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jueves, 6 de noviembre de 2014

Frutos del conocimiento de Cristo Parte III


2. Un individuo se beneficia de las Escrituras cuando éstas le hacen ver, sentir y palpar a Cristo como una persona real, viva y dinámica.

Todo concepto que presente a Cristo de otra manera está en contra de la verdad divina de la Biblia y no debemos aceptarlo (no importa quién sea la fuente… un predicador, un teólogo, un líder espiritual reconocido, un familiar que amamos, un amigo muy cercano, etc.).

El mismo Jesús le dijo a los judíos: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó” (Jn. 8:56). Luego les dijo: “De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy” (Jn. 8:56).

Para las multitudes que desconocen las Escrituras (y por tanto, a Cristo mismo), él no es más que un nombre y un personaje histórico. Las personas que viven con esta mentalidad no tienen una relación personal con él ni gozan de comunión espiritual con él. Pero para el cristiano consagrado y fiel, la situación es muy distinta. El lenguaje de su corazón es: Cristo es Dios Creador de todas las cosas y es mi Salvador… su voz es un deleite para mi alma y solo quiero seguirle y obedecerle… quiero ser cada día más como él… quiero ser luz en medio de las tinieblas.

Jesús dijo: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Jn. 14:21). Notemos que Jesús se manifiesta de forma personal a aquel que por la gracia de Dios anda por el camino de la obediencia. En este sentido, se hace real y palpable para sus fieles seguidores. Esta experiencia es maravillosa y podemos decir como Job: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” (Job 42:5). Sin embargo, es una bendición que se obtiene mediante un contacto sincero con las Escrituras y una vida de obediencia a los mandamientos del Señor. No así cuando el corazón es indiferente a la Biblia o cuando se lee pero no se practican los principios divinos.

3. Un individuo se beneficia de las Escrituras cuando más absorbido queda en las perfecciones de Cristo.

Al principio, lo que lleva el alma a Cristo es un sentido de necesidad, pero lo que le atrae después es la comprensión de su excelencia, y ésta le hace seguirlo. Cuanto más real se vuelve Cristo, más somos atraídos por sus perfecciones. Al principio lo vemos solo como un Salvador que necesitamos para obtener el perdón de Dios, pero cuando el Espíritu Santo continúa llevándonos a las virtudes de Cristo y nos permite comprenderlas, descubrimos que en su cabeza hay «muchas diademas» (Ap. 19:12), es decir, contemplamos la autoridad y la majestad de Cristo. De hecho, el profeta Isaías le llama Admirable (Is. 9:6) porque él es digno de gloria y alabanza por sus oficios, sus propósitos, sus cualidades y su obra perfecta para salvación de la humanidad. El es el único amigo que nunca falla, la ayuda segura en tiempo de necesidad… cuando nadie se acuerda de nosotros, cuando los demás están ocupados en sus asuntos y nos ignoran, cuando los demás nos dan la espalda, cuando los demás nos desprecian y nos condenan, cuando los demás nos atacan o nos persiguen… él es el compañero del camino, el abogado defensor, el protector, el guía y el consejero, el Sumo Sacerdote que comprende nuestras flaquezas y perdona nuestro pecados, es el camino que nos lleva al Padre, la verdad que nos enseña y la vida que nos llena de gozo y paz por toda la eternidad.

Tenemos la necesidad de estar cerca de Cristo, sentados a sus pies para escuchar su enseñanza y abiertos para recibir de su plenitud. Nuestro deleite principal debe ser considerar al Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra profesión (Heb. 3:1), para contemplar sus virtudes, meditar en sus promesas y disfrutar de su amor incomparable y perfecto.

Al hacerlo, estaremos tan satisfechos en él que no habrá nada ni nadie que nos pueda separar de su amor, no habrá fantasías e ilusiones vanas que nos distraigan y no habrá tentación y oferta que nos encandile.

Reflexiona ahora… ¿conoces algo de esto en tu experiencia presente? ¿Es tu gozo principal el estar ocupado con él? Si no es así, tu lectura y estudio de la Biblia te han beneficiado muy poco de verdad.

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