Judit
Este
texto se escribió aproximadamente a mediados del siglo II a.C. La heroína de
esta narración es Judit, una hermosa viuda judía. Cuando Betulia su ciudad fue
sitiada, ella salió acompañada de su criada, llevando comida judía limpia y fue
hasta la carpa del general enemigo Asirio (Holofernes); él quedó prendado de la
belleza de ella y le dio un lugar en su carpa pero él había bebido hasta quedar
ebrio. Judit tomó entonces la espada de él y le cortó la cabeza; luego ella y
su criada abandonaron el campo, llevando la cabeza de él en un bolso de
provisiones; ésta fue suspendida sobre un muro y el ejército asirio fue
derrotado al ver que su líder había sido asesinado y que no tenían quién los
dirigiera.
Este
relato es ficticio porque no tiene evidencias históricas, arqueológicas o bíblicas
que lo confirmen. Además, hay algunos elementos que debemos analizar para
comprobar que no hay inspiración divina en este libro:
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En Judit 9.9, 10, 13 dice: “Mira su arrogancia, descarga tu indignación sobre
sus cabezas: concédeme, aunque no soy más que una viuda, la fuerza para cumplir
mi cometido. Por medio de mis palabras seductoras castiga al esclavo junto con
su jefe y al jefe junto con su esclavo. ¡Abate su soberbia por la mano de una
mujer!... Que mi palabra seductora se convierta en herida mortal para los que
han maquinado un plan siniestro contra tu Alianza y tu Santa Morada, la cumbre
de Sión y la Casa que es posesión de tus hijos”. En este relato, Judit pide que
Dios use sus palabras seductoras como mujer para castigar a los invasores
asirios que querían destruir a los israelitas. Este tipo de oraciones no
armonizan con la Biblia porque las mujeres piadosas que hay en las Escrituras no
necesitaron usar de seducción para buscar el favor o el respaldo de Dios; antes
bien, una mujer temerosa de Dios es ejemplo de pudor, santidad y fidelidad a
los principios espirituales. Por eso, la Biblia dice: “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a
Jehová, ésa será alabada” (Pr. 31:30). En cuanto a la mujer sensual y
seductora la Biblia dice: “Lo rindió con
la suavidad de sus muchas palabras, le obligó con la zalamería de sus labios. Al
punto se marchó tras ella, como va el buey al degolladero, y como el necio a
las prisiones para ser castigado; como el ave que se apresura a la red, y no
sabe que es contra su vida, hasta que la saeta traspasa su corazón. Ahora pues,
hijos, oídme, y estad atentos a las razones de mi boca. No se aparte tu corazón
a sus caminos; no yerres en sus veredas, porque a muchos ha hecho caer heridos,
y aun los más fuertes han sido muertos por ella. Camino al seol es su casa, que
conduce a las cámaras de la muerte” (Pr. 7:21-27). Notemos que la Biblia es
tajante y fuerte para corregir la seducción y la sensualidad. Dios es santo y
jamás tolera el pecado y la maldad de nadie; no minimicemos las leyes del Señor
ni tengamos en poco la pureza que él demanda de sus hijos porque el Señor es
celoso de buenas obras y de frutos dignos de un verdadero arrepentimiento.
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En Judit 10.1-4 dice: “Apenas terminó de invocar al Dios de Israel con todas
estas palabras, Judit se levantó del suelo, llamó a su servidora y bajó a la
casa donde pasaba los sábados y los días de fiesta. Luego se despojó del sayal
que tenía ceñido, se quitó su ropa de viuda, se lavó el cuerpo con agua, se
ungió con perfumes y peinó sus cabellos. Después se ciñó la cabeza con un
turbante y se puso la ropa de fiesta con que solía engalanarse cuando aún vivía
su marido Manasés; se calzó las sandalias, se puso collares, brazaletes,
anillos, aros y todas sus joyas: en una palabra, se embelleció hasta el
extremo, para seducir a todos los que la vieran”. Judit se preparó con ropa de
fiesta y se adornó para seducir a todos los que la vieran pero esta conducta no
corresponde a una mujer piadosa como supuestamente el relato lo afirma.
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En Judit 10.12, 13 dice: “Ellos detuvieron a Judit y la interrogaron: "¿De
dónde eres? ¿De dónde vienes y a dónde vas?". Ella respondió: Soy una
hebrea, pero huyo de mi pueblo, porque está a punto de convertirse en presa de
ustedes. Por eso vengo a presentarme ante Holofernes, el general en jefe del
ejército, para darle buenas informaciones; yo le indicaré un camino por el que
podrá pasar para apoderarse de toda la región montañosa, sin que pierda la vida
ni uno solo de sus hombres”. Judit dice que está huyendo de su pueblo y que va
a darle al general Holofernes una ruta para llegar más fácil a la ciudad de
Betulia; sin embargo, ella está mintiendo y la narración declara que Judit es
una mujer temerosa de Dios (8.8); esto es absurdo.
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En Judit 11.5 dice: “Entonces Judit le respondió: Acepta de buen grado las
palabras de tu esclava, y permítele hablar en tu presencia. Todo lo que yo te
diré esta noche es verdad”. Judit afirma que todo lo que va a decirle al
general es verdad, pero si estudiamos el contexto del libro, vemos todo lo
contrario.
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En Judit 11.12, 13 dice: “Porque como han empezado a faltarles los víveres y
escasea el agua, decidieron echar mano a sus ganados y sustentarse con todo lo
que Dios en sus leyes les ha prohibido comer. Incluso, están resueltos a
consumir las primicias del trigo y los diezmos del vino y del aceite, que ya
han sido consagrados y reservados para los sacerdotes que ejercen sus funciones
delante de nuestro Dios en Jerusalén: esas cosas que a ninguno del pueblo le es
lícito ni siquiera tocar con sus manos”. Judit afirma que los judíos habían
decidido comer alimentos inmundos debido a la hambruna que estaban padeciendo
por el sitio de los asirios y que están resueltos a consumir las primicias del
trigo y los diezmos del vino y del aceite; esto también es mentira porque ella
misma había afirmado que el pueblo reconocía a Dios y esperaba su salvación (8.17-20).
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En Judit 11.16 dice: “Por eso, yo, tu servidora, al enterarme de todo esto,
escapé de su lado. Y Dios me ha enviado para realizar contigo tales hazañas,
que llenarán de asombro en toda la tierra a aquellos que las escuchen”. Judit
sigue mintiendo al decir que ella escapó al enterarse de todo esto. Además,
está metiendo a Dios en el asunto, lo cual es infame si se trata supuestamente
de una persona que teme a Dios.
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En Judit 11.23 dice: “Tu aspecto es tan encantador como son hábiles tus
palabras: si obras como lo acabas de decir, tu Dios será mi Dios, y tú
habitarás en el palacio del rey Nabucodonosor y serás famosa en toda la tierra”.
Holofernes elogia a Judit y dice: “si obras como lo acabas de decir, tu Dios
será mi Dios”. Esto es una vergüenza porque ella está mintiendo de una forma
continua y está comprometiendo la honra del nombre de Dios y dejando en duda el
buen testimonio de la Ley de Dios.
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En Judit 12.16 dice: “Judit entró y se reclinó; el corazón de Holofernes quedó
cautivado por ella, su espíritu se turbó y ardía en deseos de poseerla, porque
desde la primera vez que la vio, buscaba la oportunidad de seducirla”. La
seducción y las mentiras de Judit fueron un estímulo para que Holofernes
deseara poseerla como mujer. Esta situación es opuesta al carácter de las
mujeres piadosas de la Biblia.
Esta
historia puede ser comparada con la narración canónica de Jael que mató al
general cananita Sísara (Jue. 4:17-22)
y obviamente, fue inventada a partir del relato bíblico, pero Jael es
completamente diferente a Judit, porque ella no mostró una conducta seductora y
engañosa como la de Judit.
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