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martes, 28 de julio de 2015

El sostenimiento financiero de la iglesia local Parte II



Para aclarar dudas y exponer objetivamente lo que la Biblia dice al respecto, se plantea un primer punto:

a. ¿Cómo fue el sostenimiento financiero del culto a Dios en el A.T.?

- Antes de la Ley de Moisés

Antes de que Dios estableciera el culto que él demandaba al pueblo de Israel en la Ley de Moisés (libro de Éxodo al Deuteronomio), la Biblia da múltiples referencias de ofrendas voluntarias (en el libro de Job y en el libro de Génesis) y la primera la hizo Dios mismo cuando vistió a Adán y a Eva que estaban desnudos en el huerto de Edén.

“Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Gn. 3:21).

Notemos que ellos fueron vestidos con pieles y fue necesario tomar un animal o varios en sacrificio para poder extraer su piel y que fuese suficiente para vestir a Adán y a Eva. Dios hizo una ofrenda de su propia creación a favor de ellos a pesar de que habían desobedecido su mandato y no merecían que Dios les diera este regalo.

Este sacrificio es un anticipo de la mayor ofrenda que Dios podría darnos: su propio Hijo.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16).

“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Rom 8:32).

Recordemos que Dios nos ha dado todo lo que tenemos, nuestra vida, la tierra, el agua, las frutas, la comida, la lluvia, las estaciones, el tiempo, nuestro cuerpo, la salud, la inteligencia… absolutamente todo lo que hoy disfrutamos; sin embargo, el regalo más grande que él nos dio fue a su propio Hijo en sacrificio en la cruz para llevar todos nuestros pecados y salvarnos de la condenación eterna.

Aún el mismo Jesús se ofrendó a sí mismo ante Dios y no fue obligado o presionado para hacerlo: 

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Ef. 5:1, 2). 

¿Y qué es lo pide Dios de nosotros? La Biblia aquí nos dice que imitemos el amor de Cristo que se ofrendó un 100% por nosotros.

Los primeros creyentes del A.T. antes de la Ley de Moisés entendieron este principio de entrega a Dios (aunque no conocían a Cristo) y ofrecieron sus vidas para Dios pero también ofrendaron animales en sacrificio como una señal de reconocimiento a Dios; por eso levantaron altares dedicados para Dios:

“Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda” (Gn. 4:4). 

“Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche” (Gn. 8:20-22). 

“Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido” (Gn. 12:7).

“Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová” (Gn. 13:18).

“Y edificó allí un altar, e invocó el nombre de Jehová, y plantó allí su tienda; y abrieron allí los siervos de Isaac un pozo” (Gn. 26:25).

“Y erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel” (Gn. 33:20).

“Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú. Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos. Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado” (Gn. 35:1-3).

“Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-nisi” (Éx. 17:15).

En estos pasajes vemos que Abel, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y Moisés edificaron altares para Dios en donde ofrecían voluntariamente sacrificios de animales y eran aceptados delante de Dios. Este fue el sistema de culto que predominó antes de la Ley. Además, todavía no existían sacerdotes llamados a desarrollar un culto público a Dios porque en esta época patriarcal, el sacerdote era el padre de familia del hogar como se menciona en el libro de Job (Job 1:5). El único sacerdote mencionado es Melquisedec pero luego hablaremos de este caso.

El concepto de ofrenda está claramente definido en el corazón de los patriarcas hasta Moisés y luego estudiaremos cómo se desarrolló en la Ley y cómo se desarrolló en el ministerio de Cristo y en la Iglesia hasta nuestros días.

La ofrenda implica dar algo de valor que tenemos pero no hay una medida definida sino que cada persona determina qué quiere dar y en qué cantidad; sin embargo, el concepto de diezmo implica dar una décima parte de algo de valor que tiene una persona. En cuanto al diezmo antes de la Ley, esto ha sido un tema polémico y muchos lo han malinterpretado.

La práctica de diezmar y ofrendar es muy antigua y se conoció aún entre los pueblos no hebreos.

Muchos dicen: “Es cierto que ya no vivimos bajo la Ley de Moisés; sin embargo, el diezmo fue practicado mucho antes de la Ley por nuestros patriarcas Abraham y Jacob, los cuales, sin conocer la Ley, practicaron el diezmo; esto es un ejemplo digno de imitar y por eso es válido para ser practicado por los cristianos de hoy en día, aunque ya no vivimos bajo la Ley; el diezmo se debe dar, por haberse practicado antes o fuera de la Ley y todo cristiano debe continuar diezmando en sus congregaciones ya que estos diezmos son considerados como diezmos voluntarios. Nosotros somos descendientes de Abraham y como Abraham diezmó, nosotros también debemos seguir su ejemplo”.

Tengo una pregunta sencilla aquí: ¿No es cierto que la CIRCUNCISIÓN también existía antes de la Ley? (Gn. 17). Y todos sabemos que la circuncisión es considerada también como una parte de la Ley de Moisés pero obviamente en el N.T. no se ratifica esta práctica sino que se habla de la circuncisión del corazón. Lo mismo se aplica al diezmo; el hecho de que algo se hiciera antes de la Ley y durante la Ley no significa que tenga vigencia en el N.T. sino que debemos tener evidencia clara de que la Iglesia es llamada a honrar un principio establecido por Dios y la forma más adecuada es confirmar en el N.T. si esto es válido o no (y esto lo haremos más adelante al estudiar los diezmos y ofrendas en el N.T.).

Veamos qué más nos enseña la Biblia en el A.T. al respecto de los diezmos

La palabra “Diezmo” viene del hebreo “maaser” o “maasran” que significa “una décima parte o diezmo”; en el griego se escribe “dekato” o “apodekatoo”; en ambos casos, estos términos significan “el pago o dádiva de una décima parte o porción” o sea “diezmo”.

El término DIEZMO antes de la Ley solo se encuentra en dos pasajes de Génesis donde se menciona esta palabra; miremos qué dicen estos versículos para que entendamos su contexto:

“Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo” (Gn. 14:18-20). 

“E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti” (Gn. 28:20-22). 

Muchos plantean que Abraham y Jacob tenían el principio de diezmar y que daban su diezmo a alguien que tuviera una función como sacerdote por encima de ellos, pero si leemos toda la Biblia, la conclusión que debemos sacar es que Abraham solo dio el diezmo del botín de guerra (no de todo lo que ganaba como propietario de bienes y de riquezas en abundancia que Dios le había concedido tener); en el caso de Jacob, la única mención de la Biblia es que él hace una promesa a Dios de diezmar bajo la condición de que le guardara y le trajera con bien a su tierra después de un viaje que iba a realizar; sin embargo, en la Biblia no se evidencia si lo hizo o no.

Revisemos más a fondo los pasajes… empecemos con la historia de Abraham (Gn. 14).

El contexto de este pasaje es el siguiente: un grupo de cuatro reyes del Este vinieron a Canaán para atacar a un grupo de cinco reyes que se habían rebelado y dejaron de pagar sus tributos. Sodoma fue una de las ciudades saqueadas, y Lot, el sobrino de Abraham, fue llevado con los cautivos. Abraham, 318 de sus siervos entrenados, y otros tres hombres del área que estaban unidos a él, persiguieron a los invasores y los vencieron. Cuando Abraham retornaba con el pueblo y el botín, el nuevo rey de Sodoma vino a recibirlo pero antes llegó Melquisedec, rey de Salem, y le trajo pan y vino, y pronunció una bendición sobre Abraham. Luego de esto, Abraham le dio los diezmos de todo (Gn. 14:20); es más, Heb. 7:4 explica mejor en qué consistió el diezmo de Abraham: “Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín”.  Notemos que no fue el diezmo de todos sus bienes personales sino del botín de guerra.

Cuando llegó el rey de Sodoma, le djio: “Dame las personas, y toma para ti los bienes” (Gn. 14:21). Por derecho de conquista, Abraham pudo haberse quedado con todo, incluyendo la gente; sin embargo, él se rehusó a quedarse con algo y públicamente declaró su oración a Dios de que él no tomaría nada del rey de Sodoma para que éste no dijera que hizo rico a Abraham (Gn. 14:21-24).

Muchas personas han interpretado que a partir de esta historia tenemos una base para enseñar sobre la necesidad de diezmar porque es un hecho que se dio antes de la Ley de Moisés; sin embargo, si miramos toda la Biblia, este argumento no es congruente con la Escritura.

Una revisión objetiva a los hechos y a la vida completa de Abraham nos llevará a sacar las conclusiones correctas; veamos:
- La promesa original a Abraham no estuvo basada en las acciones de Abraham pero sí en su fe; por tanto, no tuvo nada que ver con el diezmo. Abraham fue justo solo por la fe en Dios (Gál. 3:6).
- El pacto de Dios hecho con Abraham fue su estímulo para creer al Señor pero no tuvo nada que ver con el diezmo. El diezmar no fue parte del pacto con Abraham. No hay nada que objetar a eso.
- Ni el diezmo ni las ofrendas fueron una condición para el cumplimiento de la promesa hecha por Dios a Abraham.
- Dios hizo a Abraham rico debido solamente al cumplimiento de su promesa (sin ninguna clase de diezmo u ofrenda). Dios se glorificó en bendecir a Abraham y lo hizo rico solo por gracia. La prosperidad de Abraham no estaba basada en el diezmo o en aspectos materiales.
- El mandamiento de Dios a Abraham era que dejara su tierra y que fuera a la tierra que Dios le mostraría. Dios prometió que haría de Abraham una gran nación, que lo bendeciría, que le daría un gran nombre, que Abraham sería una bendición, que bendeciría a los que lo bendigan y que maldeciría a los que lo maldigan, y que en Abraham serían benditas todas las familias de la tierra. En este sentido, la fe de Abraham fue lo que lo llevó a la prosperidad según la gracia de Dios. El creyó a la palabra de Dios y actuó en consecuencia. El dejó su tierra y su parentela y siguió a Dios, sin saber a dónde iba. Dios valora y recompensa la fe por sobre todas las cosas. El responde con gracia más allá de la comprensión natural.
- Dios consideró justo a Abraham por su fe, cumplió su promesa, y lo enriqueció solo con base en su palabra. El diezmo no tuvo nada que ver con ello.
- Abraham ya era extremadamente rico antes de que alguna vez se encontrara con Melquisedec y le diera el diezmo. Abraham no se hizo rico por dar el diezmo a Melquisedec. El ya era tremendamente rico antes de darlo. Génesis 13 nos dice que Abraham era rico en ganado, en plata y en oro. Su patrimonio era tan grande que la tierra no podía tenerlos juntos a él y a Lot. El tenía por lo menos 318 sirvientes nacidos en su casa. El número total de personas en su compañía debe haber sido mucho más grande, contando a las esposas y los hijos de los siervos, más otros que pudieron haber estado atrás cuidando sus posesiones.
- La cita de Gn. 14 es la única mención bíblica del A.T. en que Abraham dio el diezmo a alguien. Además, no hay base escritural para enseñar que Abraham diezmara antes o después de este hecho en toda su vida; por tanto, no se debe especular diciendo que este acto fue una práctica común o un hábito en la vida de Abraham.
- Tampoco hay base escritural para decir que Dios ordenó o guió a Abraham a dar la décima parte del botín a Melquisedec ni a diezmar en ningún otro momento de su vida porque no existen referencias bíblicas; además, todavía no existían sacerdotes llamados a desarrollar un culto público a Dios o a recibir un diezmo, porque como se ha dicho, en la época patriarcal el sacerdote era el padre de familia del hogar y así lo muestra el libro de Job (Job 1:5). El único sacerdote mencionado antes de la Ley es Melquisedec.
- Recordemos que el diezmo de Abraham fue del botín de la batalla pero él no dio el diezmo de sus posesiones personales o del incremento de sus rebaños y ganados.
- Abraham no dio el diezmo de algo de lo cual él iba a guardar una porción, así que no le costó nada; sencillamente, tomó del botín para diezmar a Melquisedec antes de encontrarse con el Rey de Sodoma y entregarle el botín.
- ¿Por qué Abraham le dio a Melquisedec el diezmo? Algunos dicen que él siguió un principio eterno de Dios. Eso no es verdad porque Dios mismo en Números 31 dio instrucciones específicas que fueron diferentes en el caso de los botines de guerra: el sumo Sacerdote recibía el 1/500 de la mitad del botín y los Levitas obtenían 1/50 de la mitad del botín (Números 31 se examinará con más detalles cuando estudiemos el diezmo durante la Ley).
- Mucha gente tiene la idea errónea de que el 10% es un estándar sagrado en el reino de Dios cuando se trata de dar y toman este pasaje como argumento. Piensan que fue un mandamiento o principio no dicho, no registrado hasta que la Ley fue dada, pero esa conclusión es errada. La Biblia misma claramente contradice eso; si Abraham estaba siguiendo un principio divino cuando dio el diezmo del botín a Melquisedec, entonces Dios le hubiese dicho al pueblo en Números 31 que hicieran lo mismo, pero él específicamente les dio instrucciones diferentes; esto prueba que Abraham no estaba siguiendo una ley eterna y divina; así pues, su diezmo no es un patrón para seguir hoy en día.
- Las cosas más importantes en el reino de Dios son claramente reveladas. Algo tan importante como una ley universal y eterna del diezmo hubiera sido claramente comunicada y no hubiera sido dejada a la especulación.
- El 10% no es un eterno estándar sagrado de dar. Dios requirió mucho más que el diezmo bajo la Ley de Moisés (hasta un 23% anual); además, hubo muchos otros sacrificios y ofrendas que fueron ordenados. Todo esto se probará cuando estudiemos los 4 tipos de diezmos y las clases de ofrendas que Dios ordenó durante la Ley.
- La condición implícita del pacto de Dios con Abraham fue que todo lo que Dios tenía fue encomendado a Abraham, y todo lo que Abraham tenía fue encomendado a Dios, y cada uno debe estar dispuesto en todo tiempo a usar todos sus recursos para el beneficio del otro. En esa clase de relación con Dios, el diezmo no es una medida porque es sobrepasado por un mayor compromiso de usar el 100% de lo que somos y tenemos para honrar a Dios y para el cumplimiento de los propósitos de Dios. Entonces, si miramos la vida de Abraham, él dio todo para que el plan de Dios se cumpliera (y no se limitó a dar una medida de un 10%). Así pues, el diezmo tampoco es una medida para el Nuevo Pacto porque Dios requiere de hijos maduros que caminen con él a un nivel de compromiso del 100%.
- Hay mucho debate acerca de la identidad de Melquisedec; algunos dicen que es una manifestación de Cristo por las características que presenta Hebreos: “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín. Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro” (Heb. 7:1-10). A pesar de todo, cuando se trata el asunto del diezmo en la vida de los cristianos de hoy en día, a pocos les importa absolutamente quién era Melquisedec o por qué Abraham le dio el diezmo.
- Aquellos que argumentan sobre Abraham y Melquisedec para enseñar a favor del diezmo, pierden el contexto principal del Nuevo Pacto: la salvación por la fe en Cristo. Nosotros, los cristianos nacidos de nuevo, no somos Abraham y no estamos viviendo antes de la Ley. La muerte y resurrección de Jesucristo es el punto principal de nuestra fe. Esto cambió por entero la naturaleza de la relación del hombre con Dios. El hecho de saber o no quién fue Melquisedec o por qué Abraham le dio los diezmos no afecta nuestra salvación en Cristo. Diezmar no es parte del Nuevo Pacto porque la mayordomía financiera en el Nuevo Pacto está basada en un modelo diferente, el cual veremos más adelante.
- Nosotros sabemos que Melquisedec fue un rey y un sacerdote y que Abraham le dio los diezmos del botín. Los diezmadores argumentan que Jesús es tanto rey como sacerdote y por eso se le debe el diezmo. Jesús ciertamente es digno de todo (del 100%) pero su reino y sacerdocio no se basan en el diezmo ni dependen de él. Es más, Jesús nunca pidió a nadie un compromiso del 10%. Su llamado fue un absoluto abandono de todas las cosas por amor a él y su prioridad es un compromiso absoluto de todas las cosas para él; si vivimos bajo el concepto de diezmos en este tiempo de la gracia en el Nuevo Pacto, estamos minimizando y rebajando su mensaje. El nunca ratificó el diezmo como un modelo de dar en su nuevo reino que empezaría con la resurrección; más bien, él pidió a sus seguidores que lo dejen todo por él, que lo den todo para él y que usen todo para lograr el propósito de Dios (esto lo confirmaremos cuando estudiemos cómo fue el modelo financiero de su ministerio en los evangelios).
- La historia de Melquisedec es usada por el Espíritu Santo como una figura profética a la nación de Israel acerca del Nuevo Pacto y el orden espiritual que reemplazaría a la Ley de Moisés. El Salmo 110 habla proféticamente acerca del Mesías y dice que él sería sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. Bajo el Antiguo Pacto, el oficio del rey estaba separado del oficio del sacerdocio pero el resucitado Señor Jesucristo es tanto Rey como Sacerdote, y esa es una manera en la que él cumple el modelo profético de ser sacerdote según el orden de Melquisedec. En este sentido, si Abraham le dio los diezmos a Melquisedec, ¿le daremos a Cristo la misma medida de diezmos o le daremos el 100% de nuestra vida como él lo demanda? No permitamos que los hombres, las iglesias, los pastores, los predicadores o cualquiera que pretenda enseñar la Biblia nos imponga una medida para dar una cantidad de nuestros bienes o ingresos materiales; la palabra de Dios nos presenta un principio maravilloso y eterno que nunca ha cambiado ni cambiará: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Cor. 9:7). Estos conceptos serán ampliados luego con mayor detalle cuando lleguemos al tema en el N.T.
- La próxima figura significativa en la línea del pacto después de Abraham fue su hijo Isaac. ¿Fue el diezmo parte de su pacto con Dios? ¿Fue el diezmo la fuente de sus recursos? ¿Cuál fue su responsabilidad hacia Dios con respecto a su riqueza? ¿Cómo se aplica su historia a nosotros en el Nuevo pacto? Isaac era muy rico debido a que heredó todas las posesiones de su padre. Cuando el hambre vino a la tierra, el Señor se le apareció y le confirmó la promesa hecha a Abraham. Dios dijo a Isaac que no bajara a Egipto sino que morara donde él le dijera y que él estaría con Isaac y lo bendeciría. Gn. 26:13, 14 dice: “El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia”.
- Dios no ordenó a Isaac el acto de diezmar. La Biblia nos dice que Isaac edificó un altar e invocó el nombre del Señor, pero eso fue voluntario, al igual que los altares que edificó Abraham su padre. No hay base escritural para decir que Isaac alguna vez dio el diezmo de algo a alguien en toda su vida y tampoco hay indicaciones de que hubo algún concepto de diezmo incluido en su relación con Dios. Lo que sí muestra la Escritura es que Isaac obedeció las instrucciones que Dios le dio personalmente para viajar a través de la tierra en vez de ir a Egipto; él obedeció a Dios por fe y él lo protegió e incrementó la gran riqueza que ya tenía por su gracia y por su promesa.
- Desde luego, la naturaleza del pacto que Isaac tuvo con Dios fue que él y todas sus posesiones fueron completamente dedicadas a Dios. El vivió con el entendimiento de que en cualquier momento y por cualquier razón, Dios podía pedirle cualquier cosa que poseyera. Así es como su padre, Abraham, también vivió. Cuando a Abraham le fue ordenado ofrecer a Isaac en sacrificio, él tuvo que probar su fe y su compromiso al pacto con Dios (Gn. 22). Esa es la naturaleza del pacto de Dios antes y durante la Ley, 100% comprometido por ambas partes. De igual manera, esa es la naturaleza de nuestra relación con Dios a través de Cristo. Y así como Isaac, no nos preocupamos con mandamientos que no nos fueron dados. Solo necesitamos considerar lo que significa para nosotros un compromiso de 100% en nuestro llamado y necesitamos oír las instrucciones específicas, la dirección, y los requisitos de Dios en forma personal y a través de una sana interpretación de la Biblia.
- Muchos sostienen que nosotros los cristianos, por ser descendientes de Abraham, debemos diezmar porque así lo hizo Abraham, pero la pregunta aquí es ¿cuántas veces diezmó Abraham? Pues según la Biblia, hay un solo registro; además no solo dio su diezmo, sino que también sacrificó animales para Dios; entonces, ¿tendríamos los cristianos que diezmar una sola vez? ¿tendríamos que diezmar (no de todo) sino de una parte de lo que conseguimos? ¿tendríamos que ofrecer animales en sacrificio sobre un altar? Obviamente que no… así estas prácticas estén registradas antes de la Ley, los creyentes no somos llamados ni a diezmar ni a ofrecer en sacrificio animales para Dios porque el N.T. no ratifica estas prácticas. Así pues, no hay base escritural para decir que el diezmo de Abraham a Melquisedec es un principio de Dios para los cristianos en el Nuevo Pacto. Esto es una interpretación errónea de la Biblia.
- Para muchos creyentes el hecho de diezmar en este tiempo de la gracia en Cristo es una ley, un principio o una tradición bien intencionada pero a la luz de la Escritura necesitamos comprobar que este pensamiento parte siempre de una interpretación equivocada.

Este estudio puede desafiar algunas de sus más profundas creencias y puede contradecir a sus líderes más estimados, pero en ningún momento se busca condenar a quienes han enseñado o aprendido a favor del diezmo en el Nuevo Pacto; sin embargo, usted debe asumir una posición: o está a favor del diezmo en la vida cristiana o está a favor de solo ofrendar de forma voluntaria para el Señor; no hay puntos intermedios.

Yo aprecio a aquellos que han dado sus vidas en servicio al Señor y su iglesia; además, la Biblia nos dice que los tengamos en mucha estima y amor por causa de su obra (1 Ts. 5:13); sin embargo, toda enseñanza (venga de quien sea) debe ser examinada todo el tiempo a la luz de las Escrituras. Con respecto a esto, el apóstol Pablo dice en 1 Cor. 13 que “en parte sabemos” y “vemos por espejo, oscuramente”; por eso, nunca debemos esperar que todas las iglesias, predicadores y creyentes tengamos las mismas enseñanzas; sin embargo, podemos buscar un mejor conocimiento de la verdad y podemos servirnos mutuamente en el amor de Dios. Si no estamos de acuerdo en algún punto, podemos hablar respetuosamente pero cada persona debe caminar con Dios de la mejor manera que sabe.

Le pido que deje de lado ideas preconcebidas y pensamientos tradicionales, y en oración considere el mensaje de este estudio. Su propósito es mover a la iglesia hacia lo más supremo que Dios demanda de nosotros en Cristo: nuestra entrega al 100%. Es mi oración que aprendamos a darle a Dios toda nuestra vida y no por medida. Es mi intención que seamos generosos y apoyemos la extensión del evangelio pero según la Biblia y no según los conceptos humanos.

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