- El propósito
de este estudio no es que el creyente cierre su corazón para servir a otros con
sus finanzas o que no apoye el cumplimiento de la Gran Comisión, contribuyendo
en una iglesia local y en un ministerio cristiano de buen testimonio. Antes
bien, en este material se busca concientizar al pueblo de Dios y a los nuevos
creyentes en Cristo para que todos nos unamos a trabajar en la salvación de
muchas vidas y en el discipulado integral en la Iglesia del Señor; sin embargo,
se debe insistir en que no existe ninguna referencia bíblica que enseñe a un
cristiano que debe dar el diezmo de sus ingresos.
El dar en sí
mismo es algo maravilloso; especialmente cuando se hace de corazón,
voluntariamente y con alegría; no por presión, amenazas o miedo. No estoy
contra el principio del dar en absoluto, pero este estudio bíblico se hizo
precisamente para derribar los argumentos errados de los que piden y enseñan el
diezmo “obligatorio” o “voluntario”, el cual se predica con tanta frecuencia en
muchas iglesias.
La palabra “diezmo”
significa literalmente “la décima parte” y hoy se utiliza como una ley en
muchas iglesias para exigir a los cristianos que den la décima parte de sus
ingresos a la iglesia respectiva.
¿Pero es el
diezmo una práctica del N.T.? ¿Es realmente algo para cristianos, o es parte
del Antiguo Pacto? ¿Realmente hay una ley vigente que declara que todos los
cristianos tienen que dar el diez por ciento de sus ingresos? ¿No se supone que
seamos “dadores alegres”, simplemente dando lo que Dios pone en nuestros
corazones?
Si usted lee
todo el N.T. (a conciencia y de forma sistemática) estará sorprendido al
enterarse de cuán pocas veces se menciona la palabra diezmo o diezmar en el
N.T. De hecho, no existe ninguna referencia bíblica que enseñe a un cristiano
que debe dar el diezmo.
En todo el N.T.
no se afirma que el diezmo sea aplicable a los cristianos. Es más, en el libro
entero de Hechos (una historia de los primeros 30 años de la iglesia cristiana
del N.T.), no se menciona el diezmo NI UNA SOLA VEZ. En resumen, tenemos una
multitud de ejemplos de personas que dieron dinero “de corazón” pero NO SE
MENCIONA el diezmo de un solo cristiano convertido. Además, ni siquiera se
menciona que Jesús o los apóstoles lo dieran, lo enseñaran o lo pidieran. ¿No
es esto suficiente para concluir que el diezmo ya no está vigente en el N.T. ni
en la Iglesia de Cristo?
- En Hch. 15
encontramos a la iglesia de Jerusalén discutiendo acerca de cómo la Ley se
relacionaba con los nuevos creyentes gentiles. Esto fue cerca de 20 años
después de la resurrección de Cristo y los creyentes judíos en Jerusalén aún
estaban profundamente arraigados con la mentalidad del Antiguo Pacto. Después
de mucha deliberación, Santiago concluyó y dijo que a los gentiles no se les
debía exigir todos los aspectos de la Ley que los creyentes judíos aún
guardaban. El Espíritu Santo dio testimonio de la necesidad de ponerse de
acuerdo y los líderes de la iglesia en Jerusalén concluyeron que ellos darían a
los creyentes gentiles solo cuatro instrucciones: abstenerse de comida ofrecida
a los ídolos, no beber sangre, no comer nada que haya sido ahogado
(estrangulado), y no practicar fornicación. Esta fue la suma total de sus
instrucciones a los gentiles en ese momento; sin embargo, después Pablo aclara
en 1 Cor. 6, 8 y 10 que consumir comida sacrificada a los ídolos no es un
problema en sí mismo pero da unas recomendaciones para no afectar la conciencia
de los débiles en la fe.
Si diezmar
hubiese sido un principio divino vigente en el Nuevo Pacto, los líderes de la
iglesia de Jerusalén (y las cartas del N.T.) ciertamente lo hubieran mencionado.
Esta era una oportunidad perfecta para comunicar las más grandes verdades del
Nuevo Pacto a los creyentes gentiles. Si bien la iglesia en Jerusalén aún
estaba elaborando el cambio de Antiguo Pacto al Nuevo Pacto y le costaba
entender algunos aspectos de la vida cristiana, con todo, el concepto de
diezmar no fue parte de sus instrucciones a los nuevos creyentes gentiles. En
este contexto, Dios levanta a un hombre llamado Pablo para dar revelación por
el Espíritu Santo en sus escritos, acerca de muchos temas que eran motivo de
conflicto en la iglesia del primer siglo pero ni siquiera Pablo menciona la
palabra diezmos.
Recordemos lo
que dijo Jesús: “Mas el Consolador, el
Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las
cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Jn. 14:26).
Si el diezmo era
un principio vigente para el Nuevo Pacto es muy extraño que el Espíritu Santo
no hubiese utilizado a ningún escritor del N.T. para ratificar este punto;
antes bien, hay un silencio significativo y contundente al respecto porque no
hay instrucciones precisas de parte de Dios en el N.T. Exceptuando los
evangelios y la cita de Heb. 7 (que será estudiada más adelante), ninguno de
los escritores de las N.T. menciona los diezmos… ni como enseñanza para
cristianos ni como práctica en las iglesias.
Notemos que la
iglesia en Jerusalén (compuesta por una mayoría de judíos) eximió a los
gentiles de guardar la Ley, pero fallaron en darse cuenta que ellos tampoco la
tenían que guardar. Su fe en Jesús estaba mezclada con una mentalidad equivocada
acerca de la Ley; por esta razón, fueron inspiradas por el Espíritu Santo las
cartas del N.T. a las iglesias.
La mente carnal
no puede comprender el Nuevo Pacto. Solo el Espíritu Santo puede renovar la
mente y eso fue lo que Dios quiso hacer a través de las cartas de Pablo pero
aún hoy, muchos siguen con una mentalidad de Antiguo Pacto y malinterpretan las
Escrituras ya que no toman el tiempo necesario para investigar, analizar y
evaluar todas las referencias bíblicas sobre el diezmo y lo peor es que la
mayoría de cristianos (y sobre todo, muchos pastores y predicadores) se
conforman con repetir lo que otro dijo o toman literalmente muchas citas bíblicas
sobre el diezmo (sin hacer una exégesis correcta del texto) y así enseñan en
sus iglesias.
- Otra cita que
se usa de forma equivocada para tratar de enseñar la práctica del diezmo es la
siguiente:
“Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo
que es de Dios” (Mt.
22:21).
En Mt. 22:15-22,
Jesús se enfrenta a una “pregunta engañosa” de los fariseos respecto al pago de
impuestos de parte de los discípulos. Él responde diciéndoles que es necesario
dar al César lo que es del César y dar a Dios lo que es de Dios. Lo de César
eran impuestos (dinero), por lo que los cristianos deben pagar sus impuestos,
pero algunos toman esta cita para decir que a Dios hay que darle los diezmos
(en dinero) porque le pertenecen. Sin embargo, ¿la frase “lo que es de Dios” se
refiere al diezmo?
En este pasaje,
el contexto deja claro que se trata de la prioridad de Dios: la obediencia a su
perfecta voluntad; éste fue el mensaje que el Padre le dio al Hijo; por ende,
darle a Dios lo que es Dios no aplica a diezmos, dinero, ofrendas o cuestiones
materiales.
En síntesis, el
punto principal que Jesús expone es el siguiente: los creyentes fieles al Señor
respetan las leyes humanas de un gobierno y se someten a las autoridades,
pagando los impuestos correspondientes al lugar en donde viven pero las leyes
de Dios están por encima de todo y debemos respetar siempre a la máxima
autoridad del universo que es Dios.
Muchos dicen: el
diezmo es de Dios y si no lo pagas eres un ladrón porque no puedes tomar lo que
no te pertenece; quédate con el 90% y dale a Dios el 10% porque no es tuyo; sin
embargo, recordemos que el diezmo que Dios exigió al pueblo de Israel era de
Dios porque era el diezmo de los productos de la tierra y el ganado en la
tierra prometida que él les concedió (Lv. 27:30) y esto se ha explicado
ampliamente, pero en el N.T. Dios no pide ni exige diezmos a los cristianos
porque no existe ninguna evidencia de ello; por tanto, decir que los diezmos de
los cristianos le pertenecen a Dios es anti bíblico y es falso. Mas bien, lo
que el N.T. manifiesta es que el 100% de lo que Dios nos da le pertenece a él y
nosotros somos simplemente administradores de lo que tenemos; por eso, nuestra
vida es de él, nuestro dinero es de él y solo él debe guiarnos por su palabra
para hacer su voluntad; nadie tiene la autoridad para decirnos cuánto dar, cada
cuánto debemos dar o a quién darlo; además, en el N.T., como cristianos somos
llamados a ofrendar con alegría y generosidad, y no a diezmar. Quien enseñe lo
contrario, tendrá que demostrarlo con las Escrituras y no con argumentos humanos.
Además, no hay levitas ni sacerdotes judíos que reciban el diezmo ni estamos en
Israel para cumplir con las exigencias bíblicas del diezmo en la Ley.
- Otro pasaje
del N.T. que menciona el diezmo está en el libro de Hebreos pero es una cita
del diezmo de Abraham a Melquisedec y no ofrece ninguna aplicación para la
Iglesia de Cristo; aunque este punto ya fue tratado con detalle cuando se habló
del diezmo antes de la Ley, debemos revisar lo que el N.T. tiene que decir al
respecto.
Según Hebreos
capítulo 7, Melquisedec es una representación de Cristo pero se cree
erróneamente que los cristianos tenemos que seguir el ejemplo de Abraham y dar
los diezmos para Cristo.
Es importante
tener en cuenta el argumento literario de Hebreos en su conjunto, y este pasaje
en particular. Toda la carta a los Hebreos está, básicamente, argumentando que
el sacrificio de Jesús es superior a los sacrificios del Antiguo Pacto; por lo
tanto, con esta carta se alentó a los judíos a no dar marcha atrás a sus
antiguas formas y a honrar a Cristo por encima de la ley mosaica.
El autor de
Hebreos está probando que Jesús es un sumo sacerdote superior y que Jesús
estaba en el orden de Melquisedec, y no en el de Aarón o el de los levitas;
además, señala muchos aspectos del A.T. para demostrar la grandeza del
sacrificio de Jesús y la superioridad del sumo sacerdocio de Jesús sobre el
sacerdocio de Aarón. Luego, el autor señala que el sacerdocio de Melquisedec
era superior al sacerdocio levítico y esto lo encontramos en el segmento donde
se habla de los diezmos de Abraham (Heb. 7:1-10). Las pruebas de esta
afirmación son las siguientes:
a) Melquisedec
es mayor que Abraham porque recibió los diezmos de él; puesto que Leví y Aarón fueron
descendientes de Abraham, se ha demostrado la superioridad de Melquisedec sobre
ellos.
b) Melquisedec
bendijo a Abraham, y el mayor siempre bendice al menor.
c) Los
sacerdotes levitas comenzaban su servicio en el Templo a cierta edad y entonces
dejarían de servir porque cumplirían un periodo estipulado por la Ley y luego, finalmente
morirían. Israel pagó diezmos a los sacerdotes que iban a morir, pero Abraham
pagó sus diezmos a un sacerdote que se dice que vive: Melquisedec (v. 8). Aquí
es cuando algunos consideran que Melquisedec es una manifestación de Cristo
antes de la Ley.
Ahora bien,
¿debemos seguir el ejemplo de Abraham en cuanto a los diezmos? En primer lugar,
el diezmo de Abraham era voluntario, no obligatorio ni según la Ley de Moisés.
La Escritura nunca declara que a él se le ordenó darlo. En segundo lugar, el
diezmo se da como un acto de gratitud a Dios por su victoria en la guerra. Esto
es muy diferente del concepto del diezmo en la ley mosaica. Por último, el
autor de Hebreos no estaba tratando de argumentar a favor de la continuación de
la práctica del diezmo en este pasaje. El tema de la continuidad o cese del
diezmo es totalmente irrelevante para los propósitos teológicos del autor en
Hebreos. La referencia al diezmo en Hebreos 7 es ilustrativa y no prescriptiva;
es decir, es una mención a un hecho histórico narrado en el libro de Génesis
pero no es un mandamiento que podamos aplicar a los creyentes del Nuevo Pacto.
Además, está muy claro en el v. 5 que los llamados a diezmar eran los creyentes
del Antiguo Pacto (los judíos) y que los llamados a recibir el diezmo del
pueblo judío eran los levitas (el diezmo levítico). Como ya se estudió antes,
éste es el primer tipo de diezmo pero existían otros 3 tipos de diezmos que
Dios constituyó en la ley mosaica pero que el libro de Hebreos no los menciona
para este caso.
“Ciertamente los que de entre los hijos de Leví
reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según
la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los
lomos de Abraham”
(Heb. 7:5).
En resumen, este
pasaje de la Escritura no tiene nada que ver con diezmar en el Nuevo Pacto.
Además, el libro de Hebreos proclama la superioridad del Nuevo Pacto. Dice que
tenemos una mejor esperanza, un mejor pacto, una mejor promesa, un mejor
sacrificio, una mejor patria, una mejor resurrección y un mejor resultado de la
fe. Igualmente, en este libro se demuestra que Jesús tiene mejor nombre y mejor
sangre, y que ahora tenemos una mejor purificación de los pecados, una mejor
conciencia, y una mejor relación con Dios, entrando al Lugar Santísimo a través
de Cristo.
Cuando el
escritor de Hebreos expone el caso de Melquisedec y lo pone por encima de
Abraham, su argumento se basa en el hecho de que Abraham le dio los diezmos a
Melquisedec. ¿Cómo hace ese diezmo a Melquisedec más grande que cualquier otro
sacerdote del Antiguo Pacto?
* Cuando Abraham
da el diezmo a Melquisedec, todos los descendientes no nacidos de Abraham se
encontraban en sus lomos; lo que significa que la tribu de Leví del Antiguo
Pacto estaba en sus lomos; entonces, todos los levitas del Antiguo Pacto
estaban allí, pagando el diezmo a Melquisedec, de forma figurativa.
* Cuando Abraham
recibió las bendiciones de Melquisedec, los levitas del Antiguo Pacto también
estaban recibiendo las bendiciones de Melquisedec; por eso, debido a que el que
recibió los diezmos y dio las bendiciones es mayor que el que dio el diezmo y
recibió las bendiciones, Melquisedec es mayor que los levitas del Antiguo
Pacto.
* Debido a que
se demuestra que Melquisedec es mayor que los levitas del Antiguo Pacto, eso
prueba que Jesús es también mayor porque es Sumo Sacerdote según el orden de
Melquisedec.
Ahora bien, el
punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote,
el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos (Heb.
8:1). Este versículo aclara el propósito del escritor de traer a la memoria el
asunto del diezmo de Abraham a Melquisedec pero su objetivo era demostrar que
tenemos un mayor Sumo Sacerdote; él no estaba enseñando ni ratificando el
diezmo a la Iglesia, ya sea directa o indirectamente.
Es cierto que
Jesús es un mejor Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec y Melquisedec
recibió los diezmos de Abraham. De todos modos, tenemos una relación
completamente diferente y mucho mejor con Jesucristo que la que Abraham tuvo
con Melquisedec. Este punto nos muestra una forma de vida totalmente diferente
que la que fue apropiada para Abraham.
* El diezmo que
Abraham dio a Melquisedec es también diferente al diezmo que se enseña de forma
errónea en muchas iglesias hoy en día porque fue único y no hay un registro
bíblico de que hubo 2 o más diezmos, mientras que en muchos lugares se enseña
que la gente debe diezmar de forma periódica y durante toda su vida en una
iglesia, pero esta enseñanza es errónea.
* El diezmo de
Abraham no fue la base de su bendición financiera; éste fue dado después que
Abraham ya fuera inmensamente rico.
* El diezmo de
Abraham no fue la base para obtener respuestas a sus oraciones.
* El diezmo de
Abraham no fue un requisito o sugerencia como parte de su pacto con Dios.
* El diezmo de
Abraham no fue algo que él tuvo que hacer para evitar la maldición o para
probar la fidelidad de Dios para dar bendición material.
* El diezmo de
Abraham provino de algo que él ni siquiera iba a guardar porque el botín de
guerra se lo pensaba entregar al rey de Sodoma y así lo hizo luego.
El dar del Nuevo
Pacto está basado en un modelo espiritual diferente al de Abraham. Considere la
relación de Abraham con Dios y compárela con nuestra relación con Dios a través
de Cristo:
* Abraham no fue
redimido por la sangre de Cristo. Los pecados de Abraham no fueron remitidos
(totalmente perdonados y limpiados); ellos solo fueron temporalmente cubiertos
y pasados por alto.
* La vieja
naturaleza de Abraham no fue crucificada con Cristo y él no nació de nuevo, no
fue regenerado espiritualmente, recibiendo la naturaleza de Dios en él.
* Abraham no
tenía al Espíritu Santo morando en él como guía.
* Abraham no fue
librado del poder de las tinieblas y trasladado al reino del Hijo de Dios.
* Abraham no fue
vivificado con Cristo, resucitado con él, y sentado con él a la diestra del
Padre.
* Abraham no fue
bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.
* Abraham no fue
coheredero de todas las cosas a través de la unión espiritual con el Cristo
resucitado.
* Abraham no
pudo crecer en la estatura en Cristo.
Los cristianos
que insisten en seguir el modelo del diezmo de Abraham no han visto la realidad
de vivir en Cristo como hijos de Dios en cuanto a las finanzas. Podemos
aprender algunas cosas de la fe de Abraham, pero el resucitado Señor Jesucristo
es el único y verdadero modelo de vida y de relación con Dios para todo
cristiano nacido de nuevo. Pablo dijo en 1 Cor. 11:1: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”. Pablo seguía al
Cristo resucitado, y si Cristo no enseñó ni pidió ni pagó diezmos ni estableció
una norma acerca de esto para los creyentes del Nuevo Pacto, ¿quién soy yo para
hacerlo?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario