En 1 Jn. 5:15
dice: “Y si sabemos que él nos oye en
cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos
hecho”.
La palabra “sabemos” es un verbo en el tiempo
presente que significa principalmente ver o percibir; de ahí que saber es tener
conocimiento de algo, sea absoluto en el caso divino, o por observación, en el
caso del conocimiento humano.
La palabra “tenemos” en griego es echo, que
significa entre otras cosas, tener, agarrar o poseer. Entonces, otra forma de
entender el texto de 1 Jn. 5:15 sería: “Y
si tenemos pleno conocimiento que él nos responde en cualquiera cosa que
pidamos, sabemos que poseemos las peticiones que le hayamos hecho”.
Así pues, al
estudiar estos versos, vemos que la voluntad de Dios es responder a todas
nuestras oraciones, siempre y cuando oremos conforme a su palabra. Obviamente,
su respuesta siempre estará en el plano de su soberana voluntad, la cual es
perfecta e infinitamente sabia.
- La oración
debe hacerse no solo con el espíritu (con profundidad, con el corazón, con
pasión) sino también con el entendimiento (1 Cor. 14:15); en otras palabras, no
solo debemos tener una actitud piadosa ferviente y apasionada… también debemos
estar claros en el conocimiento bíblico acerca de la oración (estudiando más y
más al respecto en las Escrituras), en la forma como venimos ante Dios, en la
actitud del corazón, en las palabras que usamos para orar, etc.
- La oración
debe ser específica en lo que pedimos (Mt. 7:7-11). En este pasaje, Cristo
habla de pedir cosas específicas: pan y pescado. Además, habla de pedir el
Espíritu Santo.
Muchas veces los
creyentes no sabemos realmente lo que queremos y por este motivo, podemos
perder la oportunidad de ver una respuesta clara de Dios con respecto a un
asunto específico. En ocasiones, vagamos en medio de la oración, expresando
palabras repetidas que ya tenemos programadas o hacemos las mismas peticiones
sin un sentimiento y un entendimiento profundo. Sin embargo, Dios nos invita a
que definamos qué es lo que realmente queremos (lo que nos apasiona, lo que
necesitamos, lo que hemos anhelado desde hace mucho tiempo pero que lo hemos
dejado en el olvido) y que busquemos su dirección para pedir conforme a su
palabra y a su voluntad.
Por otra parte,
si nos ponemos de acuerdo varios creyentes y oramos con un propósito definido,
Cristo promete la respuesta del Padre (Mt. 18:19).
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