- La Iglesia de
Cristo debe brindar un espacio de oración y adoración pública para los
creyentes
Una
iglesia local se debe reunir regularmente para orar, buscar el rostro de Dios,
interceder a favor de otros, reconocer al Señor, adorarle, exaltarle y proclamar
sus virtudes por medio de cánticos espirituales. Sin embargo, la verdadera
adoración se expresa también a través de una vida consagrada a Dios, en
obediencia a sus principios y mandamientos, en acciones que demuestran el amor
a Dios y al prójimo. Así pues, cuando se canta y se alaba de corazón, debe
existir una vida práctica y coherente a los valores que se profesan.
“Mas la hora
viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en
espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le
adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es
necesario que adoren”
(Jn. 4:23, 24)
“Y a todo lo
creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el
mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el
trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los
siglos de los siglos”
(Ap. 5:13).
“Respondiendo
Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios
adorarás, y a él solo servirás” (Lc. 4:8).
Solo
Dios es digno de nuestra adoración; aún Satanás tiene que adorar a Dios y
reconocer su autoridad.
En
los salmos hallamos variedad de expresiones de alabanza para el Señor y se
invita a su pueblo a reunirse y proclamar juntos en comunidad las virtudes del
Señor, poniendo su nombre en alto y usando música e instrumentos para su
gloria.
“Venid,
aclamemos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra
salvación. Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémosle con cánticos.
Porque Jehová es Dios grande, y Rey grande sobre todos los dioses” (Sal 95:1-3).
“Alabad a Dios
en su santuario; alabadle en la magnificencia de su firmamento. Alabadle por
sus proezas; alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza. Alabadle a son
de bocina; Alabadle con salterio y arpa. Alabadle con pandero y danza; alabadle
con cuerdas y flautas. Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos
de júbilo. Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya” (Sal 150).
Por
otra parte, la iglesia debe ser un lugar que promueve, enseña y practica la
oración en un ambiente de adoración, exaltación y gratitud para Dios.
“Por nada estéis
afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús”
(Fil. 4:6, 7).
Si
revisamos lo que hacía la iglesia de Hechos en el N.T., encontraremos varios
propósitos que ellos tenían cuando se reunían como hermanos en la fe y
obviamente, uno de ellos era la oración. Todas las iglesias deberían seguir el
modelo descrito en el siguiente versículo.
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