Visitas por países (actualizando)

Flag Counter

Bienvenida

Agradecemos su visita

Este blog ha sido creado para brindar un espacio donde queremos compartir el mensaje de la Palabra de Dios mediante diversas herramientas: texto, audio, video, entre otras.

La Iglesia Cristiana Sión tiene como misión el predicar el evangelio a toda criatura y en todas las naciones. Además, la tarea es hacer discípulos auténticos que sigan a Cristo y reflejen su carácter.

Le invitamos a participar con sus comentarios y opiniones

Mayor informes:

Barrio Robledo Parque - Medellín, Colombia

Alejandro Ocampo -2646825 - 3122958775

Barrio El Playón - Medellín, Colombia

Juan Carlos Sánchez -4619040 - 3136619531

domingo, 9 de agosto de 2015

El sostenimiento financiero de la iglesia local Parte XII


Definitivamente, un verdadero predicador que sigue al Maestro no predica por dinero.

“Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia” (Mt. 10:7, 8).

Jesús enseñó a sus discípulos una lección que jamás olvidaron: “Cristo les dio todo a ellos y nunca les cobró ni les exigió dinero; luego, los llamó a predicar gratuitamente el evangelio para que el dinero no sea la motivación de su ministerio”. De igual forma, si Cristo nos dio y nos da su amor, su perdón y su salvación de gracia (sin merecerlo y sin cobrarnos un solo peso), entonces también debemos predicar el evangelio de gracia (no por dinero ni buscando el favor económico de nadie); jamás debemos pedir o exigir dinero a cambio de un servicio espiritual.

Cristo jamás le cobró a nadie por predicar; él lo hizo por amor; sin embargo, la gente apoyó su ministerio con sus ofrendas y esto fue suficiente para viajar por Judea, Galilea y otros lugares, sustentando con todo a los 12 discípulos durante 3 años y medio aproximadamente.

El es el único modelo a seguir; aprendamos de su ejemplo e imitemos su fe y su desprendimiento de lo material.

Si en la soberanía de Dios, por un tiempo (corto o largo) él permitiera que nadie nos apoyara económicamente… gloria a Dios pero su bondad y generosidad son mucho más grandes que muchas personas que diezmen y ofrenden. Pronto Dios nos llevará de la prueba a la bendición.

Dios es más que suficiente, aún si no hubiese ni siquiera un solo creyente que entienda el principio de dar. El tiempo de Dios es perfecto y veremos su gloria.

Si alguien decide no dar nada… si alguien no desea aportar económicamente para el trabajo de una iglesia local… si alguien no ha comprendido o no quiere comprometerse con Dios en el apoyo financiero... Dios es más que suficiente y nunca dejará a sus hijos en vergüenza. Es más vergonzoso depender de los hombres cambiantes y limitados y no depender de un Dios inmutable y todopoderoso. Esto reflejaría que nuestra fe es muerta y que no tiene valor ante Dios.

¿Por qué poner nuestra confianza en los hombres mortales si tenemos un Dios que vive para siempre? ¿por qué depender de los recursos de los hombres limitados si tenemos un Dios que nunca se le acaban los recursos y que es el dueño del oro y de la plata y de todo el universo? ¿por qué poner la mirada en lo que los hombres puedan dar y no poner la mirada en la superabundante gracia de Dios? ¿por qué esperar en la contribución de los hombres si tenemos una provisión infinita y eterna en Dios? Los hombres empobrecen, se enferman, cambian, se mueven de un lugar a otro, toman decisiones de momento, a veces quieren y otras veces no, tienen un POCO de capital de forma temporal, pero Dios nunca empobrece sino que es INFINITAMENTE rico y dispone de TODO todo el tiempo para ayudarnos; Dios nunca se envejece ni se enferma, no cambia de opinión, se mantiene firme en su propósito, siempre quiere cumplir sus promesas y nunca falla.

Decidamos en quién vamos a confiar pero en definitiva, sería más sensato depender única y exclusivamente de Dios.

La FE es poner todo el peso sobre algo; si ponemos toda nuestra vida sobre lo efímero de los hombres, siempre seremos defraudados y avergonzados, pero si ponemos toda nuestra vida sobre Cristo, siempre seremos honrados, bienaventurados y felices.

Dios es poderoso para salvar vidas, para cambiar corazones, para transformar familias, para libertar a los cautivos por el pecado y las tinieblas, para limpiar conciencias y para renovar la mente a través de su palabra; ¿será que Dios no puede formar en los creyentes el carácter de Cristo en el área financiera y en el principio del dar? Dejemos que Cristo sea formado en cada persona según la gracia de Dios y entonces veremos la entrega del corazón y el compromiso de aquellos que Dios mismo trata y guía a cumplir con su perfecta voluntad.

En realidad, no debemos ni necesitamos exigir a nadie que diezme o que aporte dinero para la obra que Dios nos encomendó, sino que debemos y necesitamos confiar en que la gracia divina es suficiente para sustentar al ministro que ha sido llamado y que es suficiente para terminar la obra que empezó y para llevarnos a donde él desee.

Aquí podemos recordar cientos de personajes de la Biblia… fue la fe la clave de la bendición de Dios y su poder siempre honró a quienes decidieron creer y nadar en contra de la corriente. Aunque millones de predicadores enseñen diezmos a las iglesias, la Biblia nos enseña algo superior: la generosidad que Dios pone en un corazón agradecido y guiado por el Señor.

La Gracia siempre ha sido y será superior a la Ley; vivamos bajo la Gracia en Cristo y experimentemos el multiforme favor de Dios.

El patrón más importante del principio de dar

Este patrón lo encontramos en las siguientes palabras de Pablo: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Cor. 9:7). 

¿Quién puede imponer sobre otro cuánto debe dar? El que enseña, pide o exige diezmos está poniendo una medida para dar pero el N.T. ratifica que el dar es voluntario en el propósito de cada corazón. Además, Dios quiere que el creyente dé con alegría, con consciencia de que hay necesidad y que su apoyo es útil.

Pablo dice que Dios ama al dador alegre… es decir, él se agrada de quien lo hace de verdad y de corazón; no con tristeza ni pensando en que Dios va a devolverle más para suplir su necesidad. La clave aquí es la alegría de dar, la satisfacción de servir a los demás, el gozo de hacer bien y el contentamiento de compartir con otros de la bendición que Dios nos da.

Mientras que en la Ley de Moisés Dios estableció el diezmo como una obligación nacional o como un impuesto necesario para la equidad social en Israel, en el N.T. Dios estableció que el  principio de dar solo es voluntario y no proviene de una exigencia; así lo entendió Pablo:

“Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba; pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría. Pero he enviado a los hermanos, para que nuestro gloriarnos de vosotros no sea vano en esta parte; para que como lo he dicho, estéis preparados; no sea que si vinieren conmigo algunos macedonios, y os hallaren desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de esta nuestra confianza. Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra” (2 Cor. 9:1-5). 

Los libros del N.T. hablan de dar para servir a los demás:

“Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles” (Hch. 4:32-37).

Este pasaje debemos entenderlo en el contexto y es que hubo tal unidad entre los creyentes que ellos tenían todo en común; sin embargo, hay que tener cuidado en cómo interpretamos estos versículos. Sencillamente, en este relato de Hechos vemos la manifestación del amor y la unidad de la iglesia en ese momento de su historia pero si estudiamos todo el N.T. no hay evidencias para decir que esta forma de dar se siguió aplicando luego en todas las iglesias que se fundaron y se constituyeron. Por ende, esto no es un principio a seguir para todos los cristianos ni es el modelo ideal para la Iglesia el que vendamos nuestros bienes y demos todo a los demás. No obstante, la idea de compartir unos con otros (con sabiduría de Dios, con amor y con una motivación correcta) sí es un principio que debemos practicar pero nadie nos puede obligar o presionar para darle a otros para sus necesidades ya que es de forma voluntaria y debemos evaluar cada caso porque hay muchas personas conchudas, astutas y mentirosas que buscan cualquier oportunidad para pedir a los creyentes, a las iglesias o a los pastores; es más, hay gente perversa que presiona a los creyentes para que den propiedades, joyas, vehículos y demás bienes, con falsos argumentos tomados de pasajes bíblicos fuera de contexto.

Dios quiere que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo en nuestro dar. Encontremos maneras de dar a las personas que necesitan de nuestro apoyo de una manera eficaz pero no caigamos en engaños y cuentos de gente que aparenta necesidad pero que son maestros de la hipocresía. Oremos a Dios que siempre nos guíe a dar con sabiduría y no a vagos ociosos y mentirosos que usan hasta la Biblia o el nombre de Cristo para manipular y mover emociones.

El N.T. habla del concepto de la siembra y la cosecha aplicándolo al principio del dar:

“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará” (2 Cor. 9:6). 

Dios recompensa la generosidad de un corazón que da con voluntad y disposición, pero también puede permitir momentos de escasez debido a una actitud egoísta cuando el corazón se cierra para dar; sin embargo, esta obra la hace Dios en su trato con cada persona. Por ende, un predicador sabio jamás presionará a la gente a dar más para recibir más sino que enseñará sobre la fidelidad de Dios para retribuir a quien ayuda a una persona en necesidad o coopera con un ministerio de buen testimonio; de igual manera, un predicador sabio jamás tratará de manipular las emociones de las personas, ofreciéndoles el favor de Dios si dan más o pronosticando la escasez si dan menos. Repito: la soberanía de Dios y su gracia son suficientes para tratar a cada persona y no necesitamos usar estrategias psicológicas para ilusionar o amedrantar a los hijos de Dios porque él tiene el control de cada situación y guiará a los creyentes con su multiforme sabiduría.

Dios es todo suficiente para suplir todas nuestras necesidades pero la gracia de dar y compartir estimula en Dios su capacidad para darnos aún más allá de lo que pedimos, anhelamos o necesitamos.

“Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre” (2 Cor. 9:8, 9).

Todo lo que tenemos es de Dios; él nos da todo lo que hoy disfrutamos; por consiguiente, si yo doy de lo que he recibido, debo reconocer que esta semilla no viene de mí sino de Dios.

“Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios” (2 Cor. 9:10, 11). 

Dios multiplica nuestra siembra y nuestra cosecha para que aumenten los frutos y para que tengamos mayor capacidad para ser generosos; quienes se benefician de nuestro apoyo darán a Dios las gracias y su nombre será glorificado.

Nota: El N.T. es muy claro para enseñarnos más principios financieros que nos forman en el manejo del dinero:

* Cada cristiano debe proveer para su casa y para su familia (1 Tim. 5:8). Esta es una prioridad para que seamos ejemplo y buen testimonio a nuestra familia y a todos los que nos rodean.
* Cada cristiano debe cumplir con sus obligaciones financieras, pagar sus deudas y pagar sus impuestos (Rom. 13:7).
* Cada cristiano debe ser responsable en su trabajo y debe compartir con aquellos que realmente necesitan de su apoyo (Ef. 4:28).
* Cada cristiano debe ser generoso y hacer buenas obras con su dinero (1 Tim. 6:17, 18).
* Cada cristiano debe disfrutar de la bendición de Dios y darse gusto (Ecl. 2:24).

Conclusiones
- Ningún cristiano o predicador estudioso de la Biblia puede demostrar que los cristianos del N.T. practicaban el diezmo; no existe ningún fundamento bíblico que lo evidencie; no hay pruebas bíblicas de que Cristo diezmó ni siquiera de que los apóstoles o las iglesias lo hicieran; mucho menos hay referencias de que algún apóstol o predicador del N.T. enseñe diezmos para los cristianos, como tampoco lo hizo Cristo.
- Muchos insisten en que el diezmo sigue vigente como un principio que los cristianos deben practicar como reconocimiento a Dios, en gratitud por sus bendiciones y como una responsabilidad con un ministerio o iglesia local; sin embargo, ya hemos visto muchos argumentos que nos llevan a concluir que el diezmo no debe ser considerado como un principio eterno y permanente, pues tuvo su contexto solo en relación con el pueblo de Israel. El único principio eterno y divino es el principio de dar voluntariamente, con amor, generosidad y alegría, como lo hace Dios mismo.
- El N.T. tiene mucho que decir acerca del dar pero nunca este principio se relaciona con el diezmo. El problema de diezmar (establecer una medida) es que se tiende a ignorar el valor de las enseñanzas de Cristo y del N.T. sobre el dar; por tanto, el N.T descarta completamente la idea de enseñar o pedir diezmos en la Iglesia de Cristo.
- Los cristianos estamos llamados a ofrendar, no a diezmar. Por ejemplo, la iglesia cristiana tuvo su desarrollo realmente en el libro de los Hechos. Al estudiar este texto en busca de la práctica del diezmo, nos encontramos con la sorpresa que este tema brilla por su ausencia; ni siquiera se hace mención al diezmo ni como una enseñanza, ni como una práctica; solo se menciona pero como una referencia en Heb. 7 (pero no como una costumbre cristiana). Así pues, al profundizar en el N.T., es interesante notar que los cristianos no estamos obligados ni llamados a diezmar; después de la muerte de Jesús no se encuentra ninguna escritura bíblica (desde Hechos hasta Apocalipsis) en donde los cristianos tengamos que cumplir con esta medida.
- Algunos creen que la ausencia de enseñanzas sobre el diezmo en el Libro de Hechos y en las epístolas demuestra que el diezmo era un principio tan universalmente aceptado que no necesitaba ser mencionado. Esa conclusión es falsa y rebuscada porque el Nuevo Pacto es un cambio total en la forma en que el hombre se relaciona con Dios. El cambio en la relación es la razón del por qué el diezmo no es mencionado; es que no necesita ser mencionado, no tiene sentido y es irrelevante. Lastimosamente, muchas iglesias y predicadores han perdido de vista el verdadero significado del Nuevo Pacto en Cristo que es la libertad del pecado y la gracia de Dios que transforma el corazón del hombre para entregarse con amor y no por miedo o por un interés personal de recibir beneficios de Dios.
- Para los cristianos del N.T. no existen más pactos según la Ley de Moisés; el único pacto que tenemos los cristianos es el que realizó Cristo al entregarse en sacrificio en la cruz por nosotros; éste es el único pacto al que estamos sometidos los cristianos; el diezmo ya no tiene nada que ver con este Nuevo Pacto, ni mucho menos con nosotros que somos considerados como cristianos gentiles (no judíos). Por otra parte, nadie tiene derecho ni argumentos bíblicos para invitarnos a hacer pactos con Dios mediante ofrendas materiales porque el hombre no pacta con Dios… es Dios quien pacta con el hombre (esto lo vemos en el Antiguo Pacto con Israel y lo vemos en el Nuevo Pacto con los creyentes). Lo único que un seguidor de Cristo y predicador del Nuevo Pacto puede hacer es enseñar con su ejemplo y con la Biblia el principio de dar voluntariamente, motivando a los creyentes, pero no debe ofrecer de parte de Dios a la gente, milagros, sanidades, liberaciones, conversiones, salvación de familiares o conocidos, bendiciones económicas, prosperidad, negocios, etc. a cambio de un pacto económico, una ofrenda o un diezmo; esto es convertir el evangelio en un negocio y Dios aborrece y castiga este pecado de avaricia.
- Aunque el diezmo (antes y durante la Ley) hace referencia a una medida específica, vemos que en el N.T. los creyentes, no solo daban con generosidad, sino que algunos daban más allá de sus posibilidades, pero jamás un verdadero ministerio de Cristo se aprovechará de la nobleza de la gente sino que será sencillo y desprendido de lo material (como lo hizo el Maestro); así pues, cada persona es libre para apoyar según su capacidad pero nadie debe ser forzado, presionado o manipulado por falsas promesas para que ofrende. Debemos limitarnos a enseñar el principio de dar y las promesas que realmente aplican para los creyentes del Nuevo Pacto.
- La nueva relación con Dios a través de Cristo opera diferente a la Ley de Moisés; por tanto, los cristianos son libres del concepto de diezmar porque ellos son llamados a dar como lo proponen en su corazón. ¿Por qué retroceder y buscar la clase de vida espiritual que tuvo Abraham? ¿Por qué no ir en pos de aquello que está disponible para nosotros en Cristo hoy en día? El asunto ahora es la fe que nos permite ser guiados por el Espíritu Santo para hacer las cosas que agradan a Dios: el amor, la solidaridad, la unidad, el compañerismo, el servicio a los demás, la justicia y la santidad; así pues, no es necesario diezmar.
- Pablo dice: “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley” (Rom. 3:19); “pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Rom. 6:14); “pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley” (Gál 5:18). Entonces, si queremos practicar los diezmos, debemos vivir bajo la Ley porque en la Ley se instituyeron; pero se supone que estamos bajo la Gracia en Cristo. Entonces, no podemos estar bajo la Ley y a la misma vez bajo la Gracia. Si estamos bajo la Gracia, el Espíritu de Dios nos guía a toda verdad, nos motiva a dar de corazón, con generosidad y alegría, pero si estamos bajo la Ley, entonces estamos obligados a dar el 23% de todos nuestros ingresos según los 4 tipos de diezmos que se enseñaron anteriormente; de lo contrario, estamos bajo maldición por estar sujetos a la Ley, si no la cumplimos.
- En el N.T., nuestro Señor Jesucristo fue la máxima expresión del sistema de culto de la Ley de Moisés y trascendió todos los sacrificios y ofrendas que jamás pudieron justificar ni perfeccionar a los judíos; Cristo no vino a dar un porcentaje o una medida de sí mismo sino que lo dio todo por amor. Él se ofreció a sí mismo como el sacrificio definitivo (Heb. 7:27; 9:14). De igual forma, los creyentes que somos fieles al Señor debemos presentarnos en sacrificio vivo ante Dios y a favor de los demás (Rom. 12:1; Fil. 2:17). Esta entrega es lo más valioso para Cristo.
- No somos llamados a dar un 10% ni un 50% sino un 100% al Señor y al cumplimiento de su voluntad en la tierra que es la salvación de la humanidad. Ya no hay medida para dar sino que el Señor quiere todo para él (no para un hombre, no para un levita, no para un sacerdote, no para una iglesia, no para un predicador, no para un pastor sino para él).
- Recordemos que Dios siempre nos ha superado en su capacidad para dar porque él nos da aún más de lo que merecemos y siendo dignos de su juicio por causa de nuestros pecados, él nos dio lo más excelente: a su Hijo en la cruz. A cambio de este amor, lo que Dios pide es nuestra entrega al 100% y en este sentido, cuando nos entregamos a él, recibimos de él mismo el don de dar, a fin de ser generosos con otros (sean personas necesitadas, sean hermanos en la fe o sean ministerios comprometidos a predicar el evangelio por amor y no por dinero); por ende, ofrendemos con amor, gratitud y consciencia de la voluntad de Dios.
- Nunca podremos ganarle a Dios en el dar porque él siempre nos sorprenderá con su misericordia; aprendamos a confiar en su bondad y su justicia porque con toda seguridad él siempre será mucho más generoso que nosotros.
- En el Nuevo Pacto, Dios es el primero, el último, y todo lo que haya en medio. El es lo único. Es el todo en todos. No hay nada más. En Cristo todo es dedicado a Dios y todo es usado para su propósito eterno. La prioridad del creyente del Nuevo Pacto es Cristo porque él es todo y todo lo que el creyente fiel hace es para Cristo. Si ofrenda lo hace para Cristo; si comparte con los demás en momentos de necesidad, lo hace para Cristo.
- Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes (1 Jn. 4:19). Por ende, todo lo que hacemos es por su gracia, todo lo que sabemos es por su bondad y todo lo que tenemos es suyo; aprendamos a dar con amor y a compartir según la generosidad que Dios nos muestra cada día;  no seamos indiferentes a la necesidad de otros y sirvamos con nuestros bienes a quienes podemos ayudar. De igual manera, no seamos indiferentes a la Gran Comisión de Cristo y sirvamos a la proclamación del evangelio en donde el Señor nos guíe a congregarnos y trabajar unidos por la salvación de muchas vidas que necesitan de Dios.
- Hay una frase que me encanta: NINGÚN MENSAJE A FAVOR DEL DIEZMO QUE SE PRESENTE PODRÁ MOTIVAR AL PUEBLO A DAR MÁS QUE LO QUE HARÍA UN CORAZÓN MOVIDO POR DIOS, AGRADECIDO Y GENEROSO.
- Hay algo interesante y es que muchos pastores que enseñan, piden o exigen diezmos, relatan que la mayoría de los miembros de la iglesia no diezman o que no lo hacen con regularidad; definitivamente es mejor ajustarnos a las enseñanzas de Jesús y de los apóstoles acerca de la importancia de dar y no necesitamos usar el concepto del diezmo porque nada garantiza que la gente apoye con sus finanzas; solo nos basta la gracia infinita de Dios que puede mover los corazones para que sean generosos y cooperen con amor y alegría para la gloria de Dios. Esto sí es vivir por fe y predicar por fe.
- Después de meditar en este estudio, es una bendición tener una posición bíblica clara acerca de este tema porque nuestro deber es reflejar como cristianos, como predicadores y como iglesia, que nuestra prioridad no es el dinero sino la salvación de la gente y esto genera confianza y credibilidad, estimulando el corazón para dar como Dios enseña en las Sagradas Escrituras.
- El evangelio tiene un valor tan alto que ninguna medida de dinero podría comprar la salvación que Cristo nos da gratuitamente; si se reuniera todo el oro, la plata, los metales, las piedras preciosas, todos los bienes materiales y todo el dinero que existe en el mundo, jamás se podría comprar el cielo, la vida eterna y mucho menos, se podría salvar un alma de la condenación eterna; por ende, el solo pensamiento de cobrar dinero (sean diezmos, ofrendas o algo similar) por predicar el evangelio, es un insulto y un irrespeto abominable a Cristo, quien pagó con su propia sangre el precio de nuestra salvación. Entonces, quien predica el evangelio solo lo debe hacer por amor y su deber es enseñar el principio de dar con amor, con alegría, de forma voluntaria y generosa, ayudando al necesitado y apoyando la Gran Comisión y a quienes se dedican a ganar almas para el reino de los cielos. Todo esto tiene como fin el servir a los propósitos de Cristo; nadie tiene el derecho o la autoridad para ponerle al evangelio un precio, una medida o una cantidad de dinero (como por ejemplo con los diezmos); cada creyente debe ser libre para dar según la gracia de Dios. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario