El
término hebreo convencional usado para hablar sobre la deidad es Elohim, el cual se podría traducir
como Dios fuerte y en plural, plenitud de fuerza (majestad, poder, intensidad).
Su poder infinito hizo todo bajo la plenitud de su fuerza: Padre, Hijo y
Espíritu Santo, en un poder unificado e ilimitado, coordinaron la creación del
Universo y conformaron la tierra, como escenario estratégico para sus
propósitos con el hombre. En oposición al plural común (dioses), este plural
significa «plenitud de la deidad» y por este uso, se refleja una doctrina clara
acerca de la Trinidad; aunque Dios es uno, hay una pluralidad de personas (Jn.
1:1-3; Heb. 1:2,3; Job 26:13). El nombre
hebreo lo liga con la creación, ya que la raíz básica del nombre es El,
que significa «poderoso, fuerte, prominente»; este poder divino diseña, crea y
sustenta todas las cosas. En Gn. 2:4 tenemos «Jehová Dios» que es Jehová
Elohim. Jehová es el nombre del pacto de Dios y lo une a su pueblo.
Este es el nombre que dio cuando le habló a Moisés: «YO SOY EL QUE SOY» (Ex.
3:14, 15). Jehová (o Yahvé, que es otra forma del mismo nombre) significa que
es el Dios que existe en sí mismo y que es inmutable.
Los griegos
usaban la palabra theos para referirse a dios o deidad (Hch.
14:11; 19:26; 28:6; 1 Cor. 8:5; Gál. 4:8). De ahí, la palabra fue tomada por
los judíos y retenida por los cristianos para denotar al Dios único y
verdadero. En la LXX (Versión Septuaginta), theos traduce, con pocas
excepciones, a las palabras hebreas Elohim y Jehová, indicando la primera su
poder y preeminencia, y la segunda su existencia inoriginada, inmutable, eterna
y autosustentante. Ahora bien, la Biblia no contiene una definición formal de
la palabra Dios; sin embargo, el ser y los atributos de Dios aparecen en cada
página. Por ende, al considerar el idioma griego, en el N.T. se afirman
muchísimos atributos divinos para el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, entre
los cuales se describen los siguientes:
Unidad
“… el Señor nuestro Dios, el Señor uno es” (Mr.
12:29).
“Porque hay un solo Dios…” (1 Tim. 2:5).
“… para que sean uno, así como nosotros somos uno”
(Jn. 17:22).
Existencia propia no originada
“… el Padre tiene vida en sí mismo” (Jn. 5:26).
Eternidad
“Porque las
cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles
desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas”
(Rom. 1:20).
“Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes
que Abraham fuese, yo soy” (Jn. 8:58).
Inmutabilidad
“Toda buena
dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces en el
cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Stg 1:17).
“Jesucristo es
el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Heb. 13:8).
Conocimiento
infinito
“A éste,
entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios
prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole” (Hch 2:23).
“…
el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos” (Hch 15:18).
“¡Oh profundidad
de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son
sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Rom. 11:33).
“… en
quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”
(Col. 2:3).
Poder infinito
“… para Dios todo es posible” (Mt. 19:26).
Poder creador
“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y
el poder; porque tú creaste todas las cosas y por tu voluntad existen y fueron
creadas” (Ap 4.11).
“… creó el cielo
y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella y el mar
y las cosas que están en él” (Ap 10.6).
Imperio y reino
“Porque de él, y por él, y para él, son todas las
cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” (Rom. 11:36).
“… solo hay un Dios, el Padre, del cual
proceden todas las cosas, y nosotros somos para él y un Señor, Jesucristo, por
medio del cual son todas las cosas y nosotros por medio de él” (1 Cor. 8:6).
“… por
el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Fil.
3:21).
Justicia
“Dios es juez justo” (Sal. 7:11).
Santidad absoluta
“Sed santos, porque yo soy santo” (1 Ped. 1:15).
“Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él” (1
Jn. 1:5).
Universalidad
“¿No se venden
dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin
vuestro Padre” (Mt. 10:29).
“Y de una sangre
ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de
la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su
habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera,
palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de
nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como
algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos”
(Hch. 17:26-28).
Amor
“Dios es amor” (1 Jn. 4:8,16).
Misericordia
“Tendré
misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me
compadezca” (Rom. 9:15,18).
Fidelidad
“Fiel es Dios” (1 Cor. 1:9; 10:13).
“El es fiel y justo” (1 Jn. 1:9).
Veracidad
“Dios… no miente” (Tito 1:2).
“Es imposible que Dios mienta” (Heb. 6:18).
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