Visitas por países (actualizando)

Flag Counter

Bienvenida

Agradecemos su visita

Este blog ha sido creado para brindar un espacio donde queremos compartir el mensaje de la Palabra de Dios mediante diversas herramientas: texto, audio, video, entre otras.

La Iglesia Cristiana Sión tiene como misión el predicar el evangelio a toda criatura y en todas las naciones. Además, la tarea es hacer discípulos auténticos que sigan a Cristo y reflejen su carácter.

Le invitamos a participar con sus comentarios y opiniones

Mayor informes:

Barrio Robledo Parque - Medellín, Colombia

Alejandro Ocampo -2646825 - 3122958775

Barrio El Playón - Medellín, Colombia

Juan Carlos Sánchez -4619040 - 3136619531

domingo, 21 de diciembre de 2014

Cuatro aspectos de la justicia de Dios Parte II


c. La justicia imputada de Dios

Como se ha expuesto en estudios anteriores, hay unos principios por los cuales Dios condena al pecador no arrepentido ni convertido y unos principios por los cuales Dios salva al creyente fiel en Cristo, el cual es un pecador arrepentido, convertido y nacido de nuevo por la Palabra de Dios.

Notemos los siguientes planteamientos:

1. Después del pecado de Adán, vino el pecado de toda la raza humana, por cuanto todos pecaron (Rom. 3:23). Este concepto se conoce como la imputación del pecado de Adán a toda la humanidad, porque todos los hombres (hijos de Adán) son considerados pecadores delante de Dios (y son responsables de pecado ya que tienen conciencia del bien y del mal y escogen el mal).

- No solo el pecado se transfirió a todos los hombres sino también las consecuencias por el pecado (especialmente la muerte).

 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Rom. 5:12).

“No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir” (Rom. 5:14).

“por la transgresión de aquel uno murieron los muchos” (Rom. 5:15).

“porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación” (Rom. 5:16).

“por la transgresión de uno solo reinó la muerte” (Rom. 5:17).

“por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres” (Rom. 5:18).

“por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores” (Rom. 5:19).

“la ley se introdujo para que el pecado abundase” (Rom. 5:20).

“el pecado reinó para muerte” (Rom. 5:21).

2. A pesar de la condición caída de toda la raza humana, en Cristo hay una esperanza de salvación para el pecador, porque el pecado del hombre fue imputado a Cristo cuando él se entregó como ofrenda por el pecado del mundo. En otras palabras, todos nuestros pecados fueron puestos sobre Cristo al morir en la cruz… él cargó con nuestra maldad y con nuestro castigo al morir en nuestro lugar (Is. 53:5, 6).

“…si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Cor. 5:14, 15).

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Cor. 5:21).

“Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos” (Heb. 2:9).

“Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Jn. 2:2).

“si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo” (Rom. 5:15).

“el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación” (Rom. 5:16).

“si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia” (Rom. 5:17).

“por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida” (Rom. 5:18).

“por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos” (Rom. 5:19).

“…cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Rom. 5:20, 21).

Así como el pecado de Adán es imputado a todos los hombres, (y todos cometen pecado), también la justicia de Dios es imputada a todos los que creen en Cristo, para que ellos puedan permanecer delante de Dios en la gracia de Cristo. Por causa de esta provisión se puede decir de todos los que son salvos en Cristo que ellos son hechos justicia de Dios en él (2 Cor. 5:21).

“Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor” (1 Cor. 1:30, 31).

Esta justicia fue testificada por la ley y por los profetas, y se manifestó en Cristo (Rom. 3:21).

Esta justicia es de Dios y no del hombre y según lo afirma la Escritura, ella existe aparte de toda obra u observancia de algún precepto. Así pues, es obvio que esta justicia imputada no es algo que el hombre pueda lograr por sí mismo.

Los resultados de esta imputación se ven en que la justicia de Dios es imputada al creyente sobre la base de que el creyente está en Cristo por medio del Espíritu Santo. A través de esa unión vital con Cristo por el Espíritu, el creyente queda unido a Cristo como un miembro de su cuerpo (1 Cor. 12:13), o como un pámpano (rama) a la Vid verdadera (Jn. 15:1-5)

Por causa de la realidad de esta unión, Dios ve al creyente como una parte viviente de su propio Hijo. Por lo tanto, él ama al creyente como ama a su propio Hijo (Ef. 1:6).

Los creyentes genuinos y fieles al Señor pueden ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo (1 Ped. 2:5).

Ellos están completos en él y perfeccionados en él para siempre, pero su deber es permanecer en él (Heb. 10:10, 14).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario