Visitas por países (actualizando)

Flag Counter

Bienvenida

Agradecemos su visita

Este blog ha sido creado para brindar un espacio donde queremos compartir el mensaje de la Palabra de Dios mediante diversas herramientas: texto, audio, video, entre otras.

La Iglesia Cristiana Sión tiene como misión el predicar el evangelio a toda criatura y en todas las naciones. Además, la tarea es hacer discípulos auténticos que sigan a Cristo y reflejen su carácter.

Le invitamos a participar con sus comentarios y opiniones

Mayor informes:

Barrio Robledo Parque - Medellín, Colombia

Alejandro Ocampo -2646825 - 3122958775

Barrio El Playón - Medellín, Colombia

Juan Carlos Sánchez -4619040 - 3136619531

jueves, 18 de septiembre de 2014

Beneficios del estudio de la Biblia Parte I



Hay muchas personas que se acercan a leer y estudiar la Biblia, pero lo hacen con una actitud incorrecta. La palabra de Dios tiene un carácter espiritual y así debe ser tratada.

Lamentablemente, muchos carecen de seriedad y compromiso de obedecer a Dios, y solo toman la Biblia para adquirir un conocimiento intelectual, lo cual no trae ningún beneficio para el corazón. Cuando el ser humano emprende el estudio de las Escrituras (y lo hace con frecuencia) con el mismo entusiasmo y placer con que podría estudiar las ciencias o cualquier otra literatura, se desvía del verdadero propósito que es conocer a Dios y obedecer sus mandamientos.

Ahora bien, se puede incrementar el conocimiento intelectual pero el orgullo, el razonamiento natural (no espiritual) y la justificación propia también aumentan, distorsionando la fe.

Como el químico ocupado en hacer experimentos interesantes, el intelectual que escudriña la Palabra se entusiasma cuando hace algún descubrimiento en ella; pero, el gozo de este último no es más espiritual de lo que sería el del químico y sus experimentos. Repitámoslo; del mismo modo que los éxitos del químico, generalmente, aumentan su sentimiento de importancia propia y hacen que mire con cierto desdén a otros más ignorantes que él, por desgracia, ocurre esto también con los que han investigado cronología bíblica, tipos, profecía y otros temas semejantes.

La Palabra de Dios puede ser estudiada por muchos motivos. Algunos la leen para satisfacer su orgullo literario. En algunos círculos ha llegado a ser respetable y popular el obtener un conocimiento general del contenido de la Biblia simplemente porque se considera como un defecto en la educación el ser ignorante de la misma. Algunos la leen para satisfacer su sentimiento de curiosidad, como podrían leer otro libro de texto. Otros la leen para satisfacer su orgullo sectario. Consideran que es un deber el estar bien versados en las doctrinas particulares de su propia denominación y por ello buscan asiduamente textos base en apoyo de «sus doctrinas». Aún otros la leen con el propósito de poder discutir con éxito con aquellos que difieren de ellos. Pero, en todos estos casos no hay ningún pensamiento serio sobre Dios, no hay anhelo de edificación espiritual, no hay una vida de testimonio y ejemplo, no hay frutos dignos de un verdadero arrepentimiento y por tanto, no hay beneficio real para el alma. Antes bien, las personas que proceden de esta manera encuentran cada vez más “excusas” (sin fundamento) para no obedecer a Dios y a su palabra.

¿En qué consiste pues el beneficiarse verdaderamente de la Palabra? 2 Timoteo 3:16, 17 nos da una respuesta clara a esta pregunta. Leemos allí: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

Obsérvese lo que aquí se omite: la Santa Escritura nos es dada, no para la gratificación intelectual o la especulación carnal, sino para prepararnos para «toda buena obra», y para enseñarnos, corregirnos e instruirnos. Vamos a ampliar este punto con la ayuda de otros pasajes:

Un individuo se beneficia espiritualmente, cuando la Palabra le redarguye o convence de pecado. Esta es su primera misión: revelar nuestra corrupción, exponer nuestra bajeza, hacer notoria nuestra maldad. La vida moral de un hombre puede ser irreprochable, sus tratos con los demás impecables, pero cuando el Espíritu Santo aplica la Palabra a su corazón y a su conciencia, abriendo sus ojos cegados por el pecado para ver su relación y actitud hacia Dios, exclama como el profeta Isaías: “Ay de mí, que soy muerto… hombre inmundo” (Is. 6:5). Por ende, toda persona verdaderamente iluminada por la Biblia es llevada a comprender su necesidad de Cristo. “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Lc. 5:31). Sin embargo no es hasta que el Espíritu aplica la Palabra con poder divino que el individuo comprende y siente que está enfermo, y enfermo de muerte por el pecado.

Esta convicción le hace comprender cada más mejor la depravación del pecado inherente a su corazón y a la naturaleza humana en general.

Así pues, cada vez que nos acercamos a Dios mediante su Palabra, nos hace sentir cuán lejos estamos de Dios, cuán cortos nos quedamos del standard que ha sido puesto delante de nosotros.

La Biblia dice: «Sed santos en toda vuestra manera de vivir» (1 Ped. 1:15). Por consiguiente, cuando leo las historias de los fracasos humanos para agradar a Dios que se encuentran en las Escrituras, me hace comprender que yo soy como uno de ellos. Cuando leo sobre la vida perfecta de Cristo, me hace reconocer que soy infinitamente diferente de él y que no puedo agradar al Padre en la forma que él lo hizo.

Sin embargo, puedo acercarme a Cristo para recibir su perdón, su gracia y su amor para hacer la voluntad de Dios.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario