e. ¿Qué
propósitos no debe tener la Iglesia del Señor?
Muchas
iglesias cristianas modernas tienen tendencias y modas que contradicen los
principios esenciales del evangelio en su afán de llegar supuestamente a más
personas pero están perdiendo la identidad con Cristo; miremos algunas de
ellas:
- La Iglesia del
Señor no fue llamada a realizar shows o espectáculos de entretenimiento
Cristo
no nos llamó a entretener a la gente o a complacer sus gustos. Nuestra
prioridad es predicar la palabra de Dios y fomentar un ambiente de respeto y
reverencia en la presencia de Dios, promover oraciones acordes con las
Escrituras y estimular el desarrollo de discípulos que reflejen el carácter de
Cristo.
Muchas
iglesias hacen un sinnúmero de actividades que atraigan la atención de niños,
jóvenes y adultos con nombres llamativos y con espectáculos innovadores pero
han perdido la esencia de la vida cristiana: Cristo y su palabra. Jamás debemos
olvidarnos que en el ámbito espiritual el que atrae es Cristo y no una
actividad… es la Biblia y no una estrategia humana… es la presencia de Dios y
no un espectáculo agradable al oído y al ojo humano. Con esto no quiero decir
que no sea importante la planificación, el orden, la excelencia y la
creatividad pero no podemos confiar en nuestras habilidades para mover a las
personas; debemos orar, pedir dirección de Dios, estudiar la Biblia,
prepararnos espiritualmente y considerar las necesidades prioritarias de la
gente para que con base en estos aspectos, cumplamos con todos los propósitos
de Cristo, usando todas nuestras habilidades de forma apropiada. Si algo nos
distrae o nos desvía de esto, es mejor no hacerlo.
Dejemos
el entretenimiento para las actividades por fuera de la iglesia; si los
creyentes quieren ir a diferentes eventos, entonces allí se pueden entretener y
divertir sanamente; si quieren salir a pasear y compartir con amigos y
familiares, entonces ellos buscarán el lugar más adecuado para hacerlo, siempre
y cuando sea un ambiente beneficioso para ellos.
Otra
opción es que la iglesia programe con los creyentes actividades de sano
esparcimiento en otro contexto (un parque, una finca, un espacio apropiado, una
casa, etc.) y allí también se puede compartir de forma adecuada un tiempo de
recreación, pero el templo o el lugar en donde el pueblo se reúne a orar, a
adorar a Dios y a estudiar las Escrituras, no debe ser usado con el fin de
entretener a los creyentes.
- La Iglesia del
Señor no fue llamada a servir de tarima para la exhibición de talentos humanos
Aunque
Dios da talentos y dones maravillosos a sus hijos, la iglesia no debe usarse
como una plataforma para exhibirnos y mostrarnos delante de otros; antes bien,
todo lo que somos, todo lo que sabemos y todo lo que hacemos debe usarse para
glorificar a Dios y para servir a los demás (1 Cor. 10:31). Gracias a Dios por
las capacidades que nos da pero no debemos buscar la gloria y el aplauso de los
demás; Cristo nos llama a ser mansos y humildes de corazón como él (Mt. 11:29).
“Unánimes entre
vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en
vuestra propia opinión” (Rom .12:16).
“Cuando viene la
soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría” (Pr.
11:2).
Dios
da gracia a los humildes pero mira de lejos al altivo (Sal. 138:6) y los que
tienen talentos y capacidades deben esperar el tiempo de honra que da Dios
(Ecl. 3:1-10) y no buscar la alabanza de los hombres porque esta actitud daña
el corazón (Jn. 12:42, 43).
“Igualmente,
jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos
de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando
fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado
de vosotros”
(1 Ped. 5:5-7).
“Cuando fueres
convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro
más distinguido que tú esté convidado por él, y viniendo el que te convidó a ti
y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar
el último lugar. Mas cuando fueres convidado, vé y siéntate en el último lugar,
para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba;
entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa. Porque
cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será
enaltecido”
(Lc. 14:8-11).
- La Iglesia del
Señor no fue llamada a convertirse en un club social
La
iglesia es un lugar donde los creyentes pueden conocer al Salvador a través de la
Biblia y compartir con los hermanos en la fe pero su propósito no es ser un
club social donde la gente viene a conseguir amigos, amigas, novios o novias;
sin embargo, podemos hacer amistades perdurables y sanas y hasta conocer a
quien podría ser nuestro esposo o nuestra esposa pero esa no debe ser nuestra
prioridad como creyentes sino que Dios tiene el control de todo y va guiando a
sus hijos para tomar las decisiones correctas y escoger las amistades más
convenientes para desarrollar una vida espiritual balanceada y fructífera.
- La Iglesia del
Señor no fue llamada a ser una plataforma para la política
Cada
creyente es ciudadano y miembro de una nación, y su deber es respetar a las
autoridades correspondientes; además, debe procurar siempre el bien para su
país y apoyar en todos los aspectos en los que considere que tiene la
oportunidad y la capacidad de hacerlo; sin embargo, no es conveniente utilizar
el espacio de culto de la iglesia local para promover candidatos a diversos
cargos públicos o involucrarse con política. Considero conveniente que cada
creyente ejerza su derecho al voto y que lo haga de forma personal, ya que en
muchos casos se presentan las siguientes situaciones: compra de votos, búsqueda
de beneficios a cambio de votos, falsas promesas y demás asuntos que afectan el
buen testimonio del cristianismo porque se relacionan con corrupción y
prácticas de dudosa reputación.
- La Iglesia del
Señor no fue llamada a ser una plaza de mercado
La
iglesia no debe usarse para promocionar todo tipo de productos con un fin
comercial; obviamente, hay momentos en los cuales se pueden hacer ventas,
actividades para comer y otras estrategias para recaudar fondos para la iglesia
local y para otros propósitos pero debe hacerse con moderación y respeto a Dios
y a la gente.
Recordemos
lo que dice la Biblia acerca de la reacción de Cristo al ver en el templo una
plaza de mercado: “Estaba cerca la pascua
de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que
vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo
un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes;
y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que
vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa
de mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de
tu casa me consume” (Jn. 2:13-17).
- La Iglesia del
Señor no fue llamada a ser un negocio
La
salvación del alma y el evangelio de Cristo son gratuitos y nadie debe cobrar
por predicar la palabra de Dios ya que esto sería un irrespeto a la santidad y
al amor de Dios. Así pues, la Iglesia de Cristo no es una empresa ni un negocio;
mucho menos debe haber una motivación de enriquecerse a través de la fe y la
piedad de la gente que busca de Dios. Lo único que Dios nos enseña en la Biblia
es el principio de dar con alegría, de corazón, generosamente y
voluntariamente; cada creyente debe aprender estas lecciones a través de la
Biblia para servir a los demás en momentos de necesidad y para apoyar el
cumplimiento de la Gran Comisión de Cristo mediante ministerios que están
dedicados a trabajar en este sentido con buen testimonio, con una vida de
ejemplo y amor, siguiendo el modelo de Cristo.
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