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jueves, 6 de agosto de 2015

El sostenimiento financiero de la iglesia local Parte X


- En el Nuevo Pacto que hizo el Señor Jesucristo con la Iglesia, en la Gracia, todos somos sacerdotes para Dios: “nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre” (Ap. 1:6); “vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio” (1 Ped. 2:9).

Por esta razón, es absolutamente anti bíblico que alguien se atribuya el derecho de ser sacerdote o levita para pedir o cobrar los diezmos, apoyándose en la Ley de Moisés. Además de eso, somos sacerdotes para ofrecer sacrificios espirituales, NO MATERIALES. Mire lo que dice la Biblia: “vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, ara ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Ped. 2:5).

Lamentablemente hoy en día muchos líderes de iglesias que se han alejado de las ordenanzas divinas, han aplicado una imposición humana con el diezmo y demuestran con ello ignorancia bíblica o motivaciones incorrectas.

Cabe aclarar que hay muchos pastores que predican diezmos por ignorancia de las Escrituras pero en otras áreas honran al Señor y tienen un buen testimonio; sin embargo, no hay bases bíblicas para enseñar el diezmo. Por consiguiente, si un pastor está enseñando o pidiendo diezmos, y estudia bien la Biblia, debe corregir su posición y solo enseñar el principio de dar de corazón y con alegría.

Los pastores o predicadores que piden o exigen el diezmo en sus iglesias están malinterpretando este tema porque a ellos jamás les ha correspondido ese beneficio (el cual solo aplicó para los levitas en el Antiguo Pacto). El diezmo fue ordenado por el Señor para ellos porque no se les dio herencia en la tierra prometida, y hoy, muchos de los que viven ilegítimamente del diezmo son los que tienen las mayores y mejores propiedades y hasta negocios muy rentables, trayendo descrédito al evangelio y vergüenza al nombre de Cristo.

Quiero decir que no estoy en contra del derecho que tiene cada persona (sea creyente o predicador) de poseer propiedades o de abrir negocios rentables para vivir dignamente, pero un pastor o un predicador honesto y de buen testimonio no debe estar en busca de riquezas en abundancia sino que debe confiar en la bendición de Dios para no ser tropiezo a otros que le observan y debe evitar lujos, extravagancias y excesos. Lastimosamente, hay muchos pícaros y mentirosos que se aprovechan de la fe de los ingenuos, y serán cada vez más ricos pero siempre habrá hombres y mujeres íntegros que no predican por dinero sino por amor a Cristo y a la gente porque dependen de Dios y él es su proveedor.

Nunca encontraremos que Pablo, Pedro, Juan o cualquiera de los discípulos del Señor se enriquecieran o que tuvieran esa inclinación por el dinero; es más, muchos de ellos pasaron por diversas situaciones de crisis financiera pero fueron fieles a Cristo hasta la muerte.

Jesús mismo nos enseñó: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7:15-20).

Si te encuentras en una iglesia donde los frutos son malos y se ve la codicia de los que predican o presiden la congregación, huye de allí y no sigas apoyando a personas inescrupulosas que buscan enriquecerse a costillas de la fe de la gente. Busca un lugar donde haya buen testimonio, sana enseñanza, santidad, amor de Dios, evangelismo y discipulado bíblico; apoya ministerios de Dios y de buenos frutos… obviamente, no hay iglesia perfecta pero ora al Señor y él te guiará qué hacer y a dónde ir.

- ¿Es correcto diezmar en una iglesia cristiana? ¿es el lugar donde la Biblia dice que debe llevarse el diezmo?

“sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis. Y allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias, y las primicias de vuestras vacas y de vuestras ovejas” (Dt. 12:5, 6).

“Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres; sino que en el lugar que Jehová escogiere, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando” (Dt. 12:13, 14).

NO ERA EN CUALQUIER LUGAR, NO ERA EN CUALQUIER NACION, SINO EN ISRAEL

“Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado” (Mal 3:9).

NO DICE TODAS LAS NACIONES, SINO LA NACIÓN, HACIENDO REFERENCIA A ISRAEL

Este era un mandamiento para la nación de Israel, para el pueblo judío y no es para los cristianos.

Hoy, cuando se trata del dar, a menudo se habla de Malaquías 3 en el A.T. que dice a los judíos “Traed todos los diezmos al alfolí” (Mal. 3:10). A muchos predicadores les gusta igualar el alfolí de Malaquías con su propia iglesia para que puedan aplicar estas Escrituras a ellos mismos, pero la realidad es muy diferente; el alfolí de Malaquías no tiene ninguna similitud con la estructura de la iglesia de hoy. Como ya se ha dicho antes, el alfolí no fue ningún lugar de reuniones, ni un lugar de adoración; fue simplemente un almacén para los productos diezmados, que desde allí fueron repartidos a los levitas que no tenían herencia.

- Para los cristianos, los aspectos rituales de la Ley tales como la circuncisión, los días sagrados, la abstención de alimentos impuros, las fiestas judías, etc. dejaron de estar vigentes a partir del sacrificio de Jesús en la cruz (Nuevo Pacto); sin embargo, de los diezmos planteados antes de la Ley y durante la Ley en el A.T. podemos aprender principios muy claros sobre el tema de “dar”. Desafortunadamente, existen cristianos, predicadores y congregaciones que utilizan testimonios de prosperidad y de bendiciones materiales para atribuir al diezmo un poder divino y motivar a otros a que también lo practiquen pero toman frases fuera de contexto para explicar estas cosas.

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3:10).

Debemos recordar que este pasaje de Malaquías fue dicho solo para los “judíos” que no estaban cumpliendo la Ley; su compromiso se debe al Pacto que tuvieron con Dios; por ende, ni la maldición y la bendición anunciada a ellos aplica para los cristianos.

Si Dios bendice a los creyentes del N.T. no se debe al hecho de pagar un diezmo; es por su gracia y porque ellos confían en su provisión pero nadie tiene argumentos bíblicos ni tiene derecho a reclamar la bendición de Malaquías, solo el pueblo judío. De igual forma, los llamados a probar la fidelidad de Dios en cuanto al diezmo es la nación de Israel, no los creyentes del Nuevo Pacto.

Para los creyentes que siguen de verdad a Cristo, las ventanas de los cielos están abiertas por su gracia y las bendiciones del Señor son abundantes pero no necesitamos probar si Dios es fiel en este tema financiero.

- Es cierto que en el A.T. aprendemos muchos “principios” que son importantes para nuestras vidas y que el N.T. los confirma; con estos principios de Dios crecemos como cristianos pero existe una enorme diferencia entre aprender los principios del A.T. e imitar todos los actos del A.T.; por ende, no debemos imitar todo lo que hacían los israelitas (A.T.) como si fuese una regla absoluta de fe y conducta para los creyentes.

Miremos algunos ejemplos:

Algunos hechos del A.T.
* ¿Los cristianos sacrificaríamos a nuestro hijo primogénito?
* ¿Los cristianos sacrificaríamos animales para adorar a Dios?
* ¿Los cristianos diezmaríamos de los alimentos y animales como lo hicieron los israelitas?
* ¿Un cristiano viviría con su esposa pero también tendría relaciones íntimas con la empleada doméstica, tal cual lo hizo Abraham?

Obviamente, los cristianos no somos llamados a hacer estas cosas porque el N.T. nos orienta acerca de qué cosas debemos imitar del A.T. y qué cosas no debemos imitar. Por ejemplo,  miremos algunos principios aplicados del A.T. en el N.T.:

· Los cristianos sí debemos imitar la “fe” de Abraham.
· Los cristianos sí debemos estar agradecidos con Dios y entregarnos a él en sacrificio vivo.
· Los cristianos sí debemos ofrecer adoración como lo hicieron los patriarcas.
· Los cristianos sí debemos aprender a “dar” con generosidad y con alegría.
· Los cristianos sí debemos considerar los errores de los personajes del A.T. para aprender a obedecer a Dios y así confiar más en sus promesas.

Obviamente, los cristianos sí somos llamados a hacer estas cosas…

Oremos al Señor para que nos enseñe qué cosas debemos imitar de los personajes de la Biblia pero sobre todo debemos imitar el ejemplo supremo de Cristo y honrar los principios de Dios que encontramos en las Escrituras.

Nosotros los cristianos que vivimos bajo la “Gracia” tenemos formas diferentes de llevar a cabo dichos principios de adoración, agradecimiento, fe y apoyo financiero. Debemos tener claro que la “Ley” fue superada por la “Gracia” de Jesucristo y esto incluye el diezmo como parte de esa antigua “Ley”; sin embargo, el estándar de la “Gracia” es que debemos ser generosos pero nadie nos debe presionar ni debemos competir con otros porque la medida de cuánto damos la decide cada uno según la dirección de Dios y la generosidad del corazón.

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