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viernes, 29 de mayo de 2015

Santidad interna y externa Parte XI



¿Se debe teñir el cabello?
Si hacemos una revisión de la historia, el deseo de cambiar el aspecto del cabello se ha manifestado en diferentes lugares y culturas. Por ejemplo, los babilonios salpicaban su pelo de polvos de oro; y entre los egipcios, griegos o romanos, la henna (un colorante vegetal) fue el ingrediente principal en los preparados para colorear. Por otro lado, los asirios podían aclarar o enrojecer sus mechones de cabello con una variedad de jabones y lejías alcalinas procedentes de Fenicia, que entonces era el centro jabonero del Mediterráneo. Muchos siglos después, en el siglo XIX, los químicos descubrieron la Parafenilendiamina (PPD) y su uso en la creación de tintes sintéticos. Al mismo tiempo, se supo que el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) era un químico más suave y seguro para decolorar el pelo. Estos dos descubrimientos prepararon el terreno para Eugene Schueller (1909) quien creó el primer tinte químico comercial para el cabello, al cual nombró Aureola. Luego, ese producto se conocería como L´Oreal. Así pues, un año más tarde Schueller cambió el nombre de su empresa a L'Oréal.

Ahora bien, hay muchas razones por las cuales la gente se tintura el cabello; unos lo hacen por buscar una apariencia diferente con la que se sientan mejor, otros lo hacen para buscar aprobación de los demás, otros para llamar la atención y otros para cubrirse las canas, pero en todos los casos se busca un cambio de color. A continuación, consideremos algunos principios bíblicos al respecto:

- La Biblia dice: “Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia” (Pr. 16:31). “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová” (Lv. 19:32). “Ahora, pues, he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Yo soy ya viejo y lleno de canas; pero mis hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi juventud hasta este día” (1 Sam. 12:2). En estos pasajes vemos que es una honra delante de Dios y delante de los hombres el hecho de que nuestro cabello tenga canas porque se refleja la experiencia de la vida y es una corona de gloria cuando se vive en el camino de la justicia. Es más, se pide a los más jóvenes que tengan respeto hacia aquellos que poseen canas debido a su trayecto de vida. Obviamente, no todas las personas tienen las mismas canas; a unos les salen más rápido, a otros les salen después y a cada uno le sale cierta cantidad o le cubre todo el cabello. En este orden de ideas, los personajes bíblicos no tenían problemas con las canas; antes bien, se sentían honrados porque esto reflejaba los años de experiencia que Dios les permitía alcanzar. Por tanto, un hombre y una mujer de Dios no necesitan tinturarse el cabello para esconder las canas, para aparentar menos edad, para sentirse mejor con su apariencia física o para llamar la atención de otros porque la belleza física es efímera y relativa. Este es un principio bíblico: aceptarnos como somos y como Dios nos hizo, viviendo a gusto con nuestro cuerpo.
- Jesús dijo: “Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello” (Mt. 5:36). Aquí Jesús está hablando en el contexto acerca del juramento y está diciendo que no juremos por nuestra cabeza porque no tenemos poder sobre ninguna parte de nuestro cuerpo para cambiarla. El punto aquí es que la gente puede ofrecer hasta su cabeza como precio de la veracidad de sus palabras, pero aún nuestra cabeza realmente no nos pertenece porque el dueño es Dios. Así pues, nadie puede cambiar su edad ni mantenerse fijo en una etapa de su vida porque el desgaste natural a todos nos deja su rastro. Detrás de la frase tan sencilla (pero a la vez tan profunda) de Jesús, hallamos la gran verdad de que Dios es el Señor de nuestra vida y que aún tiene la capacidad para contar todos nuestros cabellos (Mt. 10:30). En conclusión, si él es el dueño de nuestros cabellos, ¿tenemos potestad sobre al menos uno de ellos?... ¿podemos hacer lo que queramos con nuestro cabello o debemos buscar su dirección y su consejo a través de su palabra para conocer qué piensa él en cualquier asunto de nuestra vida?
- Teñirse el cabello no es algo natural ni saludable para el cuerpo y puede traer consecuencias negativas (especialmente, cuando se hace con frecuencia para conservar un color o para cambiar de color). Existen diferentes tipos de tinturas: permanente, semipermanente y no permanente, pero la primera es la más dañina. De hecho la que más se usa es la permanente y es la única que permite aclarar el cabello o cambiar su color en más de un tono; en este caso, ocurre una reacción química dentro del pelo. Las consecuencias vienen en dos sentidos: el daño que puede ocasionar al pelo y el deterioro que puede causar al cuero cabelludo. Mientras más se cambie el tono del pelo, habrá más daño y esto ocurre debido a que la tintura, para que tenga el efecto que se requiere, debe permanecer por mucho más tiempo sobre la cabeza. Además, si se usa un decolorante, se provocará una doble reacción química. Finalmente es como teñir dos veces. Con respecto a la tintura semipermanente, el componente que produce mayor cantidad de alergias por contacto es el llamado Parafenilendiamina, el que puede ocasionar, entre otros, enrojecimiento, picazón y caída del cuero cabelludo. En casos extremos podría ocurrir una eventual pérdida de cabello, donde la persona (con una alergia no tratada y extendida en el tiempo) lograría la inflamación del cuero cabelludo, el daño al folículo y por último, la caída de pelo.
- En todo el mundo cada vez más mujeres y también hombres deciden cambiar el color de su cabello pero lo que la gente desconoce es los casos de alergias a los tintes que se presentan a diario. Los síntomas más comunes son: picazón, enrojecimiento y sequedad del cuero cabelludo y de la frente, hinchazón de los párpados o labios. Algunos tintes que se comercializan en América Latina contienen anilinas y está demostrado que estas sustancias se absorben a través del cuero cabelludo y se asocian a un riesgo, incrementado de cáncer de vejiga con el paso de los años.
- Aparte del tema de salud, tenemos que concluir que las tinturas para el cabello no son recomendables para los cristianos que profesan piedad y santidad ya que los valores de la Palabra de Dios están enmarcados en la humildad, la pureza, la modestia, el pudor y la autenticidad, mientras que el uso de las tinturas denota una búsqueda de belleza artificial y no natural, lo cual deja ver vanidad e insatisfacción con el cuerpo que Dios nos dio.
- Mientras la sociedad le da un énfasis desmedido a la belleza física, el creyente (hombre y mujer) de buen testimonio que sigue las pisadas del Maestro para ser ejemplo en todo, le da un mayor énfasis a la palabra de Dios y a la belleza interior. Esto no representa el descuido de la apariencia ni el desorden pero la verdadera belleza emana de adentro y no necesita alterar el color del cabello ni vivir de apariencias para sentirse mejor porque la paz de Dios gobierna en un corazón que honra los principios de la Biblia.

En relación a estos principios divinos, quisiera dejar algunas frases que hablan de la belleza para que reflexionemos…

“Lo bonito de la belleza es que sea verdadera y no artificial”

“Lo más valioso que tiene la belleza es la autenticidad”

“La belleza es un estado de ánimo; si no te sientes bella por dentro nunca serás bella por fuera”

“La belleza real no es la que se observa a simple vista; para saber si una persona es bella, ocúpate en conocerla”

“No busques en las personas la belleza superficial; busca la belleza interior”

“La belleza de una flor proviene de sus raíces”

“La belleza del cuerpo es la flor que se marchita, y la belleza del alma es el aroma que perdura”

“La belleza no está en las cosas, sino en los ojos del que las mira”

“La verdadera belleza la encontrarás en el interior; solo así llegarás a encontrarle el valor a las cosas”

“La verdadera belleza se encuentra en el fondo de tu corazón”

“Las personas más bellas son aquellas que tienen un corazón de oro, sentimientos que tienen el valor de un diamante y acciones que se reflejan como la plata”

“La belleza superficial crea la hipocresía; la belleza espiritual crea valores”

“La belleza física es la cáscara; lo dulce de una persona está en su interior”

“Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada” (Pr. 31:30)

“La belleza moral es mejor que la belleza física ya que ésta puede durar toda una vida”

“La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez” (Pr. 20:29) 

“La belleza exterior te sirve para ser popular; la belleza interior para encontrar AMOR”

“La única persona que es capaz de encontrar la belleza en un ser humano es aquella que busca mirar primero lo que hay en el corazón y esa persona es Cristo”

El Cristianismo bíblico apoya completamente los valores hallados en estas frases pero la vanidad, el consumismo, el materialismo, las modas superficiales y los paradigmas de esta sociedad sin Dios han alimentado un culto al cuerpo el cual es vergonzoso porque la tendencia de la gente es valorarse y valorar a los demás por una apariencia física idealizada que ha sido alimentada por los medios de comunicación; tristemente, muchos creyentes (hombres y mujeres) han caído en este engaño…

Aquí el punto no es discutir si la Biblia prohíbe o permite el uso de tinturas o todo tipo de cortes de cabello porque hay cosas que no encontraremos de forma literal pero si somos honestos, los argumentos presentados son muy claros para entender que Dios en su palabra promueve todos los valores espirituales que hemos mencionado, los cuales no compaginan con esta práctica.

Es mi oración que cada creyente que ama al Señor y quiere hacer su voluntad, considere este tema para aplicarlo en su vida espiritual. La salvación no depende de cumplir con estos aspectos que he estado enseñando y que están en armonía con la Biblia, pero el guardarlos y honrarlos enriquece nuestra fe y adorna nuestro carácter para reflejar al mundo la santidad y la pureza de Cristo en nosotros.

Si usted no vive de acuerdo a estos valores bíblicos, mi intención no es condenarle, sino brindarle elementos de reflexión para que ajuste su vida a la perfecta voluntad de Dios.

Le animo a que siga estudiando los temas que vienen a continuación porque la Palabra de Dios siempre nos guiará a santificarnos cada día más y a no conformarnos al sistema de este mundo sino que nos animará a que seamos luz en medio de las tinieblas… ejemplo y no tropiezo para otros que nos observan en nuestro diario vivir para evaluar si somos diferentes al montón y si nuestra fe es congruente con la Biblia que profesamos obedecer.

Dios le bendiga por tomarse el tiempo para aprender el camino de Dios y considerar si su vida es agradable ante sus ojos. El Señor perfeccionará la obra que empezó en usted hasta el día en que Cristo le llame a su presencia o venga a buscar a su Iglesia.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Santidad interna y externa Parte X


El simbolismo del cabello en la Biblia

Para entender los principios de Dios en relación con el cabello, debemos mirar el significado del cabello a la luz de toda la Biblia, con un balance adecuado entre el A.T. y el N.T.

El A.T. fue escrito para nuestra enseñanza y para nuestro ejemplo (Rom. 15:4; 1 Cor. 10:11). La Ley es nuestro maestro para traernos a Cristo (Gál. 3:24). El A.T. es parte de nuestro fundamento como Iglesia de Cristo (Ef. 2:20); por ende, hay muchos tipos y sombras allí que nos ayudan a apreciar la enseñanza del N.T. y a entender su valor (Col. 2:16, 17; Heb. 8:5; 10:1).

En este sentido, un estudio cuidadoso del A.T. nos mostrará mucho del significado que Dios establece en el cabello.

No nos engañemos, aunque la Ley no ha perfeccionado a nadie ni puede justificarnos, en ella hay principios que jamás perderán su vigencia… por ejemplo, la moral, el orden social, la santidad, la obediencia a Dios y a sus mandamientos, el respeto a la familia, al matrimonio y a las autoridades delegadas por Dios, etc. Si alguien rechaza toda la Ley o todo el Antiguo Testamento, argumentando que no tiene valor ni aplicación, entonces debe pedir al Señor entendimiento para interpretar mejor las Escrituras porque se está perdiendo de un tesoro espiritual maravilloso. Recordemos que los aspectos de la Ley que no tienen vigencia tienen que ver con estatutos ceremoniales y rituales, pero los principios contenidos en todo lo que Dios dejó en el A.T., lo que enriquece nuestros valores como creyentes y lo que adorna nuestra vida moral, personal, familiar y espiritual, jamás perderá vigencia.

En el A.T. el cabello era símbolo de perfección y fuerza
Entre los judíos, la abundancia de cabello indicaba perfección y fuerza. La carencia de cabello simbolizaba lo opuesto: la imperfección, la gloria perdida y la falta de poder. Por ejemplo, unos jóvenes, en forma despreciativa llamaron “calvo” a Eliseo (2 Rey. 2:23). Esta palabra era una expresión del A.T. que no necesariamente indicaba la calvicie actual; mas bien significaba que la persona así llamada era sin valor, imperfecta y sin gloria.

El corte del cabello era símbolo de aspectos negativos y desfavorables; por eso, a través del A.T., vemos las siguientes referencias:
- El cortarse el cabello simboliza la deshonra (Esd. 9:3; Neh. 13:25) y el luto (Is. 22:12; Ez. 27:31; Miq. 1:16).
- La carencia del cabello se usa para significar la esterilidad, el pecado y el juicio de Dios (Is. 3:17, 24; 15:2; Jer. 47:5; 48:37; Ez. 7:18; Am. 8:10).
- En Is. 3:17-24, el juicio de Dios hacia las mujeres orgullosas era que en vez de tener la compostura del cabello, él les raparía la cabeza. Esto significaba que estarían sin honor y avergonzadas.
- En Jer. 7:29, Dios usó la ilustración del cabello corto como símbolo de su rechazo a causa de la condición de pecado de Israel.

Por otra parte, el cabello era símbolo de gloria y honra de parte de Dios; veamos algunas citas bíblicas:
- En Ez. 16:7, el cabello largo de una mujer simboliza las bendiciones de Dios.
- El cabello de Ezequiel fue utilizado por Dios como una lección práctica. Dios le hizo cortar su cabello y usó esto para ilustrar cómo la gloria de Dios saldría de Jerusalén (Ez. 5). Para hacer esta descripción entera de la salida de la gloria de Dios y del juicio que vendría, Dios usó el cabello de Ezequiel. El profeta sin su cabello mostraba en su aspecto la deshonra y la vergüenza; de igual forma, Jerusalén sería puesta en deshonra porque no quiso honrar la Ley ni determinó obedecer al Dios que estableció la Ley.

Por otro lado, el cabello sin cortar era una marca de separación a Dios
- Un ejemplo de este punto lo hallamos en el nazareato (Núm. 6:1-21). Nazareo viene de la palabra hebrea “nazir” y quiere decir “separado o consagrado”. Los nazareos eran personas que tenían que ser separadas para Jehová. Esta separación es conocida por tres señales externas: un nazareo no debería a) comer uvas o sidras, ni sus derivados (porque de ahí se preparaban bebidas que tendrían efectos sobre la conducta); b) tocar un cadáver; c) cortar el cabello de su cabeza de ninguna forma. Esta última señal era la única que servía para identificar a un nazareo por su apariencia externa. Un nazareo podría ser hombre o mujer (v. 2) y el voto se podría tomar por un período temporal o la vida entera. Por ejemplo: Sansón fue nazareo desde la matriz (Jue. 13:7). La abundancia de cabello significaba la fuerza, perfección y gloria, y en esto se representaba que una persona se había dedicado para Dios. Su cabello significaba la consagración a Dios que tenía sobre su cabeza (Núm. 6:7). Durante el período de su separación él era santo (consagrado a Dios) y al final del voto él debía cortar su cabello (v. 5). La razón por la que él no podía profanarse era que la marca de su separación estaba en su cabeza para que todos pudieran verla (v. 7). Si un nazareo rompía su voto entonces él tenía que afeitar su cabeza (v. 9). ¿Por qué? Si él no cortaba su cabello, entonces indicaba que todavía estaba separado a Jehová. Su apariencia y sus acciones estarían en conflicto, por lo cual sería una consagración falsa. Cuando el voto se terminaba, su cabello era cortado y puesto encima del altar para una ofrenda de paz (v. 18).
- Otro hecho interesante es que, en Israel, cada séptimo año se llamaba el año sabático. Los árboles y las vides no eran podados, y no se araban ni se sembraban los campos. En particular, se dejaban sin podar las vides (Lv. 25:5, 11). En el hebreo, la palabra “podar” es “nazir” que también traduce “nazareo”. No se podaban ni se cortaban estas vides “nazareas,” pero se permitía que crecieran libremente para Jehová y era un símbolo de consagración para él.
  
En resumen
- En el A.T. el cabello era una señal de poder, perfección, y gloria, pero la falta de cabello representaba la deshonra y la vergüenza. En este estudio no se está pretendiendo interpretar este tema de forma literal para los creyentes del N.T. como si fuera un mandamiento el ser un nazareo para Dios pero hay unos principios interesantes que Dios atribuyó al cabello y que tienen un sentido práctico. Por tanto, en el A.T. el cabello fue una marca visible de la separación del mundo y de la consagración a Dios.

¿Cómo relacionar estos aspectos con el N.T.?
Hemos revisado anteriormente la enseñanza de Pablo con respecto al cabello (1 Cor. 11:1-16) y en conclusión podemos decir lo siguiente:
- Ante Dios y ante los hombres debe haber una distinción entre los sexos; en otros temas ya tratados se enseñó la diferencia en la forma de vestir y comportarse; en este tema, el énfasis es la diferencia en el corte de cabello para distinguir al hombre y a la mujer.
- El cabello en el varón debe ser corto porque es una señal de respeto y sujeción a Cristo, el cual es su cabeza. Sin embargo, el cabello en la mujer debe ser largo porque es una señal de respeto y sujeción al varón, el cual es su cabeza. La cubierta de la mujer es un símbolo de la posición que Dios le ha dado sobre la tierra y esta cubierta es el cabello largo que Dios le concedió.
- Dios ha requerido siempre que su pueblo tenga marcas específicas que le diferencie del resto del mundo. Los judíos son un ejemplo: ellos son la única raza de gente que ha sobrevivido con identidad, cultura y religión nacionales únicas, aunque estuvieron sin un territorio oficial como nación por casi 1.900 años. La razón es que los mandamientos y los principios de Dios (que están en el A.T. de la Biblia) les dieron luz y dirección para guardarse en separación a Dios. Asimismo, la única manera en que la Iglesia puede sobrevivir como Cristo lo demanda (en santidad y con un buen testimonio) es manteniendo una separación del mundo. En este sentido, la apariencia externa sí importa porque nos da una posición clara a hombres y mujeres dentro del plan de Dios enmarcado en su palabra.
- Debemos considerar que la Biblia plantea que el hombre es tipo de Cristo y que la mujer es tipo de la Iglesia, la esposa del Cordero (Ef. 5:22-32). Entonces, si un hombre tiene el cabello largo, afrenta su cabeza (que es Cristo) y si una mujer corta su cabello afrenta su cabeza (que es el varón). Esta tipología viene de Dios y es parte de una enseñanza divina; por ende, es nuestro deber obedecer a Dios. No debemos ponerla ligeramente a un lado y desconocer el trasfondo que contiene; sin embargo, como decía Pablo con respecto al asunto del cabello: “Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios” (1 Cor. 11:16). En su tiempo, el modelo presentado por Pablo fue el perfil de las iglesias cristianas; por tanto, los creyentes que seguimos la línea conservadora mantendremos el mismo pensamiento, el cual está totalmente sustentado por las Sagradas Escrituras.

¿Cuál debe ser la longitud del cabello?
- Existen tres longitudes básicas del cabello: el cabello largo (sin cortar), el cabello cortado, y la cabeza rapada.
- El cabello de un hombre cristiano debe ser suficientemente corto para distinguirle de las mujeres. Además, su cabello debe estar bien aseado y arreglado; es recomendable el evitar cortes de cabello que reflejen modas y costumbres que no traen buen testimonio como cristiano que profesa piedad. En estos casos, el varón de Dios debe orar al Señor por dirección a fin de ser un ejemplo para otros, mostrando seriedad, madurez, pudor y masculinidad.
- El cabello de una mujer cristiana debe ser suficientemente largo para distinguirle. Obviamente, debe tener todos los cuidados básicos para el bienestar del cabello, cortando las puntas y lavándolo de forma apropiada; sin embargo, se recomienda que la mujer cristiana se abstenga de modas y costumbres que no sean de buen testimonio como cristiana que profesa piedad. De igual forma, la mujer de Dios debe orar al Señor para que guíe siempre su vida a fin de ser un ejemplo para otros, mostrando recato, pudor, modestia, pureza y feminidad.
- En el caso de los copetes, los cachos y otros cortes de cabello similares (en hombres y mujeres), es mejor evitarlos porque dan lugar a todo tipo de modas para el cabello que no se ajustan a los principios bíblicos presentados anteriormente (modestia, castidad, sencillez, naturalidad, autenticidad, buen testimonio, ejemplo, etc.); antes bien, se ajustan más a los antivalores que promueven los que no caminan con Dios (llamar la atención de otros, egocentrismo, vanidad, vanagloria, artificialidad, sensualidad, etc.).
- Como consejo de parte de Dios, todo corte de cabello que no se ajuste a los valores cristianos debe ser evitado por un creyente consagrado a Dios porque su ideal es que siempre buscará agradar al Señor aún en las cosas que parecen más insignificantes y porque entiende que su cuerpo es del Señor (no suyo) y que es templo del Espíritu Santo; así pues, su responsabilidad es glorificar a Dios no solo en el espíritu sino también en el cuerpo.

“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Cor. 6:19, 20).

jueves, 21 de mayo de 2015

Santidad interna y externa Parte IX

 

g. El manejo del cabello

Otro tema bien interesante y que genera controversia es el que tiene que ver con el cabello; por tanto, vamos a estudiar de forma más detallada al respecto.

Recordemos que como hijos de Dios, nacidos de nuevo y salvo por Cristo, somos templo del Espíritu Santo; por ende, debemos andar en santidad por dentro y por fuera, y esto incluye el cabello, el cual hace parte del cuerpo y se encuentra alrededor de una de las zonas que reflejan nuestra personalidad de forma más visible y es el rostro. En este sentido, se dice que el cabello es el marco de la cara. Así pues, la cara y el cabello son la esencia de nuestra imagen ante los demás y refleja una parte fundamental de nuestro ser. Por estos motivos, no debemos descuidar este tema.

Dios se interesa en nuestro cabello porque él mismo lo creó y lo diseñó; como Creador del ser humano, Dios estableció una distinción entre el cabello del hombre y el de la mujer para que tuviésemos una identidad propia. Miremos lo que dice la Biblia en 1 Cor. 11:2-16: “Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué. Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios. Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello. Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios”

En esta carta escrita a la Iglesia de Corinto, Pablo enfatiza que Dios es la cabeza de Cristo, Cristo es la cabeza de todo varón y el varón es la cabeza de la mujer (v. 3). La palabra cabeza hace referencia a la autoridad que ejerce uno sobre otro. Este es el orden constituido por Dios; Dios el Padre no es más que Cristo (porque ambos tienen una naturaleza divina) pero Cristo se ha sujetado al orden que se estableció entre las tres personas de la Divinidad (la Trinidad) y está bajo la autoridad del Padre sin ningún problema. Asimismo, el hombre no es más que la mujer pues como seres humanos son iguales ante de Dios; no obstante, ella debe estar sujeta al orden que Dios estableció.

Cristo aceptó a Dios como su cabeza, así también todo varón debe aceptar a Cristo como su cabeza. De la misma manera, la mujer debe aceptar al varón como su cabeza. Luego de expresar esta verdad bíblica, Pablo habla sobre el principio de cubrirse la cabeza (v. 4-7) y lo aplica solamente a la mujer en la parte física y visible.

El varón no debe cubrirse su cabeza al orar o profetizar porque es una afrenta a su cabeza (Cristo) ya que es invisible (v. 4).

La palabra afrentar viene del griego kataisjúno y significa avergonzar y deshonrar. En otras palabras, Cristo es glorificado cuando el varón lo respeta en este principio: no cubrirse la cabeza al invocar el nombre de Dios o al hablar en nombre de Dios… pero si el varón hace lo contrario, Cristo es deshonrado porque no está reconociendo su autoridad divina.

Cristo glorifica al Padre y lo respeta al máximo nivel; asimismo, el varón debe respetar a Cristo, quien es su autoridad.

Dios el Padre es invisible y Cristo es invisible, pero el varón es visible; por consiguiente, la mujer debe cubrirse la cabeza al orar o profetizar; además, si la mujer no cubre su cabeza, lo mismo es que si se hubiera rapado (v. 5). Si la mujer no se cubre, afrenta su cabeza; en otras palabras, no está honrando al varón como la autoridad que Dios puso sobre ella para respetarle.

Para la mujer, cubrirse la cabeza significa someterse al orden de Dios, es decir, aceptar la posición que Dios diseñó para ella. Así pues, cuando la mujer cubre su cabeza significa que renuncia a ser ella misma la cabeza de sí misma.

Pablo sigue diciendo: “Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón” (v. 6, 7).

La cabeza de la mujer debe estar cubierta y podría utilizar un velo para cubrirse, pero en lugar de velo le ha sido dado el cabello (1 Cor. 11:15). ¿Quién le dio el cabello? Por supuesto, Dios mismo fue quien diseñó para ella el método natural del cabello abundante, de tal forma que pudiera manifestar una distinción con el varón y como una señal de respeto al varón que es su cabeza (como autoridad delegada por Dios).


Hagamos un paréntesis: ¿Qué diferencia tienen el cabello del hombre y el de la mujer?

Hay quienes afirman que el cabello de un hombre no es igual al de una mujer; algunos dicen que el de ellas es más suave; otros aseguran que el de ellos es más sano y no necesita demasiados cuidados o productos para arreglarlo. Lo cierto es que en cuanto a sus componentes, el cabello del hombre y de la mujer no tienen diferencia;  la disimilitud podría venir del cuero cabelludo de cada uno, pues debemos recordar que los hombres cuentan con un nivel de testosterona distinto al de la mujer, y por otro lado, la mujer manifiesta constantes cambios hormonales, que pueden determinar la producción o distribución del cabello.

El cuero cabelludo de los hombres suele ser más graso, debido a que la glándula sebácea es de mayor tamaño; en el caso de las mujeres, el cabello graso dependerá en mayor parte a sus cambios hormonales. Ahora bien, en gran medida, el cabello se define dependiendo del cuidado del cuero cabelludo, aunque existen otros factores que lo dañan: por ejemplo, en el caso de las mujeres, están los tintes, los secadores y los aparatos para aplanchar el cabello. Es por esto que el cabello de los hombres llega a necesitar de menos cuidados.

En cuanto al uso de tintes, es más común en las mujeres aunque también hay hombres que lo utilizan (luego hablaremos sobre este punto).

Ahora que sabes que la belleza de tu cabello puede determinarse por las hormonas o el cuidado, procura mantenerlo siempre limpio, así lograrás que se mantenga sano y sin aspecto grasoso.



Volviendo al estudio bíblico sobre el cabello, estamos leyendo 1 Corintios 11, donde Pablo está diciendo que la cabeza de la mujer debe estar cubierta y que si se corta el cabello o se rapa, igual debe cubrirse, pero el varón no debe cubrirse la cabeza porque él es la imagen y gloria de Dios. En otras palabras, el varón fue creado primero que la mujer y en este sentido, él debe reflejar la imagen, el carácter, las virtudes y las cualidades que son parte de la naturaleza de Dios y que traen gloria al nombre de Dios.

En el caso de la mujer, ella también fue creada a la imagen de Dios y también debe reflejar el carácter y las virtudes divinas; sin embargo, como Eva pecó primero y luego pecó Adán, ella y todas las mujeres han sido puestas bajo sujeción al varón (Gn. 3:16; 1 Tim. 2:13, 14). Esto no se trata de machismo; sencillamente es el orden establecido por Dios en la Biblia.

Dios castigó la desobediencia de ambos de forma distinta pero de manera justa y equilibrada; sin embargo, a la mujer le dio una posición de sujeción con respecto al varón.

Pablo dice que la mujer es gloria del varón (v. 7). Dios creó al varón y a la mujer a su imagen y semejanza, pero a la mujer la creó a partir del varón, con la misma sustancia del varón y para ser su ayuda idónea (Gn. 2:21-24). Así pues, la mujer es gloria del varón, no porque él sea mayor, sino porque ella complementa su esencia y le trae honra, cuando ella cumple con las funciones que Dios estipuló para ella.

La responsabilidad esencial del varón es reflejar el carácter de Dios y la responsabilidad esencial de la mujer es ser la ayuda idónea para el varón, a fin de que ambos expresen en su vida diaria la imagen de Dios. Lamentablemente, cuando el varón pierde la imagen de Dios y cuando la mujer se sale del propósito divino, todo se convierte es un caos... y eso es lo que vemos en nuestra sociedad:

- Hombres que maltratan a las mujeres, hombres que son un desorden a nivel sexual, hombres infieles en el matrimonio, hombres homosexuales, hombres con malos hábitos, hombres drogadictos… en fin, hombres que no reflejan la imagen de Dios.
- Mujeres que no respetan a sus esposos, mujeres que llevan una vida de lujuria, mujeres infieles en el matrimonio, mujeres homosexuales, mujeres con malos hábitos, mujeres drogadictas… en fin, mujeres que no reflejan la imagen de Dios.

Pablo sigue diciendo: “Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón” (v. 8, 9).

En el principio, el varón fue creado por Dios a partir de la tierra y la mujer fue creada por Dios (pero usando la materia prima tomada del varón). El varón no debe vanagloriarse de ello porque realmente fue hecho del polvo de la tierra, y la mujer no debe sentirse inferior porque el material de ambos es el mismo.

Lo maravilloso del método usado por Dios es que nos lleva a ambos (varones y mujeres) a estar más unidos ya que venimos del mismo polvo y somos una familia como raza humana, aunque somos tan diferentes en muchos aspectos.

El pensamiento central aquí es que el varón y la mujer entendamos que Dios trazó un orden y debemos ajustarnos a su plan que es perfecto: el varón es cabeza de la mujer (lo cual demanda una gran responsabilidad por su bienestar integral) y la mujer está bajo la autoridad del varón (lo cual demanda ser una ayuda idónea integral).

El hecho de que las mujeres cristianas se cubran la cabeza significa que ellas toman la posición que Cristo toma ante Dios y que el varón toma ante Cristo: una posición de sujeción en amor y obediencia para agradar a Dios. La exigencia divina es para todos (para los varones y para las mujeres).

La intención de Dios es que las mujeres se cubran la cabeza de modo que expresen el orden y el gobierno de Dios sobre la tierra. Dios pide que solo las mujeres se cubran la cabeza. La mujer no se cubre la cabeza por causa de ella misma, sino por lo que ello significa. La mujer se cubre la cabeza por pertenecer al género femenino; además, se cubre la cabeza como representante, pues ella representa a todo hombre y también representa a Cristo. La mujer representa a todo hombre ante Cristo; y ella también representa a Cristo delante de Dios.

Miremos las implicaciones que tiene para la mujer el cubrirse la cabeza:

- El hecho de que la mujer se cubra delante de Dios el Padre muestra que ella entiende que Cristo se somete a Dios el Padre.
- El hecho de que la mujer se cubra la cabeza delante de Cristo muestra que ella entiende que cada varón se debe someter a Cristo.
- El hecho de que la mujer se cubra la cabeza delante del varón muestra que ella entiende la posición de respeto y honra que debe tener con respecto al varón.
- El hecho de que la mujer no se cubra la cabeza delante de Dios el Padre, delante de Cristo y delante del varón, muestra que ella no ha entendido este principio de autoridad que Cristo mismo estableció y que él cumple ante el Padre.

EL SIMBOLISMO DE LA CABEZA ES DEMASIADO IMPORTANTE EN LA BIBLIA…

Cristo no se pone como autoridad sobre Dios el Padre aunque son iguales en su naturaleza divina. Entre Dios el Padre y Cristo, una cabeza debe estar cubierta; es decir, de forma simbólica, Cristo cubre su cabeza (somete su voluntad al Padre).

Por otro lado, ningún varón debe asumir ninguna autoridad sobre Cristo porque sería una afrenta y una deshonra. Así pues, todos los varones deben permitir que Cristo sea la cabeza. Si un varón no se sujeta a Cristo, habrá dos cabezas. Cuando hay dos cabezas, una de ellas debe ser cubierta (aquí está el símbolo de sujeción a otro). Entre Cristo y todo varón, una cabeza debe estar cubierta (simbólicamente y no físicamente) y es la del varón. De igual modo, entre el hombre y la mujer, una cabeza debe estar cubierta. Si una de las cabezas no se cubre, habrá dos cabezas. Así pues, aunque son iguales ante Dios, el orden divino es que el varón sea cabeza sobre la mujer. En este sentido, la mujer debe tener su cabeza cubierta en señal de sujeción a su cabeza y a su autoridad inmediata (que es el varón).

No debe haber dos cabezas en el orden de Dios. Si el Padre es la cabeza, Cristo no puede ser la cabeza; si Cristo es la cabeza con respecto al varón, el varón no puede ser la cabeza; y si el varón es la cabeza con respecto a la mujer, la mujer no puede ser la cabeza.

Dios enseña en la Biblia que las mujeres creyentes deben representar su reino y una forma de reflejar el orden de Dios está en llevar su cabeza cubierta en señal de sumisión al varón. Esto expresa el sistema del gobierno de Dios.

En particular, Dios ordena que la mujer se cubra la cabeza al orar y profetizar (v. 5). Esto se debe a que ella debe reconocer el gobierno de Dios cuando acude a Dios (oración) o cuando habla en nombre de Dios (profetizar). Ya sea que ella ore por los hombres ante Dios o que profetice de parte de Dios ante los hombres, ella debe realizar estas actividades (las cuales tienen que ver con Dios) con la cabeza cubierta. Esto tiene como propósito expresar el gobierno de Dios.

En la época de Pablo, una mujer demostraba que era sujeta a su marido usando un velo o dejándose crecer el cabello y esto es acorde a los principios bíblicos de autoridad (1 Cor. 11:5, 15). Así pues, Pablo aconseja a las mujeres de Corinto que se dejaran crecer el cabello para que de esta manera, públicamente pudieran honrar a sus maridos.

Otra razón importante del cabello largo de la mujer es el poder distinguir a los sexos; el hombre no debe tener la apariencia de una mujer ni una mujer debe tener la apariencia de un hombre. Dios hizo al hombre y a la mujer con aspectos físicos que distinguen el uno del otro porque cada uno cumple un rol diferente dentro de los propósitos de Dios (Ef. 5:21-33). Por eso es que el apóstol Pablo le dice a los Corintios que el hombre no se debe dejar crecer el caballo largo y parecerse a una mujer y la mujer no debe cortarse el cabello de tal forma que parezca un hombre (1 Cor. 11:10-15). Hoy vemos las consecuencias de la mezcla de características masculinas y femeninas en la sociedad, donde no hay una identidad sexual definida y cada vez hay más homosexuales, lesbianas, travestis, etc., lo cual está en contra de la Palabra de Dios.

El cabello largo también era de importancia para la iglesia de Corinto porque varias mujeres que antes servían como “prostitutas santas” en los templos griegos, se estaban convirtiendo al Cristianismo. Antes de rendirse a Cristo estas mujeres ofrecían sus cuerpos en prostitución para adorar a los dioses griegos y así juntar fondos para el sostén del templo y de los sacerdotes paganos. Una característica que distinguía a las prostitutas santas era el que se rapaban el pelo. El apóstol Pablo les dice a estas nuevas cristianas en 1 Cor. 11 que al contrario de las prácticas religiosas a otros dioses donde las mujeres se rapaban, una mujer piadosa da honra al Señor dejándose crecer el cabello. Pablo le explica a las cristianas de Corinto que el cabello es un velo natural que Dios le da a la mujer para honra (1 Cor. 11:15). El dejar de afeitarse la cabeza y dejarse crecer el cabello no solamente honraba a Dios sino que también era una manera visible de mostrarle a todos que la antigua vida de pecado quedaba atrás por una nueva vida en Cristo.

El cabello de la mujer cristiana sigue siendo un velo de honra en el presente; además, esto ayuda a distinguir a la mujer del hombre y trae gloria a Dios.

Una mujer cristiana debe tener su cabello largo, de tal forma que su aspecto sea femenino y conserve su identidad como tal. Por tanto, los cortes de cabello y los peinados en la mujer que tienen la apariencia masculina están en contra de los principios establecidos por Dios en la Biblia; de igual forma aplica para los cortes de cabello y los peinados en el hombre que tengan una apariencia femenina.

Pablo sigue diciendo: “por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles” (v. 10).

La mujer cristiana debe tener señal de autoridad sobre su cabeza y esta señal es cubrirse la cabeza. Otra de las razones que Pablo expresa es que los ángeles están observando a la Iglesia, al pueblo de Dios sobre la tierra, el que ha conocido los principios bíblicos y el que representa a Dios sobre la tierra. Una señal de sumisión de la mujer al varón y por tanto, al principio del gobierno de Dios y de autoridad en la Biblia, es tener su cabeza cubierta.

Las Escrituras nos enseñan la historia de la caída de los ángeles que no guardaron su dignidad y que se rebelaron contra el orden de Dios (Jud. 1:6). Satanás y los ángeles se rebelaron, pero ¿cómo sucedió esto? Satanás se exaltó a sí mismo con la intención de ser igual a Dios y muchos ángeles lo apoyaron en su desobediencia (Ap. 12:3, 4). En Is. 14:11-15 habla figurativamente de un personaje altivo que cuadra de forma clara con el perfil de Satanás; él se ensoberbeció y quiso ascender a la altura de Dios. En otras palabras, Satanás descubrió su cabeza ante Dios; no se sujetó a la autoridad de Dios. El pensamiento de Lucero o Luzbel era: “Subiré al cielo... levantaré mi trono... en el monte del testimonio me sentaré... sobre las alturas de las nubes subiré... seré semejante al Altísimo” (v. 13, 14). Esta fue la ambición de Satanás. Aquí vemos el origen de su caída: pretender asumir autoridad sin antes someterse a la autoridad de Dios. Y esta historia se sigue repitiendo en el ser humano: en hombres y mujeres que no quieren ajustarse a la voluntad perfecta de Dios.

Por esta razón, los ángeles desean ver un testimonio en la tierra, de hombres y mujeres que hacen la voluntad de Dios. En cuanto a la mujer, el tener la cabeza cubierta es señal de sujeción a la voluntad de Dios.

Al mismo tiempo, el guardar este principio es un testimonio a los ángeles caídos (a los demonios) de que hay mujeres que profesan piedad y viven de acuerdo al gobierno y a la autoridad de Dios. Al aceptar al varón como cabeza, ellas están aceptando a Cristo como cabeza del varón y al Padre como cabeza de Cristo.

La desobediencia ha traído caos al universo, a los ángeles rebeldes, a la tierra y a la raza humana, pero a través de Cristo hemos aprendido a obedecer las Escrituras y esto trae restauración del orden, paz y bendición de parte de Dios para nosotros y para el mundo.

Cuando las mujeres piadosas guardan este principio en la iglesia y en la sociedad, son un testimonio claro de obediencia a Dios. Este acto proclama a los ángeles santos y a los ángeles caídos que Dios ha obtenido en la iglesia lo que él desea: obediencia a sus mandamientos. Así que, la mujer debe llevar señal de sumisión sobre su cabeza por causa de los ángeles.

Cuando las mujeres que profesan piedad no guardan este principio en la iglesia y en la sociedad, son un mal testimonio de desobediencia a Dios. Este acto distorsiona la imagen de Dios en su iglesia ante los ángeles santos y ante los ángeles caídos, mostrando que Dios no es honrado en este aspecto.

En 1 Cor. 11:11, 12 Pablo dice: “Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios”. Aquí encontramos que el varón no debe asumir una posición de autoritarismo, dominio, maltrato y tiranía con la mujer, exigiendo obediencia ciega y sometimiento incondicional, porque él mismo proviene de una mujer. Notemos que en el huerto de Edén, la mujer procedió del varón. Pero hoy, después de la época del huerto de Edén, la mujer es el medio por el cual nace el varón. Todo varón nace de una mujer. En realidad, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón. Ni el varón ni la mujer puede decir que él o ella es superior. Al final, todas las cosas proceden de Dios. De hecho, el hombre nace de la mujer y la mujer provino del hombre (Adán). Nadie debe enorgullecerse de sí mismo ni tampoco debe menospreciarse a sí mismo: todos somos iguales ante Dios.

Pablo ha expuesto argumentos bíblicos muy sólidos y luego dice: “Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?” (v. 13). Con estas explicaciones deberíamos ya comprender este principio pero es muy importante que estemos convencidos por las Escrituras y por razonamientos lógicos y espirituales.

Pablo sigue diciendo: “La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello” (v. 14, 15). Según los principios bíblicos que estamos analizando, el hombre con el cabello largo cubre su cabeza y afrenta a Cristo; por eso, el dejarse crecer el cabello le es deshonroso al varón por su posición de sumisión con respecto a Cristo. Por el contrario, la mujer con cabello largo cubre su cabeza y honra al varón, a Cristo y al Padre. Por eso, el dejarse crecer el cabello le es honroso por su posición de sumisión con respecto al varón.

En síntesis, Dios cubrió la cabeza de la mujer dándole el cabello largo. Siendo éste el caso, aquellas mujeres que aceptan la autoridad de Dios deben usar su cabello largo para cubrir su cabeza.

Al final, Pablo cierra este tema diciendo: “Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios” (v. 16).

En estos puntos sobre el cabello, hay muchos que generan contienda y tienen sus opiniones personales; sin embargo, lo que vale no es mi opinión humana sino el principio de Dios en la Biblia y es un asunto que no se debe negociar ni cambiar.

Pablo expresa que las iglesias de Dios de su tiempo seguían la costumbre de que los varones tuviesen su cabello corto y que las mujeres tuviesen su cabello largo, conforme a la enseñanza que estamos tomando de la carta de Pablo a la iglesia de Corinto.

Muchos piensan que el asunto del cabello, tratado en esta carta, tiene un contexto y una aplicación exclusiva para los lectores de la misma: los corintios. No obstante, los argumentos expuestos anteriormente apuntan a una interpretación general para la Iglesia de Cristo.

Recordemos que estamos tocando el tema de la autoridad establecida por Dios: Cristo se somete al Padre, el varón se somete a Cristo y la mujer se somete al varón (esto no es un asunto solo para la iglesia de Corinto). 

Según la costumbre de esos tiempos, todos los judíos se cubrían la cabeza cuando entraban en la sinagoga. Los hombres judíos y las mujeres judías se cubrían la cabeza con un velo antes de entrar en la sinagoga. Sin ese velo, no podían entrar en la sinagoga. La costumbre de los griegos (y Corinto era parte de Grecia) consistía en que, al entrar en el templo, tanto los hombres como las mujeres tenían descubierta la cabeza. En los tiempos de Pablo, ninguna raza ni país tenía la costumbre de que los hombres se descubrieran la cabeza y que las mujeres se la cubrieran. Todos los judíos de aquella época se cubrían la cabeza, mientras que todos los gentiles se la descubrían; sin embargo, con respecto a las iglesias de Dios (en Cristo), los varones deben descubrirse la cabeza mientras que las mujeres deben cubrírsela: éste es el principio que Pablo enseñó y que se practicaba en las iglesias de Dios (bajo la gracia en el N.T.). Esta costumbre era diferente de las costumbres de los judíos y de los gentiles, y venía de parte de Dios.

Si alguien no comprende este tema o no está de acuerdo, es mi oración que el Señor le guíe a toda verdad a través de las Escrituras; sin embargo, la salvación es individual y es por gracia y por fe en la obra de Cristo en la cruz. Con estas enseñanzas no pretendo decir que el hacer estas cosas nos den entrada al cielo porque no podemos ganarnos el cielo a través de las obras; no obstante, estos principios son de Dios y el obedecerlos hace parte de una vida de santidad y honra para que tengamos un buen testimonio ante Dios y ante una sociedad que necesita un ejemplo digno de imitar para volverse a Dios de todo corazón. 

miércoles, 20 de mayo de 2015

Santidad interna y externa Parte VIII


e. Recomendaciones para la salud

Estudios realizados por los Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) advierten que várices, celulitis, dificultad en la respiración, infecciones, esofagitis, reflujo e infertilidad (en el caso de los varones), son algunas de las consecuencias que genera el uso de ropa ajustada, por lo que recomendaron elegir ropa cómoda, fresca y de algodón para ayudar a que la piel respire mejor (ver http://mdkonline.com.mx/noticias/consultar/314).

Al respecto, el médico Guillermo Avelino Storey explica que usar ropa ajustada en el área del abdomen provoca dificultad en la respiración: “Impide que el tórax y los pulmones se expandan de forma adecuada, y al no existir una correcta oxigenación en la sangre, se tiene mayor retención de dióxido de carbono, lo que provoca ansiedad y trastornos en la concentración”.

“La ropa apretada, principalmente la confeccionada con telas pesadas, puede perjudicar la circulación sanguínea y causar, además de dolores, la aparición de várices”, dice el médico angiólogo Augustus César de Araújo (ver http://revistadps.com/salud/?p=204).

Expertos en el estudio de los vasos sanguíneos, dermatólogos, nutricionistas y ginecólogos dan sus opiniones sobre el tema y todos concluyen que hay prendas de vestir que afectan la salud de las personas.
  
Miremos los riesgos que representa el uso de cierto tipo de prendas (en hombres y mujeres):

- Circulación bajo riesgo. La ropa ajustada puede dificultar el retorno de la sangre, que pasa mucho tiempo en los miembros inferiores. Las prendas generan presión a lo largo de las piernas y de la región abdominal, si no cuentan con una graduación adecuada. En el caso de los jeans, incluso con tela elastizada, éstos comprimen el cuerpo y perjudican el paso de la sangre.

- Várices. Perjudican principalmente a las mujeres. La causa es que la progesterona, una de las hormonas femeninas, causa la dilatación de las venas más allá del calibre normal. Datos de la Organización Mundial de la Salud indican que 17% de la población mundial sufre de trastornos vasculares, entre ellos las várices.

Cuando usted usa ropas apretadas, perjudica su circulación y entra a formar parte de esas estadísticas. Principalmente, si hay casos de várices en su familia o si usted toma algún tipo de anticonceptivo hormonal, mejor opte por ropas más holgadas.

- Celulitis. La ropa ajustada no causa celulitis, pero sí retrasa el tratamiento de la dolencia y puede favorecer la aparición de los agujeritos en la piel. Cuando la piel presenta la formación de nódulos de grasa causantes de la celulitis, la circulación sanguínea se ve perjudicada.

Si usted prefiere la ropa ceñida, tenga en cuenta que perjudica más la circulación de la sangre, agravando el cuadro. En suma, que la celulitis grado 1 va a evolucionar a celulitis grado 2 en breve.

- Respiración. Ropa muy apretada o un cinturón ajustado obstruyen el correcto paso de aire por el cuerpo. Como resultado, usted practica la llamada "respiración corta" la mayor parte del día, o sea, la respiración solo llega hasta la parte alta del tórax. Con eso, los intercambios de gases no se dan de forma eficiente y su cuerpo acumula más gas carbónico, que es tóxico y acelera la oxidación de las células, provocando el envejecimiento. La respiración corta deja el cerebro mal oxigenado, dificultando la concentración y causando ansiedad. En suma, cuando se quiera relajar, líbrese de la ropa apretada.

- Dolores de espalda. Vestir piezas que restringen sus movimientos sobrecarga los músculos y las vértebras para realizar actividades que normalmente no exigirían tanto esfuerzo. Con las caderas comprimidas, la columna sufre para darle soporte a sus movimientos.

¿Cree que no tiene nada que ver? Entonces anote y compare sus sensaciones durante dos días seguidos. Uno, use la combinación de pantalones y blusa ajustados; el siguiente, una combinación que permita a su cuerpo estar relajado. La diferencia será notable: vistiendo piezas que restringen sus movimientos usted se ve obligado a sobrecargar los músculos y las vértebras para realizar actividades que normalmente no exigirían tanto esfuerzo.

Con las caderas comprimidas, su columna sufre para darle soporte a sus movimientos. Lo mismo vale para las camisas o blusas que impiden el libre movimiento de los brazos; ocasionan que, al final del día, los hombros terminen pesados y a veces con ardor y sensación de hormigueo.

- Digestión. El problema se debe principalmente a los pantalones y cinturones que aprietan demasiado en la zona estomacal y abdominal. Después de las comidas, su estómago se dilata, porque es allí dentro donde ocurre gran parte de la digestión, gracias a la acción de los ácidos presentes en el proceso. Por eso, la presión de la ropa puede ocasionar que los ácidos del estómago fluyan hacia el esófago, causando acidez y reflujo.

- Salud sexual. Con la humedad y las altas temperaturas, la región genital de la mujer es propicia al desarrollo de hongos y bacterias que pueden causar dolencias como la candidiasis. Al no existir ventilación adecuada en esta área, se produce exceso de humedad que eleva la temperatura local. Además, si no se tiene una adecuada higiene, favorece mucho más la aparición de hongos.

En los hombres, el peligro de vestir pantalones y ropa interior apretados es que se puede afectar la cantidad y calidad de sus espermatozoides y causarles dolor en los testículos.

Miremos algunos estudios complementarios:

- El uso continuado de zapatos de tacón y ropa ajustada contribuye a aumentar las patologías de columna vertebral, según han asegurado diversos especialistas. En este sentido, han alertado de que el estilo de vida actual ha aumentado el número de casos de patologías de columna vertebral, hasta el punto de que las padecen entre un 80 por ciento y un 85 por ciento de la población a lo largo de la vida, convirtiéndose en una de las mayores causas de bajas laborales. Estos datos fueron publicados en marzo de 2014.

Además, dicen que el empleo de un calzado con horma estrecha y tacón alto, contribuye al desarrollo de cualquiera de las patologías presentes en los pies de la mujer: 'hallux valgus' o 'juanetes', metatarsalgia o dolor de la planta y neuroma de Morton o inflamación de uno de los nervios. De hecho, 9 de cada 10 pacientes que acuden a la consulta del cirujano ortopédico son mujeres de mediana o avanzada edad.

- La Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha advertido que el uso continuado de ropa demasiado ajustada puede favorecer la aparición de problemas cardiovasculares, ya que dificulta la circulación sanguínea por las venas.

Los pantalones, faldas, camisetas, camisas y otras indumentarias demasiado ceñidas al cuerpo provocan dificultades en el retorno de la sangre venosa y un aumento de los edemas (acumulación de líquidos), lo que facilita la aparición de trombos (coágulos) venosos, principalmente en las piernas, que pueden producir infartos pulmonares, ha explicado la SEC.

Según estos expertos, la ropa ceñida hace que el corazón realice un sobreesfuerzo y se eleve la presión arterial, lo que provoca que se retengan líquidos y toxinas y favorece la aparición de celulitis y depósitos de grasa en algunas zonas del cuerpo, además de dificultar la digestión y de obstruir, en algunos casos, el correcto paso de aire y oxígeno por el organismo.

Según la cardióloga Mar Moreno, miembro de la SEC, se considera ropa ajustada “aquella que impide realizar movimientos de forma natural y que, tras haberla llevado unas cuantas horas, deja marcas en la piel”.

- Es mejor evitar la ropa muy ceñida. La trombosis venosa derivada por la ropa ajustada, según la doctora Moreno, “puede provocar hipertensión arterial pulmonar, con aparición de dificultad respiratoria y, si el desprendimiento de los trombos es masivo, puede llegar a producir la muerte”.

Sentir hormigueo y adormecimiento en algunas zonas de cuerpo, especialmente en manos y pies “es una señal inequívoca de que hay que vestir prendas más holgadas”, de acuerdo a esta experta.

Las razones por las cuales la gente tiende a usar ropa muy ajustada son las siguientes: quieren verse más delgados, quieren llamar la atención de los demás o quieren exhibir partes de su cuerpo. Si somos honestos y sinceros, tendremos que concluir que ninguna de estas motivaciones es congruente con los valores enseñados por la Biblia.

Muchas mujeres cristianas usan pantalones apretados, ropa ajustada y minifaldas, y justifican sus acciones pero no quieren reconocer que esta conducta hace que sus cuerpos se marquen más y que sean más sensuales para los hombres, lo cual contradice totalmente la santidad que una mujer piadosa debe profesar (no solo con palabras sino con una conducta digna y casta). 

Realmente obedecer a Dios es una bendición y nos favorece hasta en el aspecto de la salud, como se ha demostrado anteriormente. 

f. ¿Qué dicen los judíos ortodoxos acerca del vestido?

Los judíos tienen muchos principios bíblicos que debemos tomar en cuenta pero especialmente, aquellos que son ortodoxos (conservadores) pues existen judíos con pensamiento liberal y hasta judíos ateos.

La mayoría de las mujeres judías ortodoxas guardan el principio y la norma de usar faldas y no pantalones. Hay dos preceptos principales en el judaísmo que son la base para ello. Uno de ellos es la modestia. En la creencia judía, el espacio entre las piernas de una mujer es considerado como un área privada, y por lo tanto, debe estar cubierto por una prenda. Desde que los pantalones fueron creados originalmente como prendas de vestir de hombre, las mujeres tienen prohibido usarlos según la mayoría de los rabinos. Aunque el requisito común es que las faldas sean usadas por lo menos hasta la rodilla, muchas judías ortodoxas amplían la longitud como medida de precaución, vistiendo solo con faldas que llegan hasta abajo (tobillos).

En este caso, vemos que la posición conservadora de los judíos ortodoxos se ajusta a los principios bíblicos.