- La Iglesia de
Cristo debe ser un instrumento para restaurar, liberar y sanar a los
quebrantados
La
iglesia es un lugar de refrigerio para los sedientos (Is. 44:3; 55:1; Mt. 5:6).
Cristo es la fuente y es el manantial que sacia el corazón de todo ser humano;
por ende, como creyentes debemos presentar al único que satisface y llena el
alma de gozo, paz y amor genuino.
De
igual forma, en la iglesia de Cristo hay liberación para los atormentados y
cautivos porque el Señor es el libertador y el restaurador de toda vida (Jn.
8:32, 36; Hch. 10:38; 1 Jn. 3:8). Todo aquel que se acerca a Cristo y conoce la
verdad de su palabra, es verdaderamente libre.
Por
otra parte, la iglesia es un lugar donde la gente puede recibir sanidad física,
emocional y espiritual (Is. 61:1; Lc. 4:18; Mr. 16:18; Stg. 5:14-16).
- ¿Por qué es
importante congregarnos en un lugar de forma constante?
La
respuesta a esta pregunta está directamente relacionada con los propósitos que
Cristo estableció para su Iglesia y si no tenemos el buen hábito de
congregarnos con otros hermanos en la fe, entonces será difícil que cumplamos
con el plan completo que el Señor trazó para su pueblo. En resumen, un creyente
que se congrega de forma regular en una iglesia de sana doctrina, prácticas
bíblicas y buen testimonio, podrá tener una mayor oportunidad de crecimiento y
experiencia en los siguientes aspectos:
* Participación
en la oración y la adoración pública con otros creyentes.
* Comunión
con Dios y con su presencia.
* Compañerismo
y comunión con otros creyentes.
* Formación
en valores y principios bíblicos que pongan en alto el buen testimonio
del
evangelio para ser un ejemplo digno de imitar.
* Participación
en un estudio serio de la Biblia.
* Entrenamiento
eficaz en la defensa de la sana doctrina.
* Compromiso
en el evangelismo y el discipulado.
* Desarrollo
en el ministerio que Dios le encomendó como cristiano.
* Servicio
a los demás para ayudar, restaurar, liberar y sanar a los quebrantados
Todo
esto favorece un crecimiento integral en la vida del cristiano pero cuando el
creyente no se congrega con regularidad pierde estos beneficios que Dios
concede a su pueblo al vivir constantemente en compañerismo y unidad.
El
consejo de Dios para nosotros es: “Mantengamos
firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que
prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las
buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,
sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Heb
10:23-25).
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