corazón y se humilló ante Dios, mientras que el fariseo se creía justo y no se arrepintió. Por eso Cristo alabó el acto del publicano pero rechazó la hipocresía del fariseo.

Ahora bien, este pasaje también ha sido usado de forma equivocada para insistir en la práctica del diezmo. Veamos que el fariseo ora y dice “doy diezmos de todo lo que gano” (Lc. 18:12). A pesar de que ésta es una parábola (v. 9), demuestra que algunos judíos no solo diezmaban de los productos de la tierra, sino a partir de cualquier fuente de ingresos que tenían. Por lo tanto, los que están a favor del diezmo para los cristianos dicen que esto es aplicable a la Iglesia y por eso cada creyente debe dar el diezmo de todos sus ingresos.

El fariseo ciertamente declaró que diezmaba de todo lo que ganaba; sin embargo, en este punto hay que prestar cuidadosa atención al contexto literario e histórico.

En el CONTEXTO LITERARIO, el fariseo también declaró que ayunaba dos veces por semana. El ayuno judío que demandaba la Ley era 1 vez al año en el día de la expiación, según Lv. 16:29-31. No había nada de malo con ayunar más a menudo que esto (si se hacía con buenas intenciones), pero el ayuno con más frecuencia no fue requerido por la Ley sino que fue voluntario. Así que el fariseo estaba vanagloriándose de su supuesta devoción por Dios, haciendo gala de sus continuos ayunos, lo cual es incorrecto y desagradable a los ojos de Cristo, quien siempre enseñó a no hacer alarde de nuestras obras para que nos reconozcan o nos alaben.

Cuando aplicamos este mismo parámetro al diezmo, el paralelo es evidente. Los judíos solo estaban obligados a diezmar a partir del fruto de la tierra y el ganado, pero este fariseo fue más allá de eso, lo cual debería hacerse como ofrenda voluntaria y no como diezmo; el hecho de llamarlo diezmo revela que el fariseo tenía la intención de ser exaltado por su esfuerzo aún más allá del mandamiento de Dios y esto deja mucho que desear.

¿Por qué no llamar este aporte como Dios lo llama, es decir, ofrenda voluntaria, si la Ley de Moisés no había demandado un 10% de todos los ingresos sino solo de los productos de la tierra y del ganado?

Lc. 11:42 también presenta a los fariseos preocupándose por los pequeños detalles ya que diezmaban hasta de las hortalizas (las plantas más pequeñas) pero es obvio que lo hacían para aparentar espiritualidad y mostrarse justos a los ojos de los hombres. El problema es que, mientras ellos estaban demasiado preocupados por las cosas pequeñas, eran indiferentes a las cosas más importantes que la Ley de Dios también enseñaba: el amor al prójimo, el arrepentimiento y la humildad (esto es algo que los fariseos antiguos y los modernos no quieren entender y no se dejan corregir por la Palabra de Dios).

Pero ¿por qué el fariseo daba el diezmo de todo lo que adquirió según Lc. 18? Aquí es donde el CONTEXTO HISTÓRICO se vuelve importante.

Hay una explicación interesante sobre el sentido de la expresión del fariseo “doy diezmos de todo lo que gano”. En la Mishná judío hay un tratado llamado Demai. La Mishná es un cuerpo exegético de leyes judías compiladas, que recoge y consolida la tradición oral judía desarrollada durante siglos desde los tiempos de la Torá o ley escrita, y hasta su codificación a manos del rabino Yehudá Hanasí, hacia finales del siglo II.

El texto judío Demai (que no es inspirado por Dios sino que recoge tradición histórica judía) explica que cuando los judíos no estaban seguros acerca de si algo debía darse o no ó necesitaba ser adquirido para ser diezmado, las leyes de Demai les decían que “diezmaran” un uno por ciento. Por lo tanto, cuando el fariseo dice que él pagaba el diezmo de todo lo que él ganaba, él está declarando su obediencia a las reglas del Demai. Si esta descripción es real, entonces la falta del fariseo consistía en seguir las tradiciones de los hombres por encima de las leyes de Dios. Estas tradiciones reflejan egoísmo, tacañería, mezquindad y falta de generosidad para ofrendar y diezmar en el contexto de la ley mosaica; además, lo que Dios mandó en la Ley no es valorado ni obedecido por los fariseos; ellos prefieren seguir mandamientos de hombres y no la perfecta voluntad de Dios.

Sea lo que fuere, las declaraciones que hizo Jesús sobre el diezmo no se deben tomar como instrucciones a la Iglesia para la vida cristiana del Nuevo Pacto porque estaríamos forzando las Escrituras a decir lo que realmente no dicen.

Muchos argumentan que en estos tres pasajes de los evangelios, las palabras de Jesús están dirigidas a todos los creyentes pero el contexto es claro; cuando Jesús habla a los escribas y fariseos con relación al diezmo, se está refiriendo al pueblo judío que todavía diezmaba según el mandamiento de la ley mosaica. Para Jesús (como judío) el diezmo era parte de las leyes de Dios para la nación de Israel y los escribas y fariseos obedecían a Dios en este sentido (aunque tenían intenciones equivocadas), pero el hecho de que Jesús exprese estas palabras, no da pie para afirmar que él está dando un mandamiento para la Iglesia en el Nuevo Pacto.

¿Qué se puede esperar que Jesús dijera en este momento: "Manténganse diezmando durante un año o dos, pero pronto voy a morir en la cruz y el paradigma para ofrendar a Dios va a cambiar”?

- Otro argumento que se expone a partir de estos tres pasajes es que Jesús literalmente no rechaza el diezmo; según este pensamiento, si Jesús no lo anula, entonces lo confirma; no obstante, esta deducción es falsa porque tampoco lo aplica para los creyentes que están bajo la gracia ni el N.T. evidencia esta idea especulativa.

Por ejemplo, si estudiamos bien las palabras de Jesús en Mt. 23:23, esto no implica que el diezmo sea un mandato para los cristianos, sino que simplemente, mientras el pacto mosaico siguiese en vigor (hasta el momento de la muerte y resurrección de Jesús), todo ello debía ser obedecido por el pueblo judío para el sostenimiento del templo, para los levitas y para los sacerdotes judíos.

Jesús conocía la Ley de Moisés perfectamente y sabía que los judíos no diezmaban de sus ingresos sino de los productos de la tierra y del ganado; en el caso de los fariseos claramente Jesús está confirmando la necesidad de seguir la Ley al diezmar productos de la tierra; sin embargo, él no enseñó el diezmo de ingresos o de dinero ni aprobó la frase del fariseo “doy diezmos de todo lo que gano” (Lc. 18:12) ni dijo que esto era necesario hacer como en el pasaje de Mt. 23:23; por tanto, si tomamos los 3 pasajes mencionados antes para decir que los cristianos deben pagar el diezmo de todos sus ingresos porque Jesús habló del tema, estamos ignorando la Ley de Moisés y qué tipo de diezmo se requería de los judíos, pero obviamente Jesús conocía las Escrituras mucho mejor que nosotros y jamás pidió diezmos ni enseñó a los discípulos a diezmar bajo la gracia y bajo el Nuevo Pacto.

- En el tiempo de Jesús, los judíos pagaban sus diezmos en especies en el templo de Jerusalén para que no faltara la comida allí para levitas y sacerdotes llamados según la Ley de Moisés pero el Señor Jesús sabía perfectamente que ese templo pronto sería destruido.

La Biblia muestra que generalmente el salario de un día de trabajo era de un denario (Mt. 20:2). Si ganaban treinta denarios al mes ¿por qué no pagaban tres denarios por el diezmo mensual en el templo? Sin embargo, hasta en los días del ministerio terrenal del Señor Jesucristo, el diezmo se entregaba en especie y no en dinero.

Jesús reprende a los escribas y a los fariseos (que son israelitas y no cristianos), para reprocharles su hipocresía de preocuparse del diezmo por encima de la justicia y del amor de Dios.

Esto suena muy familiar, ¿verdad? Hoy en día muchos se preocupan más por dar un diezmo que por practicar la justicia y el amor de Dios. Y peor aún, muchos predicadores se preocupan más por el diezmo de la gente que por practicar la justicia y el amor de Dios para instruir a los creyentes en la verdad divina con una vida de buen testimonio y ejemplo.

Con esto en mente, saque sus propias conclusiones. 

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