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viernes, 12 de junio de 2015

Santidad interna y externa Parte XVII


j. Uso de joyas y accesorios para el cuerpo

Existen diversos implementos que la gente utiliza para adornar el cuerpo; por ejemplo, anillos, accesorios para la cabeza y el cabello, collares, pulseras, brazaletes, aretes y piercings. En este estudio se busca conocer y comprender su origen, su historia, las referencias relacionadas en la Biblia y la conveniencia del uso de estos accesorios para hombres y mujeres que profesan piedad y santidad con base en los principios de la Palabra de Dios.

ANILLOS

Recuento histórico
El anillo viene utilizándose como adorno de la mano en toda clase de personas ya desde el antiguo imperio egipcio, según lo han revelado los hallazgos realizados en sus tumbas. No parece que fuera conocido por los caldeos y asirios pero sí por los persas, fenicios, griegos, etruscos, romanos y demás pueblos occidentales, y hasta se ha encontrado (aunque en forma muy sencilla) en sepulturas prehistóricas de la primera edad de los metales. El material empleado en los anillos ha sido por lo común el oro, la plata, el bronce y el hierro, sin que hayan faltado anillos de marfil, de ámbar y vidrio. En ocasiones, los fabricados con materiales menos nobles se hallan recubiertos por una lámina de oro.

Un anillo puede ser liso, curvado o de otra forma, según el diseñador; los más solicitados se hacen en oro o plata y algunos tienen gemas.

En la Edad Media fue muy común decorar anillos y otros objetos de orfebrería con gemas que pertenecieron a la civilización griega o romana, de lo cual se ha dicho que se empleaba para ocultar la parte corrugada de los dedos (es bien conocido que se buscaba la perfección en estas culturas). En los anillos que se hicieron por los cristianos de los primeros siglos y de los que se han hallado numerosos ejemplares en las catacumbas, se conoce su origen por los símbolos cristianos y las inscripciones que tienen. Posteriormente, la iglesia católica los adoptó para uso de los prelados (obispos o sacerdotes de alto nivel).

No siempre se destinaron los anillos a ser ornamento de la mano, sino que, a menudo sirvieron exclusivamente para sellar y otras veces se aprovecharon para suspenderlos en los collares o para moneda o bien como objeto simbólico, de distinción y como superstición.

Mientras que en las tribus indígenas los han llevado hasta en los dedos de los pies, otros pueblos se los ponían únicamente en la mano derecha o en ambas manos, ya en todos los dedos, ya en el dedo medio o tan solo en el anular.

Entre los romanos fue privativo de las clases nobles o distinguidas el uso de anillos de oro, hasta que Septimio Severo, a finales del siglo II d.C. lo concedió al ejército y posteriormente, Alejandro Severo lo extendió a todo ciudadano romano.

En los primeros tiempos de la república, los senadores llevaban un anillo de hierro y los embajadores otro de oro. En Venecia, creyéndose los dux ser dueños y esposos del mar, renovaban todos los años sus esponsales arrojando al Adriático un anillo de oro en el día de la Ascensión en el mes de mayo.

Los romanos llevaban el anillo en la mano izquierda, los hebreos en la derecha, los griegos en la izquierda (precisamente en el dedo que hoy llamamos anular) y los galos y bretones, en el dedo medio. Por otro lado, los soldados cartagineses llevaban un anillo por cada campaña.

La utilización del anillo a nivel personal está presente desde los tiempos de los Egipcios, de los Incas o de los Romanos. Los anillos de estos pueblos acostumbraban a ponerles grabados de dioses o emperadores, que servían para demostrar el poder de quien los llevaba, y solo sacerdotes, emperadores o cónsules eran dignos de tal privilegio. El anillo con una incisión divina o imperial justificaba los actos cumplidos, los honores y los lujos, otorgando respeto y sentido de optimismo a quien lo llevaba.

Anillos de diversas dimensiones y con diferentes incisiones demostraban el grado de los políticos romanos, mientras anillos figurando la divinidad, eran llevados por los faraones o sacerdotes como protección, pero también como símbolo dado directamente de la fuerza divina, de su capacidad de proteger su pueblo y saberlo guiar. Fue en esta época que también creció la creencia según la cual el anillo protegía el dedo y las manos, considerados los puntos más sensibles y vulnerables porque son los primeros instrumentos de cambio y de contacto con las otras personas o cosas.

La simbología de los anillos con grabación viene referida en toda la cultura oriental. Llevado solo por los hombres, los anillos chinos, mongoles y afganos, llevaban también grabaciones en la piedra. El significado era distinto: se trata de hecho de anillos sello, sobre los cuales se grababa la simbología o el nombre de la familia a la que se pertenecía; o bien se grababa sobre la base en cornalina (indicando fuerte protección). Esta fórmula era utilizada para tener lejos de la propia persona o familia a los espíritus malignos.

La utilización del anillo como protección contra los espíritus malignos está vigente en las tribus bereberes y tuareg, en las cuales un anillo tiene también el sentido de simbolizar el paso de un chico a la edad adulta o de proteger a las mujeres en el matrimonio y durante el embarazo.

En las tribus de los nativos americanos, los anillos eran llevados solo por los jefes de la tribu y por los chamanes como demostración de su superioridad, sabiduría o fuerza sobre los otros miembros. También los anillos de este pueblo son acompañados de inscripciones o grabaciones de pluma de águila, o de verdaderas uñas de lobo, de oso o de otros animales que representaban fuerza, sabiduría, y capacidad de sobrevivencia.

En la cultura occidental el anillo simboliza todavía promesa de amor eterno y fidelidad. Es tradición que el hombre se lo entregue a la mujer al momento de pedirle casamiento (o en la ceremonia de bodas) y se usa en el dedo anular de la mano derecha.

De igual forma, la entrega de un anillo entre los árabes equivale a una promesa de matrimonio.

Si bien se puede pensar que los anillos de compromiso son un fenómeno relativamente moderno, en realidad provienen de una tradición muy antigua. Denominado anulus pronubus, empezó a utilizarse en la antigua Roma. Consistía en una simple banda de hierro que era entregada por el novio a la novia para sellar la intención del compromiso.

Posteriormente, durante el siglo IX, el Papa Nicolás I estableció que los hombres debían demostrar su riqueza y capacidad para cuidar de una mujer, entregando un anillo de oro antes de la boda.

Durante siglos, solo las mujeres recibían anillos de compromisos o de boda, pero hoy en día la gran mayoría de los hombres también los usan. Se cree que esto comenzó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando muchos hombres tuvieron que estar separados de sus parejas y el anillo era una forma de tenerlas presentes.

El anillo de bodas, llamado también alianza de matrimonio, es un aro normalmente liso en el cual se graban los nombres de quienes contraen matrimonio (la inscripción se hace en la parte interior del anillo).

Otro tipo de anillo que se usa es el de graduación y representa el fin de una etapa. El paso de los alumnos por la universidad demanda mucha dedicación y es por ello que se entrega un anillo de graduación al finalizar el ciclo. No importa de qué material estén hechos, los anillos de graduación siempre conservan el mismo significado: lealtad a los valores de la institución y el compromiso, el esfuerzo y la dedicación hacia la profesión.

Referencias bíblicas
La Biblia también menciona el uso del anillo en múltiples pasajes; especialmente, en el A.T.

- “Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello” (Gn. 41:42). Muchos reyes tenían la costumbre de usar anillos como señal de autoridad o para sellar documentos reales. En Egipto, el anillo del rey en la mano de alguien y un collar de oro en su cuello eran un símbolo de la autoridad real que le daba pleno poder para ejercer dicha autoridad.

El Faraón le entrega a José las insignias del mando: el anillo con el sello que autenticaba oficialmente los documentos públicos, el vestido de lino (distintivo de la aristocracia del país), y un collar de oro. Todo esto está en armonía con las costumbres egipcias. En los sepulcros de Tell Amarna, Amenofis IV aparece echando desde una ventana joyas y anillos de oro al pueblo. En los tesoros sepulcrales abundan los collares de oro y los anillos. Al príncipe Horeheb se le impone solemnemente el collar de oro, y en una estela de Setis I aparece el rey, imponiendo el collar de oro a un cortesano llamado Horkhem.

- “Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, y las selló con su anillo, y las envió a los ancianos y a los principales que moraban en la ciudad con Nabot” (1 Rey. 21:8). El anillo con sello contenía el nombre del rey, y daba validez a los documentos a los cuales se fijaba. Al permitirle a Jezabel el uso de su anillo, el rey Acab pasivamente consintió con el proceder malvado de Jezabel. Como fue escrito en nombre del rey, tenía el carácter de un mandato real.

- “Entonces el rey quitó el anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los judíos” (Est. 3:10). El anillo se utilizaba a manera de sello para los documentos oficiales del rey Asuero; el sello era necesario para validar cualquier decreto. Por consiguiente, cuando el rey le dio su anillo a Amán estaba entregándole un símbolo de autoridad real (Est. 3:12). Sin embargo, aunque luego no podía revocarse el decreto de Amán, el rey autorizó a Ester y a Mardoqueo que prepararan otro edicto para que ayudaran a los judíos a escapar de las consecuencias del primer decreto (Est. 8:8, 10). 

- “Y se quitó el rey el anillo que recogió de Amán, y lo dio a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo sobre la casa de Amán” (Est. 8:2). Por aquel acto, el rey Asuero transfirió a Mardoqueo todo el poder y la autoridad que el anillo simbolizaba, y lo promovió a la alta dignidad que antes había ocupado Amán. Así pues, algunos funcionarios del reino también usaban anillos que representaban autoridad.

- “Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase” (Dn. 6:17). El propósito de sellar la puerta con los anillos del rey y de sus príncipes es que nadie altere el acto de ejecución contra Daniel.

El anillo fue usado de forma común en diversos contextos:

- “Y vinieron a él todos sus hermanos y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él; y cada uno de ellos le dio una pieza de dinero y un anillo de oro” (Job 42:11).  

En el contexto vemos que este anillo significaba otorgar dignidad y aceptación a la persona. Lo mismo ocurrió en la parábola del hijo pródigo: “Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies” (Lc. 15:22).

- “Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso” (Stg. 2:2). 

Santiago temía que las preferencias y los prejuicios sociales y económicos pudieran afectar la iglesia. En este sentido, expone un posible caso de dos hombres que entran en una reunión: uno vestido lujosamente y con un anillo de oro, y el otro, con ropa desgastada. Según el contexto cultural e histórico, los más ostentosos llevaban anillos en todos los dedos (menos en el corazón), y hasta más de uno en cada dedo. A veces, hasta alquilaban anillos para lucirlos cuando querían dar la impresión de que eran muy ricos.

«Adornamos nuestros dedos con anillos y nos colocamos joyas hasta en los nudillos». Esta expresión se le atribuye a Séneca, filósofo griego del primer siglo.

Clemente de Alejandría (150-216 d.C.) recomendaba que los cristianos no llevaran más que un anillo, y en el dedo meñique. Además, se dice que él aconsejaba que el anillo debería llevar algún emblema cristiano, como una paloma, un pez o un ancla, y que se podría justificar su uso si servía de sello.

Por otro lado, en la Biblia también Dios usa el simbolismo de la autoridad del anillo y del uso para sellar a fin de ilustrar mensajes:
- “Vivo yo, dice Jehová, que si Conías hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha, aun de allí te arrancaría” (Jer. 22:24).  

El anillo en la mano derecha era un símbolo de autoridad y Dios usa esta figura para dar una palabra de juicio contra Conías o Jeconías, hijo de Joacím rey de Judá. La decisión de castigar al joven soberano es tan firme, que, aunque éste fuera la cosa más querida (“anillo en mi mano derecha”), se desprenderá de él. Como hemos visto, en la antigüedad, el anillo era el instrumento de autenticar los documentos, como hoy los autógrafos o firmas personales. De ahí que se le guardase con el máximo cuidado, como algo inherente a la persona que lo poseía; por eso era intransferible; por ende, se aplicaba sobre la arcilla de las tabletas cuneiformes en los contratos como signo de autenticidad. Así pues, Dios está tan decidido a desechar de Jeconías, que, aunque fuese su anillo personal, lo haría. En efecto, lo entregó en manos de Nabucodonosor y sus ejércitos, para ser llevado al destierro, sin esperanza de retorno y murió en tierra extranjera (Jer. 22:25-27).   

- “En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos” (Hag. 2:23). 

Como gobernador descendiente de David, Zorobabel es escogido como anillo de sello en la mano de Dios. Este anillo era un símbolo de autoridad y poder en la mano de un rey, lo que indicaba que Zorobabel podría actuar ahora con la autoridad de Dios y su nombre quedaría grabado como una señal para que todos vean el tratamiento especial de Dios a favor de él.

El sello de un monarca oriental era el signo de su autoridad delegada y el anillo es el símbolo legal del dueño. Consideremos la bendición que Dios le dio, pues ser considerado como anillo de sello, equivale a ser lo más preciado, el objeto del que jamás se separa por ser el testimonio de la identificación personal. Así pues, llevado en el dedo, el anillo era objeto de constante estimación.

Aplicaciones en el contexto del Cristianismo
- Nuestro cuerpo es una obra maravillosa de Dios y él dice en su palabra que lo que él ha hecho es bueno en gran manera. Por tanto, la belleza natural será siempre lo más importante, mientras que la vanidad y la búsqueda de aprobación nos llevan a vivir solo de apariencias y esta conducta es regida por estas motivaciones contrarias al Cristianismo bíblico.
- El cristiano es llamado a la modestia y por tanto, debe abstenerse de todo exceso; por eso, cada persona debe ser consciente de sus motivaciones y su prioridad debe ser el agradar al Señor, viviendo de acuerdo a las Escrituras. Así pues, todo lo que hagamos debe reflejar siempre el carácter de Cristo: pureza, buen testimonio, limpia conciencia, sencillez y autenticidad.
- Como recomendación sería saludable que un creyente se abstenga del uso de muchos anillos y sobre todo, no se deben usar anillos que tengan símbolos relacionados con el mal; sin embargo, hay anillos que tienen un uso aceptable: el anillo de matrimonio, el anillo de graduación o en otros casos que se pueden manejar con moderación.

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