Visitas por países (actualizando)

Flag Counter

Bienvenida

Agradecemos su visita

Este blog ha sido creado para brindar un espacio donde queremos compartir el mensaje de la Palabra de Dios mediante diversas herramientas: texto, audio, video, entre otras.

La Iglesia Cristiana Sión tiene como misión el predicar el evangelio a toda criatura y en todas las naciones. Además, la tarea es hacer discípulos auténticos que sigan a Cristo y reflejen su carácter.

Le invitamos a participar con sus comentarios y opiniones

Mayor informes:

Barrio Robledo Parque - Medellín, Colombia

Alejandro Ocampo -2646825 - 3122958775

Barrio El Playón - Medellín, Colombia

Juan Carlos Sánchez -4619040 - 3136619531

miércoles, 3 de junio de 2015

Santidad interna y externa Parte XIII


La mala costumbre de la vanidad
Volviendo al tema de la santidad externa y al valor de una conducta decente y digna del evangelio, es triste ver cómo la gente se ha estado acostumbrando a vivir bajo una máscara de vanidad y con un traje de mentira porque su apariencia no es natural sino artificial; no quieren quitarse la máscara ni el traje de mentira porque tienen miedo a la realidad de su rostro y a la realidad de la figura de su cuerpo. Les espanta el ser rechazados por lo que realmente son pero viven “felices” (engañados) cuando los demás les elogian por todo lo que utilizan para verse y sentirse mejor (aunque en el fondo hay un vacío que solo Dios puede llenar).

Al pensar en las palabras máscara y mentira, entonces tendríamos que ser honestos para hablar de la farsa de la industria de la vanidad, la cual es la única que realmente se beneficia con miles de millones de dólares cada año que salen de los bolsillos de los que hacen parte de este sistema. En esencia, usar una máscara — y enmascararse como algo que no somos — es una conducta que está al servicio de nuestra vanidad y de la belleza idealizada de la sociedad que está lejos de Dios; por ende, este comportamiento no glorifica a Dios ni es de buen testimonio para nosotros como cristianos que profesamos la Palabra de Dios como nuestro manual de vida.

Nunca olvidemos el consejo de Dios: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Cor. 6:19, 20).

Este principio es tan claro cuando el corazón se ha desprendido de todo para agradar al dueño de nuestra vida... pensemos solamente: ¿cómo glorifica a Dios nuestra vanidad? ¿es el nombre de Cristo honrado cuando vivimos de apariencias y no de forma auténtica? ¿reflejamos las virtudes de Cristo a quienes nos observan si seguimos el sistema artificial de la belleza ideal que el mundo sin Dios inventó?

Miremos algo más: el término “cosméticos” tiene un origen revelador porque viene de la palabra griega kosmos, la cual significa “mundo”. Así pues, para que las mujeres supuestamente sean aceptadas por el mundo, ellas deben ajustarse al sistema de belleza ideal que incluye maquillaje y toda clase de accesorios relacionados con la vanidad. No obstante, la Biblia dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Jn. 2:15-17). Usted decide a quién quiere complacer: al mundo que pasa con sus deseos o a Dios que permanece para siempre.

Hay quienes dicen: “lo más importante es el amor; las apariencias no importan”; sin embargo, quien vive según el mundo, amando los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no tiene el amor del Padre en su vida. Este principio es bíblico. El verdadero amor de Dios nos enseña a aborrecer el mal y a obedecer su Palabra por encima de todo. No nos dejemos engañar por palabras y sentimientos.

Historia antigua
Otras preguntas importantes que podemos hacernos son: ¿cuál es la historia más antigua del maquillaje? ¿dónde y cuándo se originó? ¿qué propósito tenía en los tiempos antiguos? Las respuestas a estas preguntas le ayudarán a comprender mejor sobre el tema.

Al considerar el origen del maquillaje, debemos preguntarnos ¿dónde fue usado por primera vez? Las antiguas raíces del maquillaje ofrecen el primer gran vistazo de por qué es usado hoy. Las siguientes citas demuestran su uso temprano.

Si usted es de los que piensa que la historia no tiene importancia, entonces tome nota de las sabias palabras de la Biblia: “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido” (Ecl. 1:2-10).

El uso de cosméticos es muy antiguo. Se ha encontrado evidencia del uso de maquillaje para los ojos y ungüentos aromáticos en tumbas egipcias que datan del año 3500 A.C.

“Para el siglo I d.C., los egipcios, los romanos, los griegos y las culturas del Medio Oriente habían desarrollado cosméticos tales como polvos para emblanquecer la piel, antimonio para oscurecer los párpados, cejas y pestañas, y rubor para las mejillas…” (Enciclopedia Británica, Vol. 5, p. 196).

Las tumbas egipcias representan las más antiguas referencias que se registran del uso del maquillaje, pero los egipcios no fueron, de ninguna manera, la única cultura que lo usó. Muchos otros siguieron esta costumbre.

Durante el período Predinástico [finalizando en 3200 a.C.], tanto hombres como mujeres se aplicaban una línea de pintura verde alrededor de los ojos. En tiempos dinásticos el color de la pintura usada era gris oscuro, mientras que el rojo ocre parece haber sido usado para colorear las mejillas y el alheña para teñir las palmas, uñas, y al menos, a finales del período, el cabello.

“Los asirios recurrían al tinte negro para las cejas, cabello y barba, mientras que los persas usaban alheña, la cual produce un color anaranjado rojizo, un estilo que existió desde 1900 a.C. El polvo dorado, el hilo dorado y el almidón amarillo perfumado eran usados algunas veces en el cabello y la barba para ocasiones festivas…” (Enciclopedia Británica, Vol. 5, Ed. 1979, pp. 1017-1018).

Claramente, el uso del maquillaje tuvo gran fuerza en Egipto y fue una de las civilizaciones que más lo promovió. En este sentido, tengamos presente que la Biblia usa a Egipto como una ilustración de los pecados de este mundo, de los cuales a los cristianos se les ordena salir.

Aún antes de su uso en Egipto, hay una imagen de Semiramis, la esposa-madre de Nimrod y fundadora de la que podría ser considerada la primera religión apóstata y contraria al Dios del cielo, la religión de los misterios babilónicos; esta mujer es reconocida en la historia como una ramera y obviamente, ella aparece usando maquillaje.

Nimrod (que significa rebeldía), era hijo de Cush, nieto de Cam, hijo de Noé (Gn. 10:8, 9; 1 Crón. 1:10); según la historia universal, Nimrod fue el fundador del sistema babilónico y según la historia bíblica, Nimrod tuvo mucha influencia en la construcción de la torre de Babel, Nínive y otras ciudades (Gn. 10:10-12). Así pues, él fue quien comenzó la gran apostasía mundial organizada que ha dominado al mundo hasta ahora porque este sistema religioso de idolatría siempre se ha perpetuado en cientos de religiones que deshonran al Dios único y verdadero, Creador del cielo y de la tierra.

Según la historia universal, él murió prematuramente y Semiramis su esposa, propagó la historia de la supervivencia de Nimrod como ser espiritual en su hijo Tammuz. Semiramis se convirtió entonces en la “reina del cielo, la madre del niño-dios” babilónica y Tammuz (que era supuestamente Nimrod renacido) ha tomado diversos nombres en otras culturas y civilizaciones antiguas, y se convirtió en el divino “hijo del dios-sol”. En este sistema babilónico, “la madre y el hijo” se convirtieron en los principales objetos de adoración. Esta figura era ampliamente conocida en la antigua Babilonia y se desarrolló en un culto bien establecido, el culto de la madre y el hijo. Numerosos monumentos de Babilonia muestran la diosa madre Semiramis con su hijo Tammuz en sus brazos.

Posteriormente, cuando el pueblo de Babilonia fue disperso en muchas áreas de la tierra, llevaron consigo el culto a la divina madre y al dios–hijo. En los diversos países donde se extendió este culto, la madre y el hijo eran llamados de diferentes nombres debido a la división de los lenguajes en Babel, pero la idolatría básica seguía siendo la misma. Veamos algunos ejemplos:

- Entre los chinos, se llamaba a la diosa madre Shingmoo o Santa madre, y se representa a un niño en los brazos de la madre y rayos de gloria alrededor de su cabeza.
- Los germanos veneraban a la virgen Herthar con un niño en los brazos.
- Los escandinavos le llamaban Disa y también la representaban con un niño en los brazos.
- Los etruscos la llamaban Nutria.
- En la India, la llamaban la Idranina y tenía un niño en los brazos.
- Entre los druidas, adoraban a la Virgo Parituda como la madre de Dios.
- La madre Babilónica era conocida como Afrodita o Ceres por los griegos; Nana, por los sumerios, y como Venus o Fortuna, por sus devotos de los viejos días de Roma; su hijo era conocido como Júpiter.
- Por algunos tiempos Isi, la gran diosa y su hijo Iswara, han sido venerados en la India, donde se han elegido grandes templos para su culto.
- En Asia, era conocida como Cibeles y su hijo como Deoius.
- En las religiones cananeas, era la esposa de Baal y la reina virgen del cielo, quien dio fruto sin haber concebido.
- Cuando los hijos de Israel cayeron en apostasía, ellos también se descarriaron con este culto de la diosa  madre. Como podemos leer en el libro de Jue. 2:13, dejaron al Señor y adoraron a Baal y a Astaroth. Astaroth era el nombre bajo el cual la diosa era conocida por los hijos de Israel. Da vergüenza el pensar que aún aquellos que conocían al Dios verdadero, se alejaban de él y adoraban a la madre pagana.
- Otro de los títulos que tenía la diosa venerada por los israelitas era “reina del cielo” (Jer. 44:17, 19).
- En Éfeso, la gran madre era conocida como Diana y el templo dedicado a ella en esa ciudad era una de las siete maravillas del viejo mundo. Y no solamente en Éfeso, sino también a través de Asia y el mundo entero era venerada la divina madre (Hch. 19:27).
- En Egipto, la madre babilónica era conocida como Isis, y su hijo como Horus. Estas figuras se pueden evidenciar en los monumentos religiosos de Egipto, donde el infante Horus está sentado en el regazo de su madre.
- El culto a la madre y al hijo era conocido también en Inglaterra en tiempos pasados, pues en 1747 se encontró un monumento religioso en Oxford, de origen pagano, del cual exhibe a una mujer alimentando a un infante. Así vemos que la virgen y el hijo eran venerados en tiempos anteriores, desde China hasta Gran Bretaña.
- Aún en México, la madre y el hijo eran venerados.
- Este culto falso se esparció desde Babilonia a muchas naciones, con diferentes nombres y formas; finalmente, se estableció en Roma y a través del imperio romano. Y como dice un notable escritor de esa época: “el culto a la gran diosa madre... era muy popular en el imperio romano”.
- Existen muchísimas evidencias que prueban que los dos (madre e hijo) recibían honores divinos, no solamente en Europa sino en muchos puntos del planeta. Fue durante este periodo de culto prominente a la madre divina, que el Salvador, nuestro Señor Jesucristo, se hizo hombre y dio testimonio del evangelio para libertar a los hombres de todo pecado (incluyendo a la idolatría). Lamentablemente, con el pasar de los años, los seguidores de la fe cristiana se contaminaron con el paganismo y en el tercer y cuarto siglo d.C., hubo una decadencia terrible que ya la Biblia había anunciado como los tiempos peligrosos que vendrían (2 Tim. 3). De ahí comenzó el culto antibíblico a María y al niño Jesús en sus brazos.

De la imagen de Semiramis se ha reproducido el mismo sistema religioso que adora a una diosa madre y a su hijo en brazos, el cual aparece en numerosas culturas de todos los tiempos, pero la Biblia nos manda a adorar solamente a Dios.

Semiramis es conocida como la madre de todas las rameras y el significado de su nombre es “la que es amorosa como las palomas”. El contraste de su nombre y de su conducta nos muestra mucho de su carácter porque aparenta devoción espiritual pero sus actos reflejan todo lo contrario: falsedad, engaño, sensualidad, vanidad, inmoralidad, prostitución, apostasía, idolatría, etc.

Ella usó maquillaje, así como vestidos sugestivos y sensuales (propios de una ramera), para varios rituales sexuales y religiosos. La siguiente cita describe el tipo de vestimenta seductora que ella (y posteriormente los egipcios) usaron: “El conocimiento moderno que se tiene de la vestimenta del antiguo Egipto deriva en su mayor parte de antiguas pinturas y esculturas, debido a que muy pocas vestiduras han sido preservadas… Las representaciones más antiguas de mujeres las muestran, ya sea desnudas o ataviadas en faldas ajustadas de lino blanco a los tobillos” (Enciclopedia Británica, Vol. 5, Ed. 1979, pp. 1016-1017).

Junto con varias estatuas, pinturas y bustos que aún existen de los tiempos antiguos, las descripciones muestran cómo los egipcios usaban cosméticos y vestimenta específica para realzar su sensualidad. Ellos adoptaron esta vestimenta en su cultura a partir de Semiramis, en un intento por parecerse más a los muchos dioses y diosas que ellos adoraban.

Históricamente, el maquillaje siempre ha estado y sigue estando ligado a la sensualidad, lo cual refleja el distanciamiento de esta práctica con respecto a la autenticidad, la modestia y la virtud que un creyente cristiano (hombre o mujer) debe profesar en su conducta según la Biblia.

El uso de cosméticos se propagó de cultura a cultura y la Enciclopedia Columbia añade más acerca de cómo cada civilización adoptó sus propios métodos de aplicación y producción de cosméticos. Lo siguiente muestra cómo las culturas asiria, babilonia, persa y griega, todas tomaron su guía de Egipto: “las preparaciones [eran] aplicadas externamente para cambiar o mejorar la belleza de la piel, el cabello, las uñas, los labios y los ojos. El uso de pintura corporal para propósitos ornamentales y religiosos ha sido común… Los egipcios usaban kohol para oscurecer sus ojos; una pintura cruda era usada sobre la cara, y los dedos eran teñidos frecuentemente con alheña… Los auxiliares para la belleza alcanzaron un auge en la Roma imperial — especialmente tiza para la cara y rubor…” (Sexta Edición, 2001). El énfasis del maquillaje siempre ha sido sobre la belleza artificial y obviamente siempre ha estado relacionado con el orgullo y la vanidad, y nunca ha glorificado ni glorificará a Cristo porque contradice los valores más elevados del Cristianismo bíblico (que se han expuesto en toda esta serie de estudios).

Nota: Si no ha leído todas las enseñanzas anteriores, le animo que tome el tiempo necesario para leer con calma y con la Biblia en la mano, a fin de corroborar si la posición planteada está fundamentada en las Escrituras o son conceptos meramente humanos.

Volviendo a la historia, muchas mujeres que usaron cosméticos en estas culturas también tomaron la guía de Semiramis y adoptaron el uso de los cosméticos para ejercer la prostitución. La historia muestra cómo las mujeres se aplicaban maquillaje para cambiar su apariencia y seducir a los hombres. Las prostitutas y “matronas” (las lideresas de los círculos de prostitución) eran reconocidas específicamente por las sedas, las joyas y los cosméticos.

He aquí un ejemplo de cómo las mujeres que usaban cosméticos en la antigua Esparta eran conocidas específicamente por ser prostitutas: “Las mujeres usaban vestidos brillantes de colores… Ellas usaban muchos cosméticos… los cuales… una mujer solo usaría si se ganase la vida a través de la prostitución” (Magna Grecia, una visión general, Profesor Gino Gullace - 1988).

Según la historia universal, la mayoría de las mujeres en la antigüedad que usaron maquillaje fueron las prostitutas. El cambiar la apariencia personal a través de pintura facial es una costumbre que las antiguas prostitutas le han transmitido a las generaciones posteriores y que llegó a nuestra época como una práctica socialmente aceptada. Los cosméticos no eran más que un dispositivo usado por las rameras para enseñarles a los hombres a quebrantar el séptimo mandamiento: “no cometerás adulterio” (Éx. 20:14); además, este mandamiento fue ampliado por Cristo cuando dijo: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno” (Mt. 5:27-30).

En este sentido, la mujer tiene una gran responsabilidad en la práctica del adulterio mental que Cristo menciona porque si ella se viste y se arregla de forma seductora, provocativa y llamativa, obviamente el varón será estimulado a mirar y codiciar más. No nos engañemos, si una mujer es piadosa y su apariencia externa no es provocativa ni sensual, no será objeto de tanta codicia como una mujer que su apariencia externa es intencionalmente seductora. No obstante, el adulterio comienza en el corazón del que mira, pero precisamente la Biblia nos enseña cómo debemos santificar el cuerpo, para no ser tropiezo a otros ni participar del pecado de otros.

Valga aclarar que un hombre que tiene temor de Dios y principios bíblicos, guardará su mirada y su vida del adulterio mental y será fiel a Dios y a su esposa (si es casado), pero si un hombre vive apartado de Dios o tiene una vida espiritual mediocre (así sea supuestamente cristiano), cederá fácilmente ante las apariencias sensuales de mujeres que no profesan piedad en su cuerpo.

Lo mismo aplica para la mujer; si ella tiene temor de Dios y principios bíblicos, guardará su corazón y su cuerpo de toda especie de mal y será fiel a Dios y a su esposo (si es casada).

Este es el trasfondo de la historia del maquillaje pero la mayoría de personas (incluyendo a muchos cristianos y cristianas) vive en la ignorancia de estos hechos, pero la ignorancia no es excusa ni justificación; ahora usted está más consciente; usted decide qué hacer y mi oración es que Dios ilumine su corazón para honrar la Palabra de Dios por encima de sus conceptos y gustos personales, y los patrones corruptos de esta sociedad sin Cristo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario