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Este blog ha sido creado para brindar un espacio donde queremos compartir el mensaje de la Palabra de Dios mediante diversas herramientas: texto, audio, video, entre otras.

La Iglesia Cristiana Sión tiene como misión el predicar el evangelio a toda criatura y en todas las naciones. Además, la tarea es hacer discípulos auténticos que sigan a Cristo y reflejen su carácter.

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jueves, 17 de septiembre de 2015

Evangelismo Bíblico Parte XII


VI. Sistemas religiosos e ideologías diversas

Como creyentes salvos que queremos cumplir la gran comisión de Cristo y predicar el evangelio a toda criatura, debemos entender las creencias religiosas y filosóficas que hay en el mundo y en el entorno en donde estamos, a fin de ayudar a otros a ver su error y confiar en Cristo como Salvador según la Biblia.

En diferentes partes del mundo, los lectores de este estudio estarán más preocupados por leer y comprender mejor ciertas creencias, ideologías y sistemas religiosos debido a su influencia en el lugar donde viven, mientras que otros casi nunca se encuentran gente de ciertas religiones. Por lo tanto, en este material se procurará hacer una descripción general para que todas las personas tengan información práctica de los grupos, organizaciones y religiones más representativas con respecto a los temas relacionados con la salvación, el evangelio y la persona de Cristo. En otra oportunidad se abordarán estos grupos y muchos más (con sus creencias) a mayor profundidad con el objetivo de comprender sus enseñanzas y sus prácticas a la luz de la Biblia, pero en esta ocasión no es el propósito de este estudio.

INTRODUCCIÓN
En sesiones anteriores se trató sobre algunos falsos evangelios dentro del llamado cristianismo (y existen muchos más). Ahora veremos sistemas enteros de falsas creencias religiosas en el mundo. Esta revisión no pretende hacer una exposición completa sino plantear algunos elementos precisos, particularidades de cada religión y cómo abordar a personas que pertenecen a dichas organizaciones con el fin de compartir el evangelio de Cristo de forma eficaz y con argumentos objetivos y bíblicos.

Antes de desarrollar este estudio, consideremos un paralelo para ver qué representa una vida religiosa y qué representa el evangelio de Cristo:

Una vida religiosa
El evangelio de Cristo
1. «Obedezco; luego soy aceptado»
1. «Soy aceptado; luego obedezco»
2. La motivación se basa en el miedo y la inseguridad.
2. La motivación se basa en un gozo agradecido.
3. Obedezco a Dios para conseguir cosas de él.
3. Obedezco a Dios para acercarme a él, deleitarme en él y parecerme a él.
4. Cuando las circunstancias de mi vida no van bien, me enojo con Dios o conmigo mismo porque creo que todo el que es bueno merece ser feliz.
4. Cuando las circunstancias de mi vida no van bien, lucho, pero sé, que si bien Dios puede permitir que eso me suceda para enseñarme y moldear mi carácter, me dará su amor y su paz para afrontar con valor y con fe cada situación que se presenta.
5. Cuando me critican, me siento enojado o afectado porque para mí es esencial pensar que soy una «persona buena». Las amenazas a esa imagen de mí mismo deben ser destruidas a toda costa.
5. Cuando me critican, aunque lucho, no es esencial que piensen que soy una «persona buena». Mi identidad no se fundamenta solo en mi actuación sino en la gracia, la justicia y el amor que Dios me da en Cristo, a pesar de mi humanidad propensa a fallar.
6. Mi vida de oración consiste principalmente en peticiones y solo soy ferviente cuando estoy en necesidad. El objetivo principal de mi oración es controlar las condiciones que me rodean.
6. Mi vida de oración consiste en momentos abundantes de alabanza y adoración. El objetivo principal de mi oración es tener comunión con él.
7. La visión de mí mismo oscila entre dos polos. Si vivo a la altura de mis estándares, me siento seguro, pero entonces tiendo a ser orgulloso y antipático con la gente que falla. Si no vivo a la altura de los estándares, me siento inseguro y fracasado, pero si peco y rezo, empato.
7. La visión de mí mismo no se basa en una visión propia como alguien que alcanza logros morales. En Cristo soy un pecador arrepentido y aceptado por gracia y no por méritos propios; vivo cada día con pasión para Cristo y mi prioridad es ser más como él. Soy tan malo que él tuvo que morir por mí, y soy tan amado que él voluntariamente murió por mí. Esto me hace ser más humilde y sentirme más seguro; si fallo, de todo corazón vuelvo a Cristo y encuentro perdón, porque mi deseo no es pecar sino agradar siempre al Señor.
8. Mi identidad y autoestima propias se basan principalmente en lo arduo que trabajo o cuán íntegro soy; por eso tiendo a menospreciar a quienes no viven según estos parámetros. Así pues, me siento superior a ellos.
8. Mi identidad y autoestima se centran en el que murió en la cruz por todos los pecadores y yo soy el primero. Solo por pura gracia soy lo que soy; por eso no debo menospreciar a quienes creen o practican otra cosa. No soy superior a otros; sencillamente, soy un hijo de Dios que está dispuesto a servir a los demás con el amor de Dios.
9. Yo miro a mi propia calidad o actuación para mi aceptación espiritual y mi corazón fabrica ídolos; éstos pueden ser mis talentos, mi capacidad intelectual, mis títulos, mis logros humanos, mi disciplina personal, mi registro moral, mi condición social, etcétera. Definitivamente necesito tenerlos para que sean mi mayor esperanza, significado, felicidad, seguridad, y fundamento.
9. Tengo muchas cosas buenas en la vida: familia, trabajo, talentos, capacidades, etcétera, pero ninguna de ellas son más importantes que Dios. Además, mi felicidad no depende de ellas sino de vivir en la voluntad de Dios y en la paz que viene de él.

El mundo ha tenido diversidad de costumbres, creencias y religiones de toda clase; por tanto, si estudiamos las Escrituras y la historia universal, veremos que el hombre se inclina frecuentemente en busca de un ser superior o de una explicación de la vida; en este sentido, Satanás ha tomado oportunidad y siempre ha querido imitar las cosas de Dios, ofreciendo al hombre sustitutos que desvíen la adoración al Dios único y verdadero, Creador de todo, para que honre a las criaturas, los objetos inmateriales, los seres humanos, y toda clases de cosas, por encima de Dios (Rom. 1:18-25).

En cuanto a la salvación en Cristo, Satanás conocía el plan de Dios de enviar un Mesías para salvar a las personas por gracia, no por obras (Gn. 3:15). Así pues, Satanás sabe que la salvación solo requiere dos cosas: fe verdadera y que esa fe sea puesta en lo correcto. Por lo tanto, desde el principio de la historia humana, Satanás ha tratado de confundir a las personas con creencias erróneas, falsos dioses, mitos, leyendas, supersticiones, ritos y prácticas paganas que contrastan con la revelación divina, los mandamientos y los principios de Dios en las Escrituras.

Ahora bien, no debería sorprendernos que las falsas opciones que Satanás ofrece tengan un aspecto muy similar a la verdad de Dios. Tampoco debemos sorprendernos si Satanás ofreció estas falsas alternativas, incluso antes de que Dios enviara a su verdadero Mesías, el cual fue anunciado en detalle y profetizado en la Biblia miles de años antes de su manifestación en la tierra.

A medida que analicemos los falsos sistemas religiosos, encontraremos que muchos de ellos son similares al cristianismo, pero cada uno deja de lado o añade suficiente veneno o error como para desviar la mirada del hombre de la salvación en Cristo y ese es el principal objetivo del diablo.

CADA RELIGIÓN Y SECTA TIENE SUS PROPIAS PARTICULARIDADES...

Saber esto, sin duda, ayudará al cristiano a abordar una conversación que conduce hacia Cristo; sin embargo, hablar de esas diferencias es rara vez lo primero que deberíamos hacer para predicar el evangelio. Antes de mirar a cada una de las principales religiones, vamos a hablar de cómo dirigirse a una persona con el mensaje del evangelio, independientemente de su creencia actual.

a. Tu meta es Jesús
Es importante comprender que en cualquier diálogo que procura la evangelización, tu objetivo debe ser el hablar de Jesús, no de todos los hechos, creencias o doctrinas acerca cualquier religión… tu prioridad debe ser el tratar de llevar a la persona un paso más cerca de Jesús.

Una persona necesita hacer un viaje o un trayecto desde que no es salva hasta que recibe la salvación y luego, a través de su crecimiento espiritual; este proceso se podría describir en (12) pasos observables para llegar a ser un cristiano maduro.

1) Conocimiento de un ser supremo, pero ningún conocimiento efectivo del evangelio.
* La persona también puede tener dudas o negar verbalmente la existencia de un ser supremo.
2) Conocimiento inicial del evangelio.
3) Conocimiento de las bases del evangelio.
4) Comprensión de las implicaciones del evangelio.
5) Actitud positiva hacia el evangelio.
6) Considerar el costo de seguir a Cristo.
7) Decisión de actuar.
8) Arrepentimiento sincero y fe en Cristo como Salvador.
9) Regeneración: nuevo nacimiento y transformación por la obra del Espíritu Santo.
10) Evaluación posterior a la decisión
11) Incorporación al cuerpo de Cristo que es la Iglesia
12) Una vida de crecimiento en Cristo en busca de ser más como el Maestro (discipulado)

Independientemente de la religión que una persona esté practicando, el objetivo primordial al evangelizar es entablar un diálogo para tratar de llevarla por lo menos un paso más hacia el conocimiento de la salvación en Cristo y esto no se hace hablando sobre su sistema de creencias sino presentando a Jesús y al evangelio bíblico.

En lo que respecta a Dios y la labor del Espíritu Santo, su tarea se va a concentrar en traer convicción. Al momento de la conversión, él va a obrar la regeneración. Finalmente, su foco va a estar en la santificación para que el creyente sea cada más como el Maestro.

En lo que respecta a nuestra tarea como creyentes salvos y dispuestos a servir en el Reino de Dios, en las primeras instancias del desarrollo de un nuevo cristiano, nuestro rol es ser testigos eficaces de Cristo; por ende, nos toca compartir la Palabra de Dios, testificar lo que Dios ha hecho en nuestra vida, evangelizar, proclamar, enseñar y dialogar.

En el momento de la regeneración, tal como si fuera un nacimiento, lo mejor es celebrar. Hay quienes en este momento tan sensible no se tardan en ponerle nuevas cargas al recién nacido pero esto es algo sumamente inconveniente. Finalmente, en las etapas posteriores de su crecimiento espiritual, nuestro rol va a estar asociado al cultivo de la identidad cristiana, la edificación y el seguimiento. Lo que subrayo de todo esto es la importancia de no intentar intercambiar roles con Dios, ya que terminaremos siendo negligentes con nuestra parte y afectaremos el proceso divino con los creyentes.

b. Tu forma de dirigirte (tu enfoque)
Como tu meta es Jesús, tu enfoque casi siempre debería ser:
1. Iniciar una conversación y desarrollar relaciones saludables con las personas.
2. Si es posible, tratar de determinar en qué paso está la persona y cuál es el siguiente paso que le toca dar. Esto nos permite pensar mejor en la necesidad específica que tiene una persona, y mejorar el aspecto comunicacional porque el contenido de nuestro mensaje no será el mismo para quien no tiene aún conciencia de la existencia de Dios, para quien no conoce las Sagradas Escrituras o para aquel que recién ha tomado la decisión de confiar en Cristo como Salvador. A veces, por la ansiedad de ver resultados, pretendemos que las personas brinquen etapas en su desarrollo espiritual; esto nos hace ver la realidad de forma distorsionada y entorpece la formación de un creyente en Cristo.
3. Hacer una pregunta guía que te permita tratar cada paso y, de ser posible, presentar el evangelio bíblico a la persona.
4. Centrar la conversación sobre este asunto. Si la persona hace una pregunta o un comentario que intente desviarte, dile: lo que has dicho es muy interesante; permíteme terminar lo que estoy diciendo y luego vamos a tratar tu pregunta (o tu comentario). No ataques inmediatamente su sistema de creencias; dedícate a presentar el evangelio de Cristo y la salvación.
5. Si tienes oportunidad, presenta tu propio testimonio personal.
6. Si encuentras resistencia, simplemente la persona aún no está preparada para el siguiente paso. No hace bien tratar de recolectar frutos antes que estén maduros. Inténtalo de nuevo en otro momento; mientras tanto ora a Dios para que obre en el corazón de la persona y te la dirección y la gracia para compartir su palabra.
7. Aborda cualquier pregunta que la persona tenga y dirige siempre su atención a Cristo y al evangelio.

La clave aquí es que, independientemente del sistema de creencias que la persona tenga, debes hablarle de Jesús y no centrarte en sus opiniones. Todo lo que realmente necesitas saber y enseñar es la verdad sobre Jesús y el evangelio, y tu propio testimonio servirá para que compartas tu fe de manera efectiva con otros.

martes, 15 de septiembre de 2015

Evangelismo Bíblico Parte XI


- Cualquier evangelio que promete una vida fácil después de la salvación… es un falso evangelio

Si revisamos todo el N.T. encontraremos que hay muchas declaraciones de parte de Dios para enseñarnos que todos los cristianos convertidos (así como la gente no convertida) estamos expuestos al sufrimiento en esta tierra; aún más, si seguimos a Cristo de verdad, vivimos en contra de la corriente de este mundo y sufrimos menosprecio, rechazos y persecución, así como Cristo cuando estuvo en la tierra, teniendo como enemigo a Satanás. La diferencia es que los creyentes salvos tenemos la gracia, el amor y la presencia de Dios a nuestro favor para fortalecernos, guiarnos y consolarnos, mientras que la gente que vive lejos de la voluntad de Dios se encuentra en enemistad de Dios y en amistad con Satanás. Estas verdades espirituales están claras en las Escrituras; sin embargo, hay predicadores y creyentes que dicen: si tú confías en Cristo, serás librado siempre del mal, serás feliz, no te faltará nada y él llenará todos los vacíos de tu corazón. Este mensaje suena muy bonito pero Dios nunca ha prometido que todos sus hijos sean librados del sufrimiento pero sí ha prometido darnos su paz, su fortaleza, su sabiduría y su poder para enfrentar todo lo que él permita que suceda en nuestra vida. Ahora bien, la felicidad que Dios nos brinda no está asociada a lo material sino a la paz, la confianza y la bendición que vienen de Dios cuando nos ajustamos a su perfecta voluntad y obedecemos sus mandamientos; entonces la felicidad según la palabra de Dios es vivir de acuerdo al plan de Dios, y no a obtener cosas materiales.

Miremos algunas citas bíblicas:

“Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hch 14:21, 22). En este pasaje notamos que Dios usa el sufrimiento para ablandar el corazón, para hacerlo sensible y para moldear el carácter; sin embargo, no todos sufrimos las mismas situaciones sino que Dios tiene el control sobre todo lo que acontece a los creyentes salvos, a fin de desarrollar su fe para que ésta persevere hasta el final para salvación.

“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien” (1 Ped. 4:12-19). Según este pasaje, Dios tiene que probar a los creyentes para que demuestren si realmente han creído de todo corazón, si están dispuestos a permanecer en el camino de la justicia y si realmente han decido entregar su vida por Cristo. La forma como Dios, los mismos creyentes y la gente que les rodea, evidencian si su fe y su entrega son auténticas, es mediante las pruebas. Una ilustración muy clara la encontramos en la educación: el estudiante es instruido en diversas materias o temas, y luego se mide la asimilación que ha tenido de los conceptos y las lecciones aprendidas; el método que se usa para esto es exponerlo a diversas pruebas, exámenes y ejercicios en donde la persona tiene que demostrar su interés, su compromiso y su entrega; luego, será reconocido con un título, un diploma o algo similar. No obstante, lo más importante no es recibir un papel o un reconocimiento de que terminó un curso o una carrera; lo más satisfactorio es tener la capacidad para servir a otros mediante el conocimiento adquirido y lograr una experiencia en la vida real; esto es lo que la gente valora, aún mucho más que las palabras o los títulos. Asimismo ocurre en la vida cristiana: el creyente que ha sido salvo tiene que ser probado por Dios y su buen testimonio tiene que ser conocido por los hombres para que el nombre de Cristo sea glorificado y no sea motivo de burlas y menosprecios a causa de un falso cristiano que se convierte en un tropiezo para otros. No se trata de decir: soy cristiano, soy salvo, estoy en el evangelio, conozco de Dios, asisto a una iglesia, predico a Cristo… hay que probarlo con hechos, con la vida misma, en el día a día y hasta la muerte.

En síntesis, cualquier evangelio que promete una vida fácil después de la salvación es un falso evangelio.

- Cualquier evangelio que promete que Jesús concederá cada petición de oración de aquellos que son salvos… es un falso evangelio.

Hay muchas personas que se convierten aparentemente a Cristo después de que alguien ora por ellos y que Dios contesta esa oración. A veces, ésta es una clase de conversión condicional que tiene el siguiente pensamiento: voy a buscar de Dios si él responde a mis oraciones, pero si no veo lo que necesito, seguiré en mis viejas costumbres.

Es cierto que Dios responde a las oraciones (a veces SI, a veces NO, a veces no entendemos cómo o cuándo) pero él nunca promete a nadie que se le concederá todo lo que pida de forma incondicional (Stg. 4:2, 3). Más bien, Dios es quien pone las condiciones para contestar a la oración y no nosotros, porque no siempre sabemos lo que es mejor para nosotros, pero él sí; además, él responde de acuerdo a lo que es mejor y a veces, su respuesta es NO porque tiene algo mejor planeado para nosotros. Por lo tanto, cualquier evangelio que promete que Jesús responderá SI a cada oración de los creyentes salvos es un falso evangelio.

- Existen muchas otras falsas promesas agregadas al evangelio…

En la historia de la iglesia cristiana siempre hay gente que quiere agregar al evangelio muchos elementos para hacerlo más atractivo y obtener el favor de los hombres (dinero, fama, poder, etc.) pero el efecto ha sido contrario porque la gente se desilusiona y desiste de creer en falsas promesas, abandonando la fe en Cristo o buscando el verdadero evangelio que la Biblia presenta.

Otros ejemplos de falsas promesas son: promesas de libertad política, salvación universal, tener una familia, un matrimonio o hijos perfectos, capacidad de tener hijos, no más responsabilidades terrenales y otras.

En todo esto, tenemos que prestar atención al mandato que Pablo le dio a Timoteo en 2 Tim. 2:15, 16: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad”.
  
d. Una palabra acerca de aquellos con pensamientos conflictivos

Es muy común y muy humano que una persona crea, al mismo tiempo, en dos hechos que se contradicen. El término técnico para esto es disonancia cognitiva y ocurre a veces en relación con el evangelio. Por ejemplo, una persona puede depender completamente de Jesús para la salvación, pero aún tener algunos conceptos errados en cuanto a temas que no afectan la salvación. Ahora bien, puede tomarle un tiempo a dichas personas darse cuenta de estas contradicciones y corregirlas; esto fue cierto incluso con Pedro, quien estuvo un tiempo pensando que la Ley de Moisés (en cuanto a ritos y ceremonias) debía guardarse para agradar a Dios en el evangelio y así enseñó a los creyentes, pero Pablo lo corrigió y él se dejó orientar para cambiar su posición (Gál. 2:11-21). Vale aclarar que en la Ley de Moisés y en el A.T. hay mandamientos y principios que no han perdido vigencia porque el N.T. los ratifica y los honra; sin embargo, las leyes ceremoniales y otros aspectos exclusivos para la nación de Israel ya no tienen aplicación para los creyentes del nuevo pacto en Cristo.
           
Ten en cuenta que Pedro fue sin duda salvo a pesar de que creía esta contradicción. Debido a esto, tenemos que desarrollar el siguiente enfoque cuando nos encontramos con personas con pensamientos conflictivos sobre el evangelio:

* Debemos comprender que una persona puede ser salva a pesar de creer en algo que contradice el evangelio bíblico, ya que si cree en su contenido esencial, sigue siendo salva.
* No debemos apresurarnos a juzgar la salvación de otros.
* Cuando encontremos una contradicción, debemos explicar la verdad bíblica con humildad, entendiendo que puede tomarle a la persona algún tiempo resolver el problema.
* Hay muchos falsos maestros y muchos falsos evangelios en el mundo; por tanto, la mejor manera de protegernos a nosotros mismos y a los creyentes que nos oyen predicar el evangelio, es estudiando y enseñando con claridad la Biblia, centrándonos solamente en el verdadero evangelio que ella presenta.

En resumen tenemos que concluir que…

LA SALVACIÓN ES SOLAMENTE POR GRACIA
A TRAVÉS DE LA FE EN JESÚS Y NADA MÁS

domingo, 13 de septiembre de 2015

Evangelismo Bíblico Parte X


c. Evangelios que son falsos porque contienen falsas promesas

En el mundo de hoy, al igual que en el primer siglo, hay muchos falsos maestros de muchas iglesias en diferentes denominaciones. Algunos enseñan equivocadamente, simplemente porque son ignorantes de la verdad bíblica. Tal vez no han tenido formación bíblica o teológica y sencillamente hablan de lo que han escuchado enseñar a otros; sin embargo, hay muchos otros que ven el cristianismo como un medio para obtener poder humano, reconocimiento, estatus social, fama y dinero. Para ellos, atraer a más personas a una iglesia es una manera de ganar más admiración y más dinero y por eso, ofrecer falsas promesas es una forma de facilitar su objetivo, pero cuando se hacen falsas promesas, la gente sin conocimiento bíblico suficiente confía en esas promesas y luego, porque son falsas y no se cumplen, estas personas se desilusionan y dejan la iglesia y su fe en Cristo. Así pues, estas falsas promesas son mentiras acerca de lo que Dios ha prometido y afectan la fe de muchos.

- Cualquier evangelio que enseña que Dios promete riqueza y abundancia en la tierra a los que creen en Cristo… es un falso evangelio

Esta es una falsa promesa porque la Biblia plantea una perspectiva diferente sobre las riquezas; a continuación, veamos algunos aspectos:

* Usualmente hay beneficios en la vida material y económica de los que obedecen a Dios y en los que son diligentes, sabios y justos. Por ejemplo, en el libro de Proverbios se habla de riquezas, prosperidad y bendición de Dios (Pr. 28:20; 10:22; 3:16; 14:24; 22:4) pero esto no debe ser interpretado ni enseñado como una regla o una promesa para todos porque Dios es soberano y da su bendición conforme a su sabio propósito en cada persona; además, Dios puede permitir la escasez y la carencia material para formarnos y tratar nuestra vida a fin de que aprendamos lecciones que de otra manera quizás no asimilamos.
* Si somos piadosos y generosos con los demás, tendremos todas nuestras necesidades básicas satisfechas porque Dios nos bendice (2 Cor. 9:8).
* Las riquezas no siempre implican la bendición y el agrado de Dios porque el ser humano podría prosperar en sus finanzas pero no tener su favor (Stg. 5:1-6).
* Incluso en la época del A.T., los creyentes no siempre recibieron las bendiciones materiales de parte de Dios que ellos esperaban (Sal. 73:1-12; Ecl. 8:14, 15). Es más, un ejemplo más claro de esto es que muchos profetas del A.T. sufrieron pobreza y persecución por causa de su ministerio pero Dios estaba con ellos y suplía sus necesidades (Heb. 11:37, 38). Qué contraste con los que se proclaman supuestos siervos de Dios, pastores y predicadores, pero que viven en excesos, lujos y riquezas materiales desmedidas, mientras otros pastores viven en pobreza y muchos creyentes de sus iglesias pasan necesidades y ellos ni se inmutan por ayudarles.
 * El apóstol Pablo, así como otros predicadores fieles de la iglesia del primer siglo, tuvieron momentos de crisis económica y situaciones difíciles, aún siguiendo a Cristo; por eso, él dijo: “hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija” (1 Cor. 4:11); esto no fue debido a su falta de fe sino a la soberana voluntad de Dios. Si ellos vivieron este tipo de pruebas y las soportaron según la gracia de Dios, ¿cómo vamos a decir que Dios promete a todos sus hijos prosperidad, abundancia material, riquezas y bendiciones como si fuese una regla en la Biblia? Obviamente, Dios puede hacer estas cosas según su propósito pero no es una promesa para todos los que creen en Cristo.
* Pablo dijo: “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí” (Fil. 1:29, 30). El seguir a Cristo representa el ser enemigos del mundo y de Satanás; por tanto, muchas veces tenemos que padecer en diversos aspectos (tentaciones, persecuciones, escasez económica, críticas, rechazo, etc.). Esta sí es una regla porque es necesario que vengan las pruebas para desarrollar la fe y moldear el carácter del que dice seguir a Cristo; sin embargo, esto es un privilegio que nos concede el Señor para que participemos de su proceso y recibamos su bendición, su consolación y su formación, aprendiendo lecciones de vida maravillosas y profundas (Lc. 6:21-26); sin embargo, no todos somos probados de la misma manera y el Señor sabe hasta dónde podemos soportar y siempre nos da la salida para que seamos vencedores (1 Cor. 10:13).

- Cualquier evangelio que promete sanidad para todos los creyentes… es un falso evangelio

Esto no quiere decir que Jesús no sane al que cree en ningún modo porque él es bueno, poderoso y soberano y muchas veces hace maravillas, milagros y prodigios a favor de creyentes convertidos y aún de personas no convertidas e incrédulas (Stg. 5:14, 15). Sin embargo, existe un concepto errado de que Dios promete sanar físicamente a todos los salvos porque él es soberano y libre para sanar una enfermedad y puede hacerlo cuando él quiera, como él quiera y con quien él quiera, pero también puede no sanar y permitir aún la muerte a través de una enfermedad porque él es Dios soberano y sabio.

Esta idea errónea sobre la sanidad muchas veces se obtiene de una interpretación incorrecta de varios pasajes bíblicos; por ejemplo:

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Is. 53:4, 5).

“Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias” (Mt. 8:16, 17). 

“El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias” (Sal. 103:3).

Es verdad que Cristo vino a traer sanidad para el alma y para el cuerpo, y que su ministerio estuvo caracterizado por múltiples sanidades sobre diversas enfermedades; es más, este poder divino para sanar estuvo en la iglesia del primer siglo (de lo cual hay muchos testimonios en el N.T.) y sigue vigente en la iglesia de Cristo (de lo cual también hay muchos testimonios genuinos de la intervención de Dios) mediante la fe y la oración; todo esto evidencia la realidad del reino de Dios en la tierra pero debemos tener cuidado de no crear falsas expectativas en la gente no convertida y en los creyentes, porque algunos han pretendido que toda enfermedad debe ser sanada si se recibe a Cristo, si conocemos del evangelio, si hay fe porque supuestamente es una promesa de Dios sanar a todo aquel que le clame.

En estos pasajes bíblicos (o en otros textos de la Escritura) no hay una promesa universal de sanidad para todos los creyentes ni tampoco hay una garantía de que siempre Dios responderá sí a la oración de sanidad; ahora bien, si miramos otros pasajes de la Biblia encontraremos que hubo creyentes fieles al Señor que tuvieron algunas enfermedades, lo cual evidenciaría que Dios puede permitir aún las enfermedades en sus hijos y que no está obligado a sanar toda dolencia que ellos tengan; miremos algunos casos:

“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Cor. 12:7-9). Muchos estudiosos de la Biblia han considerado que Pablo habla aquí de una enfermedad que él tuvo en sus ojos y se apoyan en la siguiente cita bíblica: “Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio; y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos” (Gál. 4:13-15).

Por otra parte, el mismo Pablo habla de los quebrantos de salud de Timoteo, quien fue un fiel predicador del evangelio en sus tiempos: “Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades” (1 Tim. 5:23).

En conclusión, cualquier evangelio que promete la salud o sanación universal como parte del evangelio es un evangelio falso.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Evangelismo Bíblico Parte IX


b. Evangelios que son falsos debido a la reducción de contenido
Otra forma de pervertir el evangelio es reducir su contenido para hacerlo más atractivo y agradable a los ojos de la gente, pero esta obra los aleja de Dios porque los engaña para creer en un evangelio que no contiene todo lo necesario para la salvación; hablemos un poco de ello.

- Cualquier evangelio que no requiere la fe verdadera es falso
Recordemos que la palabra griega para creer es pisteuo y significa “poner todo el peso de uno sobre algo”. Esto no significa simplemente estar de acuerdo intelectualmente con una idea o creencia. Los predicadores o las denominaciones liberales que enseñan que solo el asentimiento intelectual es necesario para la salvación están enseñando un falso evangelio porque hay una clase de fe que no persevera y no produce frutos. Recordemos la parábola del sembrador en Mr. 4:1-20: son cuatro terrenos y el único terreno fértil a la semilla que es la palabra de Dios es el terreno que produce frutos en abundancia y esto muestra una fe perseverante y con evidencias reales; ésta es la fe que persevera en la salvación. Por otra parte, los tres terrenos restantes respondieron a la semilla de forma distinta pero ninguno dio fruto con perseverancia sino que manifestaron un interés temporal, superficial o circunstancial por la palabra de Dios, lo que refleja que la fe no perseveró, que la voluntad de Dios no fue aceptada y que la salvación no se hizo efectiva en el corazón.

- Cualquier evangelio que niega que Jesús es Dios, tal como lo es el Padre, es falso
Jesús nunca se presentó a sí mismo simplemente como un buen maestro o como un profeta. Si él no era Dios, lo que dijo y lo que hizo fue blasfemia, como bien lo sabían los judíos (Mt. 26:63-66). Se entiende por las enseñanzas de Jesús y por sus discípulos (Mt. 16:16) que el Cristo era Dios hecho hombre, pero los judíos se oponían a esta idea que se hizo una realidad antes sus ojos; sin embargo, hemos comprobado en la Biblia la deidad de Cristo y cualquiera que rechaza la divinidad de Jesús y su obra, es considerado como un mentiroso y como un anticristo porque está desvirtuando a Dios mismo y le está haciendo mentiroso (1 Jn. 2:22, 23). Además, estaría creyendo, profesando y divulgando un falso evangelio.

- Cualquier evangelio que niega que Jesús es humano, tan humano como nosotros, es falso

El Gnosticismo era una herejía del primer siglo que creía que Jesús no era humano, pero en 1 Jn. 1:1, el apóstol Juan refuta especialmente esta creencia errada y nos dice que los discípulos de Jesús (incluido Juan) no solo oyeron y vieron al Hijo de Dios sino que también le tocaron y estuvieron cerca de su humanidad y de su divinidad. Asimismo, estando Jesús ya resucitado, él mostró su humanidad y su divinidad a Tomás porque él resucitó con el cuerpo que tuvo en la tierra pero glorificado y conservaba las marcas de los clavos y de la lanza (Jn. 20:27, 28); por eso, cuando Tomás entendió esta realidad dijo: “Señor mío y Dios mío”.

Es evidente que cualquier evangelio que niegue la humanidad de Jesús es falso; no importa si el predicador habla elocuentemente, si tiene una apariencia de piedad, si usa la Biblia para enseñar, si en su organización hay grandes multitudes… tenemos que evaluar si lo que se habla está de acuerdo a una sana interpretación de la Biblia.

“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo” (1 Jn. 4:2, 3).

- Cualquier evangelio que nos pide creer en un Jesús diferente al de la Biblia, es falso.
En 2 Cor. 11:4  Pablo habla de personas que creen en un Jesús que no es el Jesús que Pablo y los discípulos presentan con base en el evangelio bíblico. Además, Dios no ha prometido salvar a las personas que creen en cualquier persona llamada Jesús o en el concepto errado que presenten los predicadores de diversas organizaciones, los cuales se desvían del Cristo bíblico. Tenemos que creer en el exacto Jesús que Dios envió, el cual es su Hijo… no en otro.

Por ejemplo, los mormones dicen creer en Jesús pero si profundizamos en sus enseñanzas, encontraremos que el Jesús en el que creen fue hermano de Satanás en el cielo, que una vez fue humano antes de convertirse en Dios en el cielo y que nosotros los creyentes nos convertiremos en dioses, al igual que Jesús. ¡Amigos, éste es otro Jesús! Cualquier evangelio que nos invita a creer en un Jesús diferente del que se proclama en la Biblia, es un falso evangelio.

Otro ejemplo lo hallamos en la doctrina de los testigos de Jehová: ellos niegan que Jesús sea eterno y todopoderoso, igual al Padre, y dicen que él tiene una naturaleza inferior y distinta a la de Jehová porque Cristo fue la primera creación de Jehová; por otra parte, ellos dicen que Cristo es el arcángel Miguel, que no es Dios, sino un hombre perfecto y que la adoración a Cristo es idolatría. Todo esto lo enseñan resaltando el lado humano de Jesús; además, en la versión de la Biblia que ellos imprimen, nombran a Cristo, "dios", con minúscula. Esta versión es la traducción del Nuevo Mundo y en ella han tergiversado y modificado cientos de versículos para acomodarla a sus doctrinas erróneas. Este también es otro Jesús y es un falso evangelio.

- Cualquier evangelio que niega o excluye la muerte o la resurrección de Jesús, es falso
Desafortunadamente, hay muchos falsos predicadores y maestros que enseñan a los cristianos los principios del cristianismo, pero hacen a un lado a Cristo. Tal vez dirían: no importa si Jesús alguna vez vivió o murió. Lo importante es la idea de Cristo, el principio del amor y el valor de la paz. Estas personas están usando el cristianismo para apoyar una ideología personal o una religión pero dejan al Cristo de la Biblia a un lado. Si bien el amor y la paz son principios enseñados por Jesús y por la Biblia, nuestra fe no se basa solo en estos valores bíblicos, sino que se basa en el hecho histórico de que Jesús nació, vivió, fue crucificado, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y fue visto por cientos de testigos después que resucitó. Si su vida y su muerte son una mentira, entonces también lo son los principios basados en él. Pablo fue muy claro sobre el contenido del evangelio y debe incluir la muerte y la resurrección de Jesús, o se trata de un evangelio diferente y falso.

- Cualquier evangelio que niega la realidad del cielo o la existencia eterna del alma humana, es un falso evangelio.

Según la Biblia, Jesús mismo habló sobre la existencia del cielo (Jn. 14:2), del infierno (Mt. 10:28), y sobre la existencia eterna del alma (Mt. 22:32); por tanto, esto es suficiente para comprender su realidad. Entonces, cualquier evangelio que enseñe cualquier otra cosa al respecto, contiene errores y, como tal, es falso.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Evangelismo Bíblico Parte VIII


- Requerir el señorío de Cristo para la salvación

Este problema es muy similar a la cuestión anterior; sin embargo, es muy popular entre los cristianos en todo el mundo. Esta creencia dice que Jesús no solo debe ser tu Salvador, sino también tu Señor, para que puedas ser salvo. Ahora, es importante comprender lo que se dice aquí y lo que no se dice. Por Señor, estas personas se refieren a que una persona debe comprometerse a obedecer a Cristo, y no solo confiar en él para perdonar sus pecados y recibir el don gratuito de la salvación, a fin de ser salvos. Ellos dicen que un creyente no es salvo hasta que haga este compromiso con Jesús como su Señor. Los que defienden esta posición dicen que:
* Si no te comprometes con Cristo como tu Señor, no podrías haber entendido que él es realmente Dios. Por lo tanto, esa no es la fe salvadora.
* Debido a que aquellos que no le obedecen no son salvos, debes obedecer para ser salvo.
* Decir que alguien puede obtener la salvación sin hacer a Cristo su Señor, abre la puerta para que las personas profesen la salvación y, luego, lleven una vida desobediente, influyendo en otros para seguir su mal ejemplo y este camino que lleva hacia el infierno.
Aquellos que empiezan por confiar en Cristo como su Salvador eventualmente le obedecerán como Señor, y si no lo hacen, entonces, con toda probabilidad, no son salvos. Así pues, un creyente no puede tener una vida de desobediencia a Dios y al mismo tiempo tener la garantía de su salvación.
* Aquellos que empiezan por confiar en Cristo como su Salvador eventualmente le obedecerán como Señor, y si no lo hacen, entonces, con toda probabilidad, no son salvos.

Estas afirmaciones parecen correctas para el creyente común pero si las evaluamos a la luz de la Biblia no existen argumentos objetivos para mantener esta posición.

¿Qué versos bíblicos podrían usar las personas para apoyar esta posición? No estamos buscando argumentos lógicos fuera de la Biblia sino argumentos con una interpretación sana de la Biblia.

Ahora, hay dos asuntos importantes para comprender aquí:
* El primero punto es que las personas que insisten en que Jesús debe ser tu Señor para que sea tu Salvador y que no solo debes realmente confiar en su sacrificio, sino que debes hacer un compromiso adicional para obedecerle, están confundiendo el fruto con la raíz. Este es un grave error porque se añade una obra del hombre al único requisito que es creer en Cristo para la salvación.
* El segundo punto es que hay muchas personas que profesan confiar en Jesús como Salvador pero que continúan en un estilo de vida inadecuado, descuidando de la obediencia a Dios y practicando el pecado de forma abierta. Aquí hay una gran diferencia porque un verdadero creyente debe mostrar una vida de buen testimonio en la cual cada vez se inclina a obedecer más a la voluntad de Dios porque quiere agradarle y esto refleja una madurez progresiva en su fe. Por otra parte, las personas que no crecen espiritualmente manifestarán mayores problemas en el momento de obedecer los principios y los mandamientos de Dios y allí es cuando los creyentes nos unimos y nos ayudamos mutuamente mediante la oración, el consejo y el ejemplo para estimularnos a ser cada vez más como Cristo. En otras palabras, la obediencia a Dios no es un requisito para salvación pero si un creyente se caracteriza por el pecado, entonces no está demostrando que su fe es genuina y debe proceder al arrepentimiento y a la reconciliación con Dios para evidenciar que la salvación se ha hecho efectiva en su vida.

- Rituales religiosos de todo tipo

* La práctica de los sacramentos de la iglesia católica
La enciclopedia católica define sacramentos como signos externos de gracia interna, instituidos por Cristo para nuestra santificación. Allí se enlista siete sacramentos que dicen que son partes necesarias de la vida cristiana: el bautismo, la confirmación, la eucaristía, la penitencia (confesión), la unción de los enfermos, la orden sacerdotal, y el matrimonio.

Según la doctrina católica, Dios da la gracia para creer como un regalo gratuito pero esta no es la salvación; es solo la capacidad de creer. El hombre es libre para aceptarla o rechazarla. Los sacramentos son lo que el hombre hace para obtener la salvación y la santificación, hecho posible por la gracia de Dios. Hablando del primer sacramento, esta enciclopedia dice que por el bautismo somos nacidos de nuevo. La enciclopedia continúa diciendo que el hombre realmente coopera (con Dios) en su salvación personal del pecado. En otras palabras, estos rituales religiosos son el resultado de cada sacramento, y para el bautismo, el resultado es la salvación. Sin embargo, hemos visto por la Biblia que la salvación no es por obras sino por la fe en Cristo y por su gracia como un regalo inmerecido; ahora bien, la santificación viene como fruto de un nuevo nacimiento y una nueva vida en la cual el creyente procura obedecer cada día más al Señor para demostrarle su amor y su fidelidad pero no para alcanzar la salvación.

Obviamente, algunos de los 7 sacramentos antes mencionados (por ejemplo, el bautismo en las aguas, la eucaristía o cena del Señor y el matrimonio) se hallan establecidos en la Biblia pero debemos entenderlos en su contexto y debemos comprender su valor aparte de la salvación en Cristo. En cuanto a los 4 sacramentos restantes (la confirmación, la penitencia o confesión de pecados, la unción de los enfermos y la orden sacerdotal) hay una gran confusión porque se han tergiversado textos bíblicos para la práctica de estos ritos. Sin embargo, este tema no será motivo de estudio en este momento pero en otra ocasión se estará compartiendo información suficiente al respecto.

* Otros rituales usados como medio de salvación
Otra religión que pone énfasis en las obras para atribuirles poder en relación con el pecado es el judaísmo en el cual existe un sistema de sacrificios de animales y otros ritos para obtener supuestamente el perdón de los pecados; no obstante, la Biblia solo presenta un sacrificio perfecto para el perdón de todos los pecados y es el sacrificio de Cristo, hecho una vez para siempre (Heb. 10:11-14).

Por otro lado, en el hinduismo encontramos otro caso similar: una creencia hindú sostiene que un baño en el río Ganges produce el perdón de los pecados y por eso, la gente viaja desde lugares lejanos para sumergir las cenizas de sus familiares en las aguas del Ganges; además, se cree también que esta inmersión envía las cenizas al cielo. Sin embargo, la Biblia nunca aprueba este tipo de supersticiones o creencias porque centra la atención únicamente en el Hijo de Dios como el Salvador y desecha toda clase de ritos humanos que ponen la confianza en objetos, lugares, ceremonias o personas como medio para alcanzar el perdón o la vida eterna (Col. 2:8-10, 16, 17, 20-23).

Los rituales religiosos no tienen valor para lograr la salvación. Practicarlos es, por tal razón, demostrar que no se confía plenamente en que el sacrificio de Cristo es suficiente para la salvación.

- Hablar en lenguas

Hay cristianos que dicen que hasta que un creyente hable en lenguas, no está salvo pero esto es un grave error porque las lenguas son un don del Espíritu Santo en el que un creyente habla misterios y maravillas de Dios en un lenguaje diferente al que ha aprendido (Hch. 2:6-13; 1 Cor. 12:10; 14:2-6) pero no garantizan una vida espiritual madura o mejor.

Es cierto que en el libro de los Hechos muchos creyentes que fueron salvos hablaron en lenguas pero la Biblia muestra que esta experiencia se produce porque el Espíritu Santo otorga este don a quien él quiere (1 Cor. 12:11) y no tiene nada que ver con la salvación ni con la espiritualidad, ya que hay muchos que hablan en lenguas pero sus frutos son malos y viven desordenadamente. Además, el don de lenguas no es recibido por todos, como enseña el apóstol Pablo (1 Cor. 12:28-31); lo mismo aplica para cada don.

La falsa creencia de que solo los creyentes salvos hablan en lenguas condenaría al infierno a aquellos que son sordos y mudos. Entonces, no puede ser un requisito para la salvación.

- Llevar a cabo prácticas encontradas en libros que no son parte de la Biblia

Existen muchos cristianos o miembros de diferentes iglesias que usan la Biblia como parte de su fe pero que también añaden más libros para relacionarlos con la Biblia, atribuyéndoles un poder igual a la Palabra de Dios y ponen al mismo nivel las enseñanzas de las Escrituras y las enseñanzas de otros libros. Por ejemplo, esto se evidencia en católicos, mormones, testigos de Jehová y otros grupos religiosos. Miremos algunos casos:
* Los católicos añaden una serie de libros llamados apócrifos o deuterocanónicos pero ellos no hacen parte del canon judío del A.T. y del canon cristiano del N.T. A partir de éstos, apoyan la práctica de la oración por los que ya están muertos y el concepto de purgatorio, aparte de otras herejías.
* Los mormones añaden el Libro del Mormón, La Perla de Gran Precio, y Doctrinas y Pactos, que son libros considerados inspirados por Dios tal como la Biblia. A partir de estos libros apoyan creencias falsas; por ejemplo, un mormón debe ser bautizado para entrar en el cielo; un mormón vivo puede ser bautizado en lugar de alguien que no era mormón cuando murió, haciendo que la persona muerta pase de la cárcel del alma al cielo.
* Por lo tanto, cuando otros sugieren que necesitamos saber o hacer algo no incluido en la Biblia, a fin de ser salvos o para ser más fieles a Dios, podemos decir con seguridad que están equivocados.

martes, 8 de septiembre de 2015

Evangelismo Bíblico Parte VII


d. Cualquier cosa añadida a la obra de Cristo en la cruz
1. La salvación es solo por gracia mediante la fe en Cristo… nada más; no importa si algunas personas todavía insisten en agregar otros requisitos para la salvación. Recordemos que la vida cristiana contiene aspectos necesarios para crecer en la fe y en el conocimiento de Dios pero estos elementos debemos considerarlos aparte de la salvación: la raíz es la salvación y los frutos son las evidencias de amar, obedecer y honrar al Señor.

2. Ten en cuenta la siguiente reflexión: “Supongamos que moriste, fuiste al cielo y estás frente a Dios, y él te pregunta: ¿por qué debería dejarte entrar al cielo? ¿Qué le dirías? Por supuesto, la respuesta correcta es: Porque Cristo murió por mis pecados y he puesto toda mi confianza en él para mi salvación. Pero ahora, déjame decirte algo más: supongamos que Dios te hizo la anterior pregunta y que tú diste la respuesta anterior. Luego, para tu sorpresa, él dice: eso no es suficiente, ¿por qué más debo dejarte entrar?... ¿qué le dirías entonces? Muchas personas podrían pensar y luego decir: Bueno, también hice el bien aquí y allá… pero si realmente confías solo en Cristo para tu salvación, la respuesta debería ser: bueno, si la muerte de Cristo no es suficiente, entonces no hay otra razón para que me dejes entrar. Todo lo que merezco es el infierno porque la paga del pecado es la muerte y la condenación eterna.

3. Se cuenta la historia de un misionero cristiano que trató de llegar a hindúes en algunas islas en el Océano Índico. A principios de su ministerio, se hizo amigo de un hindú que era buceador y buscaba perlas. Sin embargo, parecía que este hombre nunca podía aceptar el hecho de que la muerte de Cristo era suficiente para pagar por su salvación. Después de muchos años, el viejo buscador de perlas invitó al misionero a su casa. Explicó que él ya estaba viejo y que había decidido hacer una peregrinación a uno de los ríos sagrados de la India. El estaba muy viejo y sabía que no regresaría de ese viaje. Mirando al misionero dijo: “Tú has sido mi mejor amigo. Así que, antes de irme, tengo un regalo para ti. De un lugar escondido, el anciano tomó una caja, y cuando la abrió, en el interior estaba la más grande y perfecta perla que el misionero había visto antes. El anciano explicó: cuando era joven, tenía un solo hijo; él fue la alegría de mi vida y el mejor buscador de perlas. Podía nadar más profundo y mantener la respiración más tiempo que nadie en la isla. Un día, mientras buceaba, vio una gran ostra, más profunda de lo que nadie se atrevería a bajar. Decidió bucear por ella, pero era demasiado profundo para que regresara. Al día siguiente, su cuerpo flotó a la superficie y en su mano estaba esta perla. Es la cosa más preciosa que poseo. Ahora, quiero dártela a ti. El misionero se conmovió, balbuceó y tartamudeó; por último, dijo: por favor, permíteme pagarte algo por la perla. Al escuchar esto, el anciano arrugó su frente de enojo y dijo: ¿cómo puedes si quiera sugerir tal cosa?... pagar por esta perla le pondría un precio a la vida de mi hijo. ¡Nada de lo que puedas pagar sería suficiente! Con una sonrisa, el misionero explicó que era igual con Dios. Él había enviado a su Hijo unigénito a morir para pagar por nuestros pecados y devolverle a Dios o añadir cualquier cosa o cualquier obra disminuiría el valor del sacrificio del Hijo de Dios. Con ello, el viejo buscador de perlas, inclinando la cabeza, recibió a Jesús como su Salvador y su muerte como la paga total y suficiente de sus pecados.

4. A modo de cierre, planteo las siguientes preguntas: ¿Qué valor crees que tiene para Dios su único hijo? ¿Son tu vida cristiana, tu amor, fe y fidelidad coherentes con el valor del sacrificio de Dios por amor a ti? ¿Puedes entender que la razón por la cual no se puede añadir nada a la obra de la cruz es porque su sacrificio es infinitamente valioso? Sería como si alguien pagara un millón de dólares por una cuchara de madera y luego, tú ofrecieras añadir unos cuantos centavos para mejorar la paga. La salvación es demasiado costosa como para comprarla o ganarla con obras o méritos propios. El precio pagado es demasiado grande como para añadirle algo.

La salvación es solo por gracia mediante la fe en Cristo… nada más

¡CREAMOS,  VIVAMOS  Y  ENSEÑEMOS  ESTO  EN  TODO  EL  MUNDO!

V. Falsos evangelios

Necesitamos aprender a reconocer el verdadero evangelio según la Biblia y con humildad tener la capacidad de ayudar a otros cambiar sus creencias en falsos evangelios los cuales añaden o reducen el contenido bíblico o contienen falsas promesas para mover las emociones de las personas a fin de que se acerquen supuestamente a Dios o pertenezcan a una iglesia en particular.

En sesiones anteriores, discutimos lo que se encuentra en el evangelio bíblico. En este capítulo veremos las adulteraciones directas al evangelio que incluyen:
- Adición de contenido
- Reducción de contenido
- Falsas promesas

En capítulos posteriores veremos los sistemas religiosos que son falsificaciones al evangelio de Cristo pero ahora echemos un vistazo a las formas en que muchos falsifican el evangelio, incluso en iglesias que tradicionalmente han tenido un perfil sano.

a. Evangelios que son falsos debido al contenido agregado
Hay muchos cristianos en el mundo que consideran que no es malo añadir contenido o prácticas necesarias al evangelio, siempre y cuando Cristo esté incluido. Sin embargo, nada podría estar más lejos de la verdad escritural. En el primer siglo, estas adiciones eran directamente denunciadas por los escritores bíblicos del N.T. Por ejemplo: los judíos querían añadir el requisito de mantener la ley de Moisés, o al menos, exigir la circuncisión (Hch. 15) pero el Espíritu Santo habló a través de Pablo en Gál. 1:8, 9: “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”.

Veamos, entonces, los modos en que las personas adulteran o añaden al evangelio bíblico:

- Agregar elementos que son expectativas normales pero no requisitos para la salvación

Ya hemos analizado este punto pero tengamos siempre presente lo siguiente: cuestiones como la oración, la lectura de la Biblia, la asistencia a la iglesia, el bautismo con agua, la obediencia y otros, a menudo son tomados erróneamente como requisitos para salvación debido a sus beneficios en la vida espiritual pero recordemos que añadir algo a la obra de Cristo minimiza su sacrificio y contradice la verdad de que la salvación es completamente un regalo, mientras que las buenas obras son frutos de la fe y del conocimiento de la voluntad de Dios (Ef. 2:8-10).

No podemos hacer una persona salva exigiendo estos requisitos en su vida, sino que, como un árbol fructífero tiene evidencias, así una persona salva vivirá en obediencia a la Palabra y dará los frutos que Dios demanda pero la salvación es solo por gracia en Cristo Jesús. De igual forma una persona salva no vivirá de una forma desordenada en su moral y en sus hábitos sino que mostrará coherencia entre su fe y sus acciones.