Para aclarar
dudas y exponer objetivamente lo que la Biblia dice al respecto, se plantea un
primer punto:
a. ¿Cómo fue el sostenimiento financiero del culto a
Dios en el A.T.?
- Antes de la Ley de Moisés
Antes de que
Dios estableciera el culto que él demandaba al pueblo de Israel en la Ley de
Moisés (libro de Éxodo al Deuteronomio), la Biblia da múltiples referencias de
ofrendas voluntarias (en el libro de Job y en el libro de Génesis) y la primera
la hizo Dios mismo cuando vistió a Adán y a Eva que estaban desnudos en el
huerto de Edén.
“Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas
de pieles, y los vistió” (Gn. 3:21).
Notemos que
ellos fueron vestidos con pieles y fue necesario tomar un animal o varios en
sacrificio para poder extraer su piel y que fuese suficiente para vestir a Adán
y a Eva. Dios hizo una ofrenda de su propia creación a favor de ellos a pesar
de que habían desobedecido su mandato y no merecían que Dios les diera este
regalo.
Este sacrificio
es un anticipo de la mayor ofrenda que Dios podría darnos: su propio Hijo.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado
a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna”
(Jn. 3:16).
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Rom 8:32).
Recordemos que
Dios nos ha dado todo lo que tenemos, nuestra vida, la tierra, el agua, las
frutas, la comida, la lluvia, las estaciones, el tiempo, nuestro cuerpo, la
salud, la inteligencia… absolutamente todo lo que hoy disfrutamos; sin embargo,
el regalo más grande que él nos dio fue a su propio Hijo en sacrificio en la
cruz para llevar todos nuestros pecados y salvarnos de la condenación eterna.
Aún el mismo
Jesús se ofrendó a sí mismo ante Dios y no fue obligado o presionado para
hacerlo:
“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y
andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por
nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Ef. 5:1,
2).
¿Y qué es lo
pide Dios de nosotros? La Biblia aquí nos dice que imitemos el amor de Cristo
que se ofrendó un 100% por nosotros.
Los primeros
creyentes del A.T. antes de la Ley de Moisés entendieron este principio de
entrega a Dios (aunque no conocían a Cristo) y ofrecieron sus vidas para Dios
pero también ofrendaron animales en sacrificio como una señal de reconocimiento
a Dios; por eso levantaron altares dedicados para Dios:
“Y Abel trajo también de los primogénitos de sus
ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su
ofrenda”
(Gn. 4:4).
“Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo
animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. Y
percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a
maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del
hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente,
como he hecho. Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la
siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche” (Gn. 8:20-22).
“Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu
descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había
aparecido”
(Gn. 12:7).
“Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en
el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová” (Gn. 13:18).
“Y edificó allí un altar, e invocó el nombre de
Jehová, y plantó allí su tienda; y abrieron allí los siervos de Isaac un pozo” (Gn. 26:25).
“Y erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel”
(Gn.
33:20).
“Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y
quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu
hermano Esaú. Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él
estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad
vuestros vestidos. Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al
Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el
camino que he andado” (Gn. 35:1-3).
“Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre
Jehová-nisi” (Éx.
17:15).
En estos pasajes
vemos que Abel, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y Moisés edificaron altares para
Dios en donde ofrecían voluntariamente sacrificios de animales y eran aceptados
delante de Dios. Este fue el sistema de culto que predominó antes de la Ley.
Además, todavía no existían sacerdotes llamados a desarrollar un culto público
a Dios porque en esta época patriarcal, el sacerdote era el padre de familia
del hogar como se menciona en el libro de Job (Job 1:5). El único sacerdote
mencionado es Melquisedec pero luego hablaremos de este caso.
El concepto de
ofrenda está claramente definido en el corazón de los patriarcas hasta Moisés y
luego estudiaremos cómo se desarrolló en la Ley y cómo se desarrolló en el
ministerio de Cristo y en la Iglesia hasta nuestros días.
La ofrenda
implica dar algo de valor que tenemos pero no hay una medida definida sino que
cada persona determina qué quiere dar y en qué cantidad; sin embargo, el
concepto de diezmo implica dar una décima parte de algo de valor que tiene una
persona. En cuanto al diezmo antes de la Ley, esto ha sido un tema polémico y
muchos lo han malinterpretado.
La práctica de
diezmar y ofrendar es muy antigua y se conoció aún entre los pueblos no
hebreos.
Muchos dicen:
“Es cierto que ya no vivimos bajo la Ley de Moisés; sin embargo, el diezmo fue
practicado mucho antes de la Ley por nuestros patriarcas Abraham y Jacob, los
cuales, sin conocer la Ley, practicaron el diezmo; esto es un ejemplo digno de
imitar y por eso es válido para ser practicado por los cristianos de hoy en
día, aunque ya no vivimos bajo la Ley; el diezmo se debe dar, por haberse
practicado antes o fuera de la Ley y todo cristiano debe continuar diezmando en
sus congregaciones ya que estos diezmos son considerados como diezmos voluntarios.
Nosotros somos descendientes de Abraham y como Abraham diezmó, nosotros también
debemos seguir su ejemplo”.
Tengo una
pregunta sencilla aquí: ¿No es cierto que la CIRCUNCISIÓN también existía antes
de la Ley? (Gn. 17). Y todos sabemos que la circuncisión es considerada también
como una parte de la Ley de Moisés pero obviamente en el N.T. no se ratifica
esta práctica sino que se habla de la circuncisión del corazón. Lo mismo se
aplica al diezmo; el hecho de que algo se hiciera antes de la Ley y durante la
Ley no significa que tenga vigencia en el N.T. sino que debemos tener evidencia
clara de que la Iglesia es llamada a honrar un principio establecido por Dios y
la forma más adecuada es confirmar en el N.T. si esto es válido o no (y esto lo
haremos más adelante al estudiar los diezmos y ofrendas en el N.T.).
Veamos qué más nos enseña la Biblia en el A.T. al respecto de los diezmos
La palabra
“Diezmo” viene del hebreo “maaser” o “maasran” que significa “una décima parte
o diezmo”; en el griego se escribe “dekato” o “apodekatoo”; en ambos casos,
estos términos significan “el pago o dádiva de una décima parte o porción” o
sea “diezmo”.
El término
DIEZMO antes de la Ley solo se encuentra en dos pasajes de Génesis donde se
menciona esta palabra; miremos qué dicen estos versículos para que entendamos
su contexto:
“Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del
Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del
Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios
Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de
todo”
(Gn. 14:18-20).
“E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo,
y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido
para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y
esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me
dieres, el diezmo apartaré para ti” (Gn. 28:20-22).
Muchos plantean
que Abraham y Jacob tenían el principio de diezmar y que daban su diezmo a
alguien que tuviera una función como sacerdote por encima de ellos, pero si
leemos toda la Biblia, la conclusión que debemos sacar es que Abraham solo dio
el diezmo del botín de guerra (no de todo lo que ganaba como propietario de
bienes y de riquezas en abundancia que Dios le había concedido tener); en el
caso de Jacob, la única mención de la Biblia es que él hace una promesa a Dios
de diezmar bajo la condición de que le guardara y le trajera con bien a su
tierra después de un viaje que iba a realizar; sin embargo, en la Biblia no se
evidencia si lo hizo o no.
Revisemos más a
fondo los pasajes… empecemos con la historia de Abraham (Gn. 14).
El contexto de
este pasaje es el siguiente: un grupo de cuatro reyes del Este vinieron a
Canaán para atacar a un grupo de cinco reyes que se habían rebelado y dejaron
de pagar sus tributos. Sodoma fue una de las ciudades saqueadas, y Lot, el
sobrino de Abraham, fue llevado con los cautivos. Abraham, 318 de sus siervos
entrenados, y otros tres hombres del área que estaban unidos a él, persiguieron
a los invasores y los vencieron. Cuando Abraham retornaba con el pueblo y el
botín, el nuevo rey de Sodoma vino a recibirlo pero antes llegó Melquisedec,
rey de Salem, y le trajo pan y vino, y pronunció una bendición sobre Abraham.
Luego de esto, Abraham le dio los diezmos de todo (Gn. 14:20); es más, Heb. 7:4
explica mejor en qué consistió el diezmo de Abraham: “Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el
patriarca dio diezmos del botín”.
Notemos que no fue el diezmo de todos sus bienes personales sino del
botín de guerra.
Cuando llegó el
rey de Sodoma, le djio: “Dame las
personas, y toma para ti los bienes” (Gn. 14:21). Por derecho de conquista,
Abraham pudo haberse quedado con todo, incluyendo la gente; sin embargo, él se
rehusó a quedarse con algo y públicamente declaró su oración a Dios de que él
no tomaría nada del rey de Sodoma para que éste no dijera que hizo rico a
Abraham (Gn. 14:21-24).
Muchas personas
han interpretado que a partir de esta historia tenemos una base para enseñar
sobre la necesidad de diezmar porque es un hecho que se dio antes de la Ley de
Moisés; sin embargo, si miramos toda la Biblia, este argumento no es congruente
con la Escritura.
Una revisión
objetiva a los hechos y a la vida completa de Abraham nos llevará a sacar las
conclusiones correctas; veamos:
- La promesa
original a Abraham no estuvo basada en las acciones de Abraham pero sí en su
fe; por tanto, no tuvo nada que ver con el diezmo. Abraham fue justo solo por
la fe en Dios (Gál. 3:6).
- El pacto de
Dios hecho con Abraham fue su estímulo para creer al Señor pero no tuvo nada
que ver con el diezmo. El diezmar no fue parte del pacto con Abraham. No hay
nada que objetar a eso.
- Ni el diezmo
ni las ofrendas fueron una condición para el cumplimiento de la promesa hecha
por Dios a Abraham.
- Dios hizo a
Abraham rico debido solamente al cumplimiento de su promesa (sin ninguna clase
de diezmo u ofrenda). Dios se glorificó en bendecir a Abraham y lo hizo rico
solo por gracia. La prosperidad de Abraham no estaba basada en el diezmo o en
aspectos materiales.
- El mandamiento
de Dios a Abraham era que dejara su tierra y que fuera a la tierra que Dios le
mostraría. Dios prometió que haría de Abraham una gran nación, que lo
bendeciría, que le daría un gran nombre, que Abraham sería una bendición, que
bendeciría a los que lo bendigan y que maldeciría a los que lo maldigan, y que
en Abraham serían benditas todas las familias de la tierra. En este sentido, la
fe de Abraham fue lo que lo llevó a la prosperidad según la gracia de Dios. El
creyó a la palabra de Dios y actuó en consecuencia. El dejó su tierra y su
parentela y siguió a Dios, sin saber a dónde iba. Dios valora y recompensa la
fe por sobre todas las cosas. El responde con gracia más allá de la comprensión
natural.
- Dios consideró
justo a Abraham por su fe, cumplió su promesa, y lo enriqueció solo con base en
su palabra. El diezmo no tuvo nada que ver con ello.
- Abraham ya era
extremadamente rico antes de que alguna vez se encontrara con Melquisedec y le
diera el diezmo. Abraham no se hizo rico por dar el diezmo a Melquisedec. El ya
era tremendamente rico antes de darlo. Génesis 13 nos dice que Abraham era rico
en ganado, en plata y en oro. Su patrimonio era tan grande que la tierra no
podía tenerlos juntos a él y a Lot. El tenía por lo menos 318 sirvientes
nacidos en su casa. El número total de personas en su compañía debe haber sido
mucho más grande, contando a las esposas y los hijos de los siervos, más otros
que pudieron haber estado atrás cuidando sus posesiones.
- La cita de Gn.
14 es la única mención bíblica del A.T. en que Abraham dio el diezmo a alguien.
Además, no hay base escritural para enseñar que Abraham diezmara antes o
después de este hecho en toda su vida; por tanto, no se debe especular diciendo
que este acto fue una práctica común o un hábito en la vida de Abraham.
- Tampoco hay
base escritural para decir que Dios ordenó o guió a Abraham a dar la décima
parte del botín a Melquisedec ni a diezmar en ningún otro momento de su vida
porque no existen referencias bíblicas; además, todavía no existían sacerdotes
llamados a desarrollar un culto público a Dios o a recibir un diezmo, porque
como se ha dicho, en la época patriarcal el sacerdote era el padre de familia
del hogar y así lo muestra el libro de Job (Job 1:5). El único sacerdote mencionado
antes de la Ley es Melquisedec.
- Recordemos que
el diezmo de Abraham fue del botín de la batalla pero él no dio el diezmo de
sus posesiones personales o del incremento de sus rebaños y ganados.
- Abraham no dio
el diezmo de algo de lo cual él iba a guardar una porción, así que no le costó
nada; sencillamente, tomó del botín para diezmar a Melquisedec antes de
encontrarse con el Rey de Sodoma y entregarle el botín.
- ¿Por qué
Abraham le dio a Melquisedec el diezmo? Algunos dicen que él siguió un principio
eterno de Dios. Eso no es verdad porque Dios mismo en Números 31 dio
instrucciones específicas que fueron diferentes en el caso de los botines de
guerra: el sumo Sacerdote recibía el 1/500 de la mitad del botín y los Levitas
obtenían 1/50 de la mitad del botín (Números 31 se examinará con más detalles
cuando estudiemos el diezmo durante la Ley).
- Mucha gente
tiene la idea errónea de que el 10% es un estándar sagrado en el reino de Dios
cuando se trata de dar y toman este pasaje como argumento. Piensan que fue un
mandamiento o principio no dicho, no registrado hasta que la Ley fue dada, pero
esa conclusión es errada. La Biblia misma claramente contradice eso; si Abraham
estaba siguiendo un principio divino cuando dio el diezmo del botín a
Melquisedec, entonces Dios le hubiese dicho al pueblo en Números 31 que
hicieran lo mismo, pero él específicamente les dio instrucciones diferentes;
esto prueba que Abraham no estaba siguiendo una ley eterna y divina; así pues,
su diezmo no es un patrón para seguir hoy en día.
- Las cosas más
importantes en el reino de Dios son claramente reveladas. Algo tan importante
como una ley universal y eterna del diezmo hubiera sido claramente comunicada y
no hubiera sido dejada a la especulación.
- El 10% no es
un eterno estándar sagrado de dar. Dios requirió mucho más que el diezmo bajo
la Ley de Moisés (hasta un 23% anual); además, hubo muchos otros sacrificios y
ofrendas que fueron ordenados. Todo esto se probará cuando estudiemos los 4
tipos de diezmos y las clases de ofrendas que Dios ordenó durante la Ley.
- La condición
implícita del pacto de Dios con Abraham fue que todo lo que Dios tenía fue
encomendado a Abraham, y todo lo que Abraham tenía fue encomendado a Dios, y
cada uno debe estar dispuesto en todo tiempo a usar todos sus recursos para el
beneficio del otro. En esa clase de relación con Dios, el diezmo no es una
medida porque es sobrepasado por un mayor compromiso de usar el 100% de lo que
somos y tenemos para honrar a Dios y para el cumplimiento de los propósitos de
Dios. Entonces, si miramos la vida de Abraham, él dio todo para que el plan de
Dios se cumpliera (y no se limitó a dar una medida de un 10%). Así pues, el
diezmo tampoco es una medida para el Nuevo Pacto porque Dios requiere de hijos
maduros que caminen con él a un nivel de compromiso del 100%.
- Hay mucho
debate acerca de la identidad de Melquisedec; algunos dicen que es una
manifestación de Cristo por las características que presenta Hebreos: “Porque este Melquisedec, rey de Salem,
sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la
derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de
todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de
Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene
principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios,
permanece sacerdote para siempre. Considerad, pues, cuán grande era éste, a
quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín. Ciertamente los que de
entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del
pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos
también hayan salido de los lomos de Abraham. Pero aquel cuya genealogía no es
contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las
promesas. Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Y aquí
ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da
testimonio de que vive. Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también
Leví, que recibe los diezmos; porque aún estaba en los lomos de su padre cuando
Melquisedec le salió al encuentro” (Heb. 7:1-10). A pesar de todo, cuando
se trata el asunto del diezmo en la vida de los cristianos de hoy en día, a
pocos les importa absolutamente quién era Melquisedec o por qué Abraham le dio
el diezmo.
- Aquellos que
argumentan sobre Abraham y Melquisedec para enseñar a favor del diezmo, pierden
el contexto principal del Nuevo Pacto: la salvación por la fe en Cristo.
Nosotros, los cristianos nacidos de nuevo, no somos Abraham y no estamos
viviendo antes de la Ley. La muerte y resurrección de Jesucristo es el punto
principal de nuestra fe. Esto cambió por entero la naturaleza de la relación
del hombre con Dios. El hecho de saber o no quién fue Melquisedec o por qué
Abraham le dio los diezmos no afecta nuestra salvación en Cristo. Diezmar no es
parte del Nuevo Pacto porque la mayordomía financiera en el Nuevo Pacto está
basada en un modelo diferente, el cual veremos más adelante.
- Nosotros
sabemos que Melquisedec fue un rey y un sacerdote y que Abraham le dio los
diezmos del botín. Los diezmadores argumentan que Jesús es tanto rey como
sacerdote y por eso se le debe el diezmo. Jesús ciertamente es digno de todo
(del 100%) pero su reino y sacerdocio no se basan en el diezmo ni dependen de
él. Es más, Jesús nunca pidió a nadie un compromiso del 10%. Su llamado fue un
absoluto abandono de todas las cosas por amor a él y su prioridad es un
compromiso absoluto de todas las cosas para él; si vivimos bajo el concepto de
diezmos en este tiempo de la gracia en el Nuevo Pacto, estamos minimizando y
rebajando su mensaje. El nunca ratificó el diezmo como un modelo de dar en su
nuevo reino que empezaría con la resurrección; más bien, él pidió a sus
seguidores que lo dejen todo por él, que lo den todo para él y que usen todo
para lograr el propósito de Dios (esto lo confirmaremos cuando estudiemos cómo
fue el modelo financiero de su ministerio en los evangelios).
- La historia de
Melquisedec es usada por el Espíritu Santo como una figura profética a la
nación de Israel acerca del Nuevo Pacto y el orden espiritual que reemplazaría
a la Ley de Moisés. El Salmo 110 habla proféticamente acerca del Mesías y dice
que él sería sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. Bajo el
Antiguo Pacto, el oficio del rey estaba separado del oficio del sacerdocio pero
el resucitado Señor Jesucristo es tanto Rey como Sacerdote, y esa es una manera
en la que él cumple el modelo profético de ser sacerdote según el orden de
Melquisedec. En este sentido, si Abraham le dio los diezmos a Melquisedec, ¿le
daremos a Cristo la misma medida de diezmos o le daremos el 100% de nuestra
vida como él lo demanda? No permitamos que los hombres, las iglesias, los
pastores, los predicadores o cualquiera que pretenda enseñar la Biblia nos
imponga una medida para dar una cantidad de nuestros bienes o ingresos
materiales; la palabra de Dios nos presenta un principio maravilloso y eterno
que nunca ha cambiado ni cambiará: “Cada
uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque
Dios ama al dador alegre” (2 Cor. 9:7). Estos conceptos serán ampliados
luego con mayor detalle cuando lleguemos al tema en el N.T.
- La próxima
figura significativa en la línea del pacto después de Abraham fue su hijo
Isaac. ¿Fue el diezmo parte de su pacto con Dios? ¿Fue el diezmo la fuente de
sus recursos? ¿Cuál fue su responsabilidad hacia Dios con respecto a su
riqueza? ¿Cómo se aplica su historia a nosotros en el Nuevo pacto? Isaac era
muy rico debido a que heredó todas las posesiones de su padre. Cuando el hambre
vino a la tierra, el Señor se le apareció y le confirmó la promesa hecha a
Abraham. Dios dijo a Isaac que no bajara a Egipto sino que morara donde él le
dijera y que él estaría con Isaac y lo bendeciría. Gn. 26:13, 14 dice: “El varón se enriqueció, y fue prosperado, y
se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. Y tuvo hato de ovejas, y hato de
vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia”.
- Dios no ordenó
a Isaac el acto de diezmar. La Biblia nos dice que Isaac edificó un altar e
invocó el nombre del Señor, pero eso fue voluntario, al igual que los altares
que edificó Abraham su padre. No hay base escritural para decir que Isaac alguna
vez dio el diezmo de algo a alguien en toda su vida y tampoco hay indicaciones
de que hubo algún concepto de diezmo incluido en su relación con Dios. Lo que
sí muestra la Escritura es que Isaac obedeció las instrucciones que Dios le dio
personalmente para viajar a través de la tierra en vez de ir a Egipto; él
obedeció a Dios por fe y él lo protegió e incrementó la gran riqueza que ya
tenía por su gracia y por su promesa.
- Desde luego,
la naturaleza del pacto que Isaac tuvo con Dios fue que él y todas sus
posesiones fueron completamente dedicadas a Dios. El vivió con el entendimiento
de que en cualquier momento y por cualquier razón, Dios podía pedirle cualquier
cosa que poseyera. Así es como su padre, Abraham, también vivió. Cuando a
Abraham le fue ordenado ofrecer a Isaac en sacrificio, él tuvo que probar su fe
y su compromiso al pacto con Dios (Gn. 22). Esa es la naturaleza del pacto de
Dios antes y durante la Ley, 100% comprometido por ambas partes. De igual
manera, esa es la naturaleza de nuestra relación con Dios a través de Cristo. Y
así como Isaac, no nos preocupamos con mandamientos que no nos fueron dados.
Solo necesitamos considerar lo que significa para nosotros un compromiso de
100% en nuestro llamado y necesitamos oír las instrucciones específicas, la
dirección, y los requisitos de Dios en forma personal y a través de una sana
interpretación de la Biblia.
- Muchos
sostienen que nosotros los cristianos, por ser descendientes de Abraham,
debemos diezmar porque así lo hizo Abraham, pero la pregunta aquí es ¿cuántas
veces diezmó Abraham? Pues según la Biblia, hay un solo registro; además no
solo dio su diezmo, sino que también sacrificó animales para Dios; entonces,
¿tendríamos los cristianos que diezmar una sola vez? ¿tendríamos que diezmar
(no de todo) sino de una parte de lo que conseguimos? ¿tendríamos que ofrecer
animales en sacrificio sobre un altar? Obviamente que no… así estas prácticas
estén registradas antes de la Ley, los creyentes no somos llamados ni a diezmar
ni a ofrecer en sacrificio animales para Dios porque el N.T. no ratifica estas
prácticas. Así pues, no hay base escritural para decir que el diezmo de Abraham
a Melquisedec es un principio de Dios para los cristianos en el Nuevo Pacto.
Esto es una interpretación errónea de la Biblia.
- Para muchos creyentes
el hecho de diezmar en este tiempo de la gracia en Cristo es una ley, un
principio o una tradición bien intencionada pero a la luz de la Escritura
necesitamos comprobar que este pensamiento parte siempre de una interpretación
equivocada.
Este estudio
puede desafiar algunas de sus más profundas creencias y puede contradecir a sus
líderes más estimados, pero en ningún momento se busca condenar a quienes han
enseñado o aprendido a favor del diezmo en el Nuevo Pacto; sin embargo, usted
debe asumir una posición: o está a favor del diezmo en la vida cristiana o está
a favor de solo ofrendar de forma voluntaria para el Señor; no hay puntos
intermedios.
Yo aprecio a
aquellos que han dado sus vidas en servicio al Señor y su iglesia; además, la
Biblia nos dice que los tengamos en mucha estima y amor por causa de su obra (1
Ts. 5:13); sin embargo, toda enseñanza (venga de quien sea) debe ser examinada
todo el tiempo a la luz de las Escrituras. Con respecto a esto, el apóstol
Pablo dice en 1 Cor. 13 que “en parte
sabemos” y “vemos por espejo,
oscuramente”; por eso, nunca debemos esperar que todas las iglesias,
predicadores y creyentes tengamos las mismas enseñanzas; sin embargo, podemos
buscar un mejor conocimiento de la verdad y podemos servirnos mutuamente en el
amor de Dios. Si no estamos de acuerdo en algún punto, podemos hablar
respetuosamente pero cada persona debe caminar con Dios de la mejor manera que
sabe.
Le pido que deje
de lado ideas preconcebidas y pensamientos tradicionales, y en oración
considere el mensaje de este estudio. Su propósito es mover a la iglesia hacia
lo más supremo que Dios demanda de nosotros en Cristo: nuestra entrega al 100%.
Es mi oración que aprendamos a darle a Dios toda nuestra vida y no por medida.
Es mi intención que seamos generosos y apoyemos la extensión del evangelio pero
según la Biblia y no según los conceptos humanos.
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