Ahora
consideremos otros puntos de análisis que favorecen el rechazo a la continuidad
del diezmo en la Iglesia de Cristo, tomando como base la Ley de Moisés:
- Si leemos bien
las Escrituras, encontraremos 4 tipos de diezmos en la Ley: diezmo
levítico, diezmo sacerdotal, diezmo
anual y diezmo de solidaridad. Revisemos cada uno para comprender mejor:
I. Diezmo
entregado a los levitas (DIEZMO LEVÍTICO):
A partir de
Éxodo, este tipo de diezmo cumplía una función importante que consistía en el
sostenimiento de la tribu israelita de Leví ya que a ellos Dios no les dio
herencia en posesiones ni en territorios; su única herencia fue que debían
recibir del pueblo israelita el 10% de sus cultivos y ganados en la tierra de
Canaán.
“Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los
diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el
ministerio del tabernáculo de reunión” (Núm. 18:21).
Es importante
destacar que el diezmo al que se refería la Ley consistía en “alimentos y/o
animales” y no en dinero. Los levitas se dedicaban al servicio de Dios y por
esto, ellos recibían los diezmos de los israelitas para cubrir sus necesidades.
En cuanto a la
forma de dar el diezmo del ganado, el dueño contaba los animales cuando iban
saliendo a pastar, y uno de cada diez era ofrecido para diezmar. De este modo,
no se daba la posibilidad de elegir los animales inferiores o de menor calidad
para el diezmo: “Y todo diezmo de vacas o
de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a
Jehová. No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto
él como el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados”
(Lv. 27:32, 33).
Si revisamos las
Escrituras podremos notar que el diezmo no consistía en “dinero”; siempre
fueron alimentos y animales del campo; esto lo podemos ver en varias citas
bíblicas:
“Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la
tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová” (Lv. 27:30).
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento
en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os
abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta
que sobreabunde”
(Mal. 3:10).
El alfolí
consistía en un granero (almacén) en donde los judíos guardaban el diezmo que
recogían del pueblo y obviamente consistía en productos del campo y ganado. En
ninguna parte de la Escritura se asocia al alfolí como un lugar para llevar o
guardar dinero; el mismo pasaje bíblico lo aclara al decir: “Y haya alimento en mi casa” (Mal.
3:10). ¿Lo vio? Dice claramente alimento… no dinero.
Es probable que
alguien diga que la razón por la cual en el A.T. se hable de este tipo de
productos alimenticios o de ganadería, era porque no existían los billetes y
las monedas de hoy; lamento decepcionar a aquellos que afirmen esto sin ninguna
base, ya que en tiempos muy antiguos sí existía el dinero; esto lo pueden
comprobar revisando los libros de historia, pero en nuestro caso lo podemos
confirmar revisando Gn. 20:16 y Gn. 47:13-18. Además, en total existen 28
referencias con la palabra dinero solamente en el libro de Génesis. Es más, a
lo largo de toda la Biblia la palabra dinero aparece aproximadamente 131 veces
en la versión Reina Valera de 1960; si Dios hubiera establecido que se debía
diezmar dinero, ¿no creen que la Biblia lo hubiese mencionado literalmente?;
sin embargo, en la Ley, la Biblia solo habla de diezmar del producto de la
tierra de Israel y de los animales. Si alguien enseña otra cosa, se basa en
especulaciones y falsas interpretaciones, y no en la palabra de Dios.
II. Diezmo
entregado por los levitas a los sacerdotes (DIEZMO SACERDOTAL)
“Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando
toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra
heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de
los diezmos”
(Núm. 18:26).
Dios mismo
estableció que los levitas recibieran el diezmo de los productos y del ganado
en la tierra de Israel porque fueron llamados para el servicio del tabernáculo
pero también definió que de este diezmo (de la tierra y del ganado, no de
dinero), los levitas dieran la décima parte a los sacerdotes; este porcentaje
es llamado el diezmo de los diezmos y su propósito era suplir las necesidades
de los sacerdotes, quienes estaban dedicados también para servir en el
tabernáculo y en el culto a Dios.
III. Diezmo
usado para el banquete del santuario una vez al año (DIEZMO ANUAL)
Este tercer
diezmo tampoco era en dinero sino en productos de la tierra; se recogía una vez
al año y debía ser usado para el banquete del santuario tal como lo indican las
Escrituras; además, se traían las primicias (los primogénitos) de los animales
para complementar la comida en esta gran asamblea.
“Indefectiblemente diezmarás todo el producto del
grano que rindiere tu campo cada año. Y comerás delante de Jehová tu Dios en el
lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu
vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que
aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días” (Dt. 14:22,
23).
Nota: Las
primicias fueron otra clase de ofrenda bajo la Ley. Era una ofrenda diferente
al diezmo, basada en un concepto distinto. Mucha gente usa el término primicia incorrectamente, como si fuera
sinónimo de diezmo. Esa es la fuente de mucha confusión y de enseñanzas
incorrectas. El cristiano sabe que Dios debe ser siempre el primero y debido a
que confunden primicias con el diezmo, ellos creen que el diezmo es un
principio eterno para poner a Dios primero o creen que deben traer lo primero
de sus ingresos al iniciar el año para darlo a una iglesia o a un ministerio
cristiano en particular pero esto no aplica para los creyentes del Nuevo Pacto.
De hecho, hay iglesias que practican la fiesta de las primicias y los creyentes
traen lo primero de sus ingresos o alimentos de su casa pero esto no tiene
vigencia en el Nuevo Pacto y es una interpretación equivocada de las Escrituras
el hecho de aplicarlo a los cristianos y a la Iglesia del Señor.
Dios estableció
para Israel la ofrenda de las primicias de los primeros frutos de su tierra
cada año (Éx. 23:19; 34:22-26) y las primicias de los animales cada año (Dt.
14:23), pero los cristianos no somos llamados a presentar estas ofrendas y el
N.T. jamás ratifica esta práctica judía para la Iglesia de Cristo (ni una vez
al año ni mucho menos varias veces al año).
En cuanto al diezmo
anual, éste correspondía al producto de la tierra en un año; por tanto, si el
camino para recorrer y llevar este diezmo en especie era largo, Dios ordenaba
venderlo y guardar el dinero para facilitar su transporte. Al venir al lugar
donde estuviera el santuario de Dios, el israelita compraba vacas, ovejas,
vino, sidra o cualquier cosa que él deseare para comer delante de Dios y con su
familia. Asimismo, él debía compartir estas cosas con los levitas para pasar un
tiempo en comunidad y compañerismo como nación.
“Y si el camino fuere tan largo que no puedas
llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido
para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te bendijere, entonces lo
venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu
Dios escogiere; y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por
ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú deseares; y comerás
allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia. Y no desampararás
al levita que habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni heredad
contigo”
(Dt. 14:24-27).
Nota: este
diezmo no era entregado a los levitas; sencillamente, era usado para comer en
familia y para compartir un banquete colectivo con los levitas.
IV. Diezmo
recolectado cada 3 años y usado para compartir con los levitas, los
extranjeros, los huérfanos y las viudas (DIEZMO DE SOLIDARIDAD)
Este cuarto
diezmo tampoco consistía en dinero sino en productos de la tierra; debía
recogerse cada 3 años y debía ser guardado en cada ciudad para su
correspondiente repartición.
“Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de
tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. Y vendrá el levita,
que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda
que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu
Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren” (Dt. 14:28,
29).
Cada agricultor
separaba la décima parte del producto de la tierra en cada tercer año y era
almacenado en cada ciudad; entonces, el levita, el extranjero, el huérfano y la
viuda venían a cada población para comer y ser saciados a través de este diezmo
de la tierra.
Nota: este
diezmo no era entregado solo a los levitas; sencillamente, era usado para
compartir con estos cuatro grupos: levitas, extranjeros, huérfanos y viudas.
Definitivamente,
en este punto se reflejan la sabiduría de Dios y la equidad social que debería
tener cada nación para que haya justicia, equilibrio, generosidad y unidad
entre todas las personas.
Nota: Otro tipo
de diezmo que aparece en el A.T. (pero que no fue establecido por Dios) es el
diezmo exigido por el rey (diezmo al rey).
El pueblo de Israel
rechazó el gobierno de Dios y pidió rey como las otras naciones (1 Sam. 8); por
eso, Dios advirtió al pueblo que cuando fueran gobernados por un hombre él les
exigiría un diezmo, mas no de parte de Dios sino para la administración de su
gobierno. Lamentablemente, esto fue lo que ocurrió: ellos tuvieron que entregar
sus diezmos al rey, aparte de los diezmos antes mencionados que aplican para el
pueblo (excluyendo el diezmo sacerdotal que provenía de los levitas).
“Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre
vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a
caballo, para que corran delante de su carro; y nombrará para sí jefes de miles
y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen
sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros.
Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y
amasadoras. Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y
de vuestros olivares, y los dará a sus siervos. Diezmará vuestro grano y
vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos. Tomará vuestros
siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con
ellos hará sus obras. Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos.
Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová
no os responderá en aquel día” (1 Sam. 8:11-18).
En tiempos del
N.T., los escritos rabínicos mencionan que los judíos daban más importancia a
los dos primeros diezmos y el evangelio de Lucas confirma que un fariseo
expresa: “doy diezmos de todo lo que
gano” (Lc. 18:12); si ésta era la posición de los fariseos en general,
entonces no estaban viviendo realmente conforme a los diezmos establecidos por
Dios para los judíos porque la Ley nunca habló de todo lo que se gana un judío
sino de los productos de la tierra y de los animales. El problema es que ellos
dejaban de lado la justicia, la misericordia y la fe (Mt. 23:23; Lc. 11:42) y
algunos se vanagloriaban de diezmar aún más de lo que la Ley de Moisés
establecía para los israelitas, lo cual ya hemos planteado claramente: diezmo
levítico, diezmo anual y diezmo de solidaridad, pero solo de los productos de
la tierra y de los animales del campo (no de todo lo que se gana un israelita).
- Es importante
aclarar que la Ley de Moisés también establece un tiempo en el cual no se
diezmaba de los productos de la tierra y era cada 7 años y cada 50 años; leamos
lo que dice la Biblia al respecto:
“Jehová habló a Moisés en el monte de Sinaí,
diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la
tierra que yo os doy, la tierra guardará reposo para Jehová. Seis años
sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos. Pero
el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu
tierra, ni podarás tu viña. Lo que de suyo naciere en tu tierra segada, no lo
segarás, y las uvas de tu viñedo no vendimiarás; año de reposo será para la
tierra. Mas el descanso de la tierra te dará para comer a ti, a tu siervo, a tu
sierva, a tu criado, y a tu extranjero que morare contigo; y a tu animal, y a
la bestia que hubiere en tu tierra, será todo el fruto de ella para comer. Y
contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de
las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años. Entonces harás
tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día
de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra. Y
santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus
moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión,
y cada cual volverá a su familia. El año cincuenta os será jubileo; no
sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni vendimiaréis
sus viñedos, porque es jubileo; santo será a vosotros; el producto de la tierra
comeréis”
(Lv. 25:1-12).
En un periodo de
7 años, Dios estableció que el séptimo año no se sembraría la tierra (v. 4)
pero los frutos que diera la tierra en ese año serían para el consumo de los
israelitas, con sus familias, los extranjeros y todos los animales del campo;
con esta medida la tierra reposaría. Lo mismo sucedería cada 50 años. Así pues,
ninguno de los 4 tipos de diezmos (de los productos de la tierra) se pagaba en todo
un año, cada 7 años y cada 50 años.
- Con esta
información clara, tenemos que concluir que el diezmar bajo la Ley no era un
10% preciso sino un 23% anual (sin incluir el año sabático y el año 50 en los
cálculos y sin incluir el diezmo al rey).
Si todavía
queremos seguir el modelo bíblico en la Ley para el diezmo entonces tendríamos
que dar como mínimo un 23%.
La ignorancia de
estos temas es terrible; por eso la mayoría de las iglesias cristianas han
vivido muchos años bajo un concepto equivocado sobre los diezmos pero el que
lee la Biblia, ora a Dios y busca un entendimiento correcto en este tema, abre
sus ojos y no sigue a los hombres sino a la Sagrada Escritura. Si los hombres
han de ser nuestra guía, entonces no somos verdaderamente seguidores de Cristo,
pero si realmente queremos cumplir con el plan de Dios, debemos ajustarnos solo
a la Escritura, con una correcta interpretación de cada texto.
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