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viernes, 31 de julio de 2015

El sostenimiento financiero de la iglesia local Parte V



- La Ley de Moisés es específica por naturaleza y ella define el “diezmo” y el proceso de “diezmar”. Como ya se ha expuesto con citas bíblicas, el diezmo debía venir de la tierra y del ganado y nunca consistió en dinero; era sobre el incremento del campo, de los viñedos, árboles, rebaños, ganado, y miel de las colmenas. Si alguien todavía tiene dudas al respecto, lea los siguientes versículos que evidencian esta realidad:

“Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello. Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová. No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados. Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí” (Lv. 27:30-34).

“Ni comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos; sino que delante de Jehová tu Dios las comerás, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita que habita en tus poblaciones; te alegrarás delante de Jehová tu Dios de toda la obra de tus manos. Ten cuidado de no desamparar al levita en todos tus días sobre la tierra” (Dt. 12:17-19). 

“Mandó también al pueblo que habitaba en Jerusalén, que diese la porción correspondiente a los sacerdotes y levitas, para que ellos se dedicasen a la ley de Jehová. Y cuando este edicto fue divulgado, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino, aceite, miel, y de todos los frutos de la tierra; trajeron asimismo en abundancia los diezmos de todas las cosas” (2 Crón. 31:4, 5). 

“que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra para los levitas; y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades; y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro. Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios” (Neh. 10:37-39). 

“En aquel día fueron puestos varones sobre las cámaras de los tesoros, de las ofrendas, de las primicias y de los diezmos, para recoger en ellas, de los ejidos de las ciudades, las porciones legales para los sacerdotes y levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas que servían” (Neh. 12:44). 

“y le había hecho una gran cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes” (Neh. 13:5).

“Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes” (Neh. 13:12).

Notemos que todas las citas bíblicas apuntan a diferentes periodos de la historia de la nación de Israel en el A.T. y siempre el diezmo se relaciona con la tierra y con el ganado porque nunca cambió el sistema que Dios estableció en la Ley de Moisés.

Precisamente, este diezmo de Israel le pertenecía a Jehová (Lv. 27:30) porque él fue quien entregó la tierra a su pueblo; la ignorancia en este aspecto, hace que muchos digan que el diezmo de los cristianos es de Dios y por tanto, es algo sagrado e intocable, pero estamos estudiando que el diezmo aplicó solo al pueblo de Israel y que solo diezmaban de la tierra y del ganado. Si alguien enseña que los cristianos deben diezmar dinero en este tiempo de la gracia porque el diezmo le pertenece a Dios (basándose obviamente en textos de la Ley de Moisés), tal interpretación es errónea porque contradice la Escritura que solo habla de 4 tipos de diezmos en la Ley y ninguno de ellos fue con dinero. Además, el único lugar de la Biblia en donde se dice que los diezmos son de Dios es en la Ley de Moisés, no antes de la Ley ni en el N.T. ¿Cuál es la razón? Precisamente, Dios pidió el diezmo de la tierra que entregó a Israel y es el único modo correcto de entenderlo; si torcemos este sentido, entonces son especulaciones y falsas interpretaciones de la Biblia. Nosotros los cristianos no somos Israel ni recibimos de Dios una tierra prometida; por ende, el diezmo no aplica para nosotros.

- El problema de aplicar el diezmo al N.T., usando cualquier texto fuera de contexto, es que perdemos de vista el verdadero significado de las Escrituras y se acomodan conceptos humanos y personales a las verdades de la palabra de Dios. Por consiguiente, cada libro de la Biblia tiene un propósito y una explicación del por qué fue escrito y para entender las palabras contenidas en cada libro y su significado, debemos considerar el contexto en el cual fue escrito y solo así sabremos si nos está hablando directamente a nosotros o no; así pues, es importante conocer la naturaleza de cada libro para tener así una mejor interpretación del texto en su contexto correcto.

Si analizamos cada libro del A.T., encontramos que existen leyes, ordenanzas, mandamientos y normas estrictamente para Israel; sin embargo, muchos insisten en darle continuidad a los diezmos, usando pasajes de la Ley de Moisés como argumento pero deberíamos preguntarnos: ¿por qué los cristianos de hoy deben practican el diezmo pero deben ignorar otras leyes y mandamientos de los mismos libros de donde se pretende enseñar el diezmo? Alguien podría contestar: “no guardamos las otras leyes porque solo fueron para los israelitas y eso ya no está vigente para los cristianos”, pero aquí vendría otra pregunta: ¿no es así también con el diezmo? ¿en qué parte del N.T. se dice a los cristianos que deben pagar el diezmo?... entonces, si se debe practicar el diezmo, ¿por qué ignorar las otras leyes?

Reflexionemos bien en cómo estamos interpretando la Biblia y así sabremos si estamos en lo correcto o no.

- Como vimos antes, en la Ley, el diezmo se relaciona con los levitas, el sacerdocio, las fiestas judías y la tierra de Israel. Estos cuatro aspectos no tienen una aplicación directa con los cristianos del Nuevo Pacto; analicemos bien:

* No tenemos levitas judíos en el Nuevo Pacto: algunas iglesias creen que los levitas de hoy son los predicadores de sus iglesias como también los que sirven en diferentes ministerios de su congregación podrían ser levitas; sin embargo, esta afirmación es totalmente sacada de contexto. No existe ninguna escritura en el N.T. que afirme este tipo de concepto. Además, si así fuera, entonces todos los que sirven en diferentes áreas deberían recibir parte de los diezmos porque dedican tiempo y esfuerzo para cantar, tocar instrumentos, prestar un servicio de portero, secretaria, tesorero, músico, cantor, etc. o para preparar programas para la iglesia y demás actividades que implican un servicio (como lo hacían los levitas).
* El sacerdocio del A.T. ha cambiado de manera significativa ya que todos los creyentes somos sacerdotes para Dios (1 Ped. 2:9; Ap. 1:6;  5:10); en síntesis, hoy no hay sacerdotes que oficien el culto a Dios y que reciban diezmos de los levitas. Si alguien pretende cobrar diezmo de diezmos, está torciendo las Escrituras para su propio beneficio y esto desagrada a Dios.
* Las fiestas judías tenían su sentido en la nación de Israel y señalaban la manifestación del Mesías pero no aplican para la Iglesia de Cristo.
* Y finalmente, la tierra prometida a Israel no se vincula tampoco con los seguidores de Cristo porque no vivimos en ella ni nos beneficiamos de sus frutos.

Estas afirmaciones argumentadas y con base en la Biblia deben llevarnos a concluir que Dios no dio continuidad al pago del diezmo después de la Ley; por eso, en este estudio seguiremos presentando estas pruebas bíblicas para señalar el método correcto que Dios estableció para el sostenimiento financiero de una iglesia local. Si el hombre busca otros métodos es su problema, pero Dios nos enseña su método en la Biblia y en él no hay tropiezo para quien vive por fe y no por vista.

- Para los que insisten en enseñar y en pagar diezmos según la Ley, veamos lo siguiente:

Se expusieron 4 tipos de diezmos establecidos en la Ley de parte de Dios para Israel; ¿cuál de los 4 diezmos deberíamos practicar para seguir el diezmo según la Ley de Moisés?

* Si aplicamos literalmente el diezmo a los cristianos, y sabiendo que la Escritura nos dice que ahora todos somos sacerdotes, entonces debemos repartir el diezmo a todos los creyentes.
* Si persistimos en la necesidad de diezmar para este tiempo de la gracia, entonces cada año deberíamos separar nuestro diezmo y comer juntos con nuestra familia y con todos los cristianos.
* Si todavía insistimos en que Dios nos manda a diezmar como cristianos, entonces cada 3 años debemos separar el diezmo del último tercer año y compartirlo con todos los cristianos, los extranjeros, los huérfanos y las viudas.
* Si todavía queremos aplicar el diezmo sacerdotal para el Nuevo Pacto, entonces ¿a quién se le dará este diezmo? Esto es vergonzoso porque muchas iglesias y predicadores lo que hacen es lo siguiente: si se fundó una iglesia o enviaron obreros (colaboradores, pastores, etc.) para levantar o atender iglesias, entonces los que están al frente (una denominación, un concilio o una asociación de iglesias) piden el diezmo del diezmo, torciendo las Escrituras y asumiendo que ellos son superiores (como los sacerdotes que reciben el diezmo de los levitas). Por eso es que tantas denominaciones y pastores se corrompen, se enriquecen y se vuelven crueles con las ovejas y con otros pastores que están bajo su liderazgo, cuando comienzan a conseguir fortunas y lujos que opacan el buen testimonio del evangelio y mucha gente halla tropiezo y no se convierte al Señor, pero ellos tendrán que dar cuentas a Dios por su avaricia y por su maldad.
* Si todavía creemos que la ley del diezmo es para los cristianos, entonces tendríamos que dejar de diezmar una parte cada 7 años y cada 50 años, para compartir este diezmo con nuestras familias, los extranjeros y los animales que tuviéramos.

¿Por qué será que el 99% de los que enseñan a favor del diezmo no le muestran a la gente los 4 tipos de diezmos y los periodos en que no se diezmaba según la Ley? ¿por qué no enseñan a dar el 23% si esto es lo que realmente la Ley dice? ¿por qué no se comparte cada año el diezmo con los más pobres y necesitados como se hacía por mandato de Dios en la Ley? ¿por qué no dan libertad cada 7 años y cada 50 años para que la gente no traiga el diezmo a la iglesia? ¿será que podemos tomar del concepto del diezmo en la Ley lo que nos parezca y lo que no queremos, lo podemos ignorar?

Las respuestas a estas preguntas evidencian las razones por las cuales se enseña sobre el diezmo de forma errónea, superficial e incompleta:

* Ignorancia bíblica.
* Mala interpretación de pasajes bíblicos.
* Especulación, deducción personal y conceptos propios.
* Formación incorrecta en una iglesia donde se instruye a favor de los diezmos.
* Falta de interés en un estudio serio y más profundo de los diezmos en la Biblia.
* Falta de fe y de dependencia de Dios (quien es suficiente para suplir las necesidades de los que él llama a predicar el evangelio).
* Engaño y manipulación.
* Codicia y búsqueda de beneficios económicos y comodidades con la falsa excusa de pretender servir a Dios, cuando realmente lo que se procura es ser servido por la gente y tomar la piedad y la fe como fuente de ganancia.

Si usted predica a favor de los diezmos, necesita considerar cuál es la razón que lo mueve a hacerlo; permita que el Espíritu Santo le indique cuál es su verdadera motivación.

Si usted lo ha hecho por las primeras 6 razones, entonces pido a Dios que le conceda entendimiento y disposición para renovar su mente y cambiar su posición para ajustarse a la Biblia, confiando en la gracia suficiente de Dios para cumplir su propósito en su vida, pero si usted lo ha hecho por las últimas 2 razones, necesita arrepentirse de su pecado, nacer de nuevo y convertirse de verdad a Cristo; de lo contrario, la misma Escritura tiene para usted una sentencia terrible de parte de Dios: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1 Tim. 6:9, 10).

Llegará el día y la hora en que Dios recompensará la verdadera motivación de los que predican el evangelio y será el gozo para los fieles pero será la vergüenza y la condenación eterna para los infieles; para los infieles quizás hoy todo parezca salir bien hoy pero Dios no tardará en pasarles la factura porque nadie se burla de Dios y queda sin castigo.

Este estudio bíblico no pretende condenar a nadie pero la Biblia misma ubica a cada persona en su lugar y nuestra conciencia no se equivoca para darnos el veredicto; en el amor de Cristo le pido que vivamos solamente conforme a la perfecta voluntad de Dios porque él es celoso y traerá toda obra a juicio.

“Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Ecl. 12:14).

Es triste ver cómo muchas denominaciones que supuestamente predican sana doctrina han tenido divisiones, conflictos y problemas con el tema financiero porque quieren exigir diezmo de diezmos pero también quieren poner cargas pesadas sobre los pastores para recolectar grandes sumas de dinero y los que están al frente cada vez aumentan sus riquezas y dicen que es la bendición de Dios. Esto es infame y es una vergüenza para el nombre de Cristo y para el evangelio. Mientras los más pobres son los obreros que tienen iglesias pequeñas, ellos se llenan la boca diciendo que Dios les ha prosperado, pero es mentira… han tomado la piedad como fuente de ganancia y el juicio de Dios es inminente sobre ellos. Poco a poco están perdiendo la credibilidad y tarde o temprano su maldad será descubierta. Póngale la firma. 

jueves, 30 de julio de 2015

El sostenimiento financiero de la iglesia local Parte IV


Ahora consideremos otros puntos de análisis que favorecen el rechazo a la continuidad del diezmo en la Iglesia de Cristo, tomando como base la Ley de Moisés:

- Si leemos bien las Escrituras, encontraremos 4 tipos de diezmos en la Ley: diezmo levítico,  diezmo sacerdotal, diezmo anual y diezmo de solidaridad. Revisemos cada uno para comprender mejor:

I. Diezmo entregado a los levitas (DIEZMO LEVÍTICO):

A partir de Éxodo, este tipo de diezmo cumplía una función importante que consistía en el sostenimiento de la tribu israelita de Leví ya que a ellos Dios no les dio herencia en posesiones ni en territorios; su única herencia fue que debían recibir del pueblo israelita el 10% de sus cultivos y ganados en la tierra de Canaán.

“Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión” (Núm. 18:21).

Es importante destacar que el diezmo al que se refería la Ley consistía en “alimentos y/o animales” y no en dinero. Los levitas se dedicaban al servicio de Dios y por esto, ellos recibían los diezmos de los israelitas para cubrir sus necesidades.

En cuanto a la forma de dar el diezmo del ganado, el dueño contaba los animales cuando iban saliendo a pastar, y uno de cada diez era ofrecido para diezmar. De este modo, no se daba la posibilidad de elegir los animales inferiores o de menor calidad para el diezmo: “Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová. No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados” (Lv. 27:32, 33).  

Si revisamos las Escrituras podremos notar que el diezmo no consistía en “dinero”; siempre fueron alimentos y animales del campo; esto lo podemos ver en varias citas bíblicas:

“Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová” (Lv. 27:30).

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3:10).

El alfolí consistía en un granero (almacén) en donde los judíos guardaban el diezmo que recogían del pueblo y obviamente consistía en productos del campo y ganado. En ninguna parte de la Escritura se asocia al alfolí como un lugar para llevar o guardar dinero; el mismo pasaje bíblico lo aclara al decir: “Y haya alimento en mi casa” (Mal. 3:10). ¿Lo vio? Dice claramente alimento… no dinero.

Es probable que alguien diga que la razón por la cual en el A.T. se hable de este tipo de productos alimenticios o de ganadería, era porque no existían los billetes y las monedas de hoy; lamento decepcionar a aquellos que afirmen esto sin ninguna base, ya que en tiempos muy antiguos sí existía el dinero; esto lo pueden comprobar revisando los libros de historia, pero en nuestro caso lo podemos confirmar revisando Gn. 20:16 y Gn. 47:13-18. Además, en total existen 28 referencias con la palabra dinero solamente en el libro de Génesis. Es más, a lo largo de toda la Biblia la palabra dinero aparece aproximadamente 131 veces en la versión Reina Valera de 1960; si Dios hubiera establecido que se debía diezmar dinero, ¿no creen que la Biblia lo hubiese mencionado literalmente?; sin embargo, en la Ley, la Biblia solo habla de diezmar del producto de la tierra de Israel y de los animales. Si alguien enseña otra cosa, se basa en especulaciones y falsas interpretaciones, y no en la palabra de Dios.

II. Diezmo entregado por los levitas a los sacerdotes (DIEZMO SACERDOTAL)

“Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos” (Núm. 18:26).

Dios mismo estableció que los levitas recibieran el diezmo de los productos y del ganado en la tierra de Israel porque fueron llamados para el servicio del tabernáculo pero también definió que de este diezmo (de la tierra y del ganado, no de dinero), los levitas dieran la décima parte a los sacerdotes; este porcentaje es llamado el diezmo de los diezmos y su propósito era suplir las necesidades de los sacerdotes, quienes estaban dedicados también para servir en el tabernáculo y en el culto a Dios.

III. Diezmo usado para el banquete del santuario una vez al año (DIEZMO ANUAL)

Este tercer diezmo tampoco era en dinero sino en productos de la tierra; se recogía una vez al año y debía ser usado para el banquete del santuario tal como lo indican las Escrituras; además, se traían las primicias (los primogénitos) de los animales para complementar la comida en esta gran asamblea.

“Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año. Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días” (Dt. 14:22, 23).

Nota: Las primicias fueron otra clase de ofrenda bajo la Ley. Era una ofrenda diferente al diezmo, basada en un concepto distinto. Mucha gente usa el término primicia incorrectamente, como si fuera sinónimo de diezmo. Esa es la fuente de mucha confusión y de enseñanzas incorrectas. El cristiano sabe que Dios debe ser siempre el primero y debido a que confunden primicias con el diezmo, ellos creen que el diezmo es un principio eterno para poner a Dios primero o creen que deben traer lo primero de sus ingresos al iniciar el año para darlo a una iglesia o a un ministerio cristiano en particular pero esto no aplica para los creyentes del Nuevo Pacto. De hecho, hay iglesias que practican la fiesta de las primicias y los creyentes traen lo primero de sus ingresos o alimentos de su casa pero esto no tiene vigencia en el Nuevo Pacto y es una interpretación equivocada de las Escrituras el hecho de aplicarlo a los cristianos y a la Iglesia del Señor.

Dios estableció para Israel la ofrenda de las primicias de los primeros frutos de su tierra cada año (Éx. 23:19; 34:22-26) y las primicias de los animales cada año (Dt. 14:23), pero los cristianos no somos llamados a presentar estas ofrendas y el N.T. jamás ratifica esta práctica judía para la Iglesia de Cristo (ni una vez al año ni mucho menos varias veces al año).

En cuanto al diezmo anual, éste correspondía al producto de la tierra en un año; por tanto, si el camino para recorrer y llevar este diezmo en especie era largo, Dios ordenaba venderlo y guardar el dinero para facilitar su transporte. Al venir al lugar donde estuviera el santuario de Dios, el israelita compraba vacas, ovejas, vino, sidra o cualquier cosa que él deseare para comer delante de Dios y con su familia. Asimismo, él debía compartir estas cosas con los levitas para pasar un tiempo en comunidad y compañerismo como nación.

“Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te bendijere, entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios escogiere; y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia. Y no desampararás al levita que habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni heredad contigo” (Dt. 14:24-27).

Nota: este diezmo no era entregado a los levitas; sencillamente, era usado para comer en familia y para compartir un banquete colectivo con los levitas.

IV. Diezmo recolectado cada 3 años y usado para compartir con los levitas, los extranjeros, los huérfanos y las viudas (DIEZMO DE SOLIDARIDAD)

Este cuarto diezmo tampoco consistía en dinero sino en productos de la tierra; debía recogerse cada 3 años y debía ser guardado en cada ciudad para su correspondiente repartición.

“Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren” (Dt. 14:28, 29).

Cada agricultor separaba la décima parte del producto de la tierra en cada tercer año y era almacenado en cada ciudad; entonces, el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda venían a cada población para comer y ser saciados a través de este diezmo de la tierra.

Nota: este diezmo no era entregado solo a los levitas; sencillamente, era usado para compartir con estos cuatro grupos: levitas, extranjeros, huérfanos y viudas.

Definitivamente, en este punto se reflejan la sabiduría de Dios y la equidad social que debería tener cada nación para que haya justicia, equilibrio, generosidad y unidad entre todas las personas.

Nota: Otro tipo de diezmo que aparece en el A.T. (pero que no fue establecido por Dios) es el diezmo exigido por el rey (diezmo al rey).

El pueblo de Israel rechazó el gobierno de Dios y pidió rey como las otras naciones (1 Sam. 8); por eso, Dios advirtió al pueblo que cuando fueran gobernados por un hombre él les exigiría un diezmo, mas no de parte de Dios sino para la administración de su gobierno. Lamentablemente, esto fue lo que ocurrió: ellos tuvieron que entregar sus diezmos al rey, aparte de los diezmos antes mencionados que aplican para el pueblo (excluyendo el diezmo sacerdotal que provenía de los levitas).

“Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro; y nombrará para sí jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros. Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras. Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus siervos. Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos. Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras. Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos. Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día” (1 Sam. 8:11-18).

En tiempos del N.T., los escritos rabínicos mencionan que los judíos daban más importancia a los dos primeros diezmos y el evangelio de Lucas confirma que un fariseo expresa: “doy diezmos de todo lo que gano” (Lc. 18:12); si ésta era la posición de los fariseos en general, entonces no estaban viviendo realmente conforme a los diezmos establecidos por Dios para los judíos porque la Ley nunca habló de todo lo que se gana un judío sino de los productos de la tierra y de los animales. El problema es que ellos dejaban de lado la justicia, la misericordia y la fe (Mt. 23:23; Lc. 11:42) y algunos se vanagloriaban de diezmar aún más de lo que la Ley de Moisés establecía para los israelitas, lo cual ya hemos planteado claramente: diezmo levítico, diezmo anual y diezmo de solidaridad, pero solo de los productos de la tierra y de los animales del campo (no de todo lo que se gana un israelita).

- Es importante aclarar que la Ley de Moisés también establece un tiempo en el cual no se diezmaba de los productos de la tierra y era cada 7 años y cada 50 años; leamos lo que dice la Biblia al respecto:

“Jehová habló a Moisés en el monte de Sinaí, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, la tierra guardará reposo para Jehová. Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos. Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña. Lo que de suyo naciere en tu tierra segada, no lo segarás, y las uvas de tu viñedo no vendimiarás; año de reposo será para la tierra. Mas el descanso de la tierra te dará para comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu criado, y a tu extranjero que morare contigo; y a tu animal, y a la bestia que hubiere en tu tierra, será todo el fruto de ella para comer. Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años. Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra. Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia. El año cincuenta os será jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni vendimiaréis sus viñedos, porque es jubileo; santo será a vosotros; el producto de la tierra comeréis” (Lv. 25:1-12). 

En un periodo de 7 años, Dios estableció que el séptimo año no se sembraría la tierra (v. 4) pero los frutos que diera la tierra en ese año serían para el consumo de los israelitas, con sus familias, los extranjeros y todos los animales del campo; con esta medida la tierra reposaría. Lo mismo sucedería cada 50 años. Así pues, ninguno de los 4 tipos de diezmos (de los productos de la tierra) se pagaba en todo un año, cada 7 años y cada 50 años.

- Con esta información clara, tenemos que concluir que el diezmar bajo la Ley no era un 10% preciso sino un 23% anual (sin incluir el año sabático y el año 50 en los cálculos y sin incluir el diezmo al rey).

Si todavía queremos seguir el modelo bíblico en la Ley para el diezmo entonces tendríamos que dar como mínimo un 23%.

La ignorancia de estos temas es terrible; por eso la mayoría de las iglesias cristianas han vivido muchos años bajo un concepto equivocado sobre los diezmos pero el que lee la Biblia, ora a Dios y busca un entendimiento correcto en este tema, abre sus ojos y no sigue a los hombres sino a la Sagrada Escritura. Si los hombres han de ser nuestra guía, entonces no somos verdaderamente seguidores de Cristo, pero si realmente queremos cumplir con el plan de Dios, debemos ajustarnos solo a la Escritura, con una correcta interpretación de cada texto.

miércoles, 29 de julio de 2015

El sostenimiento financiero de la iglesia local Parte III


Quizás usted insista en la idea de que el diezmo fue un principio de Dios antes de la Ley; entonces, sigamos analizando la historia de Jacob…

- La historia de la promesa de Jacob de dar a Dios el diezmo empieza con su viaje a Harán, donde la familia de su madre (Gn. 28). Jacob había recibido la primogenitura que pertenecía a su hermano Esaú, por haber sacado provecho en un momento de debilidad. Entonces, por engaño y manipulación, él había tomado la bendición especial reservada para el primogénito. A raíz de esto, Esaú se puso furioso y planeaba asesinar a Jacob en venganza. Así pues, Jacob tuvo que huir por su seguridad, pero antes de partir, su padre, Isaac, había hablado de una bendición sobre él y su descendencia, para que recibiera las promesas de Dios a Abraham y para que heredara la tierra que Dios le había dado. Ya para este tiempo, Jacob había sido extremadamente bendecido. Tenía el derecho de primogenitura de la familia, y también la bendición de Abraham conferida sobre él. Jacob debería tener un fuerte sentido de confianza en su vida, pero no lo tuvo, como podemos ver en sus acciones y en sus palabras.
- En su viaje a Harán, Jacob pasó una noche en un lugar que él llamó Betel. Mientras dormía, soñó y vio al Señor parado en la punta de una escalera que iba de la tierra al cielo. En Gn. 28:13-15 tenemos el relato de lo que el Señor le dijo: “…Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho”.
- Dios le dijo a Jacob lo que iba a hacer por él: darle la tierra a él y a su simiente, multiplicar su descendencia, estar con él y protegerlo dondequiera que fuera, y traerlo de nuevo a casa. Fue la promesa de Dios para él y estaba basada solamente en la fe (como en el caso de Abraham). No dependía de ningún requisito condicional… ni diezmos ni ofrendas ni sacrificios. Estaba basada en la promesa original hecha a Abraham, la cual tampoco se estableció por diezmos, ofrendas o sacrificios. Todo lo que Dios esperaba era que Jacob creyera en su palabra y le sirviera porque él quería guardar su promesa, de la misma forma que lo hizo con Abraham, quien vino a ser el padre de la fe.
- En el pacto de Dios con Abraham, Isaac, y Jacob, no hubo absolutamente ningún efecto del diezmo, de la ofrenda o de los sacrificios hechos por el hombre para recibir los beneficios y las bendiciones de Dios. Simplemente, el Señor vino a ellos y les hizo promesas que cubrían cada área de sus vidas y no requería nada de parte de ellos sino solo una fe genuina.
- Jacob no respondió a la promesa de Dios de la misma manera que su padre y su abuelo lo hicieron. Abraham e Isaac aceptaron la promesa por fe y continuaron con sus vidas como Dios les dirigía, pero Jacob no. En Gn. 28:16-22 vemos cómo respondió Jacob a Dios: “Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo. Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero. E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”.
- La fe toma la palabra a Dios y se apropia de ella; Jacob no lo hizo. Jacob respondió a la promesa de Dios haciendo un juramento, lo que mostró su incredulidad. El dijo “si” tú haces esto, “entonces” tú serás mi Dios y yo te daré el diezmo de todo lo que me dieres. Dios acababa de prometerle que le bendeciría, le protegería, y cumpliría la promesa que él hizo a Abraham; Dios no pidió el diezmo o nada por el estilo; sin embargo, Jacob ignoró lo que Dios le acababa de prometer y su juramento era un trato que él estaba haciendo con Dios… no Dios con él. Jacob tenía más fe en su negociación que en la palabra de Dios que recién había recibido en el sueño.
- Jacob tenía más evidencia para fundamentar su fe que la que tuvieron Abraham e Isaac cuando Dios vino a ellos. Jacob tuvo el beneficio de haber oído de lo que Dios había hecho en sus vidas y él había crecido en medio de la gran fortuna con la que Dios había bendecido a su abuelo y a su padre, pero cuando Dios hizo la misma promesa a Jacob (que había hecho a su padre y a su abuelo), él no respondió con fe como lo hicieron ellos. Abraham había dejado su patria para ir a un destino desconocido pero Jacob ni siquiera se había comprometido a tener al Señor como a su Dios.
- Dios nunca pidió el diezmo ni a Abraham ni a Isaac ni a Jacob ni a ningún personaje antes de la Ley de Moisés; él solo pidió fe. Aparte, Dios esperaba más que una medida limitada; él esperaba un compromiso del 100%. Esta es una lección en la cual Jacob fue muy tardo para aprender. No fue sino hasta su retorno muchos años después, cuando él luchó con Dios toda la noche en el arroyo de Jaboc, que finalmente se comprometió a sí mismo con Dios y ya no trató de negociar con él por medio de un diezmo (Gn. 32).
- Dios hubiera preferido una respuesta de fe en vez de la promesa de un diezmo, la cual solo fue un voto basado en su miedo y en su incredulidad. Lo mismo es cierto en estos días: Dios está buscando fe pero mucha gente está diezmando por temor; tienen miedo de que sus necesidades no sean satisfechas si dejan de diezmar. El dar basado en el temor no agrada a Dios ni tampoco las predicaciones que promueven este concepto (Rom. 14:23).
- Con respecto al juramento de Jacob de dar a Dios el diezmo, no sabemos qué tenía en mente. ¿Planeaba él sacrificar el diez por ciento de sus animales en un altar? Ese no sería el concepto usual del diezmo porque no era para destruirlo por medio de sacrificios. ¿Pensaba él que encontraría un sacerdote y le daría el diezmo? Según la Biblia, no hay ningún registro de algún sacerdote en esa época que recibiera diezmos; aún si hubiese uno, Dios no había ordenado ningún sistema formal de adoración que incluía dar y recibir diezmos. Así pues, Dios no instituyó un sacerdocio o un sistema de diezmo para sustentarlos hasta que fue dada la Ley de Moisés. A no ser que Melquisedec haya sido realmente una aparición preencarnada de Jesucristo, no es probable que aún estuviera con vida cuando Jacob regresó de Harán. Tengamos presente que lo de Harán sucedió cerca de 170 años después que Abraham se encontró con Melquisedec.
- Dios no alabó a Jacob por su juramento de darle el diezmo. La Biblia ni siquiera dice si Jacob alguna vez lo pagó. Aparentemente no era algo importante a los ojos de Dios. Después de todo, no fue idea de Dios y no fue un acto de fe; fue solo un acto de negociación carente de fe hecho por un hombre que realmente no tenía todavía un conocimiento eficaz acerca de Dios.
- Dios había cumplido su palabra a Abraham e Isaac sin ningún juramento de parte de ellos. Los había bendecido, protegido, y los hizo ricos solo conforme a su promesa. Tal vez cuando Jacob peleó toda la noche con Dios junto al arroyo de Jaboc, se dio cuenta que Dios nunca quiso el diezmo… que solo quería fe.
- El diezmo prometido por Jacob fue hecho en relación al viaje que iba a realizar y de lo que Dios le diere en este caso, pero en la Biblia no se habla de un voto de por vida para diezmar.
- El libro de Génesis muestra que Jacob ya tiene antecedentes de ser una persona engañadora, astuta y oportunista; por lo tanto, no debemos tomar este pasaje para decir que Jacob practicaba el diezmo porque la Biblia no evidencia que esto sea un hábito en su vida… tan solo registra una promesa que Jacob hizo a Dios en oración pero esta historia no apoya la práctica de diezmar en el Nuevo Pacto. De igual forma, no se debe aplicar este pasaje para decir que el diezmo es un principio establecido por Dios antes de la Ley porque la Biblia no dice que Dios dio algún mandato a Jacob en este sentido.

Conclusiones:
- Durante el período de tiempo antes de la Ley, Dios a propósito hizo que el tema de los sacrificios y las ofrendas sea un asunto de la libre voluntad de cada uno, de manera que ello sea una expresión real de fe y adoración. Por este motivo, Dios no requirió ciertas cantidades de sacrificios y ofrendas sino que cada creyente dio de corazón y en reconocimiento a la gracia de Dios. Este sí es un principio eterno que nunca cambiará. Así pues, antes de la Ley, no hubo ningún mandamiento de que el hombre debe diezmar. No hay base escritural para decir que el diezmo fue un mandamiento no dicho o un principio universal de adoración. No hay prueba escritural de que ningún otro adorador del Dios verdadero (aparte de Abraham) alguna vez diera a otro el diezmo durante ese tiempo. No hay base escritural para decir que Dios quería el diezmo de nadie durante ese tiempo. Estos son hechos; todo lo demás es especulación y vana palabrería. Usted decide si basa su fe en especulaciones de hombres o en realidades objetivas de la Biblia.
- Pablo dice: “Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros” (1 Cor. 4:6). En pocas palabras, aprendamos a no pensar más de lo que está escrito porque eso se llama especulación y nos lleva a forzar la Escritura y a darle un sentido erróneo, engañándonos y engañando a los demás pero Dios no puede ser engañado; todo lo que el hombre siembra, eso cosecha (Gál. 6:7).
- En respuesta a la pregunta ¿los cristianos deben diezmar hoy en día?... no importa si Abraham o Jacob lo hicieron antes de la Ley porque nosotros tenemos una relación con Dios a través de Jesucristo por medio de la fe y no por las obras… es mucho más alta y mejor que cualquier cosa que Abraham o Jacob se hayan imaginado.
- Solo porque una historia, un acto o una promesa estén en la Biblia, no significa que eso retrata la voluntad de Dios para la gente involucrada y no significa que es la voluntad de Dios para nosotros en el Nuevo Pacto. La Biblia registra muchas cosas que hicieron los hombres que no fueron la voluntad de Dios y necesitamos interpretar cada asunto en su contexto.
- Hoy en día existen predicadores que utilizan el ejemplo de estos dos personajes bíblicos para sostener que como el diezmo fue dado antes de la Ley, también se puede aplicar hoy en día; esto lo llaman “diezmos voluntarios” pero es una interpretación errónea del contexto real de la Biblia, ya que ni Abraham ni Jacob entregaban diezmos de forma periódica.
- No hay ningún registro de que Abraham o Jacob ordenasen a sus descendientes seguir tales ejemplos, estableciendo así una práctica, una costumbre o una ley. No obstante, el pago de diezmos se instituyó exclusivamente en el pacto de la Ley con Israel y no antes ni después. Esto se demostrará detalladamente en este estudio; le invito a que siga leyendo y comparando con los versículos de la Biblia.
- Para finalizar, es esencial ratificar que durante todo el periodo de tiempo antes de la Ley solo hay dos referencias bíblicas del diezmo y en ninguno de los casos hay alguna indicación de que los creyentes fueron instruidos por Dios a hacer lo que ellos hicieron. Además, ninguna de estas dos referencias da pie para decir que el diezmo fuese una práctica común en los creyentes que vivieron en ese periodo de tiempo. Entonces, queda descartado completamente algún argumento válido de que el diezmo fuese un principio establecido por Dios antes de la Ley. Si usted insiste en este concepto, entonces solo está basado en especulaciones humanas y no en argumentos bíblicos sólidos.

- Durante la Ley de Moisés

Ya estudiamos el diezmo y las ofrendas a la luz del libro de Génesis (antes de la Ley); ahora vamos a estudiar el diezmo y las ofrendas desde Éxodo hasta Malaquías (durante la Ley).

Empecemos con el diezmo… La percepción general de los cristianos y de los predicadores sobre el diezmo durante la Ley es simplista e inexacta y las referencias escriturales de diezmar durante este periodo (con las sanciones y las promesas de Dios) también son mal interpretadas y erróneamente aplicadas a la Iglesia de Cristo, pero si hacemos un estudio objetivo del diezmo durante la Ley notaremos algunos hechos importantes.

La forma de ver el diezmo tiene mucho que ver con la forma de ver el A.T.; por ejemplo, el A.T. y el N.T. tienen una relación significativa porque las historias, las leyes, los principios y los simbolismos del A.T. son sombra de lo que habría de venir en Cristo.

Con respecto a la relación de ambos testamentos existen varias opiniones:

* Toda ley del A.T. que no se repite en el N.T. queda derogada (suprimida).
* Toda ley del A.T. que no esté derogada expresamente en el N.T. continúa vigente.
* La ley tiene tres partes: civil, ceremonial y moral. Las leyes civiles no se aplican porque no somos la nación de Israel; las leyes ceremoniales tampoco se aplican porque Cristo las ha cumplido, pero las leyes morales y espirituales aún aplican.

Los dos primeros planteamientos no son coherentes con la realidad de la Biblia; el tercer planteamiento es interesante pero no debemos desconocer la complejidad del A.T. a la hora de interpretarlo.

A decir verdad, todas las leyes del Antiguo Pacto son una manifestación del carácter eterno de Dios; por lo tanto, toda ley se aplica a los cristianos en su justa medida a la luz del N.T.; sin embargo, con el fin de averiguar cómo se aplica cada ley, tenemos que llegar al principio fundamental de la ley.

Las leyes del A.T., tal como se presentan, dan las características de ser manifestadas para un pueblo en particular (Israel), en un momento determinado, en un lugar determinado y en virtud de un pacto (el Antiguo Pacto). Así que cuando las leyes están vinculadas a aspectos culturales en Israel o al Antiguo Pacto no son directamente relevantes para los creyentes del Nuevo Pacto y la forma en que se aplica la ley se cambió pero eso no significa que no se aplique el principio fundamental de la ley.

En cuanto al diezmo, se ha expuesto con argumentos claros que no se puede hablar de un principio divino y eterno de diezmar antes de la Ley; del mismo modo, no se puede decir que haya un principio divino y eterno en el diezmo durante la Ley pero sí se podría decir que Dios enseñó a su pueblo el principio de dar y servir con los bienes materiales pero no exclusivamente a través de los diezmos sino también en el tema de las ofrendas, las leyes humanitarias y comunitarias, el trato hacia los demás, la justa retribución entre amos y siervos, y una infinidad de leyes que evidencian la inspiración y la sabiduría infinita de Dios en la Ley de Moisés, en comparación con las leyes de las naciones contemporáneas a Israel, mostrando siempre solidaridad con el prójimo y equilibrio en la justicia social. 

martes, 28 de julio de 2015

El sostenimiento financiero de la iglesia local Parte II



Para aclarar dudas y exponer objetivamente lo que la Biblia dice al respecto, se plantea un primer punto:

a. ¿Cómo fue el sostenimiento financiero del culto a Dios en el A.T.?

- Antes de la Ley de Moisés

Antes de que Dios estableciera el culto que él demandaba al pueblo de Israel en la Ley de Moisés (libro de Éxodo al Deuteronomio), la Biblia da múltiples referencias de ofrendas voluntarias (en el libro de Job y en el libro de Génesis) y la primera la hizo Dios mismo cuando vistió a Adán y a Eva que estaban desnudos en el huerto de Edén.

“Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Gn. 3:21).

Notemos que ellos fueron vestidos con pieles y fue necesario tomar un animal o varios en sacrificio para poder extraer su piel y que fuese suficiente para vestir a Adán y a Eva. Dios hizo una ofrenda de su propia creación a favor de ellos a pesar de que habían desobedecido su mandato y no merecían que Dios les diera este regalo.

Este sacrificio es un anticipo de la mayor ofrenda que Dios podría darnos: su propio Hijo.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16).

“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Rom 8:32).

Recordemos que Dios nos ha dado todo lo que tenemos, nuestra vida, la tierra, el agua, las frutas, la comida, la lluvia, las estaciones, el tiempo, nuestro cuerpo, la salud, la inteligencia… absolutamente todo lo que hoy disfrutamos; sin embargo, el regalo más grande que él nos dio fue a su propio Hijo en sacrificio en la cruz para llevar todos nuestros pecados y salvarnos de la condenación eterna.

Aún el mismo Jesús se ofrendó a sí mismo ante Dios y no fue obligado o presionado para hacerlo: 

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Ef. 5:1, 2). 

¿Y qué es lo pide Dios de nosotros? La Biblia aquí nos dice que imitemos el amor de Cristo que se ofrendó un 100% por nosotros.

Los primeros creyentes del A.T. antes de la Ley de Moisés entendieron este principio de entrega a Dios (aunque no conocían a Cristo) y ofrecieron sus vidas para Dios pero también ofrendaron animales en sacrificio como una señal de reconocimiento a Dios; por eso levantaron altares dedicados para Dios:

“Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda” (Gn. 4:4). 

“Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche” (Gn. 8:20-22). 

“Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido” (Gn. 12:7).

“Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová” (Gn. 13:18).

“Y edificó allí un altar, e invocó el nombre de Jehová, y plantó allí su tienda; y abrieron allí los siervos de Isaac un pozo” (Gn. 26:25).

“Y erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel” (Gn. 33:20).

“Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú. Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos. Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado” (Gn. 35:1-3).

“Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-nisi” (Éx. 17:15).

En estos pasajes vemos que Abel, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y Moisés edificaron altares para Dios en donde ofrecían voluntariamente sacrificios de animales y eran aceptados delante de Dios. Este fue el sistema de culto que predominó antes de la Ley. Además, todavía no existían sacerdotes llamados a desarrollar un culto público a Dios porque en esta época patriarcal, el sacerdote era el padre de familia del hogar como se menciona en el libro de Job (Job 1:5). El único sacerdote mencionado es Melquisedec pero luego hablaremos de este caso.

El concepto de ofrenda está claramente definido en el corazón de los patriarcas hasta Moisés y luego estudiaremos cómo se desarrolló en la Ley y cómo se desarrolló en el ministerio de Cristo y en la Iglesia hasta nuestros días.

La ofrenda implica dar algo de valor que tenemos pero no hay una medida definida sino que cada persona determina qué quiere dar y en qué cantidad; sin embargo, el concepto de diezmo implica dar una décima parte de algo de valor que tiene una persona. En cuanto al diezmo antes de la Ley, esto ha sido un tema polémico y muchos lo han malinterpretado.

La práctica de diezmar y ofrendar es muy antigua y se conoció aún entre los pueblos no hebreos.

Muchos dicen: “Es cierto que ya no vivimos bajo la Ley de Moisés; sin embargo, el diezmo fue practicado mucho antes de la Ley por nuestros patriarcas Abraham y Jacob, los cuales, sin conocer la Ley, practicaron el diezmo; esto es un ejemplo digno de imitar y por eso es válido para ser practicado por los cristianos de hoy en día, aunque ya no vivimos bajo la Ley; el diezmo se debe dar, por haberse practicado antes o fuera de la Ley y todo cristiano debe continuar diezmando en sus congregaciones ya que estos diezmos son considerados como diezmos voluntarios. Nosotros somos descendientes de Abraham y como Abraham diezmó, nosotros también debemos seguir su ejemplo”.

Tengo una pregunta sencilla aquí: ¿No es cierto que la CIRCUNCISIÓN también existía antes de la Ley? (Gn. 17). Y todos sabemos que la circuncisión es considerada también como una parte de la Ley de Moisés pero obviamente en el N.T. no se ratifica esta práctica sino que se habla de la circuncisión del corazón. Lo mismo se aplica al diezmo; el hecho de que algo se hiciera antes de la Ley y durante la Ley no significa que tenga vigencia en el N.T. sino que debemos tener evidencia clara de que la Iglesia es llamada a honrar un principio establecido por Dios y la forma más adecuada es confirmar en el N.T. si esto es válido o no (y esto lo haremos más adelante al estudiar los diezmos y ofrendas en el N.T.).

Veamos qué más nos enseña la Biblia en el A.T. al respecto de los diezmos

La palabra “Diezmo” viene del hebreo “maaser” o “maasran” que significa “una décima parte o diezmo”; en el griego se escribe “dekato” o “apodekatoo”; en ambos casos, estos términos significan “el pago o dádiva de una décima parte o porción” o sea “diezmo”.

El término DIEZMO antes de la Ley solo se encuentra en dos pasajes de Génesis donde se menciona esta palabra; miremos qué dicen estos versículos para que entendamos su contexto:

“Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo” (Gn. 14:18-20). 

“E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti” (Gn. 28:20-22). 

Muchos plantean que Abraham y Jacob tenían el principio de diezmar y que daban su diezmo a alguien que tuviera una función como sacerdote por encima de ellos, pero si leemos toda la Biblia, la conclusión que debemos sacar es que Abraham solo dio el diezmo del botín de guerra (no de todo lo que ganaba como propietario de bienes y de riquezas en abundancia que Dios le había concedido tener); en el caso de Jacob, la única mención de la Biblia es que él hace una promesa a Dios de diezmar bajo la condición de que le guardara y le trajera con bien a su tierra después de un viaje que iba a realizar; sin embargo, en la Biblia no se evidencia si lo hizo o no.

Revisemos más a fondo los pasajes… empecemos con la historia de Abraham (Gn. 14).

El contexto de este pasaje es el siguiente: un grupo de cuatro reyes del Este vinieron a Canaán para atacar a un grupo de cinco reyes que se habían rebelado y dejaron de pagar sus tributos. Sodoma fue una de las ciudades saqueadas, y Lot, el sobrino de Abraham, fue llevado con los cautivos. Abraham, 318 de sus siervos entrenados, y otros tres hombres del área que estaban unidos a él, persiguieron a los invasores y los vencieron. Cuando Abraham retornaba con el pueblo y el botín, el nuevo rey de Sodoma vino a recibirlo pero antes llegó Melquisedec, rey de Salem, y le trajo pan y vino, y pronunció una bendición sobre Abraham. Luego de esto, Abraham le dio los diezmos de todo (Gn. 14:20); es más, Heb. 7:4 explica mejor en qué consistió el diezmo de Abraham: “Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín”.  Notemos que no fue el diezmo de todos sus bienes personales sino del botín de guerra.

Cuando llegó el rey de Sodoma, le djio: “Dame las personas, y toma para ti los bienes” (Gn. 14:21). Por derecho de conquista, Abraham pudo haberse quedado con todo, incluyendo la gente; sin embargo, él se rehusó a quedarse con algo y públicamente declaró su oración a Dios de que él no tomaría nada del rey de Sodoma para que éste no dijera que hizo rico a Abraham (Gn. 14:21-24).

Muchas personas han interpretado que a partir de esta historia tenemos una base para enseñar sobre la necesidad de diezmar porque es un hecho que se dio antes de la Ley de Moisés; sin embargo, si miramos toda la Biblia, este argumento no es congruente con la Escritura.

Una revisión objetiva a los hechos y a la vida completa de Abraham nos llevará a sacar las conclusiones correctas; veamos:
- La promesa original a Abraham no estuvo basada en las acciones de Abraham pero sí en su fe; por tanto, no tuvo nada que ver con el diezmo. Abraham fue justo solo por la fe en Dios (Gál. 3:6).
- El pacto de Dios hecho con Abraham fue su estímulo para creer al Señor pero no tuvo nada que ver con el diezmo. El diezmar no fue parte del pacto con Abraham. No hay nada que objetar a eso.
- Ni el diezmo ni las ofrendas fueron una condición para el cumplimiento de la promesa hecha por Dios a Abraham.
- Dios hizo a Abraham rico debido solamente al cumplimiento de su promesa (sin ninguna clase de diezmo u ofrenda). Dios se glorificó en bendecir a Abraham y lo hizo rico solo por gracia. La prosperidad de Abraham no estaba basada en el diezmo o en aspectos materiales.
- El mandamiento de Dios a Abraham era que dejara su tierra y que fuera a la tierra que Dios le mostraría. Dios prometió que haría de Abraham una gran nación, que lo bendeciría, que le daría un gran nombre, que Abraham sería una bendición, que bendeciría a los que lo bendigan y que maldeciría a los que lo maldigan, y que en Abraham serían benditas todas las familias de la tierra. En este sentido, la fe de Abraham fue lo que lo llevó a la prosperidad según la gracia de Dios. El creyó a la palabra de Dios y actuó en consecuencia. El dejó su tierra y su parentela y siguió a Dios, sin saber a dónde iba. Dios valora y recompensa la fe por sobre todas las cosas. El responde con gracia más allá de la comprensión natural.
- Dios consideró justo a Abraham por su fe, cumplió su promesa, y lo enriqueció solo con base en su palabra. El diezmo no tuvo nada que ver con ello.
- Abraham ya era extremadamente rico antes de que alguna vez se encontrara con Melquisedec y le diera el diezmo. Abraham no se hizo rico por dar el diezmo a Melquisedec. El ya era tremendamente rico antes de darlo. Génesis 13 nos dice que Abraham era rico en ganado, en plata y en oro. Su patrimonio era tan grande que la tierra no podía tenerlos juntos a él y a Lot. El tenía por lo menos 318 sirvientes nacidos en su casa. El número total de personas en su compañía debe haber sido mucho más grande, contando a las esposas y los hijos de los siervos, más otros que pudieron haber estado atrás cuidando sus posesiones.
- La cita de Gn. 14 es la única mención bíblica del A.T. en que Abraham dio el diezmo a alguien. Además, no hay base escritural para enseñar que Abraham diezmara antes o después de este hecho en toda su vida; por tanto, no se debe especular diciendo que este acto fue una práctica común o un hábito en la vida de Abraham.
- Tampoco hay base escritural para decir que Dios ordenó o guió a Abraham a dar la décima parte del botín a Melquisedec ni a diezmar en ningún otro momento de su vida porque no existen referencias bíblicas; además, todavía no existían sacerdotes llamados a desarrollar un culto público a Dios o a recibir un diezmo, porque como se ha dicho, en la época patriarcal el sacerdote era el padre de familia del hogar y así lo muestra el libro de Job (Job 1:5). El único sacerdote mencionado antes de la Ley es Melquisedec.
- Recordemos que el diezmo de Abraham fue del botín de la batalla pero él no dio el diezmo de sus posesiones personales o del incremento de sus rebaños y ganados.
- Abraham no dio el diezmo de algo de lo cual él iba a guardar una porción, así que no le costó nada; sencillamente, tomó del botín para diezmar a Melquisedec antes de encontrarse con el Rey de Sodoma y entregarle el botín.
- ¿Por qué Abraham le dio a Melquisedec el diezmo? Algunos dicen que él siguió un principio eterno de Dios. Eso no es verdad porque Dios mismo en Números 31 dio instrucciones específicas que fueron diferentes en el caso de los botines de guerra: el sumo Sacerdote recibía el 1/500 de la mitad del botín y los Levitas obtenían 1/50 de la mitad del botín (Números 31 se examinará con más detalles cuando estudiemos el diezmo durante la Ley).
- Mucha gente tiene la idea errónea de que el 10% es un estándar sagrado en el reino de Dios cuando se trata de dar y toman este pasaje como argumento. Piensan que fue un mandamiento o principio no dicho, no registrado hasta que la Ley fue dada, pero esa conclusión es errada. La Biblia misma claramente contradice eso; si Abraham estaba siguiendo un principio divino cuando dio el diezmo del botín a Melquisedec, entonces Dios le hubiese dicho al pueblo en Números 31 que hicieran lo mismo, pero él específicamente les dio instrucciones diferentes; esto prueba que Abraham no estaba siguiendo una ley eterna y divina; así pues, su diezmo no es un patrón para seguir hoy en día.
- Las cosas más importantes en el reino de Dios son claramente reveladas. Algo tan importante como una ley universal y eterna del diezmo hubiera sido claramente comunicada y no hubiera sido dejada a la especulación.
- El 10% no es un eterno estándar sagrado de dar. Dios requirió mucho más que el diezmo bajo la Ley de Moisés (hasta un 23% anual); además, hubo muchos otros sacrificios y ofrendas que fueron ordenados. Todo esto se probará cuando estudiemos los 4 tipos de diezmos y las clases de ofrendas que Dios ordenó durante la Ley.
- La condición implícita del pacto de Dios con Abraham fue que todo lo que Dios tenía fue encomendado a Abraham, y todo lo que Abraham tenía fue encomendado a Dios, y cada uno debe estar dispuesto en todo tiempo a usar todos sus recursos para el beneficio del otro. En esa clase de relación con Dios, el diezmo no es una medida porque es sobrepasado por un mayor compromiso de usar el 100% de lo que somos y tenemos para honrar a Dios y para el cumplimiento de los propósitos de Dios. Entonces, si miramos la vida de Abraham, él dio todo para que el plan de Dios se cumpliera (y no se limitó a dar una medida de un 10%). Así pues, el diezmo tampoco es una medida para el Nuevo Pacto porque Dios requiere de hijos maduros que caminen con él a un nivel de compromiso del 100%.
- Hay mucho debate acerca de la identidad de Melquisedec; algunos dicen que es una manifestación de Cristo por las características que presenta Hebreos: “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín. Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro” (Heb. 7:1-10). A pesar de todo, cuando se trata el asunto del diezmo en la vida de los cristianos de hoy en día, a pocos les importa absolutamente quién era Melquisedec o por qué Abraham le dio el diezmo.
- Aquellos que argumentan sobre Abraham y Melquisedec para enseñar a favor del diezmo, pierden el contexto principal del Nuevo Pacto: la salvación por la fe en Cristo. Nosotros, los cristianos nacidos de nuevo, no somos Abraham y no estamos viviendo antes de la Ley. La muerte y resurrección de Jesucristo es el punto principal de nuestra fe. Esto cambió por entero la naturaleza de la relación del hombre con Dios. El hecho de saber o no quién fue Melquisedec o por qué Abraham le dio los diezmos no afecta nuestra salvación en Cristo. Diezmar no es parte del Nuevo Pacto porque la mayordomía financiera en el Nuevo Pacto está basada en un modelo diferente, el cual veremos más adelante.
- Nosotros sabemos que Melquisedec fue un rey y un sacerdote y que Abraham le dio los diezmos del botín. Los diezmadores argumentan que Jesús es tanto rey como sacerdote y por eso se le debe el diezmo. Jesús ciertamente es digno de todo (del 100%) pero su reino y sacerdocio no se basan en el diezmo ni dependen de él. Es más, Jesús nunca pidió a nadie un compromiso del 10%. Su llamado fue un absoluto abandono de todas las cosas por amor a él y su prioridad es un compromiso absoluto de todas las cosas para él; si vivimos bajo el concepto de diezmos en este tiempo de la gracia en el Nuevo Pacto, estamos minimizando y rebajando su mensaje. El nunca ratificó el diezmo como un modelo de dar en su nuevo reino que empezaría con la resurrección; más bien, él pidió a sus seguidores que lo dejen todo por él, que lo den todo para él y que usen todo para lograr el propósito de Dios (esto lo confirmaremos cuando estudiemos cómo fue el modelo financiero de su ministerio en los evangelios).
- La historia de Melquisedec es usada por el Espíritu Santo como una figura profética a la nación de Israel acerca del Nuevo Pacto y el orden espiritual que reemplazaría a la Ley de Moisés. El Salmo 110 habla proféticamente acerca del Mesías y dice que él sería sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. Bajo el Antiguo Pacto, el oficio del rey estaba separado del oficio del sacerdocio pero el resucitado Señor Jesucristo es tanto Rey como Sacerdote, y esa es una manera en la que él cumple el modelo profético de ser sacerdote según el orden de Melquisedec. En este sentido, si Abraham le dio los diezmos a Melquisedec, ¿le daremos a Cristo la misma medida de diezmos o le daremos el 100% de nuestra vida como él lo demanda? No permitamos que los hombres, las iglesias, los pastores, los predicadores o cualquiera que pretenda enseñar la Biblia nos imponga una medida para dar una cantidad de nuestros bienes o ingresos materiales; la palabra de Dios nos presenta un principio maravilloso y eterno que nunca ha cambiado ni cambiará: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Cor. 9:7). Estos conceptos serán ampliados luego con mayor detalle cuando lleguemos al tema en el N.T.
- La próxima figura significativa en la línea del pacto después de Abraham fue su hijo Isaac. ¿Fue el diezmo parte de su pacto con Dios? ¿Fue el diezmo la fuente de sus recursos? ¿Cuál fue su responsabilidad hacia Dios con respecto a su riqueza? ¿Cómo se aplica su historia a nosotros en el Nuevo pacto? Isaac era muy rico debido a que heredó todas las posesiones de su padre. Cuando el hambre vino a la tierra, el Señor se le apareció y le confirmó la promesa hecha a Abraham. Dios dijo a Isaac que no bajara a Egipto sino que morara donde él le dijera y que él estaría con Isaac y lo bendeciría. Gn. 26:13, 14 dice: “El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia”.
- Dios no ordenó a Isaac el acto de diezmar. La Biblia nos dice que Isaac edificó un altar e invocó el nombre del Señor, pero eso fue voluntario, al igual que los altares que edificó Abraham su padre. No hay base escritural para decir que Isaac alguna vez dio el diezmo de algo a alguien en toda su vida y tampoco hay indicaciones de que hubo algún concepto de diezmo incluido en su relación con Dios. Lo que sí muestra la Escritura es que Isaac obedeció las instrucciones que Dios le dio personalmente para viajar a través de la tierra en vez de ir a Egipto; él obedeció a Dios por fe y él lo protegió e incrementó la gran riqueza que ya tenía por su gracia y por su promesa.
- Desde luego, la naturaleza del pacto que Isaac tuvo con Dios fue que él y todas sus posesiones fueron completamente dedicadas a Dios. El vivió con el entendimiento de que en cualquier momento y por cualquier razón, Dios podía pedirle cualquier cosa que poseyera. Así es como su padre, Abraham, también vivió. Cuando a Abraham le fue ordenado ofrecer a Isaac en sacrificio, él tuvo que probar su fe y su compromiso al pacto con Dios (Gn. 22). Esa es la naturaleza del pacto de Dios antes y durante la Ley, 100% comprometido por ambas partes. De igual manera, esa es la naturaleza de nuestra relación con Dios a través de Cristo. Y así como Isaac, no nos preocupamos con mandamientos que no nos fueron dados. Solo necesitamos considerar lo que significa para nosotros un compromiso de 100% en nuestro llamado y necesitamos oír las instrucciones específicas, la dirección, y los requisitos de Dios en forma personal y a través de una sana interpretación de la Biblia.
- Muchos sostienen que nosotros los cristianos, por ser descendientes de Abraham, debemos diezmar porque así lo hizo Abraham, pero la pregunta aquí es ¿cuántas veces diezmó Abraham? Pues según la Biblia, hay un solo registro; además no solo dio su diezmo, sino que también sacrificó animales para Dios; entonces, ¿tendríamos los cristianos que diezmar una sola vez? ¿tendríamos que diezmar (no de todo) sino de una parte de lo que conseguimos? ¿tendríamos que ofrecer animales en sacrificio sobre un altar? Obviamente que no… así estas prácticas estén registradas antes de la Ley, los creyentes no somos llamados ni a diezmar ni a ofrecer en sacrificio animales para Dios porque el N.T. no ratifica estas prácticas. Así pues, no hay base escritural para decir que el diezmo de Abraham a Melquisedec es un principio de Dios para los cristianos en el Nuevo Pacto. Esto es una interpretación errónea de la Biblia.
- Para muchos creyentes el hecho de diezmar en este tiempo de la gracia en Cristo es una ley, un principio o una tradición bien intencionada pero a la luz de la Escritura necesitamos comprobar que este pensamiento parte siempre de una interpretación equivocada.

Este estudio puede desafiar algunas de sus más profundas creencias y puede contradecir a sus líderes más estimados, pero en ningún momento se busca condenar a quienes han enseñado o aprendido a favor del diezmo en el Nuevo Pacto; sin embargo, usted debe asumir una posición: o está a favor del diezmo en la vida cristiana o está a favor de solo ofrendar de forma voluntaria para el Señor; no hay puntos intermedios.

Yo aprecio a aquellos que han dado sus vidas en servicio al Señor y su iglesia; además, la Biblia nos dice que los tengamos en mucha estima y amor por causa de su obra (1 Ts. 5:13); sin embargo, toda enseñanza (venga de quien sea) debe ser examinada todo el tiempo a la luz de las Escrituras. Con respecto a esto, el apóstol Pablo dice en 1 Cor. 13 que “en parte sabemos” y “vemos por espejo, oscuramente”; por eso, nunca debemos esperar que todas las iglesias, predicadores y creyentes tengamos las mismas enseñanzas; sin embargo, podemos buscar un mejor conocimiento de la verdad y podemos servirnos mutuamente en el amor de Dios. Si no estamos de acuerdo en algún punto, podemos hablar respetuosamente pero cada persona debe caminar con Dios de la mejor manera que sabe.

Le pido que deje de lado ideas preconcebidas y pensamientos tradicionales, y en oración considere el mensaje de este estudio. Su propósito es mover a la iglesia hacia lo más supremo que Dios demanda de nosotros en Cristo: nuestra entrega al 100%. Es mi oración que aprendamos a darle a Dios toda nuestra vida y no por medida. Es mi intención que seamos generosos y apoyemos la extensión del evangelio pero según la Biblia y no según los conceptos humanos.